Diez distinciones importantes

Valiente no es el que no sintió miedo sino el que llegó a vencerlo.

Amar no significa que nunca te decepcionaste sino que encontraste el motivo justo para superar la decepción.

Ser creativo no equivale a partir de la nada; a menudo consiste en conectar dos cosas que nadie había relacionado antes.

La sabiduría no es simple acumulación de conocimiento; hay quien acumula opiniones pero desconoce la verdad.

Una persona de carácter no es la que derriba a otros sino la que derriba lo que derribó a otros, para mejor levantarlos.

No hay que confundir la gravedad de un pecado con la vergüenza que sentimos de nombrarlo.

“Hacer silencio” todavía no significa escuchar; aunque puede ser un buen comienzo.

No confundamos trabajar con estar agitado, tenso o agobiado.

Las mejores ideas son como las mariposas: suelen posarse donde hay luz y hay paz.

Hay varios impostores de la esperanza cristiana: la fantasía; la negación de la realidad; la famosa “fe en uno mismo;” la “buena onda” o “buena energía;” la Programación Neuro-Lingüística; el llamado pensamiento “positivo,” o el “echarle ganas.” La esperanza cristiana es MÁS que todo ello y tiene su fundamento en Dios, su raíz en la fe madura y su fruto, algo en esta tierra, pero sobre todo, más allá.

¿En qué sentido puede decirse que el principio de la sabiduría es el temor de Dios (Salmo 111,10?

Del principio de la sabiduría se puede hablar de dos maneras. Una: por ser principio de la sabiduría en su esencia; la otra, en cuanto a su efecto. Como el principio del arte, en cuanto a su esencia, son los principios de que procede, y en cuanto a su efecto es el punto de partida de la realización del trabajo artístico. Así decimos que el principio del arte de edificar son los cimientos, porque en ellos comienza el albañil a trabajar.

Siendo la sabiduría, como luego diremos (q.45 a.1), conocimiento de las cosas divinas, nosotros —los teólogos-y los filósofos la consideramos de manera diferente. Ya que, efectivamente, nuestra vida está ordenada y se dirige a la fruición de Dios por cierta participación de la naturaleza divina que nos confiere la gracia, los teólogos consideramos esa sabiduría no sólo como mero conocimiento de Dios, como lo hacen los filósofos, sino también como orientadora de la vida humana, que se dirige no sólo por razones humanas, sino también por razones divinas, como enseña San Agustín en XII De Trin. Por lo tanto, el principio de la sabiduría, en su esencia, lo constituyen los primeros principios de la sabiduría, que son los artículos de la fe. Bajo este aspecto se dice que el principio de la sabiduría es la fe. Pero, en cuanto a su efecto, el principio de la sabiduría es el punto de partida del que arranca su operación. En este sentido, el principio de la sabiduría es el temor, aunque lo son de manera diferente el temor servil y el filial. El temor servil lo es como principio que dispone para la sabiduría desde fuera: por el temor de la pena se retrae uno del pecado, y esto le habilita para el efecto de la sabiduría, según se lee en la Escritura: El temor del Señor aleja el pecado (Eclo 1,27). El temor casto o filial, en cambio, es principio de la sabiduría como primer efecto suyo. En efecto, dado que corresponde a la sabiduría regular la vida humana por razones divinas, se habrá de tomar el principio de aquello que lleve al hombre a reverenciar a Dios y someterse a El; así, como consecuencia de ese temor, se regulará en todo según Dios. (S. Th., II-II, q.19, a.7, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

LA GRACIA del Lunes 21 de Mayo de 2018

La sabiduría del mundo es simple conocimiento que genera orgullo, envidia y rivalidad; la sabiduría de Dios es experiencia de su amor que da paz, armonía y vivencia en comunidad.

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Amar es buscar el bien del otro

Amar es buscar el bien del otro. El amor requiere entonces los ojos bien abiertos. No es ceguera, no es ilusión, no consiste en “imaginar” lo que deseamos sino en acoger con realismo y apoyar con empeño y esperanza a nuestro prójimo. Ya se trate de alguien tan cercano, como el esposo o los hijos, o ya se trate de alguien a quien apenas conocemos, como un compañero ocasional en el autobús, amar al prójimo siempre requiere la luz de la inteligencia y una firme resolución de la voluntad.

No podemos decir que amamos simplemente por lo que “sentimos” en términos de simpatía, gusto, bienestar, u otros términos que se usan ocasionalmente hoy en día como “feeling,” “química,” “buena onda” o “buena vibra.” El amor puede o no tener esa clase de respuestas emocionales pero su esencia está muy por encima de todo ello. El amor puede empezar siendo alguna de esas realidades–como es, por demás, natural, especialmente en el amor de pareja–pero si se queda solamente a ese nivel no termina de salir de su egoísmo.

De hecho, amar es caminar, peregrinar, madurar, crecer. De modo ordinario, este camino va de una “lógica de transacción” en que cada uno da en proporción a lo que espera recibir, a una “lógica de gratuidad” en que la generosidad y la superación de todo cálculo toma el timón de nuestras acciones. Modelo acabado de esa gratuidad, modelo perfectísimo, es el Señor Jesucristo, en quien hemos sido amados “hasta el extremo.” Por eso, quienes se alimentan con abundancia de ese amor y se dejan formar por él encuentran siempre una ruta y una fuerza de crecimiento que hace posible la fidelidad, el perdón y una maravillosa fecundidad.

Es verdad: hay una docta ignorancia

Razones por las que Jesucristo no nos dejó saber la fecha de su venida.incluyendo el hecho de que también la ignorancia es providencia y tiene su modo de sabiduría.

Cuando llegue tu tiempo…

Un fotón tarda cientos de miles de años en alcanzar la superficie solar; cuando llega su momento, se desplaza a la máxima velocidad concebible para dar su don al mundo.

Piensa lo que eso significa: miles y miles de años para salir del sol, y desde ahí, a vertiginosa velocidad, un poco más de ocho minutos para alcanzar, por ejemplo, el cristal de mi ventana, y luego el recinto de mis ojos, donde entregará toda su energía y su razón de ser.

Uno podría decir que ese fotón está esperando “pacientemente” su hora, su minuto, su instante. Uno puede imaginar que ese fotón se está preparando para la que será su única misión en su larga y a la vez breve existencia.

Ese fotón me obliga a hacerme preguntas. ¿Cómo me estoy preparando para servir? ¿He caído en impaciencia porque no llega “mi hora”? ¿Estoy dispuesto a servir con agilidad? ¿Estoy dispuesto a darlo todo?

¡Qué regalo es la luz! Pero no es fácil ser fotón.

Paciencia, Sabiduría y Providencia

Tres interpretaciones sobre el trigo y la cizaña: como enseñanza sobre la paciencia y la impaciencia; como lenguaje sobre el poder que ha de ir acompañado de sabiduría y compasión; como camino hacia el señorío de la Providencia divina.

LA GRACIA del Domingo 23 de Julio de 2017

DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A

Debemos formar bien la conciencia, cultivar un espíritu de sabiduría que vea más allá de lo inmediato y un espíritu de compasión que de la oportunidad de conversión a todos.

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Doce características de una persona sabia

Doce caracetrísticas de una persona sabia:

* Es coherente entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace.

* Busca lo bueno dentro de sus circunstancias, ya sean favorables o adversas.

* Sabe integrar su mundo interior con su entorno social.

* Reconoce cuando se equivoca y lo admite sin dificultad.

* Es lo suficientemente humilde como para preguntar y aprender.

* No teme cuestionarse pero tampoco se encierra en su mundo interior de pensamientos.

* Sabe escuchar con atención y respeto a los demás.

* Valora su presente y no pierde la ruta de sus convicciones y mejres ideales.

* Agradece sus dones y no pierde tiempo en quejas incesantes.

* Sabe dar espacio a sus emociones pero no se deja llevar simplemente por ellas.

* Disfruta el silencio y encuentra lo positivo de los tiempos de soledad.

* Habla más bien poco pero cuando lo hace es escuchado.

LA GRACIA del Martes 9 de Mayo de 2017

Pidamos al Señor la capacidad de buscar con pureza y humildad de corazón la verdadera sabiduría como lo hizo la Virgen María.

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