Pásmate ante la magnanimidad de Dios: se ha hecho Hombre para redimirnos, para que tú y yo… le tratemos con confianza.
Acercarse un poco más a Dios quiere decir estar dispuesto a una nueva conversión, a una nueva rectificación, a escuchar atentamente sus inspiraciones -los santos deseos que hace brotar en nuestras almas-, y a ponerlos por obra.