¿De qué manera ayuda la memoria a la prudencia?

La prudencia, como hemos expuesto (q.47 a.5), versa sobre acciones contingentes. Ahora bien, en esas acciones no puede regirse el hombre por la verdad absoluta y necesaria, sino por lo que sucede comúnmente, ya que debe haber proporción entre los principios y las conclusiones, y de los unos deducir las otras, como expone el Filósofo en VI Ethic. Ahora bien, para conocer la verdad entre muchos factores es necesario recurrir a la experiencia, y por esa razón escribe el Filósofo en II Ethic. que la virtud intelectual nace y se desarrolla con la experiencia y el tiempo. La experiencia, a su vez, se forma de muchos recuerdos, como demuestra el Filósofo en I Metaphys. En consecuencia, la prudencia conlleva el tener memoria de muchas cosas, y por eso es conveniente considerar a la memoria como parte de la prudencia. (S. Th., II-II, q.49, a.1, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿La prudencia puede perderse por olvido?

El olvido afecta sólo al conocimiento. Por esa razón puede olvidarse totalmente un arte y de igual modo la ciencia, hábitos propios del entendimiento. Pero la prudencia no es solamente cognoscitiva, sino también apetitiva, ya que, como queda expuesto (a.8), su acto principal es el imperio, que consiste en aplicar el conocimiento adquirido a la tendencia y a la operación. Por eso la prudencia no desaparece directamente por olvido, sino que, más bien, se deprava por las pasiones, puesto que, según el Filósofo en VI Ethic., lo deleitable y lo triste pervierten el juicio de la prudencia. De ahí que en la Escritura leemos: La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón (Dan 13,56); y, en otro lugar: No recibas regalos que ciegan a los prudentes (Ex 23,8) El olvido puede, sin embargo, tornarse en obstáculo para la prudencia, ya que ésta, para mandar, se basa en algún conocimiento, y éste puede desaparecer. (S. Th., II-II, q.47, a.16, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Una vida marcada por la Pascua, 01 de 12: Introducción: Relación entre lo antiguo y lo profundo

1. Introducción: Relación entre lo antiguo y lo profundo

* Origen del retiro es un tema pendiente. Tema rico y amplio que es bueno darle tiempo. Con este tema introductorio se pretende dar una base hermenéutica (interpretación) para explicar el conjunto del retiro.

* ¿Qué es nuestro pasado? Aparentemente es una pregunta abstracta. ¿Distancia? ¿Recuerdo? En la Biblia esta pregunta cobra importancia: la Pascua queda en el pasado. El Pueblo parece que lo que ya pasó pierde importancia. Las nuevas dificultades parece que provoca un olvido del pasado. Nosotros mismos asociamos al pasado los fervores especiales de los comienzos pero pasa y se convierte todo en rutina.

* San Pablo le dijo a Timoteo “acuérdate a Jesucristo”. En el Apocalipsis 3,4 se recomienda en forma de regaño “has olvidado tu primer amor”. En la Eucaristía celebramos una memoria(l) de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, “haced esto en memoria mía”. Este sacrificio debe permanecer fresco en nuestra memoria.

* La memoria es importante porque sino corremos el peligro que la memoria se nos vaya, el peligro de perderla. Cuando somos conscientes de nuestra historia es difícil que se nos pueda manipular. Sin raíces es fácil que nos manejen.
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Invitación a la Contemplación, 6 de 9: Sobre la Memoria

Sobre la Memoria

* Se hizo una experiencia con un monje budista y una monja carmelita en la que se pusieron electrodos en sus cabezas midiendo en un encefalograma las ondas cerebrales registradas mientras ambos hacían meditación. Dicen que finalmente el tipo de ondas registradas (ondas alfa) son similares y de ello algunos concluyen que no importa el contenido de la religión que profesen.

* Se ha difundido la idea que no importa lo que tú creas, el contenido de la fe es lo de menos. Dos autores de espiritualidad que vergonzosamente han apoyado esta idea son: el monje trapense, poeta y pensador estadounidense Thomas Merton y el sacerdote jesuita y psicoterapeuta Anthony de Mello.

* Para Anthony de Mello lo importante es la Iluminación, que implica un “caer en la cuenta” de muchas cosas y empezara ser mejor persona. El contenido neto de lo que hay que descubrir no interesa. No importa en lo que se crea o incluso si no se cree. Un movimiento parecido es el llamado Buenismo, en el que da igual todo, basta con no tener sentimientos criminales y sobre todo ser muy tolerante. Esta manera de pensar es un sofisma con efectos devastadores para la fe. En 1998, diez años después de la muerte de Anthony de Mello, la Congregación para la Doctrina de la Fe (dirigida por el entonces cardenal Ratzinger) investigó sus escritos y calificó algunos de ellos como incompatibles con una recta presentación de la fe católica.

* El registro de ondas cerebrales que coinciden (caso de la experiencia del encefalograma) no es suficiente como para decir que en términos éticos, de arte, o de mística,
da lo mismo cualquier religión.

* Hablemos del Budismo, cuyo fundador fue Siddhartha Gautama, Buda, alrededor del siglo V a. C. Nace del Hinduismo donde hay miles y miles de dioses, contra los que se rebela Siddharta. Su convicción es que el problema central es otro.

(1) De lo que se trata básicamente es de eliminar el deseo a través del control del cuerpo. Eso es lo fundamental, desocupar la mente. La mente que llega a la nada, llega al todo. Para los budistas el yo es una ilusión. El budismo quiere ayudarme a que no tenga deseos y ulteriormente incluso a eliminar el propio yo.

(2) Para los budistas, la razón no es útil en cuanto al sufrimiento; para descoyuntar la razón lo que hace es llevarla a su límite con enigmas. ¿Cuál es el sonido que hace una mano aplaudiendo? Esa es una pregunta bien hecha (gramaticalmente) pero sin solución racional.

(3) El budismo quiere que te desintereses de todo. Quiere que puedas aceptar lo que eres sin necesidad de desear un cambio. Con la disolución del yo entonces descubrirás que en realidad no existías. En realidad, tampoco importa que no existieses: alcanzaste el Nirvana.

(4) Una persona que representa este proceso es el Dalai Lama. El Budismo parece muy atractivo. Ojo con la palabra meditación porque se ha tergiversado. Para un budista es el vaciamiento de la mente (mente en blanco) y eso es totalmente incompatible con el Cristianismo.

* La Meditación cristiana: ¿en qué consiste?

(1) La Meditación cristiana no quiere la eliminación del sufrimiento. El sufrimiento puede ser formativo y puede tener su lugar. No se trata de sufrir por sufrir. No es nuestra meta, pero nuestra meta tampoco es implemente “parar de sufrir.”

(2) ¿Cuál es nuestra meta? ¿Hacer obras sociales y promoción humana, como propone una lectura reducida de Mt. 25? No, porque el Cristianismo se convertiría en una simple opción política o social. Gaudium et Spes nos da la clave cuando nos habla del Cielo y del cultivo hacia el Reino futuro. El Cristianismo no se reduce a un puro donar mercados o ser solidarios.

(3) Si vamos a la Sagrada Escritura encontramos la palabra clave. En 1 Jn. 1, dice que nosotros damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna “para que también vosotros estéis en comunión con nosotros
Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.” Nuestra meta es ser y hacer Comunión (koinonía), que es unión de ser.

(4) Nuestra Comunión está dirigida hacia Dios, como muy bien nos recuerda la regla de San Agustín: Anima una, et cor unum in Deum! Ese es el Cristianismo.

* La Contemplación cristiana es única porque la Contemplación cristiana es un camino hacia, se hace y está siempre dentro de la Comunión. El Cuerpo de Cristo nos hace miembros de la familia de Dios. Jesucristo ora al Padre implorando que todos seamos uno.

* Los consagrados que tendríamos que ser expertos en Contemplación hemos dejado de hacerla y hemos provocado gran confusión al practicar o permitir que se practiquen, sin reato de conciencia, cosas como la meditación trascendental.

* La gran diferencia está en la Memoria. Nuestra Comunión comienza en la Memoria. Estamos en Comunión con nuestros antepasados, con nuestra familia en espíritu, con la de sangre y con ellos con el plan de Dios.

* Hacer memoria tiene varios niveles:

(1) me hace entrar en Comunión y me muestra mi raíz

(2) me hace ver quién soy y hacia dónde voy

(3) me conserva en la certeza de que soy hechura de Dios.

* La Memoria tiene un papel irreemplazable.

Sanacion y santificacion de la memoria

Presentación en Prezi aquí.

1. Introducción

Santos como Agustín de Hipona y Catalina de Siena hablan de tres “potencias” en el ser humano: la memoria, la inteligencia y la voluntad. En siglos posteriores en filosofía y teología se usará más la expresión “facultades.”

Nuestras potencias son nuestros canales de crecimiento, de interacción con el mundo y de relación interpersonal. Son las bases que nos permiten definir una identidad propia.

Nuestros talentos siempre se relacionan con estas potencias y nuestras decisiones siempre afectan la manera como decidimos usarlas.

El pecado implica siempre un uso incorrecto de nuestras potencias. No sólo eso: el pecado deja daños y averías en nuestra manera de recordar, de entender y de querer.

Es evidente que para avanzar es necesario primero rectificar el rumbo; por eso todo cambio real, profundo y duradero debe empezar con sanación y santificación de nuestras potencias.

2. Santificación de la memoria

Durante siglos la memoria tuvo un papel central en la vida de la fe. El ejemplo que viene de otros siglos nos muestra que saber recordar es paso indispensable para poblar la imaginación, la fantasía, la creatividad de aquello que es sano y sanador.

Parece probado que Santo Tomás de Aquino aprendió a leer con los salmos. Ellos eran su cartilla.

De niña, Catalina de Siena grabó en su mente las imágenes literarias de la obra Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine, que contaba con vivo realismo los prodigios de los santos, incluyendo detalles de cómo murieron los mártires.

Hace unos años se criticaba mucho la educación puramente memorística pero nos fuimos al otro extremo: la gente cree que no es necesario recordar nada porque Internet, o Siri, lo sabe todo.

Para hacer un cambio es preciso empezar a ejercitar la propia memoria, llenándola y sanándola con la virtud de la Palabra de Dios.

Comunion y Comunidad, 06 de 10

Comunion y comunidad en Cristo. Retiro espiritual en el Monasterio de las Dominicas de Lerma. Tema 6 de 10: Memoria, imaginación, narración.

– La biblia, y en general los pueblos de la antigüedad, en buena parte garantizaban su cohesión interna a través de la memoria colectiva.

– Los ancianos y maestros tenían como primer deber transmitir a los menores y recientes el testimonio, los relatos primigenios, los personajes principales y las claves de lenguaje que después servían de vínculo espontáneo en la comunidad.

– La memoria, servida por, y al servicio de la imaginación hace que el relato enlace con la vida. Es parte de lo que logra Cristo también con sus parábolas.

– Los judíos supieron apreciar el tesoro de la Palabra revelada e hicieron de ella alimento que, a fuerza de masticarlo, afloja su sustancia y crea unas referencias comunes para el común de los creyentes.