Dame, Jesús, Cruz sin cirineos. Digo mal: tu gracia, tu ayuda me hará falta, como para todo; sé Tú mi Cirineo. Contigo, mi Dios, no hay prueba que me espante… -Pero, ¿y si la Cruz fuera el tedio, la tristeza? -Yo te digo, Señor, que, Contigo, estaría alegremente triste.
No perdiéndote a Ti, para mí no habrá pena que sea pena.