¿Cómo haré yo para que mi amor al Señor continúe, para que aumente?, me preguntas encendido. -Hijo, ir dejando el hombre viejo, también con la entrega gustosa de aquellas cosas, buenas en sí mismas, pero que impiden el desprendimiento de tu yo…; decir al Señor, con obras y continuamente: “aquí me tienes, para lo que quieras”.