La fe de Jesus

Siempre escucho su predicación por Internet. En mis reflexiones sobre la fe, he caído en cuenta que las predicaciones o escritos nos hablan de la fe en muchas personas de la Biblia, (en una cartilla que sacó la conferencia episcopal de Colombia); la fe de Nuestra Señora, la fe de los apóstoles… pero nunca he oído ni leído de la fe de Nuestro Señor Jesucristo. Mi pregunta: ¿Jesús tuvo fe al estilo nuestro? Muchas gracias, Fray Nelson. Bendiciones en su predicación itinerante. –Berta G. Acero Gutiérrez op.

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La respuesta breve es: no.

La fe sucede en nosotros por la acción iluminativa y persuasiva del Espíritu Santo a partir del testimonio exterior que dan la creación, la palabra de predicación y las vidas de los santos. Ahora bien, el modo de unión del Espíritu a nuestra mente y corazón es sublime pero de ningún modo comparable con la unión perfectísima que se da en la Persona de Cristo, que por eso es llamada unión hipostática, es decir, en un solo sujeto. El modo de nuestro conocimiento en la fe no puede entonces compararse de ninguna forma con el modo de conocimiento que Cristo tenía de Dios y lo divino. Por eso en Cristo no hubo propiamente fe. Esto no implica ningún detrimento a su naturaleza humana de Cristo porque lo único que se afirma es que esa naturaleza, por su unión hipostática con la naturaleza divina, conoce y quiere de un modo humano a una escala divina.

Por otro lado, debe recordarse que en la fe hay una dimensión existencial que suele expresarse con la palabra “confianza.” Creer no es solamente saber sino también entregarse, confiar. Y esa confianza, precisamente como perfecto abandono en Dios Padre, está plenamente presente en Cristo. Esta dimensión existencial hace que Cristo sea verdaderamente modelo, referencia y líder en nuestra manera de creer, no por lo que conoce ni como lo conoce, sino por la donación de sí mismo en absoluta confianza de amor y obediencia al Padre.

¿Es libre el que no puede pecar?

“Si Jesús no podía pecar no era auténticamente libre, ya que no podía elegir con libertad hacer el bien o el mal” ¿Cómo se responde a eso? Gracias. J.B.

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Esa noción de libertad implica que todas las opciones deben estar en pie de igualdad para que uno sea libre. Es fácil ver que tal noción es errónea. Si un papá no ha sentido ganas de violar a su bebé, ¿diremos que no es libre porque esa opción nunca la ha considerado ni nunca le ha atraído? Los que nunca hemos pensado y deseado matar al presidente tampoco somos libres porque esa opción no la hemos tenido. ¡Absurdo! La libertad no consiste en tener muchas opciones, ni en considerar muchas opciones, ni en desear muchas opciones. Llamamos libre al que busca caminos para un bien porque si alguien está pensando cómo encadenarse a un vicio lo consideramos esclavo de ese vicio y no persona libre. por eso nadie más libre que Cristo: libre para el máximo bien de la mejor manera.

Es el relato del Genesis un mito?

Fr. Nelson, el relato del Génesis puede entenderse como un mito? – M. Ceballos.

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La palabra “mito” suele entenderse como fábula o aún peor, como engaño. Ninguna de las dos cosas es el Génesis. Es un relato que enseña verdades profundas en un lenguaje que no tiene aspecto ni presunciones de científico. Para aprovechar el texto del Génesis, como en realidad sucede con toda forma de literatura. Si yo leo que un poeta le escribe a su amada y le dice “las perlas de tu dientes…”, y me pongo a burlarme porque afirmo que ese poeta es un tonto que no sabe que los dientes no están hechos de perlas, lo único que estoy demostrando es mi torpeza al leer poesía.

En el mismo sentido, el Génesis, concretamente en sus capítulos iniciales del 1 al 11, es una narración que quiere dejarnos una buena cantidad de enseñanzas profundas: sólo hay un Dios, único creador; el mal surge del abuso de la libertad, primero en los ángeles y luego en los hombres; la rebeldía contra Dios produce hostilidad en nuestra manera de relacionarnos con la naturaleza y sobre todo engendra división y odio entre las personas. Este es el tipo de enseñanzas que a través de un lenguaje hermoso, sencillo y a la vez sugerente trae el Génesis, y por eso mismo, tal es su espacio de verdad, lejos de fábulas y de engaños.

Que NO es y que SI es la fe

Fray quisiera apelar a su sabiduría, y podría en 5 frases o 5 palabras, que me diga: QUE ES LA FE PARA UD., y 5 frases o palabras que me resuman, QUE NO ES FE. — S.M., Paraguay

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QUÉ NO ES LA FE:

1. No equivale a la sugestión ni a “pensar con el deseo.”

2. No es lo mismo que una actitud optimista, a la manera del pensamiento positivo o la llamada programación neuro-lingüística.

3. No es la simple repetición de frases de religión, en caso de que uno ni siquiera las entienda ni acoja de corazón.

4. No es irracionalidad, como si al apagar la razón empezara la fe, o al apagar la fe empezara la razón.

5. No es simple costumbre o práctica social establecida.

QUÉ SÍ ES LA FE:

1. Es el primero entre los dones que el Espíritu Santo otorga a un ser humano, cuando le concede afirmar con certeza el ser y el obrar de Dios.

2. Es la RESPUESTA que damos a la PROPUESTA de Dios en la persona de su Hijo Jesucristo.

3. Es un movimiento de confianza y entrega total hacia Dios porque hemos descubierto su bondad, sabiduría y poder.

4. Es la perfección máxima que puede alcanzar nuestro entendimiento en esta tierra porque al abrirse a creer se apoyo en el entendimiento mismo de Dios.

5. Es el lenguaje común, el código genético mismo, de la iglesia, pueblo santo que ha nacido de la predicación y es regido por el cuidado de los apóstoles y sus sucesores.

Ama Dios a todos por igual?

Respetado Fray Nelson : sobre estos 2 conceptos ” Dios NO nos ama a todos por igual ” y por tanto ” tal santo es menos santo que tal otro santo… quisiéramos su autorizada opinión. M.R.M.

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¿A quién ama más Dios? No lo sabemos. Sabemos que su amor es infinito para cada uno, pero el infinito también tiene grados, como han demostrado los matemáticos ya desde el siglo XIX. Por eso debemos afirmar que sabemos que su amor es mayor por unos que por otros pero que no tenemos cómo hacer esa comparación. Un cierto consenso es que su amor se muestra mayor en las conversiones y en el don de la perseverancia final.

¿Quién es más santo que quién? Eso tampoco lo sabemos. Sabemos que hay unos más santos que otros, y hay consenso en que la Virgen María brilla en santidad por encima, no sólo de los hombres sino incluso de los ángeles. Hay cierta claridad sobre la inmensa santidad de San José y de los Apóstoles. Aparte de eso, no sabemos, y es temerario afirmar que conocemos quién es más santo que otro, porque eso supondría tener acceso a la caridad verdadera de cada uno, pues Santo Tomás de Aquino explica que la única diferencia relevante en cuanto a la santidad es el grado del amor, grado que obviamente sólo Dios conoce.

Buen uso de las redes sociales

buen día Padre Nelson lo saludo desde Santa Cruz-Bolivia ,soy de una comunidad de Jóvenes (Joven Misionero Luz de Cristo) de La Mansión y quisiera hacerle unas preguntas… Qué opina sobre las redes sociales (facebook, twitter,) el internet???? cuando es bueno , cuando es malo??? espero su respuesta: gracias. – E.B.

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El Internet, el chat o videochat, el correo electrónico son, finalmente, medios de comunicación. Los tres criterios de toda comunicación rigen aquí: veracidad, respeto y utilidad.

(1) Veracidad: no finjas lo que no eres. No pretendas presentarte perfectamente feliz, increíblemente fuerte, fantásticamente encantador; infinitamente depresivo, ni cosa parecido. Huye de la simulación especialmente en lo que tiene que ver con la murmuración, la calumnia, la sensualidad, la estafa y el matoneo.

(2) Respeto: recuerda siempre que estás tratando con seres humanos. Recuerda que las palabras potencialmente hieren de una manera a menudo irreparable. Recuerda que tú, tu pasado, tus amigos, tu cuerpo, tu buen nombre merecen ser respetados y cuidados tanto como los de los demás.

(3) Utilidad: el ocio acaba mal. El curiosear, el pretender “espiar” a amigos o gente con la que hubo una relación es mala idea. Evalúa con frecuencia qué sacas de tu tiempo de conexión, y aplica el criterio de Cristo: por sus frutos los conoceréis.

Extraterrestres

Buenas noches Padre Nelson, Paz y Bien! quisiera molestarle pidiéndole luz en esta consulta que le presento. Se que Dios, Creador del Cielo y la Tierra, creó el Universo, infinito, inmenso. Los hermanos separados dicen que en la Biblia se menciona que los extraterrestres existen, que Elias fué raptado por una bola de fuego que pudo ser un ovni. En mi parecer, yo no dudo que no haya vida en otros planetas, pues asi como Dios creo la tierra pudo haber creado otros mundos, pero me niego a creer que puedan ser seres feos, malos, que puedan venir a la tierra a hacernos daño. Si Dios que es Amor, Misericordia, Bondad, que creó el hombre a su imágen y semejanza, pueda crear seres feos y malos? En que pasajes del Antiguo Testamento se habla de los seres de otros planetas. Yo leí no hace mucho en algún mensaje que me enviaron de una red católica, que el Vaticano ha aceptado que puede haber vida en otros planetas. El Vaticano, maneja unos de los observatorios más grandes y modernos del mundo. Nos puede comentar algo apegado a la verdad y a nuestra fe! un abrazo en Cristo Jesús y María. Bendiciones. – A. K., desde Honduras.

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Ante todo, ten en cuenta que los hermanos “separados” no sólo están separados de nosotros sino separados entre si, es decir: no todos creen las mismas cosas. Es un asunto natural y explicable porque ellos afirman, en contra de la Biblia misma, que la Biblia la puede interpretar cada uno, y por eso resultan todo tipo de teorías, no sólo con respecto a los extraterrestres sino con respecto a cada cosa en la fe. Por eso no pienses que lo que te ha dicho un protestante es lo que piensan todos los protestantes.

En cuanto a lo que enseña la Iglesia Católica sobre los extraterrestres, este artículo es muy bueno y hasta donde alcanzo a ver completamente apegado a nuestra fe:

La síntesis es:

(1) Es posible que exista vida fuera de este planeta, aunque debe notarse que la búsqueda de esa vida ha tenido a menudo una motivación espuria, a saber: el deseo de debilitar la argumentación en favor de un Dios como creador de aquello que es espiritual en el ser humano.

(2) El avance en el conocimiento científico acumula cada vez más elementos que muestran lo especial que es nuestro planeta. En contra de quienes piensan que la sola abundancia de material cósmico debe´ria ofrecer muchas posibilidades al desarrollo de la vida, hay que afirmar que las características relativamente escasas de este sistema solar, y de este planeta dentro de este sistema, hablan de la vida como algo escaso, si es que se ha dado en otras partes. Los extintos Venus y Marte, nuestros vecinos de Sistema Solar, muestran bien que hay que calibrar muchas variables para que pueda haber vida, por lo menos vida semejante a la nuestra.

(3) El hecho de que se encontrara vida genuinamente ajena todo proceso de vida y reproducción de nuestro planeta aún no demostraría que pudiera haber vida inteligente. Decir lo contrario es hacer un enorme acto de “fe en la ciencia” que consistiría en afirmar que las solas fuerzas de la naturaleza producen de por sí mismas y de manera irremisible inteligencia.

(4) Si hubiera vida inteligente, sujeta a la materia, y por lo tanto, sujeta al tiempo, y además necesitada de redención, es perfectamente posible que el mismo Cristo que conocemos sea su redentor, como lo es de nosotros. El misterio hipostático que permite asumir todo lo que es Cristo pone un límite inferior pero no superior a su misterio.

Dios envia o causa cosas malas?

Fray, oí a un predicador decir que Dios manda cosas malas a los hombres también con un propósito, pero ¿no podríamos decir que se contradice Dios a si mismo porque el es Amor y el Bien? Narro el episodio del faraón cuando le endureció su corazón. Por favor esclaréceme este pensamiento. Dios te guarde. Mábel.

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Para comprender lo que está en juego en esta pregunta resulta útil hacer una lista de afirmaciones que sabemos que son ciertas pero que precisamente no se ve cómo puedan ser compatibles entre sí.

1. No hay varios dioses sino un solo Dios. Nada hay entonces que escape de su mano. Todo lo que sucede tiene que suceder ante su mirada y no puede estar por fuera de sus planes y de su poder.

2. Pero vemos que hay maldad en el mundo, y vemos que suceden cosas malas, no sólo a los malos sino también a los buenos.

3. Y sabemos que Dios es el sumo bien, la suprema verdad y la más perfecta bondad.

¿Es Dios bueno y no es causa de lo malo? Si así fuera, entonces el mal tendría una causa fuera de Dios, y entonces sí que habría algo que está fuera de su poder.

¿Es Dios bueno y también manda cosas malas? Entonces, ¿en qué consistiría su bondad?

La clave para una respuesta es preguntarse de qué manera Dios es causa de aquellas cosas que son manifiestamente malas, porque es posible, y de hecho así sucede, que un mismo ser puede ser causa de modos distintos.

Uno tiende a llamar “causa” a todo aquello que concurre para que una cosa suceda. Así por ejemplo, consideremos el caso de un hombre que guarda un revólver en casa. Él es una persona responsable y seria, y tiene todos los permisos legales para la posesión de esa arma, que guarda bajo llave. Pero este hombre tiene un hijo irresponsable y drogadicto que un día, en ataque de locura, violenta la seguridad del papá en su ausencia, saca el arma y comete un crimen por tratar de conseguir dinero para su vicio. Es evidente que la existencia de esa arma fue una condición para que se realizara ese crimen, y en ese sentido el hecho de que aquel hombre tuviera en casa esa arma fue causa de una muerte, porque si él no hubiera tenido esa arma ese crimen en particular no hubiera sucedido. En términos aristotélicos, el arma fue “causa material” del crimen.

Por supuesto, Dios es mucho más que “causa material” pero si uno lo piensa, la voluntad que nos ha otorgado por su designio inescrutable hace que todo lo que recibimos de él sea como el “material” sobre el que nosotros decidimos en una u otra dirección. porque es evidente que el ser humano tiene un margen, relativamente pequeño pero real, de decisión; si esto se niega no se ve cómo se pueda hablar de voluntad o de libertad o de libre albedrío.

¿Entonces qué es lo que corresponde a la acción divina cuando cosas malas nos llegan o cuando las personas cometen actos perversos?

1. Dios es causa de todo cuanto existe pero no puede llamársele único responsable de cuanto sucede.

2. En la medida en que Dios es único creador, su múltiple providencia es como el “material” sobre el que obra, a manera de “causa segunda” nuestra voluntad, de modo que el ser humano tiene auténtica responsabilidad sobre los actos que desea y/o realiza.

3. Nuestras acciones no escapan al conjunto más amplio de la Providencia divina, que de muchos modos saca bienes de los males. Así que aunque Dios en su Providencia haya causado que algo objetivamente malo suceda, eso malo es sólo parte de una historia más amplia en la que finalmente brilla el bien que de él proviene.

Ministros Extraordinarios de la Eucaristía

Pregunta: ¿Qué es un “ministro extraordinario de la Eucaristía”? Gracias. – Bruno Medina.

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Hermano, lo que sigue es la mejor exposición que he encontrado. Está tomada de CATHOLIC.NET.

En muchas ocasiones, cuando asistimos a la misa dominical nos hemos topado con el curioso fenómeno de ver una larga fila en el momento de la comunión. Algunos laicos, hombres o mujeres, se acercan al sacerdote para ayudarlo a repartir la comunión. Nos asalta la duda: ¿quiénes serán esas personas? ¿Es correcto lo que hacen? ¿Puedo yo ayudar de la misma manera?

Esas personas son los así llamados ministros extraordinarios de la sagrada Comunión. Es un ministerio laical contemplado en la Iglesia Católica y estipulado en el Canon 230, párrafo tercero del Derecho Canónico que dice: “Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del derecho”. Y en el canon siguiente (231) establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad.

De esta manera los laicos pueden ayudar en una forma activa a los párrocos en la distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella.

Para la constitución de este ministerio se requiere la existencia de una necesidad dentro de la Iglesia. ¿Cuál es esa necesidad? El documento pontificio Immensae caritatis del 23 de enero establece específicamente los casos en que la Iglesia considera que existe esa necesidad y son los siguientes:

a) Que no haya sacerdote, diácono o acólito que pueda repartir la comunión.

b) Que habiéndolos, no puedan administrar la comunión por impedírselo otro ministerio pastoral, o la falta de salud o la edad avanzada.

c) Que sean tantos fieles los que pidan la comunión que sería preciso alargar demasiado la Misa o la distribución de la comunión fuera de ella.

De esta manera podemos estar seguros de que la Iglesia siempre mira por las necesidades de sus hijos. Y de esta manera, bien sea por criterios de practicidad para obviar filas inmensas que retraerían a muchos de acercarse a recibir la comunión o prácticamente no daría tiempo de repartirla, o ante la falta de sacerdotes o personas idóneas como en el caso de las misiones, la Iglesia vela por hacer accesible el Cuerpo de Cristo a quien lo necesite.

Para recibir este ministerio el mismo documento Immensae caritatis pide que el fiel, hombre o mujer que será instituido como ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, deba estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida, por su fe y por sus costumbres. Incluso utiliza unas palabras muy exactas sobre la idoneidad de la persona, que transcribo a continuación. “No sea elegido nadie cuya designación pudiera causar admiración a los fieles”.

¿Quieres ayudar a la Iglesia católica? ¿Has pensado en cuantas personas dejan de recibir a Jesucristo en los hospitales, en las cárceles, en los asilos de ancianos o en sus casas, porque el párroco no tiene prácticamente el tiempo y no tiene personas que le ayuden?

Quizás tú puedas ser un ministro extraordinario de la Sagrada Comunión. Acércate a tu párroco y ponte a su disposición.

El Parto de la Santísima Virgen

Amado padre:

Cuando salió la película que se llama María, hecha por hermanos separados, recuerdo que un sacerdote criticó que al momento del parto, presentaban a la Santísima Virgen contorsionándose por los dolores del parto, siendo que su parto fue virginal.

Después he visto que muchos católicos hablan de dolores de parto en la Virgen. Entonces le pregunté a nuestro sacerdote parroquial y el me contestó algo así como que ella participo con esos dolores en la redención.

La verdad que he quedado confundido, para mi, así como la Virgen de manera extraordinaria concibió sin concurso de varón, de la misma manera fue su parto, que creo que alguno de los Doctores de la Iglesia explicaba que fue como la luz cuando atraviesa un cristal, sin mancharlo ni romperlo, y por lo tanto, sin dolor.

Le agradeceré que nos ilumine al respecto.

Fraternalmente

José S.

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Divorciados vueltos a casar

Me pregunto como podemos ayudar a esas persona que ya están separadas y quieren tener relación con otra mujer decente y cristiana y a la vez tener una vida organizada y acercarse a la Iglesia y comprometerse con ella. No me tome a mal; soy ministro extraordinario de la Eucaristía y me duele en el alma ver como se acerca con los brazos cruzados en el pecho en señal que no puede recibir al Señor. – H.H.

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Bueno, no debemos tratar a los divorciados vueltos a casar como personas inocentes que son víctimas de un sistema legal muy pesado. Cada historia hay que verla en su contexto y particularidad pero, pregunto: ¿Cuando celebraron el sacramento del matrimonio no sabían lo que hacían? Si de verdad no lo sabían, el matrimonio es nulo.

Otra pregunta: ¿Qué lugar tenía Cristo en la vida de los contrayentes cuando se casaron? Si no tenían ningún lugar, el matrimonio de nuevo es nulo.

Y otra más: ¿No equivale a un juramento lo que ellos hicieron ante el altar, poniendo a Dios por testigo? ¿Se puede hacer eso, luego negar a Dios lo suyo, y luego exigir a la Iglesia que los trate como si nada hubiera pasado? ¿No tiene Dios unos derechos? ¿O fue que llegaron al sacramento obligados? Porque si llegaron obligados, de nuevo el matrimonio es nulo: nunca existió.

Por eso repito: no tratemos a los que se han vuelto a casar después de un matrimonio válido como si fueran victimas inocentes. Sus acciones son heridas en el Cuerpo de Cristo, heridas muchas veces visibles en lo que sucede con sus hijos.

El cuidado pastoral de esos hombres y mujeres requiere de misericordia y tacto, pero no tanto tacto que los hagamos intocables, y empecemos a tratar a la Iglesia como culpable, sencillamente por no darles lo que quieren. La verdadera misericordia siempre trae procesos de arrepentimiento, conversión, y renuncias claras a lo que desagrada a Dios.

Eso significa que toda atención pastoral a las personas en esa condición debe empezar por un camino de escucha profunda de la Palabra, hasta que tengamos la certeza de que cada uno y cada una acepta a Cristo sin condiciones. Otra cosa no sería ser cristiano. Es el Cristo compasivo y a la vez que lo exige todo. Es el Cristo colmado de ternura y a la vez el que nos recuerda que la condenación es una posibilidad real.

De hecho, porque Cristo nos ama con tanta fuerza y con tanta delicadeza sabe que nuestros lenguajes más íntimos son los más necesarios para una comunicación plena y abierta con Dios. Por eso interesa el amor. Por eso interesa la sexualidad.

Lejos de la idea que hoy se repite tanto, que el problema de la Iglesia es una obsesión con el sexo, hay que decir que en buena hora la Iglesia es la institución humana que toma más enserio las posibilidades y repercusiones de toda la intimidad humana: porque es puerta de la generación de nueva vida y porque es el lenguaje existencialmente más profundo y vigoroso que tenemos para entender cómo se relaciona Dios con su pueblo y con cada alma.

Se acaba el sacramento cuando se acaba el amor?

Hablemos de los Sacramentos de la Iglesia, en especial al sacramento del matrimonio. Mi pregunta serian hasta que punto existe el sacramento entre las parejas? Para mi, sin obligar a nadie, el sacramento existe hasta que el amor, el cariño y la ayuda o deberes de los cónyuge termina y empieza la farsa, las mentiras y la falta de fidelidad mutua. El sexo debe ser objeto de unión en la pareja con fines de la procreación del genero humano y deleite mutuo. Hoy día hay muchas parejas que están separadas o divorciada y que miran a la Iglesia como la 3ra. personas que pudieran ayudarlas. Hay muchas de estas personas que uno ve en el templo que quieren acercarse a los sacramentos y involucrase en los grupos apostolicos. Que remedio puede ofrecer la Iglesia para tales personas. — Preguntado en FRAYNELSON.NET

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Una primera dificultad que encuentro con tu postura es que lo que dices no corresponde a lo que dijo Jesús en el Evangelio. ¿Podemos considerarnos cristianos y no seguir lo que enseña Cristo?

Es claro además que Cristo conoce a fondo y sobre todo ama a fondo nuestra naturaleza. Porque la conoce, sabe bien que los seres humanos fallamos, traicionamos, somos inconstantes para amar y constantes en nuestra exigencia de ser amados. Eso lo sabía Cristo cuando dijo: “Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.”

Y Cristo ama lo que somos. No deja de amarnos cuando parece pedir de nosotros cosas que están más allá de nuestras fuerzas, como aquello de amar a los enemigos y de orar por los que nos persiguen. Su amor no es un adorno, sino la fuerza indispensable para llevar una vida que corresponda al don que él nos dio al altísimo precio de su muerte en la Cruz.

De donde uno ve que probablemente el error que estamos cometiendo es que se están casando como cristianos parejas que no conocen a Cristo, o por lo menos, no lo reconocen como Señor verdadero de cada área de su vida. Tanto el que adultera como el que se llena de odio hacia el adúltero parecen desconocer por completo quién es Jesús y qué significa y cuánto trae su Sangre preciosa.

El matrimonio como sacramento no puede, no debe celebrarse, sino solo sobre la base canónica pero ante todo existencial de otro sacramento: el del bautismo. Y una vida bautismal, una vida que tome en serio la Pascua del Señor, nos está haciendo inmensa falta en todas partes.

Un tema relacionado aquí.

Inculturar y exculturar

Hola padre como me le va, espero que bien y gracias a Dios, lo que pasa es que tengo una pregunta: me estoy leyendo un libro que se llama los padres de la Iglesia, una tradición como búsqueda teológica. Y me salio un termino que es teológico y quisiera saber de que se trata para poder seguir entendiendo y comprendiendo mejor este texto. Que es exculturar e inculturar?? Muchas gracias por su colaboración. –C.J. Duarte.

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Inculturar, que es el término más usado de esos dos, quiere decir: proceso por el cual el Evangelio se afianza en una cultura, tomando los valores propios de ella y superando sus limitaciones a través del anuncio y práctica de la fe en comunidades maduras y capaces a su vez de transmitir lo que viven.

Exculturar es término que poco he oído. Por simetría, uno supone que es el proceso de captar lo esencial del mensaje más allá de los condicionamientos culturales que le sirven de vehículo. Por ejemplo: cuando recibimos el Evangelio de los conquistadores y colonizadores españoles, venía mucho que no era Evangelio sino autoimagen del imperio español. Al paso del tiempo, se hace necesario distinguir cuáles valores, instituciones y usos de lenguaje corresponden a la palabra de Dios, y cuáles son solamente elementos culturales más o menos transitorios

Por supuesto, lo primero, la inculturación bien entendida, es parte muy propia del quehacer auténtico de la Iglesia; y lo segundo, bien entendido, es necesario, con gran discernimiento. Permita Dios que cada uno sea apóstol de una genuina inculturación para que se cumple el deseo de Juan Pablo II: “Tenéis que ayudar a la Iglesia a responder a estas cuestiones fundamentales para las culturas actuales: ¿Cómo es accesible el mensaje de la Iglesia a las nuevas culturas, a las formas actuales de la inteligencia y de la sensibilidad? ¿Cómo puede la iglesia de Cristo hacerse oír por el espíritu moderno, tan orgulloso de sus realizaciones y al mismo tiempo tan preocupado del porvenir de la familia humana? ¿Quién es Jesucristo para los hombres y las mujeres de hoy?” (Discurso al Consejo Pontificio de la Cultura, 16 de enero de 1984).

Orar por una mascota

Fray, me hicieron una pregunta: ¿Está bien que una señora que vive sola con un perrito y este se enferma, puede cancelar el estipendio de una Eucaristía por la salud del perrito? Dios te guarde y te traiga con salud. – M.C. (Ibagué).

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No debe celebrarse esa misa con esa intención, aunque tal vez haya algún lugar donde reciban el estipendio.

Una mascota supone un modo de amar que puede ser educativo pero que es incompleto. La mascota no configura un “tú” real sino que es más bien una prolongación del propio “yo.” A pesar de sus rasgos de “personalidad,” y de otros factores que nos hacen ver a las mascotas como semejantes a nosotros, es ante todo nuestra propia observación, y el lenguaje con que conectamos su comportamiento, lo que hace que los veamos tan humanos.

La realidad es que estos animales (y lo mismo vale para las plantas) son sólo espejos de aumento que nos permiten ver con detenimiento aspectos de nuestro propio ser. Por ejemplo: la delicadeza y destreza con que un ave hace su nido nos ayuda a reconocer el rasgo humano que lleva a cuidar de los niños, o por extensión, de otros seres desvalidos. La alegría con que el perro bate su cola al recibirnos en casa nos hace reflexionar sobre lo que significa acoger y ser acogido. Mas esos comportamientos animales (o incluso vegetales) no provienen propiamente de deliberación ni por eso son fruto de voluntad, sino de instinto: están “programados” en las condiciones genéticas y de maduración del animal. Al descubrirlos estamos descubriendo la naturaleza animal en la riqueza que le dio el Creador; no estamos descubriendo un genuino “tú.”

Por eso el amor a las mascotas (que tiene su valor y significado, por ejemplo, como recurso pedagógico) es, desde el punto de vista ético, una variación del amor a uno mismo. Ahora bien, el amor a sí mismo, dentro de ciertos límites, es razonable y hace bien. Si una persona tiene una vivienda en pésima condición, y ora pidiendo al Señor que le conceda un lugar más digno para habitar, creo que nadie criticará esa plegaria. Pero a la vez uno se da cuenta que una oración que no sale del ámbito de lo inmediato de mi necesidad de compañía o afecto tiene una cierta contradicción con el espíritu propio de ser comunidad, y de celebrar la liturgia. Imaginemos una eucaristía dominical, y el sacerdote anunciando la intención de la misa de 12: “En esta eucaristía vamos a orar para que nuestro estimado Jaime pueda mejorar su automóvil…” Aunque uno ve que es entendible que Jaime rece por ese auto de sus sueños, hay algo contradictorio o insuficiente en ese tipo de petición. Es lo mismo que sucede en el caso de las mascotas.

¿Cómo debería orar entonces la persona que, de manera muy explicable, sufre al ver la mala condición de salud o de vejez de su mascota? Desde la humildad, y con un corazón abierto a un bien mayor, podría decir palabras como estas: “Señor, tú me conoces. Tú conoces mi necesidad y circunstancias, y sabes cuánto bien, compañía y alegría ha traído este [animal]. reconozco que tu providencia me ha guiado en todo y que es un don tuyo experimentar que eres bueno en tus creaturas. Si es tu voluntad, yo recibo con agradecimiento que este [animal] mejore en su salud, como una expresión de tu consuelo. Haz también, te suplico, que mi corazón esté atento a todos los signos de tu misericordia y haz misericordioso mi corazón con mi prójimo y con toda creatura tuya. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.”

La vida en el purgatorio

Me gusta este tema [del purgatorio] ya que voy a cumplir 76 años en Diciembre y se me esta acercando la hora de regresar a la casa del Padre. Mi pregunta seria es: si en el purgatorio uno es libre de des-hacer el mal acumulados del pecado cometido y decirle NO rotundo a lo que nos separa de Dios. En otras palabras, arrepentirse del mal que uno ha escogido y el bien descuidado. El purgatorio es un enigma para muchos; solamente la FE puede darnos alguna luz. – Humberto de Miami Beach, Fl.

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Enseña Santo Tomás de Aquino que hay un acto de la voluntad que no es libre: uno no puede no querer el bien, incluso si ese bien lo busca bajo capa de cosas malas o perversas. Por afirmar el propio yo, satisfacer el ego, realizar una justicia mal entendida o buscar una forma de descanso existencial, se pueden cometer graves males, pero en cada caso hay un bien parcial, seguramente deformado, que se sigue deseando. Ese acto voluntario potentísimo no nos abandonará jamás: será la fuerza del amor de los santos en el cielo, el fuego de las almas en el purgatorio, y la tortura horrorosa de los condenados en el infierno.

Pero tu pregunta no se refiere a amar el bien, en general, sino a detestar actos malos específicos, o volverse hacia los bienes que fueron descuidados. Coinciden los santos en decir que el tiempo para esos actos concretos es esta vida y solamente esta vida. Este es el tiempo para dolernos del mal realizado y del bien omitido o aplazado.

Sin embargo, la unión de caridad que nos conecta unos con otros, unión que la Iglesia llama hermosamente “comunión de los santos” puede tener y tiene un lugar en lo que atañe al purgatorio, como tiene lugar en todo lo que relacione a unos cristianos con otros. No toca a los condenados porque precisamente su rechazo, que es su propia condena, es rechazo ante todo al amor divino, fuente de toda caridad y comunión. Pues bien, esa comunión de los santos es la que posibilita que los fieles en el purgatorio puedan ser ayudados por los sufragios y oraciones del resto de la Iglesia, y muy singularmente de los actos de generosa caridad de la Iglesia que peregrina. esa abundancia de nuestro amor indudablemente puede hacerles bien a quienes no anhelan otra cosa que unirse en visión de amor con Dios, aunque nada puedan hacer por sí mismos para apresurar ese momento.

Amor divino y amor humano

Saludos Fray Nelson, Le escribo a usted por creo que es el mas indicado para esclarecer la siguiente duda acerca del Amor de Dios…En algunas enseñanzas anteriormente he escuchado predicadores que dividen o diferencian el Amor de Dios y el Amor humano. He estado leyendo y conociendo la vida de la Beata Teresa de Calcuta y por mas que leo puedo ver como el Amor de esta mujer puede ser tan cercano al Amor de Dios y que a pesar de la “oscuridad” de su vida, la cual habla en algunas de sus cartas continua amando a su prójimo, quisiera tener claro cual es esa diferencia de la que se habla entre el Amor de Dios y el amor que podemos dar como seres humanos… Saludos desde Cartagena-Colombia..y Muchas Gracias por su pagina Web, la cual a sido instrumento edificante en mi fe y en el conocimiento de la Palabra, desde la vigilia de pentecostés hace dos años en esta ciudad…Dios con nosotros. -Luis G.

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De una cosa podemos estar seguros: el ideal de la vida cristiana consiste en que todo nuestro ser, y en particular, nuestro entendimiento y nuestra voluntad, se unan perfectísimamente a Dios, de hecho, que se unan tan plenamente como sea posible, en unión gozosa, estable y creciente. Es lo que significa el verbo “permanecer” que Cristo enfatiza por ejemplo en el capítulo 15 de San Juan. Según esto, en un verdadero santo no hay nada en su amar “humano” que no haya sido tocado y transformado por el amar “divino.” A eso estamos llamados: a que cada fibra de nuestro ser sea “imagen y semejanza” de aquel a quien felizmente pertenecemos porque nos ha creado, redimido y santificado.

Ello indica que cuando se pueden separar el amor humano y el amor divino no es porque eso lo haya querido así Dios, sino porque nuestra lentitud en responder a su gracia nos pone en una condición imperfecta en la que hay objetos y maneras de amar nuestra que no son plenamente suyas. Eso que todavía no es suyo pero que en cambio sí es nuestro, lo podríamos llamar “simplemente humano,” o como quería el filósofo Nietzsche, eso es lo “humano, demasiado humano.”

Pero hay una paradoja: lo que es solamente humano y “demasiado humano” en realidad no nos humaniza. Por dar un ejemplo, pensemos en una señora que tiene gran devoción y piedad pero que a la vez tiene una notable carga de egoísmo, que se manifiesta sobre todo en la manera de tratar a sus empleados domésticos. Uno podría pensar que esas trazas de egoísmo y mezquindad son las que dejan ver que esa señora sigue siendo “muy humana” en su manera de juzgar y tratar a las personas. Pero, ¿es que es humano, o sigo mejor: humanizante, ese modo de discriminar? ¿Es eso un modelo de lo que significa el ser humano? La verdad es que lo “demasiado humano,” o sea, lo humano no entregado a Dios ni transformado por Dios, en realidad no es verdaderamente humano sino contrario a nuestro ser, y destructor de nuestro ser. Lo humano que no mira a Dios le da la espalda a Dios, y su nombre propio es: pecado.

En resumen: en el plan de Dios, todo lo nuestro será plenamente nuestro y plena expresión de lo que somos, cuando sea completamente suyo. No es que el sujeto humano que ama desaparezca sino que su amor, transformado interiormente por el amor de Dios, llega a ser máxima expresión del hombre cuando es máxima expresión de Dios.