Invitación a la Contemplación, 6 de 9: Sobre la Memoria

Sobre la Memoria

* Se hizo una experiencia con un monje budista y una monja carmelita en la que se pusieron electrodos en sus cabezas midiendo en un encefalograma las ondas cerebrales registradas mientras ambos hacían meditación. Dicen que finalmente el tipo de ondas registradas (ondas alfa) son similares y de ello algunos concluyen que no importa el contenido de la religión que profesen.

* Se ha difundido la idea que no importa lo que tú creas, el contenido de la fe es lo de menos. Dos autores de espiritualidad que vergonzosamente han apoyado esta idea son: el monje trapense, poeta y pensador estadounidense Thomas Merton y el sacerdote jesuita y psicoterapeuta Anthony de Mello.

* Para Anthony de Mello lo importante es la Iluminación, que implica un “caer en la cuenta” de muchas cosas y empezara ser mejor persona. El contenido neto de lo que hay que descubrir no interesa. No importa en lo que se crea o incluso si no se cree. Un movimiento parecido es el llamado Buenismo, en el que da igual todo, basta con no tener sentimientos criminales y sobre todo ser muy tolerante. Esta manera de pensar es un sofisma con efectos devastadores para la fe. En 1998, diez años después de la muerte de Anthony de Mello, la Congregación para la Doctrina de la Fe (dirigida por el entonces cardenal Ratzinger) investigó sus escritos y calificó algunos de ellos como incompatibles con una recta presentación de la fe católica.

* El registro de ondas cerebrales que coinciden (caso de la experiencia del encefalograma) no es suficiente como para decir que en términos éticos, de arte, o de mística,
da lo mismo cualquier religión.

* Hablemos del Budismo, cuyo fundador fue Siddhartha Gautama, Buda, alrededor del siglo V a. C. Nace del Hinduismo donde hay miles y miles de dioses, contra los que se rebela Siddharta. Su convicción es que el problema central es otro.

(1) De lo que se trata básicamente es de eliminar el deseo a través del control del cuerpo. Eso es lo fundamental, desocupar la mente. La mente que llega a la nada, llega al todo. Para los budistas el yo es una ilusión. El budismo quiere ayudarme a que no tenga deseos y ulteriormente incluso a eliminar el propio yo.

(2) Para los budistas, la razón no es útil en cuanto al sufrimiento; para descoyuntar la razón lo que hace es llevarla a su límite con enigmas. ¿Cuál es el sonido que hace una mano aplaudiendo? Esa es una pregunta bien hecha (gramaticalmente) pero sin solución racional.

(3) El budismo quiere que te desintereses de todo. Quiere que puedas aceptar lo que eres sin necesidad de desear un cambio. Con la disolución del yo entonces descubrirás que en realidad no existías. En realidad, tampoco importa que no existieses: alcanzaste el Nirvana.

(4) Una persona que representa este proceso es el Dalai Lama. El Budismo parece muy atractivo. Ojo con la palabra meditación porque se ha tergiversado. Para un budista es el vaciamiento de la mente (mente en blanco) y eso es totalmente incompatible con el Cristianismo.

* La Meditación cristiana: ¿en qué consiste?

(1) La Meditación cristiana no quiere la eliminación del sufrimiento. El sufrimiento puede ser formativo y puede tener su lugar. No se trata de sufrir por sufrir. No es nuestra meta, pero nuestra meta tampoco es implemente “parar de sufrir.”

(2) ¿Cuál es nuestra meta? ¿Hacer obras sociales y promoción humana, como propone una lectura reducida de Mt. 25? No, porque el Cristianismo se convertiría en una simple opción política o social. Gaudium et Spes nos da la clave cuando nos habla del Cielo y del cultivo hacia el Reino futuro. El Cristianismo no se reduce a un puro donar mercados o ser solidarios.

(3) Si vamos a la Sagrada Escritura encontramos la palabra clave. En 1 Jn. 1, dice que nosotros damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna “para que también vosotros estéis en comunión con nosotros
Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo.” Nuestra meta es ser y hacer Comunión (koinonía), que es unión de ser.

(4) Nuestra Comunión está dirigida hacia Dios, como muy bien nos recuerda la regla de San Agustín: Anima una, et cor unum in Deum! Ese es el Cristianismo.

* La Contemplación cristiana es única porque la Contemplación cristiana es un camino hacia, se hace y está siempre dentro de la Comunión. El Cuerpo de Cristo nos hace miembros de la familia de Dios. Jesucristo ora al Padre implorando que todos seamos uno.

* Los consagrados que tendríamos que ser expertos en Contemplación hemos dejado de hacerla y hemos provocado gran confusión al practicar o permitir que se practiquen, sin reato de conciencia, cosas como la meditación trascendental.

* La gran diferencia está en la Memoria. Nuestra Comunión comienza en la Memoria. Estamos en Comunión con nuestros antepasados, con nuestra familia en espíritu, con la de sangre y con ellos con el plan de Dios.

* Hacer memoria tiene varios niveles:

(1) me hace entrar en Comunión y me muestra mi raíz

(2) me hace ver quién soy y hacia dónde voy

(3) me conserva en la certeza de que soy hechura de Dios.

* La Memoria tiene un papel irreemplazable.