Cuando es Cristo quien llama…

No tengas miedo, ni te asustes, ni te asombres, ni te dejes llevar por una falsa prudencia. La llamada a cumplir la Voluntad de Dios -también la vocación- es repentina, como la de los Apóstoles: encontrar a Cristo y seguir su llamamiento… -Ninguno dudó: conocer a Cristo y seguirle fue todo uno.

Ha llegado para nosotros un día de salvación, de eternidad. Una vez más se oyen esos silbidos del Pastor Divino, esas palabras cariñosas, «vocavi te nomine tuo» -te he llamado por tu nombre. Como nuestra madre, El nos invita por el nombre. Más: por el apelativo cariñoso, familiar. -Allá, en la intimidad del alma, llama, y hay que contestar: «ecce ego, quia vocasti me» -aquí estoy, porque me has llamado, decidido a que esta vez no pase el tiempo como el agua sobre los cantos rodados, sin dejar rastro.

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Oración cargada de amor!

Estamos, Señor, gustosamente en tu mano llagada. ¡Apriétanos fuerte!, ¡estrújanos!, ¡que perdamos toda la miseria terrena!, ¡que nos purifiquemos, que nos encendamos, que nos sintamos empapados en tu Sangre! -Y luego, ¡lánzanos lejos!, lejos, con hambres de mies, a una siembra cada día más fecunda, por Amor a Ti.

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Breve catequesis sobre el lugar de la cruz en la vida del cristiano

1. El fruto propio del egoísmo es la soledad marcada por el miedo y la tristeza.

2. Por eso la vida adquiere sentido cuando se da, cuando hay entrega, cuando hay amor.

3. El amor alcanza su nivel en proporción al bien que crea.

4. El bien más alto tiene que ser aquel que toca todas las áreas de la vida humana, y traspasa la frontera de la muerte.

5. Entonces el bien más alto, y el amor más grande es llevar a una persona hacia Dios, que es lo que quiere Cristo, y lo que hace el Evangelio.

6. Pero llevar hacia Dios implica derrotar ídolos, y esto produce tensiones, y nos hace odiosos a quienes sacan provecho del pecado.

7. Por eso la resolución de servir a Dios conlleva la conciencia de que habremos de sufrir. Y tal es la experiencia de la Cruz, de la que no ha de sustraerse nadie que se considere cristiano.

Breve súplica ardiente

Padre mío -¡trátale así, con confianza!-, que estás en los Cielos, mírame con compasivo Amor, y haz que te corresponda. -Derrite y enciende mi corazón de bronce, quema y purifica mi carne inmortificada, llena mi entendimiento de luces sobrenaturales, haz que mi lengua sea pregonera del Amor y de la Gloria de Cristo.

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Portadores de luz

Hijos de Dios. -Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras. -El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine… De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna.

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Penitencia casi invisible pero perfectamente real

Al pensar en todo lo de tu vida que se quedará sin valor, por no haberlo ofrecido a Dios, deberías sentirte avaro: ansioso de recogerlo todo, también de no desaprovechar ningún dolor. -Porque, si el dolor acompaña a la criatura, ¿qué es sino necedad el desperdiciarlo?

Mientras descansa la Sagrada Familia, se aparece el Angel a José, para que huyan a Egipto. María y José toman al Niño y emprenden el camino sin demora. No se rebelan, no se excusan, no esperan a que termine la noche…: di a Nuestra Madre Santa María y a Nuestro Padre y Señor San José que deseamos amar prontamente toda la penitencia pasiva.

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Palabras muy oportunas sobre la virtud de la penitencia

En la meditación, la Pasión de Cristo sale del marco frío de la historia o de la piadosa consideración, para presentarse delante de los ojos, terrible, agobiadora, cruel, sangrante…, llena de Amor. -Y se siente que el pecado no se reduce a una pequeña “falta de ortografía”: es crucificar, desgarrar a martillazos las manos y los pies del Hijo de Dios, y hacerle saltar el corazón.

Si de veras deseas ser alma penitente -penitente y alegre-, debes defender, por encima de todo, tus tiempos diarios de oración -de oración íntima, generosa, prolongada-, y has de procurar que esos tiempos no sean a salto de mata, sino a hora fija, siempre que te resulte posible. No cedas en estos detalles. Sé esclavo de este culto cotidiano a Dios, y te aseguro que te sentirás constantemente alegre.

El cristiano triunfa siempre desde la Cruz, desde su propia renuncia, porque deja que actúe la Omnipotencia divina.

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Experiencia cotidiana de la cruz

Sé mortificado, pero no ramplón ni amargado. -Sé recogido, pero no encogido.

Cuidar las cosas pequeñas supone una mortificación constante, camino para hacer más agradable la vida a los demás.

Prefiero las virtudes a las austeridades, dice con otras palabras Yavé al pueblo escogido, que se engaña con ciertas formalidades externas. -Por eso, hemos de cultivar la penitencia y la mortificación, como muestras verdaderas de amor a Dios y al prójimo.

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Que se vea la Cruz

No lo debemos olvidar: en todas las actividades humanas, tiene que haber hombres y mujeres con la Cruz de Cristo en sus vidas y en sus obras, alzada, visible, reparadora; símbolo de la paz, de la alegría; símbolo de la Redención, de la unidad del género humano, del amor que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, la Trinidad Beatísima ha tenido y sigue teniendo a la humanidad.

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Elogio de la mortificación como virtud que hace crecer

El espíritu de mortificación, más que como una manifestación de Amor, brota como una de sus consecuencias. Si fallas en esas pequeñas pruebas, reconócelo, flaquea tu amor al Amor.

¿No te has fijado en que las almas mortificadas, por su sencillez, hasta en este mundo gozan más de las cosas buenas?

Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.

Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás mucho más fecundo.

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Elogio de la sobriedad y la mortificación

Desde todos los puntos de vista, es de una importancia extraordinaria la mortificación. -Por razones humanas, pues el que no sabe dominarse a sí mismo jamás influirá positivamente en los demás, y el ambiente le vencerá, en cuanto halague sus gustos personales: será un hombre sin energía, incapaz de un esfuerzo grande cuando sea necesario. -Por razones divinas: ¿no te parece justo que, con estos pequeños actos, demostremos nuestro amor y acatamiento al que todo lo dio por nosotros?

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¿Qué es crucificar la carne?

Hola Padre, me da gusto saludarlo. Padre una pregunta: ¿Qué significa crucificar nuestra carne en la cruz de Cristo? Gracias. — J.A.F.

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Significa varias cosas, según entiendo a partir de diversos autores.

1. Lo primero es estar en guardia contra la tentación de construirnos “paraísos.” Como he comentado en otras ocasiones, según el relato del Génesis, sabemos que Adán y Eva fueron sacados del paraíso terrenal pero la serpiente quedó allá. Con este sencillo detalle la Biblia nos enseña que al final nos hace daño todo intento de volver al paraíso–que en la práctica se nota en nuestra tendencia a buscar o construir lugares que regalen de placer nuestros sentidos. Con mucha facilidd y demasiada frecuencia sucede que la abundancia de mimo y placer conducen a sensualidad, gula, lujuria, y también: egoísmo, vanidad y dureza de corazón.

2. Es necesario entonces “educar” nuestra carne, en dos sentidos: no podemos darnos gusto en todo y necesitamos una disciplina para lograr lo mejor de nosotros mismos. El esfuerzo debe ser a la vez evitando el exceso de placer y animándonos en el esfuerzo de cultivar aquellas virtudes que precisamente porque son arduas son también más escasas y por ello más necesarias. Esta fase implica vencer la pereza y avanzar en la perseverancia, la constancia en el bien, el entrenamiento necesario para las batallas que sin duda han de llegar.

3. La mención de la Cruz en aquello de “crucificar nuestra carne” es esencial, por supuesto. La crucifixión de nuestra carne no empieza cuando nosotros sufrimos sino cuando abrimos los ojos con viva atención y profundo amor a la carne crucificada de nuestro Salvador. Sabernos así amados produce a la vez gratitud y dolor. ¿Serías capaz de ver a tu mejor amigo, o a tu papá o tu mamá, sufriendo horrorosamente solo por salvar tu vida? ¿No es verdad que sentirías amor, agradecimiento pero también dolor solidario y profundo? Eso es lo que un cristiano sincero siente ante la Cruz y ante el Crucificado. Un cristiano así formado no hace del dolor un propósito que busca sino una realidad con la que se encuentra allí donde encontró a su Amado Cristo, es decir, en la Cruz. Sin esta experiencia, todo lo que se haga espiritualmente como penitencia se queda corto en la intención.

4. Una vez que la persona se ha enamorado del amor dulce pero tan duro y real de la Cruz de Cristo, va sintiendo en sí mismo la necesidad de unirse a ese dolor, de distintas maneras, sobre todo dos: como reparación por tantas ofeensas que recibe el Corazón de Cristo, y como herramienta de combate que suplica con intenso ardor por la conversión de los pecadores. Es aquí donde encontramos a los santos penitentes, que se unen de un modo firme y constante con la Cruz, deseosos de ser uno solo con el Redentror. No es que quieran reemplazar a Cristo, como quitándolo de su lugar, que es absolutamente único, sino que quieren estar ahí, unidos por amor que brota de Cristo y da su fruto en los verdaderos cristianos.

5. La culminación de todo este itinerario de amor es el deseo mismo de morir por Él, es decir, dar la vida por su gloria, por su Evangelio y por su Iglesia. Multitud de santos han conocido las llamas del santo deseo del martirio, que en ocasiones llega a su culminación con el sacrificio, y en otras ocasiones queda simplemente como deseo quemante que sin embargo perfecciona y eleva el alma.

Claves de gerencia sabia

Al resolver los asuntos, procura no exagerar nunca la justicia hasta olvidarte de la caridad.

La resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil.

No digas de ninguno de tus subordinados: no vale. [Quizás] no sabes colocarlo en el sitio donde puede funcionar.

A la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá, cerca de su Hijo, decidida a correr su misma suerte. -Perdamos el miedo a conducirnos como cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos desenvolvemos: Ella nos ayudará.

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Síntesis de la doctrina espiritual del Padre Pío

“Ten por cierto que cuanto más crecen los asaltos del demonio, tanto más cerca del alma está Dios.”

“Tengamos bien esculpido en nuestra mente lo que dice el divino Maestro: en nuestra paciencia poseeremos nuestra alma.”

“Mediten en la palabra de Dios y ella adquirirá el poder de destruir sus naturales inclinaciones hacia lo material.”

“El sufrir es de todos. El saber sufrir es de pocos.”

“Cuando se hace bien, la oración conmueve el corazón de Dios y le invita, siempre más, a acoger nuestras súplicas.”

“Buscar sí la soledad, pero sin faltar a la caridad con el prójimo”

“Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo”

“Los corazones fuertes y generosos no se afligen más que por graves motivos, e incluso estos motivos no logran penetrar en lo íntimo de su ser”

“La vanagloria ha sido llamada con acierto por los santos carcoma de la santidad.”

“El sufrimiento no es abandono, por tanto, todo esto, sino amor y amor muy especial que Dios te va demostrando.”

“Jesús desde su nacimiento nos indica nuestra misión, que es la de despreciar lo que el mundo ama y busca.”

“Digámonos con el pleno convencimiento de que nos decimos la verdad: alma mía, comienza hoy a hacer el bien, que hasta ahora no has hecho nada.”

“Ora y espera; no te inquietes. La inquietud no conduce a nada. Dios es misericordioso y escuchará tu oración.”

“Oh! Qué precioso es el tiempo! Felices los que saben aprovecharlo, porque todos, en el día del juicio, tendremos que dar cuenta rigurosísima de ello al Juez supremo.”

“Ora con perseverancia, con confianza y con la mente tranquila y serena.”

“Para que se dé la imitación, es necesaria la meditación diaria y la reflexión frecuente sobre la vida de Jesús.”

“Meditemos la gran condescendencia con la que Jesús asume nuestra misma carne para vivir en medio de nosotros la mísera vida de la tierra.”

“Muchas veces ignoramos que para crecer tenemos necesidad de pan duro; es decir, necesitamos cruces, pruebas, contradicciones.”

“Mira: por un sí, por un solo sí, fiat secundum verbum tuum, por hacer la voluntad de Dios, María llega a ser Madre del Altísimo.”

“Guárdense de la ansiedad y de las inquietudes, porque no hay cosa que impida tanto el caminar hacia la perfección.”

“Jamás te he visto tan querido de Jesús como en este momento. Por tanto, ¿qué motivo tienes para temer, temblar y asustarte?”

“Igual que el cuerpo necesita de alimentarse, así el alma necesita día tras día de la cruz, para purificarse y separarse de las criaturas.”

“Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injusticia humana. Sobre esta injusticia verás un día el triunfo definitivo de la justicia de Dios.”

“Ten gran confianza en la misericordia y en la bondad de Dios.”

“A la medida que te vayas vaciando de ti mismo, es decir, del amor al cuerpo y de tu propia voluntad, y te vayas enraizando en la santa humildad, el Señor lo irá comunicando a tu corazón.”

“El Señor hace ver y llama, pero no queremos ni ver ni responder porque son los propios intereses los que nos agradan.”

“Cuando nos ponemos a orar a Dios, busquemos desahogar todo nuestro espíritu.”

“Un solo acto de amor a Dios en tiempos de aridez vale más que cien en momentos de ternura y consuelo.”

“Actuemos de modo que Dios no vea en nosotros nada más que el bien.”

“Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, Maria. Saluda a Jesús de mi parte.”

“De la meditación y de la reflexión frecuente sobre la vida de Jesús brota la estima de sus obras; y de la estima, el deseo y el consuelo de la imitación.”

“Cuando no consigas avanzar a grandes pasos por el camino que conduce a Dios, conténtate con dar pequeños pasos y espera pacientemente a tener piernas para correr, o mejor alas para volar.”

“En la medida en que crecían en la Madre nuestra los dones del cielo, ahondaba cada vez más en la humildad.”

“¿No nos dice el Espíritu Santo que, en la medida que el alma se acerca a Dios, debe prepararse para la prueba?”

“La paz se posesionará de nosotros y seremos felices y fuertes en la medida en que, manteniendo un crecimiento en la vida espiritual y mortificándonos a nosotros mismos, hagamos que Cristo viva en nosotros.”

“Las mejores humillaciones son las que nosotros no hemos elegido, o también las que nos son menos gratas.”

“El sufrimiento no es castigo sino amor y amor delicadísimo.”

“En estos tiempos tan tristes de fe muerta, en los que triunfa la impiedad, el medio más seguro para mantenerse libres del terrible mal que nos rodea, es el de fortalecerse con este alimento eucarístico. Algo que no lo podrá conseguir aquel que vive meses y meses sin saciarse de la carne inmaculada del Cordero divino.”

“La piedad es útil para todo y se adapta a todo según las circunstancias, menos a lo que sea pecado.”

“Sólo un general sabe cuándo y cómo deben actuar sus soldados. Ten paciencia; también a ti te llegará tu vez.”

“Sufre pero no temas, porque Dios está contigo.”

“Tú que tienes cuidado de almas, inténtalo con amor, con mucho amor, con todo el amor.”

“Ocupa el tiempo en ganar almas para Jesús, enseñándoles el modo de agradarle.”

“Mantener el buen ánimo y cumplir el deber es lo propio de las almas más perfectas.”

“No se cansen de orar a Jesús.”

“Marchen con sencillez por el camino del Señor y no atormenten su espíritu.”

“Les conjuro por la mansedumbre de Cristo y por las entrañas misericordiosas del Padre celestial a no perder nunca el entusiasmo en el camino del bien.”

“Amemos a Jesús por su grandeza divina, por su poder en el cielo y en la tierra, y por sus méritos infinitos, pero, también y sobre todo, por motivos de gratitud.”

“Acepta todo dolor e incomprensión que vienen de lo Alto. Así te perfeccionarás y te santificarás.”

“Camina con alegría y con un corazón lo más sincero y abierto que puedas; y cuando no puedas mantener esta santa alegría, al menos no pierdas nunca el valor y la confianza en Dios.”

“Confiesa con toda sinceridad, que, si Dios no fuese tu coraza y tu escudo, habrías sido incautamente herido por toda clase de pecados.”