¿Qué es perder la vida por el Reino de Dios?

Padre, que es perder la vida por el Reino de Dios? — J.F.

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¿Has oído la expresión “¡Esto sí es vida!”? Suele decirse en un contexto que implica disfrutar las cosas que este mundo ofrece: placeres, buena comida, pocas responsabilidades, problemas bajo control, mucho dinero, lugares agradables y quizá exóticos…

La verdad es que muchas personas consideran que ESA vida es la que valdría la pena vivir–mientras que la vida REAL que llevan les parece, por contraste, poca vida o apenas supervivencia.

Las cosas no eran demasiado diferentes en el tiempo de Cristo. Muchos consideraban como felices y como punto de referencia a los adinerados y acomodados de aquel tiempo. Incluso más: tomando a su manera algunas interpretaciones del Antiguo Testamento, creían que una vida así era una vida de verdad “bendecida.” Por ello su absoluta extrañeza cuando Cristo les dice que no es fácil que un rico entienda lo del Reinado de Dios, y menos que entre en él (véase Mateo 19).

La frase de Cristo de “perder la vida” tiene que ver, en primer lugar, con sacarnos de la cabeza esas dos ideas: que la mejor forma de vivir es rodearse uno de una especie de paraíso, y que los que logran más o menos ese objetivo son los mejores amigos de Dios.

“Perder la vida,” en síntesis, es entender que la vida la hemos recibido para darla y que lo que no entregamos en servicio de la gloria de Dios y del bien de nuestro prójimo, en realidad lo estamos perdiendo.

Si el Reino del Norte (Israel) fue extinguido, ¿cómo dice Cristo que reunirá a las ovejas de Israel?

Buen día padre, tengo una duda. Si en la época de Roboam el pueblo de Dios se dividió en dos: Israel (reino del norte) y Judá (reino del sur) y después prácticamente desapareció el reino del norte, por qué Jesús habla de las ovejas perdidas de Israel. Gracias por su respuesta y Dios lo bendiga. — S.B.

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Conozco dos explicaciones, ambas muy bellas, sobre el uso del nombre de Israel en tiempos de Jesús.

1. Debe tenerse en cuenta que el pueblo elegido, el pueblo de Dios, utilizó muchos nombres para referirse a sí mismo para destacar distintos aspectos de su propio ser. Por eso encontramos textos en los que se habla de José, que fue uno de los hijos de Jacob, o se habla de Efraín, que fue uno de los hijos de José, o se habla de Israel, que es otro nombre para el mismo Jacob. Con frecuencia estos distintos nombres hacen alusión a la cercanía del amor de Dios por Jacob y su descendencia. Así que al referirse a Israel, posiblemente Jesús estaba haciendo alusión al conjunto del pueblo elegido, que se hallaba disperso, como él mismo dice: “ovejas sin pastor.”

2. Por otra parte sabemos que el nombre de Israel es ambiguo porque puede referirse al conjunto del pueblo, en cuanto que Jacob e Israel denotan a la misma persona, o puede referirse estrictamente al reino de Israel, el reino del Norte. Si Jesús quería hacer referencia al reino del Norte, su manera de hablar también tiene un gran significado; en efecto, en los anuncios de los Profetas se hablaba de la restauración del Reino del Norte; así por ejemplo en Ezequiel 36. Esta restauración parecía imposible a ojos humanos porque la invasión del imperio Asirio había provocado prácticamente la extinción del Reino del Norte; pero Dios anuncia por medio de Ezequiel, y también a través de otros profetas, que realizará esa maravillosa restauración. Se trata claramente de un anuncio mesiánico y escatológico, referido a los últimos tiempos y a la victoria decisiva de Dios. Así pues, cuando Cristo habla de buscar a las ovejas perdidas de Israel, está también declarando que han llegado esos tiempos últimos y definitivos.

El tema teológico de las partículas

Padre Fray Nelson una pregunta con respecto a recibir la comunión en la mano, si bien es cierto está permitido y al menos en mi diócesis por este tiempo han pedido que lo hagamos en la mano. Por ello al ser así como debemos manejar la parte en que posiblemente se puedan quedar partículas en la mano que no se alcance a observar, que deberíamos hacer después de recibir a nuestro amado Jesús en la mano y comulgar. —

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El tema de las partículas es cierto pero tampoco debe llevarse hasta el extremo. Voy a citar primero tres ejemplos:

(1) Una persona va a la Santa Misa y comulga, recibiendo además la Comunión en la boca. Siente que algo de la hostia consagrada quedó en su boca, entre sus dientes, aunque intenta obrar de la mejor manera consumiendo todo. Dos horas después, cuando va a comerse un sandwich, todavía le asalta el temor de revolver sandwich y eucaristía.

(2) Un sacerdote celebra con devoción la Santa Misa. Es un hombre que recibió el llamado vocacional después de hacer estudios de química pura. Un día le asalta un pensamiento: las condiciones de volatibilidad del vino hacen que partículas de vino abandonen el líquido y simplemente floten por el aire. Por eso, al sentir, después de la consagración, algo del aroma propio del vino, que por supuesto ya él no reconoce como vino sino como Sangre de Cristo, le entra angustia de pensar que la Sangre del Señor terminará posándose quién sabe dónde.

(3) En la Santa Misa se utilizan unos paños llamados “purificadores.” Es obvio que en un purificador quedan partículas, en general, minúsculas, de la Hostia Consagrada, y además es visible un rastro del vino consagrado, es decir, Sangre Preciosa del Señor. ¿Qué se debería hacer con ellos, con los purificadores? En la práctica es necesario lavarlos. ¿Y qué pasa con esas micro-partículas?

Por esta clase de análisis, y otros parecidos, uno ve que, sin negar la presencia real de Cristo entero en cada partícula, hay un límite en lo que puede suceder a los “accidentes” de pan y vino. Escribe Santo Tomás de Aquino (S.Th. III q. 77 a. 4) :

Ya que el cuerpo de Cristo y su sangre suceden en este sacramento a la sustancia del pan y del vino, si los accidentes sufren una inmutación que no es suficiente para corromper el pan y el vino, esta inmutación no provoca la desaparición del cuerpo y de la sangre de Cristo en este sacramento, ya sea la inmutación por parte de la cualidad, como cuando cambia un poco el color o el sabor del vino o del pan, ya sea por parte de la cantidad, como cuando se divide el pan o el vino en unas partes en que se salva todavía la naturaleza del pan y del vino. Pero si la inmutación es tan profunda que la sustancia del pan y del vino se corrompe, no permanece el cuerpo y la sangre de Cristo en este sacramento. Y esto, tanto por parte de las cualidades: como cuando cambian tanto el color, el sabor y las otras cualidades del pan y del vino que en modo alguno se hacen compatibles con la naturaleza del pan y del vino, como por parte de la cantidad: como si se pulveriza el pan o se minimiza tanto el vino que ya no quedan allí las especies de pan y de vino.

De tal modo que, ya se trate de comulgar directamente en la boca, o recibir la Sagrada Eucaristía primero en la mano, lo que debe hacerse es tener el cuidado y la delicadeza (sin obsesiones) de verificar que no queda nada que podamos reconocer.

Una pregunta sobre San José, en cuanto “Esposo”

Buena tarde Padre. Una pregunta: si el sacramento del matrimonio es hasta que la muerte nos separe y Nuestro Señor Jesús explicó que en el cielo no hay esposos. Entonces ¿por qué a San José se le sigue llamando el esposo de Nuestra Santísima Virgen María? –T.L

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En realidad, es lo mismo que sucede con las demás vocaciones. Piensa en el caso de un gran predicador, como San Antonio de Padua o Santo Domingo de Guzmán. En el Cielo ellos no siguen predicando pero los seguimos llamando “predicadores” porque tal fue su misión básica en esta tierra. Lo mismo pasa con San José: su principal y esencial misión fue ser el Esposo de la Bienaventurada Virgen María.

¿Son lo mismo el Hades y el infierno?

Padre: El Señor le bendiga. Quisiera preguntarle, ¿qué diferencia hay entre el Hades y el infierno? –JGP.

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Aunque en ocasiones se traten como sinónimos, se trata de dos realidades diferentes. La expresión “hades” viene de la cultura griega antigua. Es un término que hace referencia al modo misterioso de existencia que aquellos griegos pensaban que tenían las personas después de la muerte. Las descripciones literarias y poéticas que han llegado hasta nosotros, hablan de un sitio de sombras, desprovisto de alegría, como un sopor profundo, en el cual, sin embargo, tampoco parece que haya sufrimientos permanentes. En resumen: ir “al hades” al final equivale simplemente a morir.

Cuando hablamos de “infierno” en cambio, hablamos de un destino eterno de condenación por el rechazo voluntario, firme y permanente a Dios. Sobre el descenso de Cristo a los infiernos, que es un tema distinto a esta pregunta, conviene leer el catecismo de la Iglesia Católica, en los números 632 a 635.

Curiosidad sobre la palabra CATECISMO

Hola, padre Nelson. He sido catequista por más de 15 años y nunca me había pasado que un niño me hiciera esta pregunta: ¿De dónde viene la palabra catecismo? La verdad, no supe qué responder. ¿Me ayuda? — L.C.

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Una buena página de etimologías se llama así: http://etimologias.dechile.net/ y de allí tomo esta buena respuesta:

La palabra catequesis nos llega del latín cristiano catechēsis donde la tenemos en las cartas de San Jerónimo por ejemplo. En latín significa "instrucción sobre la religión". Pero se trata de un préstamo del griego κατήχησις ("katéchesis") donde significaba "acción de instruir de viva voz". El vocablo griego es un nombre de acción formado con el sufijo característico -sis sobre el verbo κατηχέω ("katecheo", resonar, resonar en las orejas, instruir o dar instrucciones de viva voz). A partir de este mismo verbo con el sufijo -ismós se forma κατηχισμός ("katechismós") que pasado al latín como catechismus, nos da catecismo que es el conjunto doctrinal religioso que se enseña.

El verbo κατηχέω se forma con el prefijo κατά (de arriba abajo, contra, completamente) y el verbo ἠχέω ("echeo", resonar, hacer resonar), derivado de ἦχος ("echos", ruido, sonido), de donde procede nuestra palabra eco, y cuya forma más antigua en griego es ἠχή, que en Homero se aplica a gritos o sonidos de instrumentos, pero nunca a sonidos articulados.

¿Cómo responder ante el hecho de los actos de abuso en la Iglesia?

A mí como creyente me afecta bastante, pues uno suele quedarse corto de argumentos contra este tipo de noticias (con una cifra mayor a las reportadas en artículos católicos) así que quisiera que por favor me ayudara con este asunto que sabemos es muy delicado> ¿Cómo responder a quienes gozan desprestigiar a la Iglesia con este tipo de acusaciones que son demasiado graves? ¿Y que pasaría si estas cifras son falsas, habría alguna manera de demostrarlo? Yo entiendo que nuestra fe se basa en la doctrina y no en las personas, pero ¿Cómo hacer para quitar a las personas este prejuicio de los “curas pedofilos” que tanto hace daño a la fe de los creyentes?. Por favor espero con ansias su respuesta, pues hasta ahora nada me había impactado tanto sobre la fe y la Iglesia en general como este tema. — D.R.

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Es evidente que la respuesta solo puede ir en las líneas que nos han mostrado los últimos Papas, y muy en particular, el Papa Francisco:

1. Reconocimiento de los casos reales, sin aumentar ni disminuir las cifras. Estas estadísticas deben mirarse en proporción a la población general. Así por ejemplo, está demostrado que la INMENSA mayoría de los casos de abuso sexual infantil acontecen en el ámbito familiar. Ello no quita en absoluto la gravedad de los abusos por parte del clero pero da una perspectiva que es indispensable. Además, el hecho de que una GIGANTESCA proporción de los abusadores sean personas casadas quita de una vez la acusación frecuente que quiere vincular el tema del abuso a la opción de la Iglesia Católica por el celibato.

2. Poner como prioridad el apoyo a las víctimas. Una vez que queda establecido el daño que lamentablemente ha sufrido alguna persona, lo más importante es brindar asesoría, consejería y muy posiblemente tratamiento psicológico que pueda aliviar hasta donde es posible la carga que ya han soportado esas personas.

3. El siguiente énfasis debe estar en la selección de los candidatos al ministerio ordenado, y en este sentido el Papa Francisco no ha economizado esfuerzos ni claridad. Ha dicho además expresamente que si una persona tiene una clara tendencia homosexual no debe considerar que su vida y su realización están en el sacerdocio. Advertencia, esta última, muy oportuna si se tiene en cuenta que una proporción importante de abusos han sido con personas del mismo sexo.

4. Debe quedar clara la colaboración en todos los momentos, con las instancias civiles y penales, sin anticipar condenas pero por supuesto preservando el principio jurídico fundamental de la presunción de inocencia.

Toda esta información, y mucho más, YA ES LEY EN LA IGLESIA, y puede consultarse por todos en este enlace.

La respuesta de la Iglesia Católica va mucho más allá de lo que se debería exigir a muchas otras instancias como son escuelas públicas o las mismas familias, donde, como se indicó, suceden la mayor parte de los abusos.

Sobre el tema de las estadísticas, como tales, hay un muy buen artículo de Aleteia.

Origen de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Padre Nelson: he notado un renovado interés por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Mi abuelita era muy devota del Sagrado Corazón. Yo misma no lo he sido mucho, para ser sincera. Pero tengo un par de sobrinas, hermanas entre sí, que tienen esa devoción. Por eso digo que está como retornando. Y la verdad, de ahí viene mi pregunta: ¿cómo surgió esta idea de venerar o amar al Corazón de Jesús? — J.L.

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Aciprensa tiene un hermoso artículo que sintetiza la respuesta a tu pregunta:

Se acerca el día de la fiesta al Sagrado Corazón de Jesús en todo el mundo y muchos fieles se preguntan cómo y dónde se originó esta tradición.

La devoción al corazón herido de Jesús tiene sus orígenes en el siglo XI, cuando los cristianos piadosos meditaban sobre sus cinco llagas.

En aquel tiempo creció entre los fieles las oraciones al Sagrado Corazón, a la llaga del hombro de Jesús, entre otras devociones privadas. Todas ayudaron a los cristianos a enfocarse en su Pasión y Muerte, de tal manera que lograran crecer en el amor hacia Él.

Sin embargo, no fue hasta 1670 que el sacerdote francés P. Jean Eudes celebró la primera fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

Casi al mismo tiempo, una religiosa conocida por su piedad, Sor Margarita María Alacoque, empezó a informar que tenía visiones de Jesús. Éste se le aparecía con frecuencia y, en diciembre de 1673, le permitió –como había permitido una vez a Santa Gertrudis– descansar su cabeza sobre su corazón.

Mientras experimentaba el consuelo de su presencia, Jesús le habló de su gran amor y le explicó que la había elegido para dar a conocer su amor y su bondad a la humanidad.

Al año siguiente, en junio o julio de 1674, Margarita María informó que Jesús quería ser honrado bajo la figura de su corazón de carne. Pidió a los fieles que lo recibieran con frecuencia en la Eucaristía, especialmente el primer viernes de cada mes, y que practicaran una hora santa devocional.

En 1675, durante la octava al Corpus Christi, Margarita María tuvo una visión que posteriormente se conoció como la “gran aparición”.

En ella, Jesús pidió que la fiesta del Sagrado Corazón sea celebrada cada año el viernes siguiente a Corpus Christi, en reparación por la ingratitud de los hombres hacia su sacrificio redentor en la cruz.

La devoción se hizo popular después de la muerte de Santa Margarita María en 1690. Sin embargo, debido a que la Iglesia siempre es cuidadosa en aprobar una aparición o devoción privada, la fiesta no se estableció como oficial en toda Francia hasta 1765.

El 8 de mayo de 1873 la devoción al Sagrado Corazón fue formalmente aprobada por el Papa Pío IX, y 26 años después, el 21 de julio de 1899, el papa León XIII recomendó urgentemente que todos los obispos del mundo observaran la fiesta en sus diócesis.

El Papa León aprobó las siguientes indulgencias por la devoción:

• Por realizar la devoción pública o privada, siete años y siete cuarentenas (la remisión de castigo temporal equivalente a lo que se concedería por cuarenta días de penitencia) cada día.

• Si la devoción se práctica diariamente en privado, o si una persona asiste por lo menos diez veces en una función pública, una indulgencia plenaria (remisión de todo castigo temporal por pecados) en cualquier día de junio o entre el 1 y el 8 de julio (según el Decreto urbis et Orbis, 30 de mayo de 1992).

• La indulgencia ‘toties quoties’ (para las almas del Purgatorio) se puede ganar el 30 de junio o el último domingo de junio en aquellas iglesias donde el mes de junio se celebra solemnemente. Pío X instó a un sermón diario, o al menos durante ocho días en forma de una misión.

• A los sacerdotes que prediquen los sermones en las celebraciones solemnes de junio en honor del Sagrado Corazón, y a los rectores de las iglesias donde se celebran estas ceremonias, el privilegio del Altar Gregoriano el 30 de junio.

• Una indulgencia plenaria para cada comunión en junio, y para aquellos que promueven la solemne celebración del mes de junio.

Teología de la Liberación y Teología del Pueblo

Fray Nelson, ¿Cuál es postura actual de la Iglesia con respecto a la teología de la liberación, o la teología del pueblo? –P.G.

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Hace ya bastantes años la Santa Sede publicó un par de documentos que no han sido negados posteriormente, y que en ese sentido siguen siendo la directriz fundamental de la Iglesia actual. Se trata de “Libertatis Nuntius” (LN), del 6 de Agosto de 1984, y luego, “Libertatis Conscientia” (LC), del 22 de Marzo de 1986.

En esencia, esos documentos afirman tres principios, que siguen siendo válidos:

1. Hay un modo correcto de entender la opción preferencial por los pobres. Está bien expresado en el número 68 de LC: “La miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e identificarse con los «más pequeños de sus hermanos» (cf. Mt 25, 40. 45). También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia que, desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables. Además, mediante su doctrina social, cuya aplicación urge, la Iglesia ha tratado de promover cambios estructurales en la sociedad con el fin de lograr condiciones de vida dignas de la persona humana.”

2. Cualquier presentación de la realidad social que se centre única o unilateralmente en lo económico (o en lo puramente humano) desfigura el servicio propio de la Iglesia. En esa línea leemos en LN, VII-13: “La primera condición de un análisis es la total docilidad respecto a la realidad que se describe. Por esto una conciencia crítica debe acompañar el uso de las hipótesis de trabajo que se adoptan. Es necesario saber que éstas corresponden a un punto de vista particular, lo cual tiene como consecuencia inevitable subrayar unilateralmente algunos aspectos de la realidad, dejando los otros en la sombra. Esta limitación, que fluye de la naturaleza de las ciencias sociales, es ignorada por quienes, a manera de hipótesis reconocidas como tales, recurren a una concepción totalizante como es el pensamiento de Marx.”

3. Existe, y es nuestro deber, la tarea de buscar una “auténtica liberación.” Dice LC, n. 99: “El cristiano está llamado a actuar según la verdad y a trabajar así en la instauración de esta «civilización del amor», de la que habló Pablo VI. El presente documento, sin pretender ser completo, ha indicado algunas de las direcciones en las que es urgente llevar a cabo reformas en profundidad. La tarea prioritaria, que condiciona el logro de todas las demás, es de orden educativo. El amor que guía el compromiso debe, ya desde ahora, generar nuevas solidaridades. Todos los hombres de buena voluntad están convocados a estas tareas, que se imponen de una manera apremiante a la conciencia cristiana. La verdad del misterio de salvación actúa en el hoy de la historia para conducirla a la humanidad rescatada hacia la perfección del Reino, que da su verdadero sentido a los necesarios esfuerzos de liberación de orden económico, social y político, impidiéndoles caer en nuevas servidumbres.”

Aunque la llamada “Teología del Pueblo” tiene un énfasis menor en los aspectos unilateralmente económicos, estas observaciones valen también para quienes han escrito al respecto, sobre todo por la necesidad de pensar en lo que San Pablo VI llamaba la salvación de todo el hombre y de todos los hombres.

¿Es inventado todo lo de la pandemia?

Querido fray Nelson: Me atrevo a escribirle pidiendo su ayuda y consejo. Con esto de la pandemia mundial, hay varias voces dando cátedra, y eso me ha hecho buscar respuesta buscando luz para discernir quiénes dicen la verdad o parte de ella. Hay quien habla diciendo que no existe pandemia, y que estamos presos en nuestras casas, mientras los políticos nos venden a este Nuevo Orden mundial.Muchos amigos provida, están convencidos que esta es la verdad de lo que está sucediendo y se ha creado un gran descontento. También están los que acusan a la iglesia, de complicidad o sumisión, y al mismo Papa Francisco. Me he atrevido a escribirle para pedirle nos ayude! — MIR

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Mi experiencia es que las personas que han caído en las redes de una idea de conspiración no saldrán de ahí a fuerza de argumentos sino de reveses e incluso duros golpes que les dé la vida. Ya he conocido personas que han tomado en serio la epidemia solamente con el contagio (y en algún caso, la muerte) de alguien cercano. No es cosa que uno desee pero… es así.

Lo que yo aconsejo en esto es: pide que respeten tu postura, que no te manden más material de eso, y cuida con prudencia tu salud y la de los tuyos.

Disculpa que no puedo escribir más largo.

Enfermedad mental y responsabilidad moral

Fray Nelson, además de saludarlo, quisiera hacerle la siguiente pregunta: ¿Cuál es la postura de la iglesia frente a síntomas de enfermedades mentales que se consideran como pecado? O dicho de otra forma, ¿Cómo entiende la iglesia esos pecados que han sido causados principalmente por una enfermedad mental? Agradezco su atención, quedo atento. Dios lo siga bendiciendo. — B.C.

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En el número 1754 del catecismo leemos que las circunstancias “…pueden también atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (como actuar por miedo a la muerte).” Si esto vale para condicionamientos más o menos externos, como puede ser una amenaza de muerte, mucho más se cumple cuando hablamos de condicionamientos más estables y profundos como pueden ser: la ignorancia invencible, o un estado mental de clara perturbación.

Si bien es lamentable que una persona que padece una enfermedad mental causa daño o incluso la muerte a otra persona, es evidente que la responsabilidad moral puede estar seriamente disminuida o incluso no existir en absoluto. De hecho, no solo la Iglesia sino que las leyes civiles y penales de muchos países así lo admiten.

Por supuesto, la evaluación específica del tipo de enfermedad mental y cuánta responsabilidad puede quitar es un tema distinto, que puede llegar a altos niveles de complejidad y de incertidumbre, sobre todo cuando la influencia de la enfermedad mental no es permanente sino en cierto modo por episodios.

Alabar y dar gloria a Dios

Bendiciones para usted y los suyos. Quisiera formular una pregunta. Qué diferencia hay entre Alabar y dar Gloria a Dios? ¿Es en el fondo lo mismo? ¿Cuáles son las características de cada una? ¿Me podría dar ejemplos concretos? Dios le pague y lo siga colmando de bendiciones. – L.C.

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“Dar gloria a Dios” es más amplio que “alabar.”

Entre los judíos del tiempo de Jesús, la expresión “da gloria a Dios” era un modo solemne de exigir la verdad y solamente la verdad–bajo el criterio de que decir mentiras no le da la gloria a Dios.

En general, dar gloria a Dios es expresar con nuestro ser, actuar, pensar, hablar que somos suyos, que su obra está en nosotros; aún más: que nosotros mismos somos su obra! Vivir entonces recta y santamente, y seguir con amor sus caminos de modo que todo lo nuestro hable de Él: eso es darle plenamente la gloria.

Alabar es expresar con nuestras palabras las grandezas de Dios, sea con palabras que recitamos, improvisamos o cantamos. Es un precioso ejercicio, y sin embargo, su verdadera belleza solo aparece cuando nuestra vida, en todo sentido, y no solo con nuestras palabras, le da la gloria a Dios.

En síntesis, alabar es UN MODO de dar gloria a Dios pero el modo pleno es una vida santa y recta, en cada una de sus dimensiones.

Preguntas sobre el nombre de Dios

1. ¿Cuál es el Dios de los Cristianos Católicos? 2. ¿Los Evangélicos son Cristianos? 3. ¿Nosotros (Cristianos Católicos) podemos llamar a nuestro Dios: Yahveh? 4. ¿Los YO SOY de Jesús, no hacen referencia a Yahveh? 5. Nuestro Dios es trino… ¿Podemos decir que nuestro Dios es la Santísima Trinidad? — D.B.

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Respuestas sintéticas:

1. Nosotros utilizamos el término “Dios” ante todo para referirnos al Padre de Nuestro Señor Jesucristo. En otro sentido, utilizamos ese término como designación de la naturaleza divina, y entonces afirmamos que Cristo es verdadero hombre y verdadero DIOS.

2. Sobre si ellos (Evangélicos) son Cristianos: la definición usual de “cristiano” es esta: proclamar a Jesucristo, el que murió en la cruz, el que resucitó, como Señor de la propia vidas; en ese sentido son cristianos. Luego resulta que no admiten una serie de cosas sobre Cristo, por ejemplo, su presencia en la Eucaristía, que es algo que viene del mismo Cristo. Ese es otro problema.

3. El nombre de Yahveh aparece completamente ligado a la revelación de Dios en la alianza de Moisés, entonces no, no corresponde para nosotros.

4. Los (YO SOY), hacen referencia a Dios. Nuestro Dios es el mismo Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Yahvéh es el nombre que el mismo Dios ha tenido durante el Antiguo Testamento, en referencia a la alianza sellada a través de Moisés. No estamos hablando entonces de dioses distintos, sino de manera distintas de referirnos al único Dios. Sin embargo, como ese término está tan ligado a la alianza con Moisés, ahí hay un límite, y por eso no es buena idea que un cristiano use ese nombre. No es que sea pecado, llamémoslo así, sino que no es correcto porque sería como hacer caso omiso de la Nueva y Eterna Alianza en Cristo.

5. La Santísima Trinidad es el nombre que le damos al Misterio de Dios: es propiamente eso, y no un Nombre para Dios.

La Iglesia ante las autoridades civiles en tiempos de COVID-19

Varios lectores nos han preguntado sobre la actitud de la Iglesia ante las autoridades civiles en tiempos de COVID-19.

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Me apoyo en un escrito de mi amigo sacerdote, P. Leandro Bonnin, porque comparto su punto de vista:

En medio de situaciones difíciles, volver a las fuentes de la doctrina católica nos trae siempre claridad y paz. Nos ordena, nos serena, nos provoca y nos “aguijonea” a ser mejores.

La situación actual, en la cual las Misas celebradas en las parroquias no pueden contar por ahora con la presencia de los fieles ha suscitado diversas manifestaciones y expresiones, sobre todo en las redes sociales.

Algunos fieles han mostrado su anhelo de participar en la Santa Misa con pedidos virtuales dirigidos a las autoridades civiles y -este es el caso al que me quiero referir- a los obispos. A su vez, algunos obispos han respondido públicamente a esta petición, al igual que algunos sacerdotes.

Mi opinión personal, en concordancia con lo que enseña el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica, se resume en lo siguiente:

# Que los bautizados tienen derecho a los sacramentos si los piden razonablemente y con las debidas condiciones (c. 213)

# Que los fieles laicos “tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.” (c. 212 .3)

# Que los pastores debemos, en este contexto difícil, hacer lo posible para brindarles “asistencia espiritual” […]

# Que por el momento y teniendo en cuenta que en [nuestros países] no están permitidos los eventos no sólo religiosos, sino también culturales, recreativos y deportivos, no estamos -al menos no aún- en una situación de “persecución religiosa”. Tampoco se nos está privando del ejercicio del derecho de la Libertad religiosa, al menos que yo sepa. Los eventos religiosos que impliquen congregar fieles “caen” bajo la misma regulación que todos los demás eventos, no se nos impide reunirnos por motivos de fe sino por una medida sanitaria más amplia.

Lo que me permito sugerir a los fieles –en relación a los obispos y sacerdotes- y también me atrevo a sugerir a mis hermanos sacerdotes y a los obispos –aunque no sé si alguno me leerá, 😉 – es que evitemos los JUICIOS TEMERARIOS.

¿Qué son estos juicios?

El catecismo dice que “se hace culpable de de JUICIO TEMERARIO el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo” (2477)

Tal vez me equivoco, tal vez estoy cayendo yo en esto que señalo, pero en algunos textos y mensajes –tanto de fieles como de pastores- me parece ver algo de “juicio temerario”: suponer o dar a entender sin fundamento suficiente que el otro “hace tal cosa” porque “es esto o aquello”. No voy a poner ejemplos, que ustedes podrán inferir.

A mis hermanos laicos, los animo a ayudar a los sacerdotes a descubrir cómo ejercer ese ministerio de “asistencia espiritual” en el marco de la actual normativa.

A mis hermanos sacerdote, los animo a que pidamos a Dios el don de la creatividad para que sin descuidar la salud de nadie hagamos lo posible para atender a nuestros fieles. Para que ellos -nuestros fieles, los que nos sostienen con su oración, los que nos sostienen económicamente, los que trabajan “a la par nuestra”, los que le “ponen el pecho” a la experiencia difícil de ser cristiano hoy- no se queden con la sensación de que su reclamo no nos “hace mella” porque “sabemos por qué lo hacen”. Y mucho menos lleguen a sentir que los juzgamos o los condenamos.

Como siempre, ojalá que esta situación, incluso teniendo puntos de vista diversos, sea una oportunidad para que nuestros hermanos no creyentes puedan ver al Pueblo de Dios -fieles y pastores- y decir “miren como se aman”.

Autoestima

Padre, quería pedirle un consejo como puedo aumentar mi amor propio el sentirme insuficiente… quisiera ser feliz. – C.C.

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Lo que más ayuda para una sana autoestima está en estas siete recomendaciones, desde un punto de vista cristiano:

1. Cuida tu cuerpo. No hay que idolatrarlo pero el descuido no solo trae enfermedades sino una sensación de auto-desprecio y de descontento con lo que somos. Cuidar el cuerpo implica alimentarse sanamente (sin que sea una tortura), estar atentos a posibles enfermedades y también tener actividad física. Está muy bien demostrado el bien general que trae algo de ejercicio.

2. Ora y conserva la paz en tu conciencia. La sensación de culpa es como una traición a uno mismo. Como somos católicos, no pierdas oportunidad de cultivar un frecuente examen de conciencia y acudir al sacramento de la confesión cuando es necesario.

3. Conócete. Nadie es bueno para todo. Cultiva entonces tus fortalezas. No brillarás en todo pero está bien que crezcas en los talentos que Dios te ha dado. Descuidar esos talentos no solo es ingratitud hacia Dios sino una especie de frustración de la que nada bueno saldrá.

4. Repite más la palabra GRACIAS, siempre con sentido y con propósito. Di gracias a Dios, a tu familia, a la persona desconocida que te hace un bien, aunque parezca pequeño. La palabra hay que decirla. Acostumbra tus oídos a escuchar de tu propia boca la palabra gracias. Es una palabra que te abre al bien que hay en el mundo y que hay en ti.

5. Aprovecha, disfruta y haz posible que se repitan los momentos que son gratos con tu familia o amigos. Haz sentir a las personas que las valoras. Míralas a los ojos y no economices sin necesidad las palabras de elogio que les puedan hacer bien precisamente porque son verdad y tal vez nadie se las dice.

6. Cultiva alguna actividad artística. Que tu vida no sea solo estudiar, trabajar o producir–incluso si estás produciendo cosas buenas. Algo de poesía, pintura, canto o danza: lo que sea más compatible con tu modo de ser: eso te hará bien, poco a poco.

7.Hay muchas personas vulnerables o débiles, por muchas razones. Hacer el bien a estas personas, con generosidad y sin ninguna arrogancia trae grandes bendiciones y nos ayuda a descubrirnos como parte del plan de Dios.

Espero que estas sugerencias te puedan servir. Te bendigo y gracias por tu confianza.

¿Creados inmortales?

Padre Nelson, cuando Dios creo al hombre, ¿lo creo inmortal? –L.S.

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Mira cómo responde admirablemente Santo Tomás de Aquino:

“Este, es el modo como el hombre era incorruptible e inmortal en el estado de inocencia, pues, como dice Agustín en el libro De quaest. Vet. et Nov. Test.: Dios dotó al hombre de inmortalidad mientras no pecase, para que él mismo se diese la vida o la muerte. En efecto, su cuerpo no era incorruptible por virtud propia, sino por una fuerza sobrenatural impresa en el alma que preservaba el cuerpo de corrupción mientras estuviese unida a Dios. Esto fue razonablemente otorgado. Pues, porque el alma racional supera la proporción de la materia corporal, como dijimos (q.76 a.1), era necesario que desde el principio le fuese dada una virtud por la que pudiese conservar el cuerpo por encima de la naturaleza material corporal.”

El texto está tomado de la Suma Teológica, I parte, cuestión 97, artículo 1.