LECTIO 20160804

LECTURA ESPIRITUAL.

#LectioFrayNelson para la Memoria de San Juan María Vianney, presbítero

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA en redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]

LA GRACIA del Viernes 5 de Agosto de 2016

Dios es el Todopoderoso y nuestra esperanza, Él nos trae un mensaje de victoria sobre todos aquellos que creen que siempre van a vencer.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]

Un misionero llamado por segunda vez a la labor

Escribe Grijalva: «Vino este santo varón a estas partes el año de 1536, y quedó España tan triste cuanto nosotros alegres. La celda en que vivió en Burgos, que fueron doce años, era tan estimada de todos, que por reverencia no permitían que ninguno viviese en ella» (II,20). Cuando llegaron a México los doce agustinos, Fray Juan de Sevilla, como prior, y el padre Antonio de Roa fueron destinados a misionar lo que el cronista Grijalva llama Sierra Alta, es decir, la hoy llamada Sierra de Pachuca, al noreste de la ciudad de México, en el estado de Hidalgo.

Los indios no vivían en poblaciones, sino diseminados por los riscos. Y por aquella región abrupta y montañosa, cuenta Grijalva, «entraron el Padre F. Juan de Sevilla y el bendito F. Antonio de Roa, corriendo por estas sierras como si fueran espíritus. Unas veces subían a las cumbres, y otras bajaban a las cavernas, que para bajar ataban unas maromas por debajo de los brazos, en busca de aquellos pobres indios, que vivían en las tinieblas. Hallaban gran dificultad en ellos, porque antes que entraran nuestros religiosos, les había hecho el Demonio muchas pláticas, representándoles la obligación que tenían a conservarse en su religión antigua, que viesen los grandes trabajos que padecían ya los de los llanos, después que habían mudado de religión, que ya ni el cielo les daba sus lluvias, ni el sol los miraba alebre, ni los podía sufrir la tierra… Estaban tan persuadidos los indios, y tan acobardados, que aun oir no los querían» (I,19).

No había modo. «En esto pasaron un año entero sin hacer fruto alguno» (I,22). Así las cosas, Fray Antonio, «acordándose de que su vocación fue buscando la quietud y soledad del alma, y pareciéndole que la perdía en aquellos ejercicios, y viendo que era de poco efecto su trabajo, y que aprovechaba poco a los indios; o a lo que siempre se entendió, temiéndose de que no se hacía fruto por culpa suya, y pensando que otros acabarían mejor aquel negocio, como habían acabado otros de la misma dificultad, trató de volverse a Castilla. Propúsolo al Provincial, y tantas razones le dijo, que le convenció y le dio la licencia» (II,20). De este modo, su amigo del alma, «fray Juan de Sevilla se quedó solo [en Atotonilco el Grande] entre aquellas sierras con algunos pocos indios que había llevado de los llanos» (I,22).

Mientras se arreglaba el viaje, se retiró fray Antonio al convento de Totolapan, que ya entonces reunía en su torno una fervorosa comunidad de indios conversos. De uno de ellos, que era mestizo, aprendió el idioma mexicano con tal rapidez y perfección que es para pensar «que tuvo no al mestizo, sino al mismo Dios por maestro» (II,20). Allí servían dos frailes, que se despedazaban para atender nueve pueblos. Y él les veía avergonzado, cada vez más dudoso de su intención de abandonar la Nueva España…


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LECTIO 20160803

LECTURA ESPIRITUAL.

#LectioFrayNelson para el Miércoles XVIII del Tiempo Ordinario

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA en redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]

¿Rezan los musulmanes al mismo Dios de los cristianos?

Con motivo de noticias recientes es inevitable preguntarse si hay algo realmente en común entre los musulmanes y los cristianos. La pregunta, para ser concreto y respetuoso con su tiempo es: ¿Rezan los musulmanes al mismo Dios de los cristianos? Gracias, y que el Señor le bendiga. –H.F.

* * *

No, aunque puede haber, en algún caso, alguna excepción.

Cuando una persona ora, su corazón se dirige hacia aquello que tiene en su mente. Un satanista dirigirá sus palabras hacia lo que él considera que es el diablo. Un judío, a YHWH, que se manifestó a Abraham, Isaac y Jacob. La oración no está separada de la fe que uno tenga.

Ahora bien, para los musulmanes Dios no tiene hijos, no se ha encarnado, no ha muerto por nosotros, no ha enviado ni derramado su Espíritu Santo, no puede “estar” en la Eucaristía: la fe de ellos es muy diversa y en muchos puntos completamente opuesta a lo que nosotros creemos, de modo que el musulmán que nos oye decir el Padrenuestro considera que estamos blasfemando de Dios. Si un musulmán me ve postrado ante el Santísimo Sacramento me considera un idólatra. Es posible que el musulmán sea respetuoso de lo que oye y ve pero de ninguna manera lo comparte. Es artificial y forzado decir que él y yo estamos orando al mismo Dios.

Sin embargo, existe una pequeña, muy pequeña posibilidad: si el musulmán en un momento de su oración ve a Alá solamente como aquel que habló con poder y compasión a Abraham, y si esa es la única consideración que hay en su mente, hasta el punto de que todo lo demás que le enseña el Corán es como si no existiera para él, es posible que ese musulmán esté orando al Dios en quien nosotros creemos. Pero no ha de considerarse esto como frecuente y casi ni siquiera como posible.

Sobre las fechas y horas de publicación de nuestras oraciones

Siguiendo la zona horaria de Bogotá, Lima y Quito:

  • Lectio Divina se publica, de modo ordinario el día anterior, sobre las 10 PM.
  • Laudes, el día anterior sobre las 10:30 PM
  • Vísperas, el día correspondiente, a las 9 AM
  • Completas, el día correspondiente, a la 1 PM

La razón de esos horarios es el deseo de servir también a los amigos que nos siguen desde Europa y África.

¡Bendiciones a todos!