Voy a resumirte tu historia clínica: aquí caigo y allá me levanto…: esto último es lo importante. -Pues sigue con esa íntima pelea, aunque vayas a paso de tortuga. ¡Adelante!
¡Qué grandes deseos te consumen de resellar la entrega que hiciste en su momento: saberte y vivir como hijo de Dios! -Pon en las manos del Señor tus muchas miserias e infidelidades. También, porque es el único modo de aliviar su peso.
Renovación no es relajación.