Formarse en Cristo

¡Ah, si te propusieras servir a Dios “seriamente”, con el mismo empeño que pones en servir tu ambición, tus vanidades, tu sensualidad!…

¿Te aburres? -Es que tienes los sentidos despiertos y el alma dormida.

La caridad de Jesucristo te llevará a muchas concesiones… nobilísimas. -Y la caridad de Jesucristo te llevará a muchas intransigencias…, nobilísimas también.

Si no eres malo, y lo pareces, eres tonto. -Y esa tontería -piedra de escándalo- es peor que la maldad.

Más pensamientos de San Josemaría.

La caravana

“En estos días de Navidad he estado leyendo el último libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús. A título marginal, me ha confirmado la superficialidad, por no decir estupidez, de algunos periodistas que destacaron, como idea central del libro, la expulsión del buey y la mula del pesebre; cuando el fondo del escrito es muy otro, y ofrece muchas luces para entender la Escritura y la vida humana misma…”

caravana

Click!

Sanacion y santificacion de la memoria

Presentación en Prezi aquí.

1. Introducción

Santos como Agustín de Hipona y Catalina de Siena hablan de tres “potencias” en el ser humano: la memoria, la inteligencia y la voluntad. En siglos posteriores en filosofía y teología se usará más la expresión “facultades.”

Nuestras potencias son nuestros canales de crecimiento, de interacción con el mundo y de relación interpersonal. Son las bases que nos permiten definir una identidad propia.

Nuestros talentos siempre se relacionan con estas potencias y nuestras decisiones siempre afectan la manera como decidimos usarlas.

El pecado implica siempre un uso incorrecto de nuestras potencias. No sólo eso: el pecado deja daños y averías en nuestra manera de recordar, de entender y de querer.

Es evidente que para avanzar es necesario primero rectificar el rumbo; por eso todo cambio real, profundo y duradero debe empezar con sanación y santificación de nuestras potencias.

2. Santificación de la memoria

Durante siglos la memoria tuvo un papel central en la vida de la fe. El ejemplo que viene de otros siglos nos muestra que saber recordar es paso indispensable para poblar la imaginación, la fantasía, la creatividad de aquello que es sano y sanador.

Parece probado que Santo Tomás de Aquino aprendió a leer con los salmos. Ellos eran su cartilla.

De niña, Catalina de Siena grabó en su mente las imágenes literarias de la obra Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine, que contaba con vivo realismo los prodigios de los santos, incluyendo detalles de cómo murieron los mártires.

Hace unos años se criticaba mucho la educación puramente memorística pero nos fuimos al otro extremo: la gente cree que no es necesario recordar nada porque Internet, o Siri, lo sabe todo.

Para hacer un cambio es preciso empezar a ejercitar la propia memoria, llenándola y sanándola con la virtud de la Palabra de Dios.

Presencia de Dios, 4 de 4, La sabia pregunta de San Agustin

* Otra manera de responder a la pregunta “¿qué contiene la vida?” es tomar un enfoque existencial, en el sentido de mirar a la existencia. Lo que descubrimos es que la vida es una sucesión de “aconteceres;” es una secuencia en la que aparecen, aveces de modo vertiginoso, hechos, percepciones, esbozos, cuestiones que despiertan en nosotros alegría, tristeza, esperanza, duda, y mil cosas más.

* Ese torrente de sensaciones puede dejarnos completamente exhaustos y vacíos. O podemos preguntar como hacía San Agustín: “¿Esto qué tiene que ver con la eternidad?” (Quid hoc ad aeternitatem?). La práctica de hacerse esa pregunta nos ayuda a relativizar y apreciar en su justa medida cada cosa.

* También esa pregunta sirve para devolverle a Dios sus derechos sobre nuestra vida. En tiempos del profeta Isaías hubo un rey, llamado Ezequías, que cayó inesperada y gravemente enfermo, de modo que su final parecía cercano. Su lamento va en esta línea: “Como un tejedor devanaba yo mi vida, ¡y me cortan la trama!” (Isaías 38,12). Es claro que Ezequías se creía dueño de su hilo y que entonces ve a Dios como un intruso que le daña su plan. por el contrario, quien vive en la presencia divina le da por anticipado permiso a Dios para quite o ponga, para que plante o arranque.

* Vivir así es descubrir la armonía que lleva de unos aconteceres a otros. es hacer de la vida una sinfonía. Lo cual nos invita a pensar cómo debemos aprender a recibir inspiración y a ofrecer inspiración a nuestros hermanos, para que la melodía divina, que no se agota en cada uno, aparezca en todo su esplendor en todos.