Nunca te desesperes. Muerto y corrompido estaba Lázaro: “iam foetet, quatriduanus est enim” -hiede, porque hace cuatro días que está enterrado, dice Marta a Jesús. Si oyes la inspiración de Dios y la sigues -“Lazare, veni foras!” -¡Lázaro, sal afuera!-, volverás a la Vida.
¡Que cuesta! -Ya lo sé. Pero, ¡adelante!: nadie será premiado -y ¡qué premio!- sino el que pelee con bravura.
La prueba esta vez es larga. -Quizá -y sin quizá- no la llevaste bien hasta aquí… porque aún buscabas consuelos humanos. -Y tu Padre-Dios los arrancó de cuajo para que no tengas más asidero que El.
En carne viva. -Así te encuentras. Todo te hace sufrir en las potencias y en los sentidos. Y todo te es tentación… Sé humilde -insisto-: verás qué pronto te sacan de ese estado: y el dolor se trocará en gozo: y la tentación, en segura firmeza. Pero, mientras, aviva tu fe; llénate de esperanza; y haz continuos actos de Amor, aunque pienses que son sólo de boca.
¡Oh, Dios mío: cada día estoy menos seguro de mí y más seguro de Ti!
Si no le dejas, El no te dejará.
Espéralo todo de Jesús: tú no tienes nada, no vales nada, no puedes nada. -El obrará, si en El te abandonas.
Confía siempre en tu Dios. -El no pierde batallas.