Haz tu amor a la Virgen más vivo, más sobrenatural. -No vayas a Santa María sólo a pedir. ¡Ve también a dar!: a darle afecto; a darle amor para su Hijo divino; a manifestarle ese cariño con obras de servicio al tratar a los demás, que son también hijos suyos.
Al contemplar la escena de la Encarnación, refuerza en tu alma la decisión de “la humildad práctica”. Mira que El se abajó, tomando nuestra pobre naturaleza. -Por eso, en cada jornada, has de reaccionar ¡inmediatamente!, con la gracia de Dios, aceptando -queriendo- las humillaciones que el Señor te depare.