Intimidad conyugal según el plan de Dios, 2 de 2

[Predicación a los matrimonios y a muchos jóvenes en el Encuentro Internacional de La Mansión, en Santa Cruz, Bolivia. Noviembre de 2014.]

Parte 2 de 2: Alegría y fecundidad

* Continuamos con la lectura meditada del Génesis:

(3) Alegría: Adán recibe a Eva como un regalo que Dios le da. Ella es “el paraíso dentro del paraíso.” A la vez, como son complementarios, Adán está llamado a aprender cómo alegrar a Eva, según la expresión del Deuteronomio. esta alegría se rompe si el acto íntimo se animaliza, perdiendo su capacidad de comunicación humana, como sucede con los anticonceptivos artificiales.

Cuando la mujer accede a usar métodos anticonceptivos artificiales con su pareja, esta entrenando el cerebro de su esposo a: “sexo = entretenimiento sin consecuencias”, eso lo prepara para ser infiel, porque el sexo se vuelve en puro placer sin consecuencias. Aquel hombre que conoce y venera el corazón de su esposa, que conoce con que calidad de ser humano esta, aquel hombre que ha aprendido a valorar en el silencio la ternura y que llego a ser verdadero dueño de su cuerpo y de su sexo, ese hombre cristiano sabe que quien duerme con el es un templo del Espíritu Santo, ese hombre que aprendió a amar, venerar, respetar y agradecer por su esposa, si esta lejos de casa y se le presenta cualquier desgraciada que le mueve caderas y se le ofrece etc, este hombre que sabe el tesoro de tesoros que tiene en su casa, dice: yo no voy a cambiar mi mujer por esta cualquiera.

Los métodos anticonceptivos son una ruta hacia la infidelidad; la mentalidad de anti concepción genera una idea satánica de que un bebe es un enemigo. Las pastillas anticonceptivas dañan el endometrio en la mujer y cuando ya quieran embarazarse sucederá a menudo que no podrán. Es preciso aprender el dominio de sí, y santificar la sexualidad, y conocer y valorar los métodos naturales.

(4) La pareja está llamada a ser fecunda. las ideas de perpetua escasez preparan las disculpas para una vida egoísta que no termina de abrirse a la donación de sí mismo.

* Si la pareja vive el plan de Dios experimenta la alegría compartida y la comunión de amor con Aquel que más los ha amado.