“En un mundo secularizado, decepcionado y desconfiado, la renovación afirma experimentar experiencias en el Espíritu e invita a las personas a sus comunidades para que reconozcan que ¡El está vivo!”
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Serie de predicaciones con las Monjas del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Fe, en Argentina.
Tema 2 de 4: Lo contradictorio
* Si lo inevitable nos revela nuestros límites, puede en cambio decirse que son las contradicciones las que nos revelan que, aun dentro de los límites de lo posible, no podemos conseguir todo lo que quisiéramos. Una contradicción es un “NO” que se planta frente a nosotros, y que nos incomoda, frustra o enoja.
* La contradicción de nuestra inteligencia sucede cuando encontramos opiniones opuestas, o más todavía, cuando debemos admitir que estábamos equivocados. Hay algo positivo: así aprendemos una nueva verdad.
* La contradicción de la voluntad, en cuanto motor de proyectos y planes, suele generar disgusto e ira. pero podemos aprender esto: que nuestra voluntad cuando todo le sale bien no puede estar segura de coincidir con la voluntad divina; cuando halla oposición, sí que sabe que hace caso a Dios. En esto no interesa qué motivaciones tengan las mediaciones humanas.
* La contradicción de la voluntad, en cuanto capacidad amatoria y lugar de afecto, suele engendrar tristeza, pero una cosa es cierta: que lo que finalmente entristece no es el amar sino la expectativa de ser amado; por eso es posible superar este tipo de contradicción por la ampliación de la capacidad, pureza y manera de amar.
* La contradicción de la memoria es el llamado que hace Dios a la amada del Rey: “Escucha, hija, mira, inclina el oído; olvida tu pueblo y la casa paterna.” Pero ese olvido va unido a una certeza y una promesa: “Prendado está el rey de tu belleza… a cambio de tus padres tendrás hijos.”
Serie de predicaciones con las Monjas del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Fe, en Argentina.
Tema 1 de 4: Lo inevitable
* La vida de Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) aparece marcada por dos palabras: ciencia y cruz. Entendida en su sentido original, muy amplio, “ciencia” es conocimiento cierto. Ya en él hay una renuncia a las opiniones personales, y hay una marcha hacia lo verdadero y sus implicaciones, es decir, ya hay un anticipo de la renuncia propia de la cruz.
* Más explícita se ve esa renuncia en la tradición filosófica que Edith principalmente siguió en su juventud. La fenomenología de Edmund Husserl propone una “epojé,” palabra por la que el filósofo entiende un “poner entre paréntesis” los datos (ciertos, probables o falsos) de las ciencias, para buscar un piso que dé fundamento a todo conocer. Despojo y fundamento son entonces dos expresiones que acompañan la maduración intelectual de Edith Stein y que tendrán luego su expresión en la experiencia de despojo del Monasterio Carmelitano y en el fundamento de cristo como roca única.
* Llegamos al conocimiento por vía inicial de experiencia. Y las experiencias que conducen a percibir la cruz van en cuatro áreas, que de menor a mayor intensidad pueden quizás ordenarse así: lo inevitable, lo contradictorio, lo doloroso y lo adverso.
* Lo inevitable, lo que escapa a nuestro control, lo que impone su ley en nosotros, es siempre un recordatorio de una verdad fundamental: somos creaturas; no somos el Creador. El primer paso hacia la Cruz consiste en algo tan sencillo pero tan profundo como reconocer que no somos dioses. Frente a la arrogancia de pensadores como Nietzsche, Freud o Sartre, es falso que la sola voluntad o la palabra humanas puedan definir lo que somos y tenemos.
* Jesús nos enseña sobre este límite de creaturas cuando recuerda que no podemos alargar nuestra vida o nuestro cuerpo a placer: dependemos de otros, estamos sometidos a leyes naturales, nuestra esencia y naturaleza no están al arbitrio de cualquier deseo que tengamos. Así va uno descubriendo el camino de la Cruz, no para quedarse en el límite sino para ver en la Cruz la revelación del genuino amor y el comienzo de la gloria que perdura.
MEMORIA DE SANTA CLARA DE ASÍS, VIRGEN
La pobreza de Santa Clara de Asís es su modo de unirse al despojo de Cristo.
“Juan es un joven valenciano que a sus 26 años acaba de entrar en un seminario español. Pero su itinerario ha sido muy especial. Siendo de familia católica no practicante, a los 8 años, un lama tibetano llegó a su casa, convencido de que el chico era la reencarnación de un antiguo maestro budista. Tutores tibetanos le formaron y a los 15 años, ya lo nombraron lama. Su encuentro con Cristo llegó de una forma completamente asombrosa. Este es su testimonio, tal como contó en una entrevista…”
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Ciclo de conferencias en la ciudad de Santa Fe, Argentina, a un grupo de docentes y directivos.
Tema 3 de 3: Propuestas de fondo
Ciclo de conferencias en la ciudad de Santa Fe, Argentina, a un grupo de docentes y directivos.
Tema 2 de 3: Cuestionamientos internos
Ciclo de conferencias en la ciudad de Santa Fe, Argentina, a un grupo de docentes y directivos.
Tema 1 de 3: Condicionamientos externos
“De camino”: ese es Cristo, Palabra del Padre, que sale al encuentro del hombre extraviado, herido y pecador.
FIESTA DE SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR
Lorenzo fue verdadero diácono: supo servir con la vida, la caridad y la palabra.
La Biblia no es solamente un libro, es una verdadera biblioteca constituida por 73 obras de distinto género: crónicas, discursos, fábulas, poesías… que se fueron componiendo a lo largo de varios siglos, desde el siglo XII antes de Cristo hasta un siglo después de su ascensión al cielo.
Para entender bien el contenido de la Biblia, hay que tomarla como el acervo común de todo un pueblo, que la aceptó y conservó como patrimonio propio, y no solamente como textos individuales de ciertos escritores.
¿Por qué consideramos a la Biblia como palabra de Dios?
Para los creyentes la Biblia sobrepasa con mucho su valor documental. Ella es un mensaje de Dios a la humanidad de todos los tiempos, un reflejo de su presencia e intervención en la historia del hombre.
Esto supone una presencia de Dios en tres niveles: el de los hechos reales (creación, providencia, milagros), el de la interpretación de esa presencia (inspiración, es decir, asistencia especial) y el de aquéllos que reciben el mensaje y reconocen en él su origen divino (fe-Magisterio).
De ahí que la Biblia se nos presente como una realización colectiva, vivida y hablada antes de ser escrita, inscrita en la tradición de un pueblo de creyentes, que avanza por la historia iluminado por el Espíritu de Dios.
Esto explica la originalidad de su estructura, tanto en el Antiguo Testamento –antes de Cristo– como en el Nuevo –después de Cristo–.
¿Cómo se manifiesta el origen divino de la Biblia?
Sorprende la libertad con que se han elaborado los libros del Antiguo Testamento y cómo, pese a la convivencia con pueblos de su entorno, entre mitos y costumbres diversos, el pueblo hebreo ha sabido preservar con fuerza su verdad, sin arredrarse ante corrientes de opinión contraria y presiones de todo género. Nos llega así nítida la pura originalidad de su mensaje; a saber, la existencia de un Dios único y su alianza gratuita con la humanidad.
Del mismo modo, resulta sorprendente la forma en que se ha configurado el Nuevo Testamento. La selección de los libros que lo constituyen deja de lado otros testimonios, que hoy llamamos evangelios apócrifos, relatos maravillosos de la vida de Jesús.
¿Porqué consideramos a la Biblia Palabra de Vida?
1.– El misterio de la Biblia es indisociable del misterio del pueblo de Dios y de la Iglesia. Ésta es la que garantiza su autenticidad. De ahí que la Biblia necesite de la Iglesia el cauce natural de su mensaje, y que en ella encuentre siempre su intérprete legítima.
«El que os escucha me escucha», dice Jesús a sus discípulos (Lc 10,16).
2.– Al mismo tiempo, la fe cristiana no puede quedar en una personal adhesión a Dios ilustrada por la lectura de la Biblia. La fe cristiana implica entrar en una comunidad de creyentes: la Iglesia. Creer es integrarse en la familia eclesial.
3.– La Biblia, al tener como objeto la formación moral y religiosa de la humanidad, no intenta dar una enseñanza científica. «La Biblia no enseña cómo va el cielo, sino cómo se va al cielo», decía San Agustín. En cuestiones históricas, por otro lado, la Escritura relata los acontecimientos según géneros literarios diversos. Se equivocaría, pues, quien exigiese de ella otras enseñanzas.
Comprendida y meditada a la luz de la fe, la Biblia es palabra de Dios para los hombres de todos los tiempos, desde las tribus primitivas hasta el mundo tecnificado de este siglo XXI que comienza.
• «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4)
Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.
La caridad de la verdad es la que busca responder a un hambre particular que Dios mismo sembró en el corazón humano.
Cuanto más profunda es la denuncia, más profunda es la raíz de la esperanza.
SOLEMNIDAD DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
Ser hijos de Domingo es participar de su manera de ver a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia.
El pasado de pecado pretende atraparnos con el recuerdo de la abundancia exterior, la saciedad interior y una variedad aparentemente inagotable.