Dios y las calamidades

“Yo soy el que forma la luz y crea las tinieblas, El que causa bienestar y crea calamidades, Yo, el SEÑOR, es el que hace todo esto.” (Isaías 45,7) Querido fray, ¿me podría explicar este versículo de las escrituras? ¿o a qué se refiere? – R.V.

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Se refiere a que no hay dos dioses (o más), como si un dios creara la luz y otro dios explicara el origen de las tinieblas. El drama humano no se explica por una lucha de poderes celestiales, pues todo en su origen tiene a Dios y sólo a Dios.

Por supuesto, eso no significa que no haya causas “segundas” o “mandos medios” pero ellos no son soberanos y las intenciones de las creaturas no pueden impedir el lugar que Dios da a todo lo que sucede, tanto lo que apreciamos inmediatamente como favorable como lo que al principio nos parece sencillamente calamitoso.

¿En qué sentido entonces es Dios “autor” de las calamidades? En dos sentidos, por lo menos:

(1) La historia humana no es la traducción a la tierra de supuestos o imaginados combates en el cielo. Los griegos, por ejemplo, sí que imaginaban los orígenes de los conflictos entre seres humanos por una referencia a los caprichos y preferencias de sus “dioses” y “diosas.” La Biblia se niega a atribuir el origen último y radical de las cosas, de todas las cosas, a alguien distinto del único Dios y Señor.

(2) Por lo mismo, aunque es verdad que hay un espacio para la libertad, las intenciones y los intereses de las “causas segundas,” el propósito final de todo lo que acontece no está en manos de esas causas sino que sólo puede corresponder a la intencionalidad última de la providencia y sabiduría del único Dios.

En resumen, en el mal moral Dios es causa primera, en cuanto que si no hubiera creación no habría posibilidad de opción, pero no es responsable de lo que hagan las causas segundas, es decir, los seres que él ha dotado de verdadera libertad.