Cuando te resulte muy cuesta arriba estudiar, ofrece a Jesús ese esfuerzo. Dile que continúas sobre los libros, para que tu ciencia sea el arma con que combatas a sus enemigos y le ganes muchas almas… Entonces, ten la seguridad de que tu estudio lleva camino de hacerse oración.
Si pierdes las horas y los días, si matas el tiempo, abres las puertas de tu alma al demonio. Ese comportamiento equivale a sugerirle: “aquí tienes tu casa”.
¿Que es difícil no perder el tiempo? -Te lo concedo… Pero mira que el enemigo de Dios, los “otros”, no descansan. Además, acuérdate de esa verdad que Pablo, un campeón del amor de Dios, proclama: «tempus breve est!» -esta vida se nos escapa de las manos, y no cabe la posibilidad de recuperarla.