Una fe renovada, 08, La fe se vive en comunidad, 2a de 2 partes

[Predicación en la Iglesia de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, en San Luis Potosí, México]

Tema 8: La fe se vive en comunidad, 2a de 2 partes

* Sabemos que la comunidad es el espacio propio, el hábitat natural de la experiencia de fe. ¿Cuáles son los bienes de esta fe vivida junto con otros?

* Nótese, ante todo, que sin comunidad quedamos desconectados e ignorantes de los desafíos de la hora presente. Nótese también que sin comunidad somos estériles en cuanto a enfrentar los problemas “macro” que amenazan a nuestra sociedad.

* Pero la vida en comunidad tiene sus propias dificultades y desafíos. ¿De qué modo enfrentarlos?

(1) No huyas. Identifica con bastante claridad qué es lo que te decepciona o fastidia. No te quedes en generalidades. Dale su nombre propio a los problemas.

(2) Examínate: ¿cuánto de lo que se supone que quieres corregir en otros es algo que llevas tú, y quizás en mayor grado?

(3) Después de orar, procede a la corrección fraterna, con discreción y sobre todo con caridad: lo principal no es que te desahogues sino que se logre un bien para la otra persona y para la comunidad en general.

(4) Los que se concentran en los problemas en realidad están buscando culpables y están queriendo desquitarse. De fondo, eso no ayuda. Tú, concéntrate en buscar soluciones.

(5) Toda solución necesita seguimiento, perseverancia y continuidad. Como la mala hierba, los malos hábitos tardan tiempo en erradicarse y tienden a resurgir.

Una fe renovada, 07, La fe se vive en comunidad, 1a de 2 partes

[Predicación en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en San Luis Potosí, México]

Tema 7: La fe se vive en comunidad, 1a de 2 partes

* Nuestra época es tentada en la fe, como ha sucedido a los cristianos de todos los tiempos. La tentación es en el fondo la misma: entronizar el propio yo, y quitar a Dios su lugar, su autoridad en nuestra vida, y su gloria.

* Sin embargo, esa tentación, siempre repetida, se disfraza de diversos modos en los distintos tiempos. En nuestro tiempo gusta de disfrazarse de un individualismo que parece tanto más normal cuanto más lo vemos repetirse y lo repetimos nosotros mismos. ¿De qué modo sucede?

(1) Individualismo tecnológico: nos encerramos en nuestras pantallas (de televisión, Internet); de ese modo esquivamos afrontar los problemas y tensiones reales con la gente real.

(2) Individualismo subjetivista: pretendemos una moral basada en la opinión y el criterio puramente personales.

(3) Individualismo cómodo: creemos que, porque no somos “malos,” ya automáticamente somos “buenos.”

(4) Individualismo del gusto: nos dividimos y separamos por nimiedades, es decir, por que las cosas no siguen lo que al propio yo le gustaría.

Una fe renovada, 06, Crecer en la fe

[Predicación en la Iglesia de San Francisco, en San Luis Potosí, México]

Tema 6: Crecer en la fe

* La fe que no crece resulta insuficiente en la hora de la prueba. Y la prueba puede ser una contradicción, persecución, burla, indiferencia o pregunta insidiosa.

* Puesto que la fe tiene dos dimensiones, doctrinal y existencial, el crecimiento ha de ir en esas dos líneas.

* En cuanto a lo doctrinal es útil:

(1) La recitación frecuente y meditada del Credo.

(2) Lectura de la Paabra de Dios, procurando retener en la memoria algunas palabras o versículos.

(3) Consultar a menudo el Catecismo de la Iglesia, y tenerlo por norma, por encima de las particularidades y a veces barbaridades que se pueden oír en algunos lugares.

(4) Unirse a una comunidad donde haya formación y predicación.

(5) Consulta aquello que ves que supera tus fuerzas o recursos inmediatos. Hay abundantes recursos fiables en Internet.

* En cuanto a la dimensión existencial, son útiles estas recomendaciones:

(1) La fe es un don: hay que pedirlo, como hay que pedir la perseverancia final en la santa fe.

(2) La fe hay que celebrarla: la participación activa en los sacramentos requiere pero también renueva la fe.

(3) Ver a los grandes testigos de la fe, que son básicamente los santos.

(4) Comparte tu fe con los que tienes cerca. Con prudencia y caridad, pero no dejes de hacerlo.

(5) Los más adelantados, no pierdan la oportunidad de participar en misiones, breves o más extensas, en las que den testimonio de su vida e incluso ejerzan el ministerio de la predicación.

¿Realmente es tan malo el Halloween?

Padre Nelson, me llama la atención la cantidad de propaganda católica, presumo yo que de grupos un poco fanáticos, en contra de una fiesta muy tradicional, el Halloween. Yo no tengo nada de satánico ni me interesan los brujos, pero tampoco le veo nada de malo a pasar un rato divertido con algunos disfraces. ¿Realmente es tan mala esa celebración hoy en día? –C.G.

* * *

La respuesta corta es: sí es mala, aunque su veneno no sea directo ni evidente. Es el veneno propio de la complicidad. Hay un ejemplo que creo que es elocuente.

Suponte que a la familia González la guerrilla de las FARC les ha secuestrado el papá. Hace dos años y medio no tienen noticia cierta del paradero de ese hombre, tranquilo y trabajador, que un día les fue arrebatado, y del cual a veces se teme que haya sido muerto, después de torturarlo.

En ese dolor e incertidumbre, sin embargo, la vida sigue, y con motivo del cumpleaños del hijo menor, Julián, que está en la universidad, organizan una fiesta de disfraces. ¿Te parece de buen gusto que un grupo de amigos de Julián lleguen disfrazados “por chiste” de guerrilleros de las FARC? ¿Qué crees que sentiría la familia?

Yo creo que cuando la gente habla de demonios, brujas o satanismo, se imagina que son cosa de chiste y de anécdota. Terrible engaño. El daño que el demonio logra causarnos y sobre todo el que quisiera causarnos no puede ser descrito con palabras. ¿Cómo hacer chiste de eso? ¿Cómo presentar en sociedad al enemigo de todo lo que yo amo, enemigo sobre todo de Cristo, mi Señor y Salvador? ¿Por qué trivializar la muerte y enseñar eso a los niños?

Sin escándalo, sin fanatismo, te puedo decir: aléjate de todo lo que sea Halloween. Más bien oremos pidiendo perdón por nuestros pecados y los del mundo entero.

Vivir la fe, 3 de 3, Si no vas a ser santo, ¿qué vas a ser por toda la eternidad?

[Serie de predicaciones ofrecidas a una asamblea de jóvenes de ambos sexos, en el contexto del Año de la Fe, durante el III ENEST de las Dominicas de la Inmaculada, celebrado en Lima en Octubre de 2013.]

Tema 3 de 3: Si no vas a ser santo, ¿qué vas a ser por toda la eternidad?

* Con gran generosidad, Dios ha concedido al Perú una abundante cosecha de santos. En esta reflexión queremos centrar la mirada en tres de ellos, quizás lo más conocidos: San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima y San Juan Macías.

* Por una parte, sabemos que la santidad implica una forma de liderazgo; por otra parte, las cualidades que brillan en los santos parece que los hacen más “cola” que “cabeza.”

* Pensemos en la humildad, la pureza o el servicio: ¿son atributos que nuestro tiempo asocie con ser líder? No muy a menudo. Pero tal vez debería.

* En efecto: no escoger la humildad es optar por una vida de arrogancia y soberbia, y eso crea enemigos a mayor velocidad y con mayor eficiencia de lo que podrás luego controlar y superar.

* No escoger la pureza es escoger usar a la gente en lo que sienten más suyo: su cuerpo. Es camino derecho para el desengaño, la traición y sobre todo la soledad más amarga.

* No escoger el servicio es pretender que la gente no se dará cuenta que los están explotando; o pretender que lo van a permitir siempre; o hacerse la ilusión de que no hay otros que ya se aprovechan de tu modo de aprovecharte de otros.

* Este camino de reflexión nos enseña que hay algo siempre actual, siempre fascinante y siempre profundamente humano en la santidad cristiana.

Teología de la Sanación, 3 de 4, Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]

Tema 3 de 4: Comienzo de un lenguaje entre Dios y el hombre

* Para mucha gente la sanación es como el culmen de su relación con Dios. Sentirse libres de sus limitaciones y enfermedades es lo que más anhelan y por eso, si Cristo les concede esa deseada curación, ello parece como la cumbre y el máximo de su experiencia del amor divino.

* Lo que leemos en la Escritura es muy diferente. Sanarse, sentir la caricia de Dios Padre, poder asirnos a su mano extendida y amorosa, es sólo el comienzo. Cristo no quiere solamente reparar el barco: quiere darle luz y salud al piloto.

* Cabe suponer, incluso, que en su providencia, Dios retrasa algunas de las peticiones que le hacemos porque no nos ve listos para administrar los bienes que Él mismo quiere darnos.

* Avanzar en la sanación consiste, entonces, en no interrumpir la obra divina: al curarnos, él estaba renovando nuestro ser; que esa renovación llegue hasta lo profundo de nuestra alma y de cada una de nuestras decisiones.