Es bueno que te coman el alma esas impaciencias. -Pero no tengas prisas; Dios quiere y cuenta con tu decisión de prepararte seriamente, durante los años o meses necesarios. -No le faltaba razón a aquel emperador: “el tiempo y yo contra otros dos”.
¿Que si has de mantenerte silencioso e inactivo?… -Ante la agresión injusta a la ley justa, ¡no!
Cada día te vas “chiflando” más… -Se nota en esa seguridad y en ese aplomo formidable, que te da el saberte trabajando por Cristo. -Ya lo ha proclamado la Escritura Santa: «vir fidelis, multum laudabitur» -el varón fiel, de todos merece alabanzas.
Nunca te habías sentido más absolutamente libre que ahora, que tu libertad está tejida de amor y de desprendimiento, de seguridad y de inseguridad: porque nada fías de ti y todo de Dios.