CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
La oración por nuestros hermanos nos recuerda que ellos y nosotros pendemos de la bondadosa y firmísima misericordia de Dios.
Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
La oración por nuestros hermanos nos recuerda que ellos y nosotros pendemos de la bondadosa y firmísima misericordia de Dios.
El pecado es obstinado, y nosotros lo somos, pero la obstinación de Dios por salvarnos, vence.
[Retiro para la Comunidad Parroquial de “El Señor de los Milagros” en Santa Marta.]
Tema 1 de 4: Las curaciones que realiza Cristo son obras de su compasión
* ¿Qué mueve a Cristo en su ministerio de sanar a los enfermos? Es evidente su compasión pero debemos notar que no se trata solamente de un sentimiento.
* El ser humano es imagen de Dios, nos enseña el Génesis. esa imagen queda deformada por todo aquello que atenta contra la dignidad humana, y principalmente entonces, por el pecado.
* La sanación es, entonces, un camino de restauración de la belleza original que Dios ha querido para cada uno de nosotros. Es un concedernos retornar al plan original suyo: aquello que hemos perdido por nuestras faltas y por la manera como nos han afectado las faltas de los demás.
* ¿Por qué permanecemos ciegos a la fealdad que el pecado trae a la vida? Porque solemos ponernos anteojos que ocultan ciertos tonos y colores. Los principales anteojos de ese disimulo son: (1) “Es normal…” (2) “Es lo actual, es moderno, hoy se piensa o se obra así…”; (3) “Yo no soy ningún santo…”; (4) El fin justifica los medios.
* Ciertamente necesitamos de la luz y la gracia de Cristo para arrojar esos anteojos, ver nuestra realidad y dejar a Dios ser Dios en cambiar nuestra vida.
¿Qué implica ser misericordioso, y qué lecciones pueden recibir los papás del padre de la parábola del hijo pródigo?
El Dios misericordioso no es un dios cómplice sino el que, por amor, nos corrige y transforma.
DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C
Esperamos salvación de la sola misericordia de Dios; pero esta confianza ha de abrirnos a la acción ya presente de su amor que transforma.
[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]
Tema 12 de 16: Amor de caridad
* El Concilio Vaticano II apunta al corazón de la vida consagrada con el título que ha querido dar al Decreto sobre los institutos religiosos: Perfectae Caritatis. De lo que se trata es siempre, y en primer lugar, de amar.
* Toda forma de consagración dentro de la Iglesia es un llamado del amor y un servicio de amor. Puede decirse que, faltando el amor, se puede todavía empujar una vida de consagración, por lo menos por un trayecto, pero sólo como quien remolca un carro sin motor.
* Ahora bien, no todo amor corresponde al ejemplo y camino propuesto por Cristo. Para su funcionamiento, la sociedad requiere de “amor de transacción” en el cual es natural esperar una contraprestación. Pero Cristo anuncia e instaura el Reino desde el “amor de caridad,” aquel que apunta de modo directo al bien que se quiere propiciar, y no a los merecimientos previos ni a las utilidades futuras.
* Este amor de caridad, o amor de gracia, o amor de misericordia, es el que hace posible la vida de los pequeños, los débiles y los excluidos. Es el tipo de amor que puede verdaderamente volverse al prójimo porque no busca el agrado, ni tampoco juega con la imaginación, sino que se fundamenta en el dato teológico firme y fundamental de la imagen de Dios en el hermano; imagen quizás deformada, oscurecida o sepultada pero siempre presente.
* Lo que amamos en el hermano no es entonces lo que resulte amable de lo que ahora es, sino aquello que llegará a ser precisamente por la acción transformante del amor que Dios le ofrece, por ejemplo, a través nuestro.
[Retiro con la Fundación MOCE, de Palmira, Colombia, en Julio de 2013.]
Tema 2 de 4: Misericordia de verdad
* El camino de la misericordia empieza por la experiencia de un amor superabundante, perfectísimo, compasivo y fiel.
* La misericordia siempre es fuerza hacia el bien objetivamente considerado. El bien puramente subjetivo mira sólo a la propia conveniencia o gusto. La misericordia no es puro sentimiento; requiere de luz y sabiduría para detectar y ver cómo favorecer el mayor bien real.
* Toda misericordia implica llegar a la acción: crear una realidad nueva. No es pura percepción ni escueto sentimiento. De suyo, la misericordia quiere lograr algo.
* La misericordia apunta al Bien Mayor, al bien por excelencia, que es Dios mismo. No se limita a lo físico y visible, sino que no quiere detenerse antes de llegar a los brazos del Padre celestial.
No confundamos la misericordia con un permiso para ser mediocres o para retrasar la conversión.
La misericordia y la oración abren puertas inesperadas donde un destino de muerte parecía inevitable.
La misericordia de Dios es eterna, no sólo cuantitativamente, sino: por encima de toda circunstancia.
El enemigo quiere oponer la justicia de Dios y la misericordia de Dios. La palabra sapientísima de Cristo se lo impide.
El pecado infecta extensamente nuestra sociedad, y sería vano creernos buenos sin admitir de cuántos modos hay complicidad en nosotros.
Sólo entiende la misión de Cristo el que participa de su misericordia y sabe de su corazón.
[Retiro para el clero de la Diócesis de Chiquinquirá en el Año de la Fe.]
Tema 6. La historia de JUDAS
En el Magnificat, María entra con sabiduría en la revelación de la misericordia y muestra cómo el rechazo a la misericordia nos deja en el ámbito de la sola justicia.