… y ya no lo es. Ni parece que lo vaya a ser.
La impresionante reunión del Foro Mundial Social en Porto Alegre (Brasil), en enero de 2003, ha sido quizá la manifestación articulada antiglobalización y antiliberalismo despiadado más grande que hayamos visto en tiempos recientes. En Europa es noticia nuevamente Porto Alegre, por la reunión del Foro Social Europeo, del 12 al 15 de noviembre de 2003 en París, Saint-Denis, Bobigny y Ivry. Conviene recordar que este Foro Europeo, en su segunda edición (la primera fue en Florencia, 2002), se considera la traducción a lo “local” de los logros y consensos de Porto Alegre, es decir, que esta reunión en Francia suscribe la Carta de Principios que fue redactada y aprobada en Brasil.
Para aquellos de nosotros, que, por sentido común, convicción humanista o fundada postura religiosa, vemos con desconfianza y rechazo la evolución homicida del liberalismo económico global, este genero de conciencia y de actividad social debería constituir una buena noticia; debería ser una esperanza, pero no lo es. Y esa es la tristeza que debo anunciar hoy, como se anuncia la muerte de un niño o el suicidio de un amigo joven.