LA GRACIA del Viernes 23 de Junio de 2017

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

El único motivo del sacrificio del Señor en la cruz es el amor que nos hace criaturas nuevas y testigos de su gracia.

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La Misión de los Jesuitas en Tarahumara

Al sudeste de Chihuahua se halla la región de los indios tarahumares o rarámuri, palabra que significa «el de los pies ligeros». La Tarahumara, concretando un poco más, se extiende en torno a los cursos iniciales de los ríos Papigochic y Conchos. Aún hoy día son los tarahumares uno de los grupos indígenas de México más caracterizados. A comienzos del XVII estos indios morenos y fuertes vestían taparrabos, faja de colores y ancha cinta en la cabeza para sujetar los largos cabellos, y eran -como todavía lo son hoy- extraordinarios andarines y corredores. Buenos cazadores y pescadores, diestros con el arco y las flechas, eran también habilísimos en el uso de la honda. Sus flechas venenosas inspiraban gran temor a los pueblos vecinos.

Estos indios eran industriosos, criaban aves de corral, tenían rebaños de ovejas, y las mujeres eran buenas tejedoras. Acostumbraban vivir en cuevas, o en chozas que extendían a lo largo de los ríos, y se mostraron muy reacios a reunirse en pueblos. A diferencia de los tepehuanes del sur, los tarahumares no daba culto a ídolos, pero adoraban el sol y las estrellas, practicaban la magia, eran sumamente supersticiosos, y celebraban sus fiestas con espantosas borracheras colectivas.

El libro de Peter Masten Dunne, Las antiguas misiones de la Tarahumara, muestra claramente que la evangelización de los tarahumares fue quizá la más heroica de cuantas los jesuitas realizaron en México.

La Baja Tarahumara

La misión de Tarahumara se inició desde la de Tepehuanes. Como ya vimos, el padre Juan de Fonte, misionero de los tepehuanes, en 1607 se internó hacia el norte, logró que hicieran la paz tarahumares y tepehuanes, e incluso que vivieran juntos en la misión de San Pablo Balleza, que él fundó no lejos del centro español minero de Santa Bárbara. La misión prendió bien, pero el padre Fonte fue asesinado en 1616, en la rebelión de los tepehuanes.

Reconstruida esta misión a comienzos de 1617, estuvieron algunos meses en ella dos jesuitas, el navarro Juan de Sangüesa y el mexicano Nicolás Estrada. Y Sangüesa volvió en 1630. Por este tiempo, otros misioneros jesuitas de los tepehuanes fundaron, al norte del territorio tepehuano, la misión de San Miguel de Bocas, San Gabriel y Tizonazos, en donde se recogieron a vivir indios tarahumaras.

Por otra parte, el hallazgo de mineral precioso hizo que en 1631 se formara en Parral una importante población española. Así las cosas, los indios tarahumaras venían a los españoles de Santa Bárbara y de Parral no sólo para vender sus productos, sino incluso para trabajar como buenos obreros para la construcción y las minas. La llegada de los padres José Pascual y Jerónimo Figueroa en 1639 consolidó esta misión incipiente de Tarahumara.

Cuando llegaron estos misioneros, el gobernador de Parral, don Francisco Bravo de la Serna, ante los caciques tarahumares, se postró de rodillas y les besó las manos, repitiendo el gesto de Cortés con los franciscanos primeros. Llegaron poco después los misioneros Cornelio Beudin y Nicolás de Zepeda. Beudin era belga, y como esos años estaba prohibido a los extranjeros pasar a la América hispana, cambió su nombre por Godínez. El mismo nombre había tomado el irlandés Miguel Wading cuando en 1620 fue a la misión de Sinaloa. En esos años se fundaron San Felipe y Huejotitlán, al sur del río Conchos, y San Francisco de Borja, al norte. Con esto quedó iniciada la misión de la Baja Tarahumara.

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ROSARIO de las Semanas 20170621

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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