Ante las muertes inesperadas

“la situación es muy diferente cuando un hecho imprevisto (un choque, un secuestro, un atentado, un accidente de trabajo), irrumpe en una vida y provoca una muerte inesperada. Una curva mal tomada, un pinchazo en la rueda, una balacera en la calle, un terremoto, un incendio en el avión o en el barco: hechos veloces, hechos inesperados, violentos, a veces misteriosos, nos arrancan la presencia de un ser querido…”

Muertes inesperadas

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Esparcir las cenizas no es cristiano

“La segunda edición en lengua italiana del «Rito de las exequias», publicada por la Librería Editrice Vaticana, fue presentada recientemente en la sede de Radio Vaticana. En la nueva edición se han revisado, entre otras cosas, todos los textos bíblicos y de oración. La novedad más significativa la constituye el apéndice dedicado a las exequias en caso de cremación. La Iglesia no aprueba que se esparzan las cenizas de los finados y considera que tal práctica no es coherente con la fe cristiana…”

nada de esparcir cenizas

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Juicio particular y juicio universal

Hola Fray: hablando del juicio final, quisiera que me aclarara lo siguiente: Una persona que ha muerto en gracia, por ejemplo un santo como San Agustin, cuando llegue el juicio final, otra vez es juzgado por sus pecados que ya fueron perdonados? Como sabemos que las consecuencias de los actos malos o pecados de uno siguen y tienen mella en la sociedad, entonces ¿por esto lo vuelve Dios a juzgar cuando venga Jesus en el Juicio Final?

Gracias por colaborarnos en la incógnitas que tenemos, que Dios lo bendiga. – Mábel

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La diferencia entre el juicio particular y el juicio universal es algo que percibimos los que estamos sometidos al tiempo. Como la muerte implica precisamente la cesación de la condición temporal, la persona que muere no experimenta dos juicios sino sólo uno.

Y sin embargo es útil conservar la distinción teológica entre juicio particular y universal porque el primero mira a la vida como ha sido, mientras que el universal muestra todas las repercusiones, buenas y malas, de eso que uno fue.

Bendiciones.

La muerte, por fin explicada

Un hombre enfermo se preparaba para salir del consultorio del médico que le estaba examinando y dijo:

“Doctor, me asusta la muerte…dígame que hay al otro lado”

Muy suavemente el doctor dijo: “No lo se.”

¿Usted no sabe? Usted es católico y no sabe que hay del otro lado?!!!

El doctor tomó la perilla de la puerta…..

Del otro lado se sentían como rasguños y gemidos y…cuando se abrió la puerta, un perro entró en el cuarto, saltó sobre el médico y con gran alborozo le lamía lleno de contento

El médico se volvió hacia su paciente y dijo:

“Vió lo que hizo mi perro? …Él nunca había estado en este cuarto antes. No sabía que había adentro. Solo sabía que su dueño estaba allí y cuando se abrió la puerta, saltó sin ningun temor”

Yo poco se de lo que hay del otro lado de la muerte… pero si se una cosa: Que mi Dueño estará allí y eso me basta!!!

Los pensamientos de los ya difuntos

En mi curso, que termina hoy, me preguntaron: las personas después de que mueren, en el Cielo o en el purgatorio ¿pueden pensar? – Saulo.

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Santo Tomás de Aquino distingue entre “intelecto” y “razón.” Tener intelecto es poder entender, es decir, conocer y poder responder qué son las cosas (dentro de los límites de cada capacidad intelectual). Un niño, un adulto, un ángel y Dios mismo son todos seres dotados de intelecto, aunque por supuesto lo que cada uno sabe de lo que las cosas son varía. Saber “lo que las cosas son” quiere decir: preguntarse por ellas en sí, y nos sólo en cuanto lo afectan a uno. La vaca se interesa por el pasto pero no por la pregunta: ¿qué es el pasto? Ni por la pregunta: ¿qué hay en el pasto que lo hace delicioso o alimenticio? Esta segunda pregunta es derivada del ser del pasto.

La “razón” es una de las formas posibles del intelecto. Razonar es discurrir, o sea, pasar de unas premisas a unas conclusiones. Incluye las inferencias, hipótesis, deducciones, búsqueda de contradicciones o contraejemplos. Obsérvese que razonar implica una condición temporal. Y esta es la diferencia con el intelecto. Dios, o los ángeles, conocen de un modo como “intuitivo,” es decir, como viendo a un tiempo todo lo que se puede ver.

Mientras estamos en esta tierra nuestra manera ordinaria y normal de conocer es siempre a través del razonamiento, aunque hay conocimiento que en circunstancias especiales Dios puede dar de otro modo, como pasa en el don de la ciencia infusa. pero eso es la excepción. Lo usual y normal es que nuestro intelecto sea siempre “razón” mientras vivimos y estamos sometidos al tiempo.

Morir es salir de la condición temporal. No implica perder el intelecto pero sí es evidente que ya no hay posibilidad de razonar como uno lo hacía en la tierra. Por eso mismo, si cuando decimos “pensar,” nos referimos a hacer razonamientos en cualquiera de sus muchas formas, hay que responder que los difuntos, cualquiera que sea su condición, no “piensan” propiamente. pero si por “pensar” aludimos a tener una forma de conocimiento, que seguramente es más perfecta que la nuestra, entonces sí hay que decir que los difuntos “piensan.”

Una mirada biblica al duelo

“Al final, la muerte llegará para todos nosotros. Esta realidad trágica y triste es el resultado directo del pecado original de Adán y Eva. (c.f., Génesis 3). Pero la muerte no es el fin de la historia. Jesucristo, el Mesías, el Salvador, vino a salvarnos de la muerte eterna, que les espera a aquellos que se rebelaron en contra de Dios…”

duelo

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Interceden los santos?

Muy buenas noches, tengo una gran inquietud desde hace mucho tiempo prácticamente desde que tenía 12 a 14 años, es la siguiente: con respecto a la intercesión de los santos cuándo ellos ya están en el cielo con nuestro Señor Jesucristo, ¿pueden ellos interceder por nosotros? esto me lo pregunto ya que Jesucristo nos ofrece una vida de plenitud en el cielo, creo yo de alegría alabanza, que ya no hay dolor, tristeza, etcétera, pero si ellos nos ven a nosotros haciendo cosas contrarias el amor de Dios estarían tristes hasta frustrados supongo. Padre Nelson por favor si me puede ayudar a aclarar esta inquietud. Yo sé que en vida está muy claro la intercesión es fundamental, incluso yo que tengo mil errores y pecados puedo hacerlo por otros. Esta misma pregunta la he formulado a otros medios pero nunca me responden y sinceramente no le he preguntado al sacerdote de mi comunidad porque siempre están muy ocupados y apenas alcanza para las confesiones, y no los culpo es demasiado trabajo lo que tienen, tal vez algún día tenga la oportunidad de consultarlo sin presiones.

Mi nombre es: Carlos H. Quesada Araya, tengo 42 años, con 21 años de casado con cuatro hijos tres con migo y uno ya con Jesucristo y soy de Costa Rica, hace un año me integré al movimiento de matrimonios en victoria.

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Precisamente porque los santos tienen toda su felicidad de estar unidos a Dios, participan del modo de ser divino (veáse 1 Juan 3,1-3), y en particular, participan de su amor, misericordia y generosidad. Llenos de esa bondad, y no tomando de sí mismos sino del océano de la ternura de Dios, ellos son capaces y deseosos de ayudarnos. Así por ejemplo dijo Santa Teresita: “Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.”

Si uno lo piensa un poco, es apenas lógico: el bien que una persona hace cuando vive sobre esta tierra, ¿de dónde lo toma? De Dios. ¿Y cómo sería eso de que estando más cerca de la fuente menos puede dar de lo que tan abundantemente recibe, siendo así que es propio del amor el darse, y sólo por esa cualidad del amor hemos llegado nosotros a la existencia y a la redención?

Así que confiemos con amor en la intercesión y auxilio de los santos, sabiendo que todo honor que ellos reciben por su intercesión finalmente apunta hacia Dios, manantial de todo bien.

Muerte (03)

Cuántas muertes más serán necesarias para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas. – Bob Dylan

Lo que pensamos de la muerte sólo tiene importancia por lo que la muerte nos hace pensar de la vida. – Charles de Gaulle

La muerte sólo será triste para los que no han pensado en ella. – Fénelon

La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto. – Baltasar Gracián

La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida. – Jean de la Bruyere

Executed Taiwan airman Chiang Kuo-ching innocent

A Taiwanese air force private executed 14 years ago for the rape and murder of a five-year-old girl was innocent after all, a military court has ruled.

The court found there was no evidence linking the airman, Chiang Kuo-ching, to the crime.

The case has reignited debate in Taiwan over its use of the death penalty.

Mr Chiang was arrested in 1996 and executed in 1997. The case was reopened last year after a campaign by his parents.

A fresh investigation later found no evidence of Mr Chiang’s presence at the scene of the crime and established that he was tortured into making a confession.

Since then, another man with a record of sexual abuse has been identified as a suspect.

Taiwanese President Ma Ying-jeou and the Ministry of National Defence have apologised to Mr Chiang’s family.

But the officials who handled the original investigation will not be prosecuted. They are protected by a statute of limitations for public employees.

The ministry issued a statement regarding the court ruling on Tuesday, saying it has learned a lesson and will not allow similar miscarriages of justice to happen again.

vía BBC News – Executed Taiwan airman Chiang Kuo-ching innocent.

Muerte (02)

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte. – Lao-tsé

El hombre que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tenderse en la camilla y dejarse curar. – Carl Gustav Jung

La muerte es el comienzo de la inmortalidad. – Maximilian Robespierre

Una muerte bella honra toda la vida. – Francesco Petrarca

Conviene vivir considerando que se ha de morir; la muerte siempre es buena; parece mala a veces porque es malo a veces el que muere. – Francisco de Quevedo

El misterio de la muerte

18. El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por se irreducible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sea, no pueden calmar esta ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que hoy proporciona la biología no puede satisfacer ese deseo del más allá que surge ineluctablemente del corazón humano.

Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado. Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a El con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propia muerte. Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridos hermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la vida verdadera.

[Constitucion Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 18]