10 alimentos prohibidos para los bebés antes de los 2 años

“El delicado estómago de un bebé no admite cualquier alimento. El proceso de maduración que necesita el sistema digestivo hace que el bebé no esté preparado para digerir ciertos alimentos durante sus primeros meses de vida, cuando además tan sólo la leche materna es suficiente para cubrir sus necesidades alimentarias. Sin embargo, a partir de los 6 meses, el bebé necesita de otros nutrientes y los pediatras nos dan a los padres unas tablas o unas recomendaciones sobre cómo, cuándo y en qué orden introducir alimentos en la dieta del bebé…”

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Propósito saludable: limpiar la mirada

Cuando no hay rectitud en el que lee, resulta difícil que descubra la rectitud del que escribe.

El sectario no ve más que sectarismo en todas las actividades de los demás. Mide al prójimo con la medida enteca de su corazón.

Pena me causó aquel hombre de gobierno. Intuía la existencia de algunos problemas, lógicos por otra parte en la vida…, y se asustó y se molestó cuando se los comunicaron. Prefería desconocerlos, vivir con la media luz o con la penumbra de su visión, para permanecer tranquilo. Le aconsejé que los afrontara con crudeza y con claridad, precisamente para que dejaran de existir, y le aseguré que entonces sí viviría con la verdadera paz. Tú, no resuelvas los problemas, propios y ajenos, ignorándolos: esto sería comodidad, pereza, abrir la puerta a la acción del diablo.

¿Has cumplido con tu deber?… ¿Tu intención ha sido recta?… ¿Sí? -Entonces no te preocupes porque haya personas anormales, que descubran el mal que no existe más que en su mirada.

Más pensamientos de San Josemaría.

Sobre aquello de No Juzgar

Jesús cuando vino al mundo enseñó a no juzgar, sino por el contrario enseñó a amar, porqué lo hacemos nosotros los cristianos? — K.M.

* * *

La expresión “no juzgar” hay que saberla entender porque de otro modo lleva a contradicciones insolubles.

Piensa nada más en esto: Cuando le decimos a alguien: “No juzgues” ya estamos haciendo un juicio nosotros mismos.

Piensa también en que si uno quisiera evitar absolutamente TODO juicio, uno no podría decir nada sobre los que secuestran niñas para violarlas y matarlas porque entonces uno estaría “juzgando” al que cometió tales hechos.

Y piensa además que si uno intentara evitar TODO juicio moral, resultaría imposible educar a un niño o a un joven porque educar siempre implica expresar juicios morales; como por ejemplo: “No sigas el camino de los corruptos, que se roban el dinero del pueblo.”

Por último, démonos cuenta de que lo de “no juzgar” se dice y repite machaconamente cuando se trata de ciertos comportamientos (y pecados) mientras que otros sí son condenados duramente. Es frecuente que se aplique lo de no juzgar a temas de afectividad y sexo (implicando que cada quien viva su sexualidad más o menos como le parezca) mientras que el tráfico de drogas o las actividades de la mafia se condenan sin tapujos. O sea que evitamos juzgar en cuanto a los pecados “de moda” y sí juzgamos las lacras “de moda.”

Todo eso muestra que el sentido de las palabras de Cristo no podía ser–y no es–que debemos abstenernos de decir si las cosas son buenas o son malas. Uno no puede ver un secuestro o una violación, por ejemplo, y quedar amordazado por esta interpretación de las palabras de Cristo hasta el punto de no poder denunciarlo porque “eso sería juzgar.”

Entonces, ¿cómo entender rectamente la enseñanza del Señor?

Un buen punto de partida es que Cristo no hablaba español, ni latín; quizás entendía bastante griego pero su mente y corazón provienen del pueblo judío y de la raza hebrea. Lo mejor es explorar las palabras “justicia/juicio” (mishpat) y “juzgar” (shaphat ó shafat) desde el hebreo. Y lo primero que uno nota es que shafat es un verbo que equivale a “gobernar” de modo que el que hace justicia es ante todo el mismo que gobierna, o sea, el rey. Puesto que Dios es el rey del mundo y el soberano de las naciones de la tierra, es claro que “hacer justicia” o dar el “mishpat” corresponde a Dios.

En nuestras sociedades, en cambio, los juicios suceden en juzgados, y pueden ser apelados, e ir a distintos tribunales, de más alto rango; o por el contrario, hay casos que pueden prescribir y ya no ser sometidos al sistema judicial. En Israel, y en general en todos los pueblos antiguos, el juicio sobre una situación o sobre una persona, era algo que sucedía UNA VEZ y que venía directamente del soberano (no había nuestra famosa separación de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial); pronunciar juicio no admitía en principio apelación y definía para siempre el destino de una persona. esa es la idea de “juzgar” que está detrás de la advertencia de Cristo.

“Juzgar” en lengua hebrea, es tomar el lugar del juez, y el único juez es Dios, cuyos “juicios” indican la verdad definitiva y el destino final de cada persona. De modo que “no juzgar” equivale a: “No pretendas tomar el lugar de Dios creyendo que puedes conocer o definir el desenlace final de la vida de otra persona.” Por supuesto, ese mandato no implica que suspendamos toda opinión sobre todo comportamiento pues entonces ni siquiera la predicación sería posible.

Y no olvidemos que el mismo Cristo nos invitó a practicar la corrección fraterna (Mateo 18,15-17). ¿Cómo podría yo corregir a mi hermano si cada vez que le fuera a decir que está haciendo algo incorrecto él me dijera: “¡Tú, cállate: me estás juzgando.”

En resumen: el mandamiento de No Juzgar significa que no usurpemos el lugar de Dios en cuanto a qué va a suceder finalmente en la vida de una persona; pero ello no impide que reconozcamos, en nosotros mismos y en los demás, cosas que son incorrectas y que deben ser corregidas.

¿Qué hacer cuando los niños interrumpen continuamente las conversaciones de los adultos?

Consejos para evitar que los niños interrumpan en momentos inadecuados

¿Alguna vez los niños te interrumpen mientras estás hablando con otros adultos y no paran de molestarte hasta que no les haces caso? Después, es probable que lo que tenían que decirte no fuese muy importante para ti, pero para ellos sí lo era y por eso querían que les escuchases a toda costa. Generalmente suele estar provocado por una falta de paciencia o por el deseo de llamar la atención de los adultos.

Normalmente los niños suelen interrumpir a los adultos desde que tienen los 3 años y hasta los 6 aproximadamente, pero es necesario saber qué hacer al respecto cuando esto ocurre para que los niños dejen de tener ese mal hábito y que poco a poco, sean capaces de regular su conducta.

Cuando un niño no para de interrumpir mientras el adulto está hablando, es probable que el adulto acabe poniéndose nervioso (mientras el niño grita cada vez más fuerte para que le presten atención) y acaba dando una voz para que el niño se calle. Esta no es la solución, el sentimiento del niño puede ser desgarrador ante una situación de este tipo.

Los niños necesitan sentirse queridos, apoyados, escuchados y valorados, para ello es necesario enseñarles que aunque el adulto esté conversando con otra persona, están ahí y les escucharán cuando la conversación llegue a su fin.

1. Una forma de conseguirlo es parar la conversación con el adulto, bajarse a la altura del niño y decirle mirándole a los ojos: ‘Ahora estoy hablando con (el nombre de la persona), cuando acabe podrás decirme lo que quieras, mientras debes esperar unos minutos’. Y en cuanto acabes la conversación con el adulto, recuérdale al niño que te diga lo que tenía en mente, así se sentirá valorado y podrá esperar su turno la próxima vez.

2. En caso de que el niño no se quede contento con esto, una manera de que sepa que estás ahí y que le escucharás cuando acabes la conversación es poniendo una mano en su hombro para que se sienta reconocido en todo momento y después volverse hacia él y hablar sobre lo que el pequeño tenía en mente.

3. Por último, si un niño es muy impaciente e interrumpe constantemente, se le puede decir que cuando tenga algo que decir, tendrá que poner su mano en la muñeca del adulto como señal de que quiere decir algo, pero deberá esperar. Así el adulto sabrá que quiere decir algo (porque ambos así lo habrán acordado anteriormente) y le atenderá cuanto acabe de hablar.

Estas tres formas son muy respetuosas con el niño y también con el adulto con el que se está conversando. El niño sólo necesitará esperar unos minutos para que acabes la conversación o para que puedas hacer una pausa y escuchar al niño dándole plena atención. Pero por supuesto, para que un niño no interrumpa deberá tener un buen modelo a seguir y el adulto deberá hacer excepciones en caso de emergencia.

[Tomado de guiainfantil.com]

La búsqueda en el cerebro de la dotación ética innata y universal

Un fragmento del archivo PDF vinculado: “Es clásico el dilema del tren: un tren avanza a gran velocidad hacia un lugar donde están cinco personas trabajando en la vía. El voluntario debe decidir si debe permitir que el tren arrolle a los cinco, o arrojar a las vías a una persona para frenar el tren e impedir que embista a los cinco: una vida frente a cinco vidas. La mayoría de los voluntarios deciden, y de forma rápida, no empujar a la persona que tiene a su lado. Joshua Green ha mostrado que el contexto personal de causar un daño directo a una persona, activa de forma intensa las áreas implicadas en el procesamiento de las emociones – la amígdala cerebral, A – mostrando que la toma de decisiones morales entraña una componente emocional, que contribuye a las respuestas emocionales rápidas y automáticas, independientes de cualquier contexto. Pero no sólo, sino que se activan la corteza orbitofrontal, OFC, que evalúa conscientemente la respuesta, la corteza pre-frontal ventromedial, PFVMC, que se activa cuando aparecen los sentimientos de compasión y otras emociones sociales; y también se activan los sistema de recompensa. Tal sistema cognitivo-emocional desencadena una respuesta rápida y proporciona un atajo hacia lo correcto en situaciones que exijan una actuación inmediata…”

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Sobre los Derechos Humanos–en tiempos de hostigamiento contra la religión

“Actualmente los derechos humanos se ven amenazados sobre todo por el relativismo, el marxismo y la ideología de género, aunque también por el islamismo y el fascismo. Si no sabemos distinguir el Bien del Mal, la Verdad de la Mentira y llegamos a afirmar que la Ley Natural es una reliquia ideológica y un vestigio del pasado, es indudable que los derechos humanos están seriamente amenazados, que es lo que en realidad sucede hoy en día…”

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Palabra de hoy: Politización

Entendemos por “politización” el proceso que reduce una discusión ética a una controversia política. El efecto que sigue a esa traslación es la legitimación de posturas o propuestas de intervención social que ciertamente no resistirían análisis desde la escueta consideración de su estatuto ético.

La fuerza psicológica de la politización radica en la convicción, ampliamente compartida hoy, de que toda persona humana merece respeto. Esa actitud de respeto pronto se extiende a las opciones, gustos e ideas que cada persona tiene. Es fácil, en esta misma línea, considerar que si alguien—o más aún: un grupo dentro de la sociedad—tienen una determinada perspectiva o propuesta, su idea tiene “derecho” a existir dentro del conjunto de las múltiples opiniones que se dan en una sociedad pluralista y democrática.

Un efecto profundo de la politización es desplazar la atención pública desde el terreno de los principios y los argumentos hacia el terreno pragmático de los simples medios y estrategias. Tal vez el ejemplo más elocuente de este desplazamiento es lo sucedido desde hace décadas con el aborto voluntario. En el terreno de los argumentos no hay una sola posibilidad de demostrar que pueda ser éticamente lícito eliminar a un miembro inocente de la especie humana a quien se priva además de toda posibilidad de defensa. Los supuestos argumentos a favor de tal eliminación caen pronto en la contradicción y el ridículo, como cuando una funcionaria dijo en España que lo concebido por una mujer es un ser vivo pero no pertenece a la especie humana, con lo que ella misma forzó la pregunta obvia: ¿Entonces a qué especie pertenece el feto que crece en el vientre de una mujer?

Así pues, como esta clase de discusiones no puede ser ganada en el terreno de los principios y argumentos, entonces los defensores del crimen del aborto han usado repetidas veces dos recursos: la guerra semántica y la politización.

El primero de estos recursos es ya bastante conocido: no llamarse “pro-aborto” sino “pro-choice;” incluir al aborto dentro de algo llamado “derechos reproductivos de la mujer;” llamar “interrupción del embarazo” al asesinato de fetos humanos; todo ello, sin embargo, es sólo preparación para el otro recurso, la politización, que salta de los salones de debate al activismo en plena calle.

Lo que hace la politización es considerar en un mismo plano todas las opciones por el hecho accidental de que hay grupos de personas que apoyan esas diversas opciones. Como es de suponer, la politización es instrumento de uso de quienes buscan poder político. En un esquema sencillo el proceso se puede dar por ejemplo de la siguiente forma:

1. Identificación de un sector, numéricamente importante dentro de la sociedad, que desea un objetivo pero que no lo ha conseguido porque el código ético de buena parte de la misma sociedad y/o la legislación vigente lo impiden. Es la situación de décadas atrás en nuestros países. Al mencionado sector de la sociedad lo vamos a llamar “los posibles representados.” Para el caso del aborto, esos “posibles representados” son las mujeres que ven en un embarazo forzado o a destiempo una desgracia, o por lo menos, un obstáculo en su camino de realización personal.

2. Presentación selectiva de relatos de victimización de “los posibles representados,” con el propósito de introducir un fuerte componente emocional, y con ello, lograr perplejidad ética en amplios sectores de la población. Siguiendo con el ejemplo del aborto, la victimización típica presentará el drama de la pobre jovencita que ha sido violada, y que según el código ético y/o legal vigente, tendrá que seguir adelante con un embarazo traumático de principio y fin.

3. Uso sistemático de la transmutación semántica a que se ha aludido antes, de modo que “los posibles representados” empiecen a reconocerse efectivamente representados en los líderes políticos que suavizan la culpa y enfatizan los aspectos deseables, que ahora parecen francamente positivos: la interrupción del embarazo parece ser la puerta para una actitud de mayor respeto a los derechos de la mujer.

4. A medida que “los posibles representados” se sienten efectivamente representados—en lo cual tienen enorme importancia los medios de comunicación—el proceso de politización ha cumplido su primera y más difícil fase: ahora abortar no es un crimen sino un tema “controversial;” los que empujan hacia el aborto son personajes “polémicos;” el “debate” debe permanecer abierto, y la sociedad pluralista debe estar siempre dispuesta a acoger “todas las voces.” La politización consigue que nada sea claramente malo ni claramente bueno.

5. Cumplida esa primera parte, lo que sigue es la segunda fase, que es activismo puro y duro: labor de lobby; difusión de propaganda; multiplicación de presentaciones sofísticas con fachada de argumentos; manipulación de datos científicos; e incluso, si parece apropiado, trivialización del drama ético con la presencia escogida de algunas celebridades. Si todo resulta como lo desean los líderes del movimiento, el efecto de este activismo es la constitución de un bloque razonablemente solido, políticamente visible, socialmente respetable, que ya goza de cohesión, metas, publicaciones, páginas web y toda una maquinaria de marketing.

6. Si el propósito no se logra en un primer intento, el proceso puede siempre recomenzar desde el punto primero, con la identificación de nuevos sectores que pudieran interesarse en la misma causa. Para un movimiento político o un líder particular puede ser eventualmente necesario o conveniente cambiar de causa. En un caso así, se usará el lenguaje de un “nuevo” movimiento, o de una “renovación” profunda, o de una historia de “reinvención” personal.

* * *

Dos anotaciones finales conviene hacer. Primera, los procesos de politización no están al alcance de todos. Por su naturaleza, aquí sumariamente descrita, requieren de grandes cantidades de dinero y de muy buenos (y costosos) directores de campaña. Esto significa que la politización es finalmente una inversión económica a gran escala, y que así la ven, sin duda, quienes inyectan dinero para asegurar cambios en la legislación y sobre todo en la opinión pública.

Segunda anotación: por su carácter invasivo y omnipresente, es notoriamente difícil luchar contra la politización. La gente se acostumbra a que en su entorno social hay gente a favor y en contra de casi de cualquier cosa: la pena de muerte, el llamado “matrimonio gay,” el aborto voluntario, la eutanasia, los cambios en los textos educativos, y muchas más cuestiones. A mediano y largo plazo, el efecto es brutalmente eficaz en su capacidad de borrar de la atención de la gente sobre si las cosas son buenas o malas: ya solo importa quién ganará la próxima elección, y si eso empuja o no mis gustos y los de la gente que me importa.

De lo que sembramos, cosechamos

DE LO QUE SEMBRAMOS, COSECHAMOS!

El sexo mal vivido…

Es indignante tan solo pensar, que esta semana en las noticias, estemos hablando de la violación y muerte de una niña de tan solo siete años de edad.

Pero no vemos igualmente escandalizados, el alcance que ha tenido la prostitución infantil, e incluso el abuso al que son sometidas las niñas enfiladas en la guerrilla, que son abusadas constantemente y una vez quedan embarazadas, son obligadas a abortar o a morir.

Hoy, cientos de niños son víctimas del incesto, porque el alcohol, las drogas y la falta de principios o la relativización de la moral, definen los comportamientos de nuestra sociedad o como dice el LGTBI, la llamada “nueva concepción de familia”.

No vemos los alcances de la pornografía, pero de alguna manera muchos hemos bebido de ella y celebrado su inmundicia.

El pasquín del Espacio, un periódico amarillista, mostraba de portada cuerpos asesinados y de contraportada mujeres desnudas, o que pensar de la exclusiva revista Soho, que estratificó la prostitución, para que jóvenes ejecutivos la compren por la riqueza de sus “artículos”.

¡Cosificamos a la mujer!

Los vídeos de Reggaeton, la necesidad de ofrecer desde unas llantas para carro hasta un botón con mujeres semidesnudas, el doble sentido de nuestras conversaciones, hasta el envío por chat de vulgaridades, hacen parte del mismo cóctel que invita a la infidelidad, el adulterio, y las prácticas sexuales opuestas al plan de nuestro Creador.

Las sexólogas en espacios televisivos aptos para todo público, invitan a la audiencia a hacer uso de la creatividad porque supuestamente: ¡hoy todo se vale! Desde juguetes sexuales en adelante mientras que como pareja sientan cómodos, porque el pudor y el respeto para estos “profesionales”, es sinónimo de mojigatería.

Escenas escandalosas, y canciones de diversos géneros, dan rienda suelta al instinto y el desenfreno. Se promueven bailes eróticos en niños de cortas edades. Le compramos la camiseta ombliguera a la niña y la minifalda para que luzca su cuerpecito que ya se va desarrollando. ¡Que infamia! Los mismos padres vendiendo a sus hijas!!!

Aplaudimos a las Kardashian, al artista que viendo su rating decadente, decide besarse públicamente con alguien de su mismo sexo. Aplaudimos las escenas homosexuales, porque eso de ser gay está de moda. Aceptamos el “open mind”, pero cerramos nuestro corazón al amor Divino.

Pues bien: A cosechar de lo que sembramos! Una manada de buitres vienen a enseñarle a nuestros hijos que pueden cambiar de sexo a su parecer. Termina en la carcel la rectora de un colegio, porque sanciona a un par de muchachitos que se manoseaban íntimamente en pleno salón de clase.

Encarcelan en Bélgica a unos padres de familia porque no aceptan que sus hijos sean educados bajo los nuevos parámetros de sexualidad, ¡pues para allá vamos!

Se llenan los bolsillos los cirujanos plásticos implantándole senos a travestis, porque la ética es ciega, sorda y muda, cuando de dinero se trata.

El papá macho o la mamá moderna que le ponía condones en la billetera a sus hijos para que se cuidarán, hoy no saben cómo torear el SIDA que tienen sus hijos y del cual ellos fueron cómplices.

Lo dijo claramente el padre Loring y lo tratamos como a un cura del pasado: ” Dios o el diablo! pero ese café con leche aquí no sirve, el Señor a los tibios, no se los soporta!”

Ese tal picante de la sexualidad mal vivida, está empujando a miles de almas hacia el infierno.

Así que tendremos que comprender la palabra castidad y dominio de sí mismo a las buenas, o el mundo seguirá dándonos a beber de su propio veneno.

Consideremos que el peor castigo que puede recaer sobre nosotros, es dejarnos dominar por nuestras pasiones e instintos, pues cuando esto pasa, terminamos sirviendo a una bestia y perdiendo la capacidad de comportarnos como hijos de Dios.

El Señor nos bendiga, nos ilumine y nos perdone.

Una reflexión dela laico católico Felipe Gómez

Palabra de hoy: Victimización

Uno de los recursos más potentes para movilizar la opinión pública es exhibir víctimas. El ser humano tiene una tendencia natural a darle atención y eventualmente afecto y apoyo a quien ve que está sufriendo. Es algo que sucede en el plano profundo de las emociones y que por eso mismo escapa fácilmente al análisis de la razón.

Es inhumano, o incluso anti-humano, sustraerse a conocer el dolor del prójimo. Quienes se encierran en su paraíso de privilegios evocan demasiado de cerca al rico de la parábola: aquel que comía espléndidamente cada día sin prestar atención ni regalar aun que fuera migajas al pobre Lázaro que agonizaba a la puerta de su mansión (Lucas 16). Tal es la esencia del pecado de indiferencia, tan duramente denunciado por el Papa Francisco.

Sin embargo, la fuerza de la compasión también puede ser manipulada, y así de hecho ha sucedido en muchas ocasiones.

Llamamos victimización al recurso sistemático de exhibición de víctimas, reales o incluso ficticias, con la intención manifiesta de producir apoyo a una causa o rechazo a una forma de comportamiento. Es una de las muchas técnicas usadas por la llamada “reingeniería social,” cuyo propósito es moldear los criterios de valoración de amplios sectores de la población, de modo que acojan lo que antes rechazaban o detesten lo que antes apreciaban.

La victimización requiere de una amplia participación de los medios de comunicación social, particularmente de aquellos que cuentan con una clara dirección central, como es el caso de los diarios o la televisión. En general, no está garantizado el mismo efecto o resultado cuando sólo se cuenta con redes sociales, aunque suele suceder que si los grandes medios hacen mucha propaganda a una “víctima” luego las redes hacen eco en multitud de comentarios, “memes” o campañas que llevan la misma historia hacia públicos bastante diversificados.

El hecho de que los medios de comunicación tengan un papel tan central en una campaña de victimización revela algo importante: la victimización puede ayudar a crear poder (a medida que gana espacio en la opinión pública) pero en principio es ante todo un modo de reforzar el poder que ya se tiene. En efecto, cada vez más el “tiempo al aire” resulta inmensamente valioso desde el punto de vista económico; ¿por qué entonces los medios darían visibilidad o importancia a algo que no supone un retorno de su inversión? La respuesta natural sería: por un acto de caridad, solidaridad o filantropía. Y debe haber algunos actos de esa naturaleza pero la balanza parece inclinarse en un sentido distinto: victimizar es una buena inversión en términos de construcción de poder político.

Prácticamente toda la agenda del Nuevo Orden Mundial ha estado marcada por campañas amplias de victimización, usualmente con la exhibición morbosa de casos extremos y altamente cargados emocionalmente:

  1. Para empujar la agenda abortista, nada mejor que presentar la triste historia de una niña violada y ahora “condenada” a ser mamá. ¿Es que nadie querrá “liberarla”?
  2. Para favorecer la aprobación o ampliación de las leyes de eutanasia, el relato de un pobre enfermo que lleva años padeciendo atrozmente y que sólo pide que cese esa tortura. ¿Seremos tan inhumanos como para exigirle que siga sufriendo?
  3. Para impulsar la agenda del “matrimonio” gay, una historia conmovedora: Paca y Pepa se han amado en secreto, pero con exquisita y tierna fidelidad, teniendo que soportar el aislamiento, la humillación y los insultos incluso de sus propias familias. ¿Nadie entiende acaso la horrible discriminación que están sufriendo esas pobres?
  4. Logrado el “matrimonio” gay, viene la adopción por parejas del mismo sexo. ¿O es que seremos tan insensibles que dejaremos sin su más puro deseo a Juancho y Pancho, que son una pareja ejemplar, alegre, de excelentes vecinos, y que sólo anhelan tener un niño, un varoncito, pequeño y tierno, para darle todos sus cuidados?

Nadie duda de la seriedad de los sufrimientos, más o menos objetivos y más o menos justificados, de esa clase de historias pero es imposible no darse cuenta de la carga de manipulación que traen en la manera como son empacadas y enviadas a las vallas, carteles o los aparatos de televisión de millones y millones de personas. Entre otras cosas, porque son dolores “escogidos” uidadosamente para producir el impacto que se quiere. En ese sentido, falsean la realidad. En efecto:

  1. La inmensa mayoría de los abortos reales no tienen nada que ver con violaciones sino con gente que no desea ser papá o mamá, y arregla las cosas con un anticonceptivo de emergencia que consiste en matar lo concebido. Y aunque se tratara de violación, ¿por qué castigar al inocente?
  2. Un numero cada vez mayor de eutanasias deben llamarse lo que son: suicidios asistidos, en los que palabras como “depresión” sirven para conectar con aquello de un “sufrimiento intolerable.”
  3. Los niveles de agresión, separaciones, enfermedades de transmisión sexual son escandalosamente abundantes entre los homosexuales; convenientemente, eso se calla.
  4. Sólo Dios sabe cuántos niños son abusados especialmente al ser adoptados por parejas de dos hombres. Pero aunque no sucediera así, ¿por qué tratar de reemplazar a una mamá con otro hombre?

¿Cómo defenderse de la victimización? Lo más importante es hacer conciencia de que esta herramienta de dominación y manipulación social existe. Una vez que se toma conciencia de su existencia y su frecuentísimo uso, es menos fácil que tenga poder. Y por supuesto, a medida que pierde poder, los que buscan una recuperación de su inversión dejan de subsidiar lo que no les produce el resultado que querían.

Impresionante labor pastoral de Fray Juan de Zumárraga (1475-1548)

Dedicado a los indios

Lo mismo que el obispo Garcés, tenía Zumárraga un amor por los indios muy profundo. A él le fue dado en 1531 aquel encuentro maravilloso con el Beato Juan Diego. Y de él dice Mendieta: «Tenía más tierno amor a los indios convertidos, que ningún padre tiene a sus hijos. En sus enfermedades y trabajos lloraba con ellos, y nunca se cansaba de los servir y llevar sobre sus hombros como verdadero pastor». Y al propósito cuenta una buena anécdota: «Dijéronle a este varón de Dios una vez ciertos caballeros que no gustaban de verlo tan familiar para con los indios: “Mire vuestra señoría, señor reverendísimo, que estos indios, como andan tan desarrapados y sucios, dan de sí mal olor. Y como vuestra señoría no es mozo ni robusto, sino viejo y enfermo, le podría hacer mucho mal en tratar tanto con ellos”. El obispo les respondió con gran fervor de espíritu: “Vosotros sois los que oléis mal y me causáis con vuestro mal olor asco y disgusto, pues buscáis tanto la vana curiosidad y vivís en delicadezas como si no fueseis cristianos; que estos pobres indios me huelen a mí al cielo, y me consuelan y dan salud, pues me enseñan la aspereza de la vida y la penitencia que tengo de hacer si me he de salvar”» (V,27).

Hospitales y burros

El obispo Zumárraga, como buen mendicante, fue muy limosnero, y en su casa siempre hallaban de comer los pobres. Particular caridad mostró siempre con los enfermos, y promovió la institución de hospitales. A él se debe personalmente la fundación de un hospital en Veracruz, y sobre todo el establecimiento en 1540, en la ciudad de México, del Hospital del Amor de Dios, para los aquejados de enfermedades venéreas, no pocos entonces, y de todas partes ahuyentados. De este hospital para enfermos de bubas escribe a su sobrino Sancho García: «es la cosa en que más se servirá a Dios, y mejor memoria de toda la ciudad; y bien es que quede algo del primer obispo de México».

También procuró Zumárraga el bien de los indios, sobre todo de los pobres, trayendo burros de España. En 1956, el gran patriota y cristiano mexicano José Vasconcelos propuso levantar en México monumentos al burro, cuya imagen poética, por lo demás, había sido recreada no ha mucho por Juan Ramón Jiménez (Platero y yo, 1914).

«En lugar de tantas estatuas de generales que no han sabido pelear contra el extranjero, en vez de tanto busto de político que ha comprometido los intereses patrios, debería haber en alguna de nuestras plazas y en el sitio más dulce de nuestros parques, el monumento al primer borrico de los que trajo la conquista. Ello sería una manera de reivindicar las fuerzas que han levantado al indio, en vez de los que sólo le aconsejan odio y lo explotan. Enseñaríamos de esta suerte al indio a honrar lo que transformó el ambiente miserable que en nuestra patria prevalecía antes de la conquista. Lea cualquiera las crónicas de la conquista; era costumbre, reconocen todos los cronistas, que cada pueblo, cada parcialidad, cada cacique, dispusiese de uno o varios centenares de tamemes, es decir, indios destinados al oficio de bestias de carga; esclavos que sustituían al burro… El burrito africano, el asno español, llegaron a estas tierras a ofrecer su lomo paciente para alivio de la tamemes indios» (Breve hª 137-138).

Pues bien, fray Juan de Zumárraga fue uno de los impulsores decisivos de la traída a Nueva España de los burros, como animales de carga. El escribió un memorial al Consejo de Indias en el que decía: «Sería cosa muy conveniente que se proveyese a costa de S. M. viniesen cantidad de burras para que se vendiesen a los caciques y principales, y ellos las comprasen por premia, porque demás de haber esta granjería, sería excusar que no se cargasen los indios, y excusar hartas muertes suyas». La petición fue atendida, y el mismo Zumárraga andaba «caballero en su asnillo», según escribía en 1538: «Ando a pie mis cuatro o cinco leguas; el asno del obispo se cansa tan presto como él, y bájome de él y va retozando en el tropel de los indios… Cuando voy en él, salen [los indios] al camino a besar a él [al borrico], no osando llegar a mí».

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El negocio de la marihuana legalizada

“Con la legalización de la marihuana para uso recreacional o medicinal en 29 estados, se calcula que el consumo aumentará más de 1,150 por ciento en los próximos cuatro años. La ampliación del mercado a productos comestibles y de uso personal como galletas, dulces, lociones o pasta dentífrica rendirá mayores ganancias y supondrá mayores riesgos al consumidor…”

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Cambios en la educación

Hola fray Nelson, me gustaría, si puede, que me diera su concepto sobre la educación post industrial. – S.V.R.

* * *

En mi opinión, los dos últimos siglos han traído profundos cambios a la educación. La revolución industrial orientó el saber científico hacia la técnica y el conjunto del saber humano hacia la ciencia, como vehículo privilegiado de comprensión y sobre todo de transformación del mundo. De un modo continuo ello ha conducido a una valoración creciente, hasta ser excesiva, de las matemáticas y la ingeniería por encima del conocimiento que brota de otras preguntas, las que atañen al ser humano en cuanto tal, o al sentido de su vida y sus esfuerzos.

Pero después de la revolución industrial vino otra revolución, más profunda, en la que estamos completamente inmersos, y que ha recibido varios nombres: era de la información, “tercera ola,”llegada de la gran “singularidad,” y otros más. Lo característico de este tiempo es que, sobre la base de los procesos automatizados propios de la revolución del siglo XIX, el procesamiento de la información, convertid en impulsos eléctricos digitales, revierte y realimenta a los procesos mismos de la tecnología que le dio origen.

Esta circularidad trae como consecuencia una aceleración incontenible en todas las áreas de la actividad humana susceptibles de ser transmitidas y procesadas digitalmente. Para quienes consideran que TODO lo humano puede digitalizarse, la consecuencia es inmediata: tarde o temprano la inteligencia alcanzará sus cumbres más altas dentro de los procesadores automatizados. A esto se llama la gran singularidad o “singularidad tecnológica,” término que tiene historia desde John von Neumann pero que ha sido popularizado por Ray Kurzweil. ¿Qué tipo de educación necesitará la Humanidad cuando tengamos certeza de que las mejores decisiones las toman algoritmos extrahumanos?

Por otro lado, está la cuestión filosófica de si todo conocimiento es susceptible de ser sometido a digitalización y a algoritmización. En contra de quienes van en la línea de la singularidad tecnológica, es perfectamente posible que las preguntas más relevantes, y las que marquen el sentido mismo de la presencia de los seres humanos en el universo, no provengan de procesos automatizados, ni siquiera en el sentido más amplio y laxo de ese término—es lo que consideran autores como Steven Pinker o Jaron Lanier. Es posible, y es la opinión que yo mismo suscribo, que lo propiamente humano está exactamente en aquello que somos pero que no es codificable precisamente porque es siempre capaz de cuestionar todo modo de codificación. Si esta hipótesis es correcta, entonces la pregunta para la educación es: ¿Cómo preservar y cultivar lo ma´s propiamente humano, para beneficio de todo el hombre y de todos los hombres, en una sociedad con inmensa capacidad de automatización?

9 cosas que debes saber sobre la Guerra Cristera

“La Guerra Cristera fue un conflicto armado en México que se prolongó desde 1926 hasta 1929. El Presidente Plutarco Elías Calles promulgó una legislación anticlerical, por la cual los católicos debieron levantarse en armas para defender su fe, siendo miles de ellos encarcelados y ejecutados. Se estima que fueron 250 mil personas las que perdieron la vida en esa guerra en ambos bandos…”

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