Pasos hacia una vida interior

Hasta ahora no habías comprendido el mensaje que los cristianos traemos a los demás hombres: la escondida maravilla de la vida interior. ¡Qué mundo nuevo les estás poniendo delante!

Tocas con tus manos la riqueza única e insondable de los tesoros del Señor, que siempre te mostrará “cosas nuevas”, si tú respondes con amor y delicadeza: y entonces comprendes que estás al principio del camino, porque la santidad consiste en la identificación con Dios, con ese Dios nuestro, que es infinito, inagotable.

Vamos a no engañarnos… -Dios no es una sombra, un ser lejano, que nos crea y luego nos abandona; no es un amo que se va y ya no vuelve. Aunque no lo percibamos con nuestros sentidos, su existencia es mucho más verdadera que la de todas las realidades que tocamos y vemos. Dios está aquí, con nosotros, presente, vivo: nos ve, nos oye, nos dirige, y contempla nuestras menores acciones, nuestras intenciones más escondidas. Creemos esto…, pero ¡vivimos como si Dios no existiera! Porque no tenemos para El ni un pensamiento, ni una palabra; porque no le obedecemos, ni tratamos de dominar nuestras pasiones; porque no le expresamos amor, ni le desagraviamos… -¿Vamos a seguir viviendo con una fe muerta?

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En búsqueda de la verdadera vida interior

¡A ver cuándo te enteras de que tu único camino posible es buscar seriamente la santidad! Decídete -no te ofendas- a tomar en serio a Dios. Esa ligereza tuya, si no la combates, puede acabar en una triste burla blasfema.

Unas veces dejas que salte tu mal carácter, que aflora, en más de una ocasión, con una dureza disparatada. Otras, no te ocupas en aderezar tu corazón y tu cabeza, con el fin de que sean aposento regalado para la Santísima Trinidad… Y siempre, acabas por quedarte un tanto lejos de Jesús, a quien conoces poco… -Así, jamás tendrás vida interior.

Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre. Muchos son los cristianos que siguen a Cristo, pasmados ante su divinidad, pero le olvidan como Hombre…, y fracasan en el ejercicio de las virtudes sobrenaturales -a pesar de todo el armatoste externo de piedad-, porque no hacen nada por adquirir las virtudes humanas.

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Prisa de amor

Si el Señor te ha llamado “amigo”, has de responder a la llamada, has de caminar a paso rápido, con la urgencia necesaria, ¡al paso de Dios! De otro modo, corres el riesgo de quedarte en simple espectador.

En medio del júbilo de la fiesta, en Caná, sólo María advierte la falta del vino… Hasta los detalles más pequeños de servicio llega el alma si, como Ella, se vive apasionadamente pendiente del prójimo, por Dios.

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Purificar y elevar la intención

¿Te das cuenta de lo que supone que tú seas o no una persona con sólida preparación? -¡Cuántas almas!… -¿Y, ahora, dejarás de estudiar o de trabajar con perfección?

Existen dos maneras de llegar alto: una -cristiana-, por el esfuerzo noble y gallardo de subir para servir a los demás; y otra -pagana-, por el esfuerzo bajo e innoble de hundir al prójimo.

Los “ambiciosos” -de pequeñas personales ambiciones miserables- no entienden que los amigos de Dios busquen “algo”, por servicio, y sin “ambición”.

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Para animarse a ser diligente en los estudios

Cuando te resulte muy cuesta arriba estudiar, ofrece a Jesús ese esfuerzo. Dile que continúas sobre los libros, para que tu ciencia sea el arma con que combatas a sus enemigos y le ganes muchas almas… Entonces, ten la seguridad de que tu estudio lleva camino de hacerse oración.

Si pierdes las horas y los días, si matas el tiempo, abres las puertas de tu alma al demonio. Ese comportamiento equivale a sugerirle: “aquí tienes tu casa”.

¿Que es difícil no perder el tiempo? -Te lo concedo… Pero mira que el enemigo de Dios, los “otros”, no descansan. Además, acuérdate de esa verdad que Pablo, un campeón del amor de Dios, proclama: «tempus breve est!» -esta vida se nos escapa de las manos, y no cabe la posibilidad de recuperarla.

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Gastarse por Cristo

Ante los que reducen la religión a un cúmulo de negaciones, o se conforman con un catolicismo de media tinta; ante los que quieren poner al Señor de cara a la pared, o colocarle en un rincón del alma…: hemos de afirmar, con nuestras palabras y con nuestras obras, que aspiramos a hacer de Cristo un auténtico Rey de todos los corazones…, también de los suyos.

Cuando trabajes en serio por el Señor, tu mayor delicia consistirá en que muchos te hagan la competencia.

En esta hora de Dios, la de tu paso por este mundo, decídete de verdad a realizar algo que merece la pena: el tiempo urge, y ¡es tan noble, tan heroica, tan gloriosa la misión del hombre -de la mujer- sobre la tierra, cuando enciende en el fuego de Cristo los corazones mustios y podridos! -Vale la pena llevar a los demás la sé que aún me salen versos del alma, aunque en el papel no estén…. las letras, se plasman en mi piel, en el viento viajan como melodías, en forma de notas musicales, y rasgan el silencio… y se quedan conmigo sin saber que están, y se pierden sin saber que se han ido… y la felicidad de una recia y jubilosa cruzada.

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Cuando se toma en serio el reinado de Jesucristo

Ante los que reducen la religión a un cúmulo de negaciones, o se conforman con un catolicismo de media tinta; ante los que quieren poner al Señor de cara a la pared, o colocarle en un rincón del alma…: hemos de afirmar, con nuestras palabras y con nuestras obras, que aspiramos a hacer de Cristo un auténtico Rey de todos los corazones…, también de los suyos..

No trabajes en empresas apostólicas, solamente construyendo para ahora… Dedícate a esas tareas con la esperanza de que otros -hermanos tuyos con el mismo espíritu- recojan lo que siembras a voleo, y rematen los edificios que vas cimentando.

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La prudencia se puede aprender

Dios, por su justicia y por su misericordia -infinitas y perfectas-, trata con el mismo amor, y de modo desigual, a los hijos desiguales. Por eso, igualdad no significa medir a todos con el mismo rasero.

Es virtud mantenerse coherente con las propias resoluciones. Pero, si con el tiempo cambian los datos, es también un deber de coherencia rectificar el planteamiento y la solución del problema.

No confundas la intransigencia santa con la tozudez cerril. “Me rompo, pero no me doblego”, afirmas ufano y con cierta altanería. -Oyeme bien: el instrumento roto queda inservible, y deja abierto el campo a los que, con aparente transigencia, imponen luego una intransigencia nefasta.

«Sancta Maria, Sedes Sapientiæ» -Santa María, Asiento de la Sabiduría. -Invoca con frecuencia de este modo a Nuestra Madre, para que Ella llene a sus hijos, en su estudio, en su trabajo, en su convivencia, de la Verdad que Cristo nos ha traído.

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Sobre la presencia pública de la verdad

Más cómodo que investigar es escribir contra los que investigan, o contra los que aportan nuevos descubrimientos a la ciencia y a la técnica. -Pero no hemos de tolerar que, además, esos “críticos” pretendan erigirse en señores absolutos del saber y de la opinión de los ignorantes.

Te molesta herir, crear divisiones, demostrar intolerancias…, y vas transigiendo en posturas y puntos -¡no son graves, me aseguras!-, que traen consecuencias nefastas para tantos. Perdona mi sinceridad: con ese modo de actuar, caes en la intolerancia -que tanto te molesta- más necia y perjudicial: la de impedir que la verdad sea proclamada.

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Advertencia profética sobre las encuestas

Existen muchos modos de hacer una encuesta. Con un poco de malicia, escuchando las murmuraciones, se recogen diez tomos en cuarto, contra cualquier persona noble o entidad digna. -Y más, si esa persona o entidad trabaja con eficacia. -Y mucho más aún, si esa eficacia es apostólica… Triste labor la de los organizadores [de tales encuestas], pero más triste todavía la postura de los que se prestan para altavoces de esas inicuas y superficiales afirmaciones.

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Tres puntos sobre las murmuraciones

Para ti, que me has asegurado que quieres tener una conciencia recta: no olvides que recoger una calumnia, sin impugnarla, es convertirse en colector de basura.

Vuelvo a insistir: cuando no puedas alabar, y no sea necesario hablar, ¡calla!

Desconfía de esas afirmaciones rotundas, si los que las propugnan no han intentado, o no han querido, hablar con el interesado.

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Propósito saludable: limpiar la mirada

Cuando no hay rectitud en el que lee, resulta difícil que descubra la rectitud del que escribe.

El sectario no ve más que sectarismo en todas las actividades de los demás. Mide al prójimo con la medida enteca de su corazón.

Pena me causó aquel hombre de gobierno. Intuía la existencia de algunos problemas, lógicos por otra parte en la vida…, y se asustó y se molestó cuando se los comunicaron. Prefería desconocerlos, vivir con la media luz o con la penumbra de su visión, para permanecer tranquilo. Le aconsejé que los afrontara con crudeza y con claridad, precisamente para que dejaran de existir, y le aseguré que entonces sí viviría con la verdadera paz. Tú, no resuelvas los problemas, propios y ajenos, ignorándolos: esto sería comodidad, pereza, abrir la puerta a la acción del diablo.

¿Has cumplido con tu deber?… ¿Tu intención ha sido recta?… ¿Sí? -Entonces no te preocupes porque haya personas anormales, que descubran el mal que no existe más que en su mirada.

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Vivir en la verdad en un mundo que ama la mentira

Nunca es fanatismo querer cada día conocer mejor, y amar más, y defender con mayor seguridad, la verdad que has de conocer, amar y defender. En cambio -lo digo sin miedo- caen en el sectarismo los que se oponen a esta lógica conducta, en nombre de una falsa libertad.

Algunos no oyen -no desean oír- más que las palabras que llevan en su cabeza.

Para tantos, la comprensión que exigen a los demás consiste en que todos se pasen a su partido.

No puedo creer en tu veracidad, si no sientes desazón, ¡y desazón molesta!, ante la mentira más pequeña e inocua, que nada tiene de pequeña ni de inocua, porque es ofensa a Dios.

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