¡Oh Madre de Dios,
que con razón eres llamada
Madre de las Misericordias!
¡Virgen de Chiquinquirá!
Atraído por tu dulzura y tu pureza,
por tu sencillez y fortaleza,
por la lumbre de tu fe,
el fulgor de tu esperanza
y la llama de tu viva caridad,
me llego hasta tu morada.