Cien voces

¿Te acuerdas? -Hacíamos tú y yo nuestra oración, cuando caía la tarde. Cerca se escuchaba el rumor del agua. -Y, en la quietud de la ciudad castellana, oíamos también voces distintas que hablaban en cien lenguas, gritándonos angustiosamente que aún no conocen a Cristo. Besaste el Crucifijo, sin recatarte, y le pediste ser apóstol de apóstoles.

Más pensamientos de San Josemaría.

La dignidad del cuerpo y los restos fetales quemados

“Si hay preocupación por el tratamiento digno de unos restos humanos es porque, en el fondo, se diga o no, se les reconoce a esos restos la condición de humanos. Con lo cual, indirectamente, se reconoce que abortar es matar a un ser humano. Se pide para su cadáver un reconocimiento que, no sin paradoja, se le niega al embrión humano vivo…”

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¡Motetes!

Hace unas cuantas semanas decidí hacerle caso al apóstol: “Si alguno de ustedes es feliz, ¡que cante!” (Santiago 5,13). La razón para cantar, y digo mejor: para orar cantando es que hay gozo en el corazón; hay certeza de saberse amado; hay gratitud por los bienes inagotables de Dios, que a menudo se deja ver providente a través de tantos hermanos y hermanas.

Esas sencillísimas composiciones musicales, apenas útiles para acompañar y santificar un instante de tu día están ahora reunidas en colección creciente aquí.

Observa que al empezar a escuchar un motete, haciendo click en él, es posible usar la configuración para escuchar en secuencia los motetes, como un CD 🙂