Síntesis de teología de la Vida Consagrada, 1 de 4: Castidad

[Curso ofrecido a las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 1 de 4: Castidad

* La vida consagrada es un ofrecimiento de sí mismo a Dios, un sacrificio de amor y cuando uno va a hacer un sacrificio de amor solo se puede dar lo que uno tiene (cosas materiales, su capacidad de amar, su voluntad).

* Con los votos de pobreza y castidad estamos entregando nuestro pasado y nuestro presente, con el voto de obediencia entregamos de forma especial nuestro futuro.

* Todos los bautizados son ofrenda a Dios, pero ser ofrenda siguiendo la misma forma de vida de Cristo en esta tierra es una vocación especial.

POR QUÉ Y PARA QUÉ (Capitulo 19 de San Mateo)

* Cuando se opta por la vida consagrada es porque se quiere vivir con Cristo y para Cristo y de ahí se entiende para qué la castidad. Pues si una persona, por decisión propia, renuncia a tener una familia estará especialmente disponible para el evangelio.
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La diferencia cuando se tiene a Dios

Con Dios, pensaba yo, cada día me parece más atractivo… Un día considero magnífico un detalle; otro, descubro un panorama que antes no había advertido… A este paso, no sé lo que ocurrirá con el tiempo. Luego, he notado que El me aseguraba: pues cada día será mayor tu contento, porque ahondarás más y más en la aventura divina, en el “lío” tan grande en que te he metido. Y comprobarás que Yo no te dejo.

Más pensamientos de San Josemaría.

¿Y sí era masón Simón Bolívar?

“La objeción acá, si es que existe, es mínima. Porque si con San Martín los escritores masones tuvieron una laboriosa bien que inconducente actividad, con Bolívar el asunto se reduce a dos puntos cronológicos: 1°) Bolívar sí fue masón; 2°) Bolívar dejó de ser masón y condenó a la Masonería. Veamos, pues, estas dos etapas, rápidamente…”

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¿Y cómo será la Navidad en…?

Para millones de católicos la Navidad será tiempo de comidas especiales, reuniones familiares e intercambio de regalos más o menos útiles. Para los católicos en Siria, Nigeria, Pakistán o Iraq, las cosas serán muy distintas. Un número no pequeño de quienes viven en esos países, y también en otros sitios, sentirán en su carne que son excluidos, odiados, expulsados a la noche fría, obligados a buscar afecto lejos de los humanos, como el Niño en el portal de Belén.

Será diferente también la Navidad en las familias que este año perdieron un ser querido, o tienen ahora un pariente secuestrado. Para 43 familias en México estas fechas serán espantosamente duras. Y en México y en otros lugares, muchas mujeres no querrán ver al niño Jesús porque no quieren ver bebés, y su única razón, aunque no se atrevan a decírsela, es un aborto que cometieron hace un tiempo.

No todo será superficialidad o dureza. Para muchos católicos esta será su primera Navidad después de haber reencontrado la fe. Un buen retiro espiritual, una confesión bien hecha, la evangelización recibida en un buen grupo de oración, les han permitido encontrarse con un Dios vivo. Para ellos Jesús ha pasado a ser el motivo verdadero y real de la Navidad, y por ello, con comidas especiales o no, con regalos o no, se sienten privilegiados de recordar y celebrar que “el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros…”

Un porcentaje pequeño pero muy significativo de hombres consagrados celebrarán por primera vez la Navidad como diáconos o sacerdotes. Su mente, perfumada todavía con el reciente crisma, no podrá dejar de comparar la humildad del Niño en el pesebre con la humildad de la Santísima Eucaristía en sus propias manos–manos que todo sacerdote sabe que son infinitamente indignas de portar al Rey de Reyes.

Aquellas mujeres que han llegado a la maternidad este año, sobre todo si este don les ha sido dado por primera vez, no podrán dejar de hacer otra comparación válida y bellísima: su bebé les va a parecer como un Niño-Dios, un don inefable que les recuerda el Don todavía mayor del Hijo de Dios encarnado.

Con los ojos de la mente podríamos aún evocar muchas otras escenas: los que están en cárceles y hospitales; los que por su trabajo o profesión prácticamente deben hacer caso omiso de todo lo religioso y concentrarse en sus labores, por ejemplo de cuidado de la salud, o de vigilancia; los que tienen a todos sus parientes y amigos muy lejos; los que son creyentes y están en países o realidades ateas o secularizadas al extremo…

Siempre me llamó la atención el nombre de la especial bendición que el Papa da en Navidad y en Pascua: “Urbi et Orbi,” es decir, para la Urbe–Roma, que es su rebaño propio–y para el Orbe, para el mundo entero. En el mismo sentido, propongo yo: cuando llegue el momento de abrazarnos en Navidad, no olvidemos a los que estando lejos de nuestros brazos jamás deben salir de nuestro amor y de nuestra oración. Amén.

Laudes & Vísperas para la semana del 21 al 27 de Diciembre de 2014

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Domingo 21 de Diciembre: Domingo IV de Adviento, Ciclo B

Lunes: Adviento, 22 de diciembre

Martes: Adviento, 23 de diciembre

Miércoles: Adviento, 24 de diciembre

Jueves 25: Solemnidad de la Natividad del Señor

Viernes 26: Fiesta de San Esteban, protomártir

Sábado 27: Fiesta de San Juan, Evangelista