Lo que yo he aprendido es que hay solamente dos errores que no se deben cometer cuando se trata de la Divina Providencia: 1. Desconfiar. 2. Imponer un camino. Si en algún caso uno materialmente no puede ayudar lo que ha de hacer es subir a la cruz con Jesús y desde allí clamar a Papá Dios que abra otro camino para que la ayuda de algún modo llegue.
Sobre esto te quiero contar algo.
Jesús se dio cuenta que el amor del Padre se manifestaba de muchas formas. Ese amor se volvía sobre todo salud para los enfermos.
Los ojos de Jesús nunca perdieron el asombro ante el poder del amor del Padre y nunca dejaron de maravillarse ante el milagro de la fe, un milagro que Él no hacía sino que el Padre realizaba en los corazones de los que estaban cerca de Jesús.


102.2. En cada virtud hay un aspecto externo y uno interno. Pertenece al aspecto externo todo aquello que puedes describir sobre alguien cuando ves que tiene tal o cual virtud, especialmente en lo que respecta a su relación con las otras personas. Corresponde, en cambio, a la dimensión interna todo el ámbito de las intenciones y la disposición particular de alma que hace que la persona obre del modo virtuoso como obra.

Respiro profundamente, despacio. Ojalá viendo entrar y salir el aire de mis pulmones: el que sale es oscuro, el que entra es claro.
101.1. ¿A qué me envía Dios a tu vida? Esta pregunta debería resultar fácil de responder. La piedad del pueblo creyente nos llama “Ángeles de la Guarda” o “Ángeles Custodios.” Son expresiones bellas que indican una especie de protección o providencia de parte nuestra, y que reconocen, de vuestro lado, la necesidad de ser cuidados y provistos.
Les invito a reflexionar sobre uno de los sentimientos más comunes entre hombres y mujeres, la envidia. Nos ayudaremos del evangelista Lucas, en su extraordinaria parábola del “hijo pródigo”, que tiene dos partes bien diferenciadas. Examinemos la segunda parte, a partir del v. 25, donde se nos muestra la relación del hermano mayor con el menor y con su padre. El hermano mayor al ver la alegría de su padre por el regreso del hermano, se enfureció. Un poder oscuro salió a luz desde las profundidades de su endurecido corazón: brotó la envidia. De repente apareció la persona resentida, orgullosa, severa y egoísta, que estaba escondida dentro de él, y con los años se había hecho todavía más fuerte y poderosa.
Esta es una breve nota para indicar que como creyente, como sacerdote y como colombiano me uno a la marcha de protesta que tendrá lugar en muchas partes del mundo el próximo 4 de febrero. Se trata de denunciar públicamente la violencia sistemática de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a quien la Unión Europea, los Estaods Unidos de América y sobre todo el sentido común le han reservado un adjetivo grave, tan grave como las cosas que ellos han hecho a mi país: las FARC son una organización terrorista cuyas prácticas son una afrenta contra la Humanidad. Más claro no puedo decirlo.