Esfuérzate para responder, en cada instante, a lo que te pide Dios: ten voluntad de amarle con obras. -Con obras pequeñas, pero sin dejar ni una.
La vida interior se robustece por la lucha en las prácticas diarias de piedad, que has de cumplir -más: ¡que has de vivir!- amorosamente, porque nuestro camino de hijos de Dios es de Amor.
Inculcad en las almas el heroísmo de hacer con perfección las pequeñas cosas de cada día: como si de cada una de esas acciones dependiera la salvación del mundo.