La Ecología es la ciencia que mira a los seres vivos en relación con su entorno y por ello mismo en la complejidad de sus mutuas relaciones. Es una ciencia con nombre hermoso porque la raíz “eco” viene del griego “oikos” que quiere decir “casa;” es la misma raíz que está en la palabra “economía.” Según eso, la ecología quiere que conozcamos nuestra “casa común,” que en cierto sentido es este planeta Tierra, y en otro sentido se confunde con el universo, con el cosmos mismo.
Surgimiento de la Conciencia Ecológica
El surgimiento de la ecología hasta las primeras planas de los diarios no sucede por causas tan hermosas, sin embargo. El siglo XIX inició la llamada Revolución Industrial, de la cual podemos decir que no se ha detenido. Las máquinas de vapor, o más tarde, de los derivados del petróleo, el uso extenso de la electricidad y el fenómeno imparable del urbanismo han afectado no sólo nuestras vidas sino el presente y el futuro de la vida en el planeta. Los primeros usuarios de los vehículos de gasolina tenían demasiadas cosas de qué preocuparse para darse cuenta de que sus aparatos estaban también produciendo contaminación. Con una población motorizada de millones y millones de personas aglomeradas en espacios relativamente pequeños, pronto esta contaminación se hizo visible. Ciudades como Londres o Chicago se hicieron famosas por su “smog,” neologismo para designar una niebla (fog) que viene del humo (smoke) de nuestras máquinas. El smog fue una de las primeras señales de que no todo iba bien con el avance acelerado de la industrialización.

El primer comercial de televisión sobre toallas higiénicas femeninas, en mis recuerdos, presentaba a dos amigas que se disponían a ir a un paseo en compañía de muchos otros chicos y chicas. Una dice a la otra: “Pensé que no vendrías…” y la otra responde: “¡SERENA me salvó el paseo!” Eso debió suceder hacia 1972. Con el tiempo supe que SERENA era la marca de esas toallas y supe también que ese paseo se hubiera podido arruinar debido al periodo menstrual de esa muchacha.
He no-recibido millones de no-dinero. Me he no-alegrado de no-recibir no-dinero. Todos estos trabalenguas son para destacar cuánto florecen los timos y estafas a través de correos electrónicos que le prometen a uno que se ha ganado esta vida y la otra. Según ellos, en esta última semana solamente he recibido decenas de millones de dólares, que han de juntarse a otros tantos millones de euros, libras esterlinas, yenes y dólares canadienses. Todos los días gano más y más no-dinero en una proporción y velocidad que harían palidecer de envidia a Bill Gates o Donald Trump. Además, en contra de lo que dice el refrán, en mi caso se supone que uno sí puede ganarse la lotería sin comprarla porque hay gente tan caritativa que busca a quién darle unos cuantos millones y, a falta de mejores ideas, busca en listas de correos electrónicos.
El reverendo Ian Paisley, jefe del Partido Unionista Democrático (DUP, por su sigla en inglés) y Martin McGuinness, senador del partido republicano Sinn Fein, hasta hace poco enemigos irreconciliables, son ahora Primer Ministro y Vice Primer Ministro en el gobierno de Irlanda del Norte, con sede en Belfast. La gente habla de poco menos que un milagro.
Las recientes elecciones presidenciales en Francia han despertado enorme interés en toda Europa. No sólo por el papel de liderazgo que Francia tiene en la Unión Europea sino porque lo que se decide en París termina afectando por vía de imitación o por efecto dominó al resto del continente, y más allá. No debemos olvidar que las revueltas de 1968, que sacudieron el mundo Occidental, tuvieron allí su epicentro, así como el proyecto, hoy moribundo, de una Constitución Europea tuvo ahí su estocada decisiva.