El Señor, después de enviar a sus discípulos a predicar, a su vuelta, los reúne y les invita a que vayan con El a un lugar solitario para descansar… ¡Qué cosas les preguntaría y les contaría Jesús! Pues… el Evangelio sigue siendo actual.
Comunión de los Santos: bien la experimentó aquel joven ingeniero cuando afirmaba: “Padre, tal día, a tal hora, estaba usted pidiendo por mí”. Esta es y será la primera ayuda fundamental que hemos de prestar a las almas: la oración.
Acostúmbrate a rezar oraciones vocales, por la mañana, al vestirte, como los niños pequeños. -Y tendrás más presencia de Dios luego, durante la jornada.
El Rosario es eficacísimo para los que emplean como arma la inteligencia y el estudio. Porque esa aparente monotonía de niños con su Madre, al implorar a Nuestra Señora, va destruyendo todo germen de vanagloria y de orgullo.