Paz interior

“A muchas personas les sorprende con frecuencia comprobar la serenidad con que los monjes y las monjas de vida contemplativa responden ante acontecimientos que tantas veces asustan al común de las personas. Y por eso se preguntan: ¿de dónde nace esa serenidad y esa paz?”

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Piedad recia y tierna a la vez

Busca a Dios en el fondo de tu corazón limpio, puro; en el fondo de tu alma cuando le eres fiel, ¡y no pierdas nunca esa intimidad! -Y, si alguna vez no sabes cómo hablarle, ni qué decir, o no te atreves a buscar a Jesús dentro de ti, acude a María, «tota pulchra» -toda pura, maravillosa-, para confiarle: Señora, Madre nuestra, el Señor ha querido que fueras tú, con tus manos, quien cuidara a Dios: ¡enséñame -enséñanos a todos- a tratar a tu Hijo!

Con tu vida de piedad, aprenderás a practicar las virtudes propias de tu condición de hijo de Dios, de cristiano. -Y junto a estas virtudes, adquirirás toda esa gama de valores espirituales, que parecen pequeños y son grandes; piedras preciosas que brillan, que hemos de recoger por el camino, para llevarlas a los pies del Trono de Dios, en servicio de los hombres: la sencillez, la alegría, la lealtad, la paz, las menudas renuncias, los servicios que pasan inadvertidos, el fiel cumplimiento del deber, la amabilidad…

Más pensamientos de San Josemaría.

Lo grande de lo pequeño

Esfuérzate para responder, en cada instante, a lo que te pide Dios: ten voluntad de amarle con obras. -Con obras pequeñas, pero sin dejar ni una.

La vida interior se robustece por la lucha en las prácticas diarias de piedad, que has de cumplir -más: ¡que has de vivir!- amorosamente, porque nuestro camino de hijos de Dios es de Amor.

Inculcad en las almas el heroísmo de hacer con perfección las pequeñas cosas de cada día: como si de cada una de esas acciones dependiera la salvación del mundo.

Más pensamientos de San Josemaría.

Dom Columba Marmion: Un maestro espiritual por redescubrir

“Detrás de las acciones reflexionadas de cada individuo, hay siempre una razón, un móvil. Algunos buscan el placer, algunos los honores, otros están poseídos por la fiebre de la ambición o por la sed de dinero, la mayoría son víctimas de sus penas cotidianas. La influencia del móvil o del fin es predominante en el valor de nuestras acciones. El móvil por el cual nos agitamos, el objetivo que perseguimos, y que debe, por así decirlo, orientar toda nuestra vida, es para nosotros de una importancia capital…”

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Una de las formas más importantes de oración–y la enseñamos poco

Una de las formas más puras de oración es la entrega de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones y alegrías, a Dios, que es Padre providente, amigo verdadero, luz que no se apaga, caridad perfecta.

La palabra “entrega” es fundamental porque indica un acto de confianza y una proclamación del señorío de Dios sobre todas las áreas de nuestra vida.

Mi impresión, sin embargo, es que al iniciar a los niños en la oración les inculcamos que practiquen la petición, la acción de gracias, el arrepentimiento y tal vez la alabanza; pero demasiado a menudo se nos olvida inculcar esa oración fundamental: la de ENTREGAR todo al Señor.

Por eso quizás crecemos con la impresión de que la respuesta a nuestras oraciones es el cumplimiento de NUESTRA voluntad porque no nos hemos habituado a simplemente dejar en manos de Dios nuestro ser y quehacer.

La buena noticia es que esta parte fundamenta de la oración, que está grabada a fuego en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad…”, la podemos empezar a cultivar desde hoy mismo. Los ejercicios más sencillos son breves frase, jaculatorias, como:

“Te entrego, Señor, este día.”

“Jesús, yo confío en ti.”

“Lo que tú dispongas, Señor, está bien dispuesto.”

“En ti confío, Señor, y no seré defraudado.”

Propósito saludable: limpiar la mirada

Cuando no hay rectitud en el que lee, resulta difícil que descubra la rectitud del que escribe.

El sectario no ve más que sectarismo en todas las actividades de los demás. Mide al prójimo con la medida enteca de su corazón.

Pena me causó aquel hombre de gobierno. Intuía la existencia de algunos problemas, lógicos por otra parte en la vida…, y se asustó y se molestó cuando se los comunicaron. Prefería desconocerlos, vivir con la media luz o con la penumbra de su visión, para permanecer tranquilo. Le aconsejé que los afrontara con crudeza y con claridad, precisamente para que dejaran de existir, y le aseguré que entonces sí viviría con la verdadera paz. Tú, no resuelvas los problemas, propios y ajenos, ignorándolos: esto sería comodidad, pereza, abrir la puerta a la acción del diablo.

¿Has cumplido con tu deber?… ¿Tu intención ha sido recta?… ¿Sí? -Entonces no te preocupes porque haya personas anormales, que descubran el mal que no existe más que en su mirada.

Más pensamientos de San Josemaría.

Sobre aquello de No Juzgar

Jesús cuando vino al mundo enseñó a no juzgar, sino por el contrario enseñó a amar, porqué lo hacemos nosotros los cristianos? — K.M.

* * *

La expresión “no juzgar” hay que saberla entender porque de otro modo lleva a contradicciones insolubles.

Piensa nada más en esto: Cuando le decimos a alguien: “No juzgues” ya estamos haciendo un juicio nosotros mismos.

Piensa también en que si uno quisiera evitar absolutamente TODO juicio, uno no podría decir nada sobre los que secuestran niñas para violarlas y matarlas porque entonces uno estaría “juzgando” al que cometió tales hechos.

Y piensa además que si uno intentara evitar TODO juicio moral, resultaría imposible educar a un niño o a un joven porque educar siempre implica expresar juicios morales; como por ejemplo: “No sigas el camino de los corruptos, que se roban el dinero del pueblo.”

Por último, démonos cuenta de que lo de “no juzgar” se dice y repite machaconamente cuando se trata de ciertos comportamientos (y pecados) mientras que otros sí son condenados duramente. Es frecuente que se aplique lo de no juzgar a temas de afectividad y sexo (implicando que cada quien viva su sexualidad más o menos como le parezca) mientras que el tráfico de drogas o las actividades de la mafia se condenan sin tapujos. O sea que evitamos juzgar en cuanto a los pecados “de moda” y sí juzgamos las lacras “de moda.”

Todo eso muestra que el sentido de las palabras de Cristo no podía ser–y no es–que debemos abstenernos de decir si las cosas son buenas o son malas. Uno no puede ver un secuestro o una violación, por ejemplo, y quedar amordazado por esta interpretación de las palabras de Cristo hasta el punto de no poder denunciarlo porque “eso sería juzgar.”

Entonces, ¿cómo entender rectamente la enseñanza del Señor?

Un buen punto de partida es que Cristo no hablaba español, ni latín; quizás entendía bastante griego pero su mente y corazón provienen del pueblo judío y de la raza hebrea. Lo mejor es explorar las palabras “justicia/juicio” (mishpat) y “juzgar” (shaphat ó shafat) desde el hebreo. Y lo primero que uno nota es que shafat es un verbo que equivale a “gobernar” de modo que el que hace justicia es ante todo el mismo que gobierna, o sea, el rey. Puesto que Dios es el rey del mundo y el soberano de las naciones de la tierra, es claro que “hacer justicia” o dar el “mishpat” corresponde a Dios.

En nuestras sociedades, en cambio, los juicios suceden en juzgados, y pueden ser apelados, e ir a distintos tribunales, de más alto rango; o por el contrario, hay casos que pueden prescribir y ya no ser sometidos al sistema judicial. En Israel, y en general en todos los pueblos antiguos, el juicio sobre una situación o sobre una persona, era algo que sucedía UNA VEZ y que venía directamente del soberano (no había nuestra famosa separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial); pronunciar juicio no admitía en principio apelación y definía para siempre el destino de una persona. esa es la idea de “juzgar” que está detrás de la advertencia de Cristo.

“Juzgar” en lengua hebrea, es tomar el lugar del juez, y el único juez es Dios, cuyos “juicios” indican la verdad definitiva y el destino final de cada persona. De modo que “no juzgar” equivale a: “No pretendas tomar el lugar de Dios creyendo que puedes conocer o definir el desenlace final de la vida de otra persona.” Por supuesto, ese mandato no implica que suspendamos toda opinión sobre todo comportamiento pues entonces ni siquiera la predicación sería posible.

Y no olvidemos que el mismo Cristo nos invitó a practicar la corrección fraterna (Mateo 18,15-17). ¿Cómo podría yo corregir a mi hermano si cada vez que le fuera a decir que está haciendo algo incorrecto él me dijera: “¡Tú, cállate: me estás juzgando.”

En resumen: el mandamiento de No Juzgar significa que no usurpemos el lugar de Dios en cuanto a qué va a suceder finalmente en la vida de una persona; pero ello no impide que reconozcamos, en nosotros mismos y en los demás, cosas que son incorrectas y que deben ser corregidas.

10 enseñanzas bíblicas sobre cómo superar la tentación

Diez enseñanzas bíblicas sobre cómo superar la tentación:

1. Haz memoria frecuente de las bendiciones que Dios te ha concedido. Él no ha cambiado y también ahora está dispuesto a defenderte.

2. Póstrate ante Él con actos de entrega total: cuanto más suyo seas menos de ti podrá ser atacado o pretendido por aquello que pelea contra Dios.

3. Y de nuevo: póstrate ante Él entregándole toda tu confianza; cuanto más te reconozcas posesión suya, más campo le das de que te defienda.

4. Recuerda las promesas de su presencia cercana, como se ve por ejemplo en los salmos 23 y 91, y no te dejes confundir por pensamientos de que estás lejos de Dios o Él está lejos de ti.

5. Vuelve a tu interior, al santuario de tu conciencia, y multiplica actos sencillos y profundos de fe en Dios.

6. Recita tu fe: escucha,por ejemplo, tu propia voz mientras dices el Credo.

7. Llena tu mente y tu vida con la Palabra de Dios: que Ella sea tu respuesta a las sugerencias de la tentación.

8. Ejercítate en una vida sobria; huye de las cosas demasiado costosas, deleitables o exóticas, que dejan muy debilitada la voluntad frente a las propuestas del placer como puerta al pecado.

9. Invoca a menudo al espíritu Santo; aún más: lleva una autentica vida ungida y movida por el Espíritu.

10. Conserva en todo la prudencia; como bien nos advierte San Lucas, el demonio buscará siempre una nueva oportunidad para atacar.

Decidir bien

No tomes una decisión permanente apoyándote en una emoción temporal.

No tomes decisiones a la ligera. Piensa antes de decidir. Deja que tus emociones se calmen antes de dar el paso y reflexiona calmadamente acerca de lo que vas a decidir.

Para la toma de buenas decisiones, necesitas ser sabio, y el principio de la sabiduría es el temor reverente a Dios, en otras palabras, reconocerlo a El como el Soberano y Todopoderoso, Omnipresente y Omnisciente Dios.

Las decisiones que se toman en la vida a la ligera y guiados por una emoción del momento, al final traerán lamentables consecuencias. Si no sabes que hacer o qué camino seguir, recuerda: Dios es el Dios de todo saber y si acudes a El, podrás tomar decisiones correctas.

Un día a la vez

smile

  1. Hoy hay que hacer lo que alcanzamos a ver como más correcto hoy. El mañana está en manos de Dios.
  2. Para aprender a querer bien o para desprenderse de lo que no le conviene tu corazón necesita tiempo; míralo como una inversión.
  3. ¿Sería artísticamente más valiosa la Mona Lisa si Leonardo la hubiera pintado en media tarde? Parte del valor es el PROCESO.
  4. En el mundo de las comidas rápidas, las comunicaciones figaces y los amores desechables te invito a ser un faro y un oasis.
  5. La Biblia describe la vida del feto humano como que Dios nos va tejiendo. ¿Por qué suponer que Él abandonó su obra preciosa?
  6. El corazón no tiene un interruptor OFF/ON para perdonar; sólo la oración constante y la certeza del amor divino hacen la obra.
  7. ¡La prisa por vivir te roba la vida!
  8. Prioridades: esa es la palabra clave: ¿Cuánto va a importar esto en tres horas? ¿En cinco meses? ¿Cuando me esté muriendo?
  9. Algo saben las “maestras” Lágrimas, Soledad, Dolor y Contradicción que jamás te enseñarán las “profesoras” Alegría o Bienestar.
  10. Dos días no se pueden vivir a la vez y ninguno se puede repetir jamás.

[Publicado primero en mi cuenta de Twitter.]

Aeróbicos espirituales

Ejercicios que harán tu corazón más amplio, luminoso y sobre todo: más fiel al querer del Señor.

  1. INCLINARME para servir al prójimo y luego LEVANTARME para alabar a Dios.
  2. Llevar todas mis preocupaciones a los pies de la Cruz del Señor, y ARROJARLAS ante Él, porque Él se interesa por mí.
  3. Permitirle a Dios que cambie mi LAMENTO en una DANZA.
  4. CORRER por el camino de los mandatos del Señor.
  5. POSTRARME ante el altar de Dios y adorarlo con todo mi ser.
  6. LEVANTAR LAS MANOS para dar gloria al que vive por los siglos de los siglos.
  7. ESFORZARME en avanzar por la senda empinada y entrar por la puerta estrecha.
  8. Y sobre todo, CARGAR cada día MI PROPIA CRUZ y seguir al Señor Jesús.

Serie primero publicada en mi cuenta de Twitter.