ALIMENTO 20181003

Alimento del Alma
Miércoles 03 de octubre de 2018

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 9726
Cada día tiene su gracia…

 

 

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Noticieros en la TV – Una encuesta

La pregunta para esta semana: Típicamente, ¿cuántos noticieros ves al día en la TV?

Miremos las posibles respuestas para escoger aquí.

Resultados de la encuesta anterior aquí.

Nuestras encuestas no revisten un carácter estadístico con muestras suficientes; son informales, y en ellas nunca recogemos información personal.

Fr. Nelson M.
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La Foto de Hoy


Edificio con poca luz solar.

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Santo del Día

San Francisco de Borja.-

La familia Borja era una de las más célebres del reino de Aragón, España. Alcanzó fama mundial, en el momento en que Alfonso Borja fue elegido Papa con el nombre de Calixto III. A fines del mismo siglo, hubo otro Papa Borja, Alejandro VI, quien tenía cuatro hijos cuando fue elevado al Pontificado.

Para dotar a su hijo Pedro, compró el ducado de Gandía, en Valencia, España. Pedro, a su vez, lo legó a su hijo Juan, quien fue asesinado poco después de su matrimonio. El hijo de este último, el tercer duque de Gandía, se casó con la hija natural de un hijo de Fernando V de Aragón.

De este matrimonio nació el 28 de octubre de1510 Francisco de Borja y Aragón, nuestro Santo, quien era nieto de un Papa, Alejandro VI, y de un rey, Fernando, además de ser primo del emperador Carlos V.

Una vez terminados sus estudios a los dieciocho años, Francisco ingresó en la corte de Carlos V. Por entonces ocurrió un incidente, cuya importancia no había de verse sino más tarde.

En Alcalá de Henares, Francisco quedó muy impresionado a la vista de un hombre, a quien se le conducía a la prisión de la Inquisición: ese hombre era Ignacio de Loyola.

Se casó a los 19 años con Leonor de Castro y tuvo ocho hijos. Al año siguiente, recibió del emperador el título de marqués de Lombay. A los 29 años, Carlos V le nombró virrey de Cataluña (1539-1543), cuya capital es Barcelona.

Mucho tiempo después, Francisco solía decir: “Dios me preparó en ese cargo para ser General de la Compañía de Jesús. Ahí aprendí a tomar decisiones importantes, a mediar en las disputas, a considerar las cuestiones desde los dos puntos de vista. Si no hubiese sido virrey, nunca lo hubiese aprendido”.

En el ejercicio de su cargo, consagraba a la oración todo el tiempo que le dejaban libres los negocios públicos y los asuntos de su familia.

Los personajes de la corte comentaban desfavorablemente la frecuencia con que comulgaba, ya que prevalecía entonces la idea, -muy diferente de la de los primeros cristianos-, de que un laico, envuelto en los negocios del mundo, cometía un pecado de presunción si recibía con demasiada frecuencia el sacramento del Cuerpo de Cristo.

En una palabra, el virrey de Cataluña “veía con otros ojos y oía con otras orejas que antes. Hablaba con otra lengua, porque su corazón había cambiado.”

En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con el Beato jesuita Pedro Favre. Este último encuentro, -veremos después-, fue decisivo para Francisco .

En 1543, a la muerte de su padre, heredó el ducado de Gandía. Como el rey Juan de Portugal se negó a aceptarle como principal personaje de la corte de Felipe II, quien iba a contraer matrimonio con su hija, Francisco renunció al virreinato y se retiró con su familia a Gandía.

Ello constituyó un duro golpe para su carrera pública, y desde entonces, el duque empezó a preocuparse más por sus asuntos personales.

En efecto, fortificó la ciudad de Gandía para protegerla contra los piratas berberiscos, construyó un Convento de dominicos en Lombay y reparó un hospital.

Por ese tiempo, el Obispo de Cartagena escribió a un amigo suyo: “Durante mi reciente estancia en Gandía, pude darme cuenta de que Don Francisco es un modelo de duque y un espejo de caballeros cristianos. Es un hombre humilde y verdaderamente bueno, un hombre de Dios en todo el sentido de la palabra… . Educa a sus hijos con un esmero extraordinario y se preocupa mucho por su servidumbre. Nada le agrada tanto como la compañía de los sacerdotes y religiosos… .”

El mismo año que fue nombrado Virrey de Cataluña, Francisco recibió la misión de conducir a la sepultura real de Granada los restos mortales de la emperatriz Isabel. Él la había visto muchas veces rodeada de aduladores y de todas las riquezas de la corte.

Al abrir el ataúd para reconocer el cuerpo, la cara de la difunta estaba ya en proceso de descomposición. Francisco tomó entonces su famosa resolución: « ¡no servir nunca más a un señor que pudiese morir!”» Comprendió profundamente la caducidad de la vida terrena.

Algunos años más tarde, estando enferma su esposa, pidió a Dios la curación de ella y una voz celestial le dijo: «Tú puedes escoger para tu esposa la vida o la muerte. Pero si tú prefieres la vida, ésta no será ni para tu beneficio ni para el suyo.» Derramando lágrimas, respondió: «Que se haga vuestra voluntad y no la mía.»

La muerte de Doña Leonor, su esposa, ocurrida en 1546, fue un gran dolor para Francisco. El más joven de sus ocho hijos tenía apenas ocho años cuando murió Doña Leonor.

El mismo año, el Beato Pedro Favre se detuvo unos días en Gandía y Francisco realizó los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. El 2 de Junio hizo los votos de castidad, de obediencia y de entrar en la Compañía de Jesús.

El Beato Favre partió de ahí a Roma, llevando un mensaje del duque a San Ignacio, comunicándole al Fundador de la Compañía de Jesús que había hecho voto de ingresar en la Orden.

San Ignacio se alegró mucho de la noticia. Sin embargo, aconsejó al duque que difiriese la ejecución de sus proyectos hasta que terminase la educación de sus hijos, y que mientras tanto, tratase de obtener el grado de doctor en teología en la Universidad de Gandía, que acababa de fundar. También le aconsejaba que no divulgase su propósito, pues “el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo.”

Francisco obedeció puntualmente. Pero al año siguiente fue convocado a asistir a las cortes de Aragón, lo cual estorbaba el cumplimiento de sus propósitos.

En vista de ello, San Ignacio le dio permiso para que hiciese en privado la profesión. Tres años después, el 31 de agosto de 1550, cuando todos los hijos del duque estaban ya colocados, partió éste para Roma, se encontró con San Ignacio, y después de renunciar al ducado de Gandía, ingresó en la Compañía de Jesús a la edad de cuarenta y cuatro años.

Cuatro meses más tarde, volvió a España y se retiró a una ermita de Oñate en las cercanías de Loyola. Desde ahí obtuvo el permiso del emperador para traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos.

En seguida se rasuró la cabeza y la barba, tomó el hábito clerical y recibió la Ordenación sacerdotal en la semana de Pentecostés, el 26 de mayo de 1551.

El duque que se había hecho jesuita, se convirtió en la sensación de la época. El Papa concedió indulgencia plenaria a cuantos asistiesen a su primera Misa en Vergara, y la multitud que congregó fue tan grande, que hubo que poner el altar al aire libre.

Su propósito de renunciar a los honores se vio también probado en la vida religiosa. Carlos V lo propuso como Cardenal, pero Francisco no aceptó.

Los superiores de la casa de Oñate le nombraron ayudante del cocinero. Su oficio consistía en acarrear agua y leña, en encender la estufa y limpiar la cocina. Cuando atendía a la mesa y cometía algún error, el santo duque tenía que pedir perdón de rodillas a la comunidad por servirla con torpeza.

Inmediatamente después de su Ordenación, empezó a predicar en la provincia de Guipúzcoa y recorría los pueblos haciendo sonar una campanilla para llamar a los niños al catecismo y a los adultos a la instrucción.

Por su parte, el Superior de Francisco le trataba con la severidad que le parecía exigir la nobleza del duque. Indudablemente que el Santo sufrió mucho en aquella época, pero jamás dio la menor muestra de impaciencia.

En cierta ocasión en que se había abierto una herida en la cabeza, el médico le dijo al vendársela: “Temo, señor, que voy a hacer algún daño a vuestra gracia”. Francisco respondió: “Nada puede herirme más que ese tratamiento de dignidad que me dais”.

Después de su conversión, el duque empezó a practicar penitencias extraordinarias. Era un hombre muy gordo, pero su talle empezó a estrecharse rápidamente.

Aunque sus Superiores pusieron coto a estos excesos, San Francisco se las ingeniaba para inventar nuevas penitencias. Más tarde admitía que sobre todo, antes de ingresar en la Compañía de Jesús, había mortificado su cuerpo con demasiada severidad.

Durante algunos meses predicó fuera de Oñate. El éxito de su predicación fue inmenso. Numerosas personas le tomaron por director espiritual.

Él fue de los primeros en reconocer el valor grandísimo de Santa Teresa de Jesús. Después de obrar maravillas en Castilla y Andalucía, se sobrepasó a sí mismo en Portugal. San Ignacio le nombró provincial de la Compañía de Jesús en España.

San Francisco de Borja dio muestras de su celo y en toda ocasión expresaba su esperanza de que la Compañía de Jesús se distinguiese en el servicio de Dios por tres normas: la oración y los sacramentos, la oposición a la mentalidad del mundo y la perfecta obediencia. Esas eran las características del alma del Santo.

Dios utilizó a San Francisco de Borja para establecer la nueva Orden en España. Fundó una multitud de casas y colegios durante sus años de General.

Ello no le impedía, sin embargo, preocuparse por su familia y por los asuntos de España. Por ejemplo, dulcificó los últimos momentos de Juana la Loca, quien perdió la razón cincuenta años antes a raíz de la muerte de su esposo, y desde entonces, había experimentado una extraña aversión por el clero.

Al año siguiente, poco después de la muerte de San Ignacio, Carlos V abdicó, se enclaustró en el Monasterio de Yuste y mandó llamar a San Francisco.

El emperador nunca había sentido predilección por la Compañía de Jesús, y declaró al Santo que no estaba contento de que hubiese escogido esa Orden.

Éste confesó los motivos por los que se había hecho jesuita, y afirmó que Dios le había llamado a un estado en el que se uniese la acción a la contemplación y se viese libre de dignidades que le habían acosado en el mundo.

Aclaró que por cierto, la Compañía de Jesús era una Orden nueva. Pero el fervor de sus miembros valía más que la antigüedad, ya que “la antigüedad no es una garantía de fervor”. Con eso quedaron disipados los prejuicios de Carlos V.

San Francisco no era partidario de la Inquisición, y este tribunal no le veía con buenos ojos, por lo que Felipe II tuvo que escuchar más de una vez las calumnias que los envidiosos levantaban contra el santo duque.

Éste permaneció en Portugal hasta 1561, cuando el Papa Pío IV le llamó a Roma a instancias del Padre Laínez, general de los jesuitas.

En Roma se le acogió con cordialidad. Entre los que asistían regularmente a sus sermones, se contaban el Cardenal Carlos Borromeo y el Cardenal Ghislieri, quien más tarde fue Papa con el nombre de Pío V.

Ahí se interiorizó más de los asuntos de la Compañía, y empezó a desempeñar cargos de importancia. En 1566, al morir el Padre Laínez, fue elegido General, cargo que ejerció hasta su muerte.

Durante los siete años que desempeñó ese oficio, dio tal ímpetu a su Orden en todas partes, que puede llamársele el segundo Fundador. El celo con que propagó las misiones y la evangelización del mundo pagano, inmortalizó su nombre.

Y no se mostró menos diligente en la distribución de sus súbditos en Europa para colaborar a la reforma de las costumbres. Su primer cuidado fue establecer un noviciado regular en Roma y ordenar que se hiciese otro tanto en las diferentes provincias.

Durante su primera visita a la Ciudad Eterna, quince años antes, se había interesado mucho en el proyecto de fundación del Colegio Romano y había regalado una generosa suma para ponerlo en práctica.

Como General de la Compañía, se ocupó personalmente en dirigir el Colegio y precisar el programa de estudios. Prácticamente, fue él quien fundó el Colegio Romano, aunque siempre rehusó el título de fundador, dado ordinariamente a Gregorio XIII, que lo restableció con el nombre de Universidad Gregoriana.

San Francisco construyó la Iglesia de San Andrés del Quirinal y fundó el noviciado en la residencia contigua. Además, empezó a construir el Gesu y amplió el Colegio Germánico, en el que se preparaban los misioneros destinados a predicar en aquellas regiones del norte de Europa, en las que el protestantismo había hecho estragos.

San Pío V tenía mucha confianza en la Compañía de Jesús y gran admiración por su general, de suerte que San Francisco de Borja podía moverse con gran libertad.

A él se debe la extensión de la Compañía de Jesús más allá de los Alpes, así como el establecimiento de la provincia de Polonia. Valiéndose de su influencia en la corte de Francia, consiguió que los jesuitas fuesen bien recibidos en ese país y fundasen varios colegios.

Por otra parte, reformó las misiones de la India, las del Extremo Oriente y dio comienzo a las misiones de América.

Entre su obra legislativa, hay que contar una nueva edición de las reglas de la Compañía y una serie de directivas para los jesuitas dedicados a trabajos particulares.

A pesar del extraordinario trabajo que desempeñó durante sus siete años de Generalato, jamás se desvió un ápice de la meta que se había fijado, ni descuidó su vida interior.

Un siglo más tarde, escribió el Padre Verjus: “Se puede decir con verdad, que la Compañía debe a San Francisco de Borja su forma característica y su perfección. San Ignacio de Loyola proyectó el edificio y echó los cimientos. El Padre Laínez construyó los muros, San Francisco de Borja techó el edificio, arregló el interior, y de esta suerte, concluyó la gran obra que Dios había revelado a San Ignacio”.

No obstante sus muchas ocupaciones, San Francisco encontraba tiempo todavía para encargarse de otros asuntos. Por ejemplo, cuando la peste causó estragos en Roma en 1566, el Santo reunió limosnas para asistir a los pobres y envió a sus súbditos por parejas a cuidar los enfermos de la ciudad.

Se le ofreció el cargo de Cardenal y tenía posibilidades de llegar a ser Papa, pero no lo aceptó.

En 1571, el Papa envió al Cardenal Bonelli con una embajada a España, Portugal y Francia, y San Francisco de Borja le acompañó. Aunque la embajada fue un fracaso desde el punto de vista político, constituyó un triunfo personal de Francisco.

En todas partes se reunían multitudes, para “ver al santo duque” y oírle predicar. Felipe II, olvidando las antiguas animosidades, le recibió tan cordialmente como sus súbditos.

Mas la fatiga del viaje apresuró el fin de San Francisco. Su primo, el duque Alfonso, alarmado por el estado de su salud, le envió desde Ferrara a Roma en una litera.

Sólo le quedaban ya dos días de vida. Por intermedio de su hermano Tomás, San Francisco envió sus bendiciones a cada uno de sus hijos y nietos, y a medida que su hermano le repetía los nombres de cada uno, oraba por ellos.

Tenía una profunda devoción a la Eucaristía y a la Virgen Santísima. Gravemente enfermo, quedándole solamente dos días de vida, quiso visitar el Santuario Mariano de Loreto.

Cuando el Santo perdió el habla, un pintor entró a retratarle. Al ver al pintor, San Francisco manifestó su desaprobación con la mirada y el gesto, y no se dejó pintar.

Murió a la media noche del 30 de septiembre de 1572. Según la expresión del Padre Brodrick, fue “uno de los hombres más buenos, amables y nobles que había pisado nuestro pobre mundo.”

Desde el momento de su “conversión”, San Francisco de Borja, canonizado en 1671, cayó en la cuenta de la importancia y de la dificultad de alcanzar la verdadera humildad. Se impuso toda clase de humillaciones a los ojos de Dios y de los hombres.

Cierto día en Valladolid, donde el pueblo recibió al Santo en triunfo, el Padre Bustamante observó que Francisco se mostraba todavía más humilde que de ordinario, y le preguntó la razón de su actitud.

Él replicó: “Esta mañana durante la meditación, caí en la cuenta de que mi verdadero sitio está en el infierno, y tengo la impresión de que todos los hombres, aún los más tontos, deberían gritarme: ‘¡Ve a ocupar tu sitio en el infierno!’”.

Un día confesó a los novicios, que durante los seis años que llevaba meditando la vida de Cristo, se había puesto siempre en espíritu a los pies de Judas. Pero que recientemente, notando que Jesús había lavado los pies del traidor, por ese motivo, ya no se sentía digno de acercarse ni siquiera a Judas.

Francisco no se dejó engañar por el mundo. Sabiéndose nada, confió todo en Jesucristo y logró la santidad.

En mayo de 1931, su cuerpo, venerado en la Casa religiosa de Madrid, fue quemado en el incendio que causaron los revolucionarios.

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Cumpleaños

Oscar Ismael Dueñas Espinoza Sacerdote.- Aguascalientes, Mèxico

Marcos Amadeo Guinle .- Buenos Aires, Argentina (1982)

Humberto Zea Avila.- Bogotá, Colombia

Marianella Sierra Jiménez.- Bogotá, Colombia – Dios la bendiga y le conceda la movilidad de sus miembros inferiores. Mil gracias

Fausto Lalangui.- Catacocha, Ecuador (1967) – La vida es un don de Dios y una oportunidad del hombre para amar, compartir y ser feliz..por ello siempre será mejor tener mejores años

Fabiola Cadena Chavarro.- Santiago de Cali, Colombia – Muchas bendiciones en tu día. Luz Marina

Wilton Ferney.- Bogotá, Colombia – Felicidades en tu día y que Dios te siga bendiciendo. muchos años de vida llena de paz te deseo. P.Wilker

[Añade otro cumpleaños]

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio
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Grupos, Comunidades, Congregaciones…

Santa Teresita del Niño Jesús.- Bogotá, Colombia – Dios nos siga bendiciendo en nuestra evangelización

[Añade otro aniversario de un grupo]

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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…
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Enlace recomendado para este día

Preguntas básicas de Biblia – 025 de 100

Pregunta para esta semana: ¿Cómo se llamaba la esposa de Moisés? Haz click AQUÍ.

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Un poco de Humor…

Interpretación de los sueños

Un señor de 34 años, que todavía vive con sus papás tuvo un sueño, y se lo contó a la mamá mientras esta le servía el desayuno.
– Mamá, anoche tuve un sueño muy raro. Yo recorría la casa y por todas partes había sal regada por todas partes; en las habitaciones, los baños, el patio, la cocina… ¿Qué querrá decir?
– Sencillo, hijo: SAL DE CASA!

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 26, Miércoles


Lecturas de la S. Biblia

Temas de las lecturas: El hombre no es justo frente a Dios * Llegue hasta ti mi súplica, Señor * Te seguiré adonde vayas

Textos para este día:

Job 9, 1-12. 14-16:

Respondió Job a sus amigos: “Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo frente a Dios.

Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una.

¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso?

Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento.

Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le reclamará: “Qué estás haciendo”?

Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso.

Salmo 87 :

Todo el día te estoy invocando, / tendiendo las manos hacia ti. / ¿Harás tú maravillas por los muertos? / ¿Se alzarán las sombras para darte gracias? R.

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia, / o tu fidelidad en el reino de la muerte? / ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla, / o tu justicia en el país del olvido? R.

Pero yo te pido auxilio, / por la mañana irá a tu encuentro mi súplica. / ¿Por qué, Señor, me rechazas / y me escondes tu rostro? R.

Lucas 9, 57-62:

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: “Te seguiré adonde vayas.” Jesús le respondió: “Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.”

A otro le dijo: “Sígueme.” Él respondió: “Déjame primero ir a enterrar a mi padre.” Le contestó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.”

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.” Jesús le contestó: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.”

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Homilías para escuchar

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Más…

1

2006/10/04 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
No anteponer nada a Cristo.

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2

2012/10/03 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El misterio del mal no se esclarece con razones sino entrando en el misterio de la soberanía desbordante de un Dios poderoso y bueno.

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3

2016/09/28 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Los que pasamos por momentos difíciles aprendamos a decir: ¡Dios tiene ideas más grandes que las mías y Él puede estar más cerca de mí de lo que yo mismo me imagino!

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4

2018/10/03 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La verdadera fe no se ejerce cuando entiendo todo sino tal vez cuando entiendo muy poco o cuando no entiendo nada.

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Más información sobre este día aquí

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Homilía para leer

Temas de las lecturas: El hombre no es justo frente a Dios * Llegue hasta ti mi súplica, Señor * Te seguiré adonde vayas

1. Descubriendo el propio tamaño

1.1 Los antiguos griegos tenían un nombre para esa especie de vanidad o locura con la que a veces los seres humanos olvidamos las proporciones y creemos que somos infinitos, colosales, inteligentísimos o poderosos sin medida. Ese defecto, esa falsa grandeza es la “hybris.”

1.2 Aunque todos podemos sufrir de esa megalomanía, no cabe duda que la gente en puestos de mando está más tentada de sufrirla. Hitler quería un “Reich” (reino) que duraría por lo menos mil años, y para inaugurarlo invadió al resto de Europa. Stalin no dudó en enviar a la muerte a millones de personas: era el precio justo para que él pudiera sentirse grande y cómoda en “su” Unión Soviética.

1.3 La hybris se manifiesta también en otras escalas. Cada vez que uno intenta cosas que superan por completo sus fuerzas está cayendo en hybris, y esto involucra el dinero, la salud, e incluso la manera como a veces desgastamos el “capital” de afecto o acogida que tenemos entre nuestros amigos.

1.4 Todo esto viene a que el libro de Job es como una gran catequesis de muchas cosas, y una de ellas es la victoria sobre la hybris. Las palabras de Job el día de hoy son exactamente eso: el reconocimiento del propio tamaño, la conciencia de que uno tiene límites; incluso más que eso: la seguridad de que uno nunca logrará saber cuánto ignora, como decía san Agustín.

1.5 En nuestro tiempo se valora mucho el conocimiento, y eso está bien. Pero, ¿has notado que son muchas más las personas que quieren mejorar su inteligencia y mucho menos las que quieren aprender a amar, servir o adorar? Job nos recuerda que el mundo es más grande que lo que podemos controlar, y que saber que uno no sabe ya es comienza de verdadera sabiduría.

2. Seguir a Cristo

2.1 Después de escuchar el evangelio de hoy uno puede preguntarse si Jesús era lo que hoy llamamos un “promotor vocacional.” Casi diríamos que se esfuerza en presentar obstáculos y que ciertamente no ayuda a que la decisión sea fácil. ¿Por qué lo hace? Es solamente por honestidad, algo así como no pintar ilusiones en los posibles candidatos?

2.2 Si Jesús estuviera simplemente haciendo un contrato, el objetivo de esas palabras sería aclarar los términos de ese contrato. Pero el mensaje del evangelio no es una negociación sino una palabra de gracia. Somos salvados por gracia, por pura compasión de Dios, y ello no cambia sino que se acentúa con el hecho de que uno entre al seguimiento más cercano de Cristo.

2.3 Es posible que la voz “exigente” de Cristo no sea pura exigencia. Las dificultades no son sólo para desanimarlo a uno. Hay corazones que al contrario se animan cuando ven que hay probemas qué resolver y barreras qué superar. Las palabras del Señor son realistas, por supuesto, pero también son su modo de invitarnos a dar lo mejor de nosotros mismos por la única causa que genuinamente lo merece: que Dios reine.

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Video recomendado para este dia!

El poder de la misa – testimonios de santos

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