La Vocación, 09 de 16, Seglares y religiosos

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 9 de 16: Seglares y religiosos

* La definición más común sobre la esencia de la vida religiosa es “seguimiento de Cristo.” Pero esa expresión requiere de algunas aclaraciones porque se supone que todo discípulo debe ser seguidor del Señor.

* El punto de partida es que el Evangelio es anuncio de gracia que nos llama a sabernos amados por el Padre del Cielo, y que al integrarnos en la comunidad de creyentes, nos da también la fuerza del Espíritu para anunciar e impulsar el Reino de Dios en todo y en todos.

* Al aceptar el Evangelio puede decirse que acogemos el fruto que Cristo ganó para nosotros con su abundante amor particularmente manifiesto y eficaz en la Cruz. Ese fruto recibido es motivo de gratitud y fuente de vida para todos los creyentes, sin distinción alguna.

* Ha querido el Espíritu, sin embargo, que el servicio al Reinado de Dios suceda de modos diversos, pues en efecto ninguna creatura expresa en su perfecta totalidad al Dios infinitamente sabio, compasivo y poderoso. Dos modos principales de vivir la vocación cristiana son:

(1) Hay algunos que se sienten fascinados por el camino o manera que siguió Cristo, en su existencia concreta, hasta darnos ese fruto de salvación. Quienes esto sienten se inclinan hacia la que llamamos “vida consagrada” (aunque el bautismo es la consagración primera y fundante). Los consagrados se convierten así en memoria del misterio de la Encarnación y profecía de lo que un día todos seremos, pues en el Cielo no habrá necesidad de nada distinto al amor y alabanza a Dios.

(2) Otros, en cambio, agradeciendo siempre el fruto de salvación, no fijan su corazón en primer lugar en unirse al modo de vida del Verbo Encarnado sino que anhelan ver la extensión de su reino en las realidades de este mundo, que precisamente ha sido renovado por Él. Tal es la vocación laical.

La Vocación, 08 de 16, Pobreza y comunidad

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 8 de 16: Pobreza y comunidad

* Pertenece al plan de Dios que seamos incompletos, y a la vez, que recibamos dones, gracias y cosas que no son para que se queden con nosotros. En un sentido somos escasos, y por eso necesitamos de los demás; en otro sentido, abundamos en bienes y dones que otros necesitan de nosotros.

* El plan de Dios es lo opuesto del individualismo que gusta tanto al dios Mercado. El mundo del comercio nos quiere egoístas de modo que nadie comparta y todos tengan que comprar. El Dios verdadero, en cambio, quiere que la vida sea un fluir de bienes, a partir de Él mismo, como fuente que no se niega a nadie sino que es gustoso de darse.

* Ese continuo recibir y compartir es la ley de gracia que hace correr el agua de la vida; en su recorrido se dibuja la obra que el Espíritu, y sólo Él, conoce y de la cual cada uno de nosotros es pequeña parte. Quien pretende ser el primero, el protagonista, es como una “aspiradora” que retiene lo que era para otros, y empobrece el cuadro general que quería Dios.

* Por eso un santo como Francisco habla de desposarse con la “Dama Pobreza,” porque la unión con ese continuo despojo y gratuidad es la clave misma de la fidelidad al Espíritu en cercana y fecunda imitación de Cristo.

La Vocación, 06 de 16, ¿Por qué los carismas?

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 6 de 16: ¿Por qué los carismas?

* El Espíritu mismo es Don: es uno de sus nombres propios. Es entonces “khárisma,” es carisma. Pero desde su unidad hace posible que la diversidad de las vocaciones florezca y dé fruto, como lo hace la lluvia, que siendo una y la misma, produce tantos efectos benéficos en las diversas plantas, según la comparación de San Basilio Magno.

* ¿Por qué el Espíritu obra de modos tan diversos? Porque los seres humanos somos diversos, claro está, pero también porque en nosotros son diversas las necesidades.

* Necesitamos, por ejemplo, que nuestra inteligencia sea iluminada, así como también necesitamos que nuestra voluntad sea sanada, fortalecida e incluso movida por el mismo Espíritu.

* De particular importancia son los dones de ciencia (que nos permite reconocer el paso de Dios en la naturaleza y la historia) y el de entendimiento (que cautiva nuestro corazón con la verdad luminosa de la Palabra).

* Ciertamente necesitamos el auxilio de un aliado (Paráclito) tan poderoso. Basta meditar en las muchas estrategias y la temible audacia traidora del espíritu malo, que como león rugiente ronda buscando a quien devorar (véase 1 Pedro 5,8-9). Es preciso conocerse a sí mismo, e identificar las principales debilidades, pero sería necio fiarse de las propias fuerzas. El discernimiento y la fuerza del Espíritu no son un adorno: son nuestra única esperanza de victoria.

La Vocación, 05 de 16, La obra del Espíritu

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 5 de 16: La obra del Espíritu

* Iniciamos aquí la segunda sección de nuestro retiro. Vistos los aspectos más personales, conviene dirigir la atención a la dimensión comunitaria.

* La Iglesia misma nace de la Palabra, que adviene a nosotros desde fuera, por el testimonio apostólico, y nace también del Espíritu, que en cierto modo brota como desde dentro de uno mismo y que se experimenta como testimonio interior, que persuade y mueve.

* La Iglesia es la gran vocacionada, y toda vocación ha de leerse según el modelo de la Iglesia. No ha sido llamada por intereses o conveniencias, sino que es la voz de Dios la que la levanta y alimenta. En esto se diferencia de toda otra forma de asociación humana.

* La grandeza de la obra del Espíritu es que nos revela el bien de Dios como bien propio nuestro, y cambia además nuestro gusto y paladar para que, como dice la oración, “gustemos siempre el bien y gocemos de su consuelo.”

* Por eso sólo el Espíritu nos da inteligencia profunda de los mandamientos divinos, así como de las leyes y costumbres de la Iglesia. Sólo Él nos permite ser fieles en libertad y libres en fidelidad.

La Vocación, 04 de 16, Unidad y plenitud

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 4 de 16: Unidad y plenitud

* La secuencia de experiencias, luchas, victorias, a veces caídas, que suceden en el camino vocacional, no puede ser una colección de recuerdos yuxtapuestos. Hay una historia que vamos construyendo; un relato que abarca todos los pequeños relatos. Es necesario aspirar a la unidad interior, única garantía posible de paz interior estable.

* La unidad se afianza en el alma con la firmeza de un trípode: sabiduría, amor y fruto perdurable.

(1) Es sabio sacar la enseñanza de cada experiencia, y sobre todo, recoger de cada una las señales de la presencia de Dios. Este ejercicio nos va ayudando a conocernos, aceptarnos, admitir errores y crecer en la confianza de la providencia divina.

(2) La bondad ha de convertirse en el lenguaje que hace serena la vida, como decía el Beato Juan XXIII. y esa serenidad en buena parte surge de no tener que acomodar el lenguaje a circunstancias de modo, intereses de momento, o rencillas antiguas. El amor expresa lo mejor de uno mismo y a la vez congrega los bienes parciales que uno ha encontrado en el camino.

(3) Fruto perdurable (véase Juan 15) es aquel que tiene su raíz y cimiento en Cristo. Él es “el que vive;” el que ha vencido a la muerte; el que era, es y ha de venir. La vocación alcanza unidad en la medida en que centra todo esfuerzo en unirse y unir a todos en Cristo.

La Vocación, 03 de 16, Obstáculos y frenos

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 3 de 16: Obstáculos y frenos a la vocación

* El camino de respuesta a Dios encuentra siempre dificultades y hay que superar muchas pruebas para entrar al Reino de Dios (véase Hechos 14,22). Estas dificultades pueden ser extrínsecas (a la vocación) o intrínsecas.

* Las dificultades extrínsecas pueden ser externas o internas.

(1) Son obstáculos externos: la mentalidad del mundo, que llena de ruido el alma con todo tipo de promesas vacías; los malos consejos de personas cercanas, que nos invitan a ponernos en primer lugar a nosotros mismos o que nos desaniman en los buenos propósitos.

(2) Son obstáculos internos, pero extrínsecos a la vocación: el atractivo del pasado, sea por los recuerdos o por la curiosidad de lo que uno no ha vivido; los temores hacia el futuro y la falsa necesidad de controlarlo todo.

* Las dificultades intrínsecas son las que atentan con las raíces mismas de la vocación, en la tensión dialéctica entre temor y amor, según se explicó.

(1) La falta de temor de Dios proviene de una incapacidad de admirar, o de una tendencia a considerar verdadero sólo lo verificable por los sentidos o lo racionalmente comprensible.

(2) La falta de acoger el amor suele provenir del peso de una culpa muy grande, o a veces de una muy baja autoestima.

* Por supuesto, la victoria sobre estas tentaciones y obstáculos radica en volver a la fuente de santo temor y amor. Por eso hay que “volver a ser como niños” para entrar al Reino de los Cielos (véase Mateo 18,3).

La Vocación, 02 de 16, Inadecuado pero enamorado

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 2 de 16: Crecer es saberse inadecuado y enamorado

* La sensación de temor reverencial que marca el inicio de un llamado vocacional no debe quedar como un hecho aislado o una anécdota. Ha de convertirse en conciencia plena y creciente de la desproporción entre el don recibido y la falta de méritos propios.

* He aquí la esencia de la fidelidad y la del voto pobreza: aquel que no se siente nunca dueño, permanece pobre y disponible; aquel que habita en el don recibido cultiva la gratitud, la alegría y es fiel.

* Así como el temor madura en la dirección de la pobreza y la disponibilidad, así también el entusiasmo inicial ha de madurar hacia una relación de verdadero amor, que reserva espacio y cuida los detalles con el Amado.

La Vocación, 01 de 16, El comienzo y las señales

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 1 de 16: El comienzo y las señales de la vocación

* Cuando hablamos de vocación hablamos de llamado, y por consiguiente, de una voz y de uno que llama. El que llama es Dios, y su voz no es un accidente ni cosa de un instante sino guía que acompaña el camino.

* En ese sentido, la vocación sólo existe como proceso de propuesta y respuesta: de diálogo continuo entre Dios y el hombre.

* La plenitud de la vocación sucede en el llamado último, que es aquel que nos conducirá a la gloria del cielo: “Venid, benditos de mi Padre…” (Mateo 25).

* En su origen, la vocación combina hermosamente el santo temor y el santo amor. Temor, que expresa la sensación de ser “desbordado” o “abrumado” por una belleza, santidad, verdad, que supera lo conocido y aun lo imaginado. Amor, que invita a la cercanía y la confianza.

Renovar en Cristo la vida, 4 de 4, Fe, Esperanza y Caridad

[Retiro con la Fundación MOCE, de Palmira, Colombia, en Julio de 2013.]

Tema 4 de 4: Fe, Esperanza y Caridad

* Tres son las grandes virtudes de la vida cristiana: fe, esperanza y caridad. Son ellas parte esencial de “lo que nos hace falta” según lo dicho en la predicación anterior.

* ¿Cómo despierta y afianza en nosotros estas virtudes Jesucristo? Lo primero y esencial está en la fe.

* En la fe hay una dimensión doctrinal (contenidos) y una dimensión existencial (el confiar, el darse).

* Lo mismo que pedimos de un médico para confiar en él, eso encontramos, y de manera superlativa, en Cristo, que ha venido a sanarnos de la profunda miseria a que nos ha conducido el pecado.

* Tres cosas pedimos del médico: ciencia suficiente, recta intención, buenas recomendaciones.

(1) Cristo conoce lo que hay en Dios y conoce al corazón humano: ciencia suficiente.

(2) Cristo no sólo es correcto: es la expresión misma de la bondad: recta intención.

(3) Cristo viene acompañado de un amplísimo coro de testimonios elocuentes, a saber, el conjunto de las vidas de los santos.

* Pero un médico no toma posesión de mi vida. El médico arregla mi vida, que sigue siendo enteramente mía. En esto hay una diferencia con Cristo porque él se declara vida nuestra, y manifiesta pretensiones que parecen descomunales, demenciales o poco serias: dice que hay que ponerlo a él en primer lugar siempre, incluso más que a aquellos que por naturaleza parece que debieran sernos más amados, a saber, el papá, la mamá, la pareja o los hijos. ¿Cuál es el fundamento de esta colosal petición del Señor?

* Sólo puede hablar como Cristo un loco, un payaso o el Hijo de Dios. Cristo puede hablar así porque lo que él trae es un bien mayor. Puede hablar así porque él mismo es nuestro bien, y ese bien es Dios mismo. El poder de su obra no es distinto del poder de Dios, y el bien que otorga no sólo es superior sino que es fuente de todo otro bien. Por eso de él brotan nuestra esperanza y nuestro amor.

Los que amamos a España

Luto

Nacido en Colombia, y deudor, de tantas maneras, de España, a la que llamamos con afecto “Madre Patria,” sólo puedo escribir para expresar mi profundo dolor, y mi más ferviente oración por tantos que han muerto o han querido gravemente heridos o afectados por el reciente accidente ferroviario, ya cerca de las puertas de Santiago de Compostela.

¡Cuántas vidas segadas en un instante! ¡Cuántas historias trastornadas para siempre, debajo de los hierros retorcidos!

Que el amor gigantesco que palpitó en el corazón del apóstol Santiago, y la dulce y consoladora ternura de la Señora del Pilar se dejen sentir en esta hora de luto para Galicia y toda España.

¡Estamos con vosotros!

¿Por qué tanto ataque de los medios a la Iglesia?

El que fuera embajador del Gobierno de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, desde febrero de 2006 a abril de 2011, anteriormente durante años alcalde socialista de La Coruña, ha publicado un artículo de mucho calado en la revista “Vida Nueva” (número 2.854, fecha 5 de julio), que por la calidad del autor, al que le he tenido siempre especial simpatía, su conocimiento de lo que habla y la importancia del tema, me permito reproducir íntegramente. El artículo se titula “Por una vez, la política” y dice así:

Próximo ya el tiempo de las vacaciones, no se necesita estar dotado del don de la adivinación para prever un otoño en el que los ataques a la Iglesia católica en España se conviertan en uno de los ejes del debate político.

De un tiempo a esta parte, los sectores dominantes en la hasta hace poco izquierda moderada consideraron que la mejor manera de tapar sus vergüenzas era reabrir el enfrentamiento con la Iglesia, resucitando un anticlericalismo decimonónico totalmente extemporáneo y ajeno a la realidad de la sociedad española actual.

Estos aprendices de brujo creyeron que esta estrategia les reportaría réditos electorales al asimilar a la Iglesia con la derecha, identificar la religión con sectores privilegiados y, según sus “cuentas de la vieja”, de lograr una respuesta “dura” de la jerarquía eclesiástica, que fijara un escenario donde la atención no se centrase en la crisis económica y sus responsabilidades políticas generadas por quienes no fueron capaces de preverla y afrontarla.

En esta falsa espiral de progresismo versus conservadurismo se rompieron todos los consensos sociales, y en materia de familia, educación y defensa de la vida, se impusieron unas nuevas leyes aprobadas por mayorías coyunturales y mínimas que dividieron y crisparon innecesariamente a los ciudadanos.

Cualquier modificación y vuelta atrás que democráticamente se plantee en esta situación impuesta se considera como una regresión reaccionaria y un intento de imponer unos valores morales de naturaleza confesional, conculcando supuestos derechos que carecen del más elemental fundamento constitucional.

De una manera planificada se intento hacer de la mentira verdad, buscando fijar la imagen de una Iglesia privilegiada, titular de prebendas y amparada por una normativa opaca que le permitía estar exonerada del pago de impuestos y financiarse a costa del dinero público que, por distintos cauces le suministraba el Estado en ingentes cantidades.

No cabe mirar hacia otro lado porque, lo que hasta ahora esquemáticamente expuesto, es un fiel reflejo de lo hasta ahora sucedido. Pero a lo hecho hay que añadir lo anunciado cuando, públicamente, se dice que los Acuerdos con la Santa Sede serán denunciados, no se admitirá la enseñanza de la Religión, o la actual Ley del aborto se considera innegociable.

Cuando no hay fundamentos ideológicos que permitan armar propuestas para hacer frente a la crisis económica y se considera que la radicalización fija los espacios electorales, se cae siempre en el mismo error, que no es otro que el de buscar un enemigo sobre el que centrar la atención y el debate. En este caso, ya se ha elegido: la religión y su asimilación con tiempos pasados, por cierto, superados gracias en parte a la actitud de la Iglesia.

En mi opinión, hay un factor que subyace no sé si consciente o inconscientemente en este sectario planteamiento. Pienso que también se busca ocultar el papel que la Iglesia está realizando silenciosamente a favor de todos los desfavorecidos y víctimas de esta crisis. Los millones de personas que, ante la incapacidad del Estado, reciben la ayuda y la atención de las instituciones religiosas y locales vinculadas a la Iglesia católica, que es la única esperanza y el solo apoyo que tienen en estos tiempos de tribulación los necesitados. El trabajo de unos pone en evidencia las carencias de otros.

Cuando llegue el tiempo de conferencias y congresos, allá por el mes de octubre, se volverá a reabrir la cuestión religiosa que tanto pesar trajo a nuestro país e, irresponsablemente, se romperán los puentes que tanto fruto reportaron a la estabilidad de nuestra convivencia. Dicho queda.

Visto primero en Religión en Libertad

ESCUCHA, La grandeza de la oración de agradecimiento

[Predicación especial en la Jornada de Evangelización en Chajarí, Argentina, Julio de 2013.]

Tema 6 de 6: La grandeza de la oración de agradecimiento.

* Aunque la forma de oración que brota en primer lugar es la petición, es bueno conocer las bondades de otras formas de oración. Entre ellas destaca la oración de agradecimiento.

* El agradecimiento nos dispone a reconocer el bien recibido, y ello trae nuevos bienes:

(1) Es un antídoto contra muchas formas de melancolía y pesimismo. A medida que apreciamos y nos gozamos en los bienes que han llegado a nuestra vida tendemos a adoptar una actitud más positiva y menos quejumbrosa.

(2) Lo bueno que tenemos es también la base para superar dificultades y vencer obstáculos. La persona que acostumbra su mente a fijarse en lo bueno se siente y está mejor equipada para sobreponerse a los problemas.

(3) Esa misma actitud positiva, pero siempre realista, nos hace más amables frente a las demás personas. A menudo sucede que, al ayudarles a ver los bienes que ellos tienen y que no conocen o aprecian, toman también gran aprecio por nuestra presencia y consejo. De hecho, quienes tengan vocación de líderes necesitarán esa clase de actitud para aunar fuerzas en búsqueda de objetivos comunes.

* Lo mejor de la oración de agradecimiento está en que nos hace sensibles a la Providencia. Dos ejemplos notables,tomados de la Biblia, son los relatos de José, vendido por sus hermanos, y David, tan poco valorado por su familia. La actitud creyente de estos hombres, campeones de la fe, al final dio un fruto copioso y durable.

Formados en la Fe, 5 de 6, Firmes en la fe

[Jornada de Evangelización en Chajarí, Provincia de Entre Ríos, Argentina, en Julio de 2013.]

Tema 5 de 6: Una fe firme.

* Chajarí está llamada a ser un centro de evangelización. Necesitará que muchos, especialmente jóvenes, sean pilares, firmes en la fe, y esto quiere decir: capaces de vencer el desaliento, la contradicción e incluso la indiferencia y los escándalos que se ven en la Iglesia. Pregunta: ¿cómo se llega a esa fe estable? Veamos la metodología y la pedagogía de Cristo. Tres grandes métodos vemso que usa Cristo para que nuestra fe crezca.

(1) Llevarnos al conocimiento de nosotros mismos, en la medida en que ello sirve a que entendamos má sy más qué significa apoyarse en Dios y no en uno mismo, ni en lo que uno sabe, tiene o puede. Para llevarnos a ese conocimiento profundo de lo que somos, Cristo rompe paradigmas, contradice expectativas y lleva al límite a sus discípulos, como por ejemplo al decirles que la salvación es “imposible” para los hombres, y sólo posible para Dios.

(2) Cristo además permite a sus discípulos experimentar algo del poder y unción que Él mismo tiene. No los envía desprovistos de gracia sino abundantes en el poder de Dios, de modo que se sepan y estén capacitados para derrotar demonios, sanar enfermos y proclamar con eficacia que el Reino de Dios está cerca. Esta experiencia personalísima e intensa de la presencia y la acción de Dios hace crecer en gran manera la fe.

(3) Y luego, a través de sus apóstoles, y los sucesores de los apóstoles, Cristo nos enseña, ilumina, amonesta y anima. Es lo que leemos en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles, donde se ve que la joven comunidad cristiana permanece fiel a sus legítimos pastores.

Formados en la Fe, 4 de 6, La soledad existencial

[Jornada de Evangelización en Chajarí, Provincia de Entre Ríos, Argentina, en Julio de 2013.]

Tema 4 de 6: Soledad existencial.

* “La fe destruye lo que te destruye a ti.” ¿Y qué es lo que nos destruye? Son muchas cosas pero en su raíz encontramos a menudo la soledad o abandono existencial, es decir, la sensación profunda de que uno en realidad no importa; en realidad, no interesa.

(1) Soledad existencial sienten ya los niños pequeños cuando perciben que sus papás se deshacen fácilmente de ellos conectándolos a las múltiples pantallas que la tecnología les ofrece: juegos electrónicos, televisión, celulares, tabletas, Internet.

(2) Es la soledad que sienten los jóvenes al ser aislados y en parte aislarse en sus mundos pequeños, con lenguajes propios e incomprensibles al mundo adulto, temerosos siempre de estar interrumpiendo a sus atareados padres.

(3) Y los que trabajan suelen sentir esa misma soledad porque son tratados a menudo como una fuerza reemplazable, y eso quiere decir: como un recurso más, una estadística en el gran conjunto de un presupuesto anónimo.

(4) Las personas mayores a menudo experimentan esa soledad del que siente que está estorbando, y que sus relatos ya no interesan a nadie en casa.

* La soledad existencial crea una sensación visceral de naufragio y produce por consiguiente una reacción incontenible: buscar algo o alguien de qué aferrarse. Y eso de lo que la persona se aferra suele ser moralmente dañino o por lo menos cuestionable pero la situación emocional del “náufrago” no le permite examinar su situación con serenidad, como quien busca qué es lo verdadero o qué es lo correcto:
el impulso de sobrevivir es tan fuerte que las relaciones o dependencias a que llega la persona, y que en otras circunstancias hubiera rechazado, ahora le parecen obvias e inevitables. Esto explica en buena parte la périda de brújula moral en tantas personas, así como la típica impaciencia y sesgo con que se abordan las posturas de la Iglesia en materia moral.

* La respuesta propia a esta desafío es siempre una y la misma: COMUNIDAD. Eso quiere decir, por ejemplo: familia, en lo posible numerosa; buen ambiente de trabajo; un vecindario sano. Pero como esos botes salvavidas suelen encontrarse en tan mal estado en nuestro tiempo, hay sobre todo un espacio que adquiere enorme importancia hoy: la comunidad creyente. Nuestros grupos de oración y de fe; grupos de formación y de evangelización, son sencillamente indispensables para restaurar la capacidad de diálogo y de formación espiritual y moral.

Formados en la Fe, 3 de 6, Cristo vence las distancias

[Jornada de Evangelización en Chajarí, Provincia de Entre Ríos, Argentina, en Julio de 2013.]

Tema 3 de 6: Cristo vence las distancias.

* Aquellas distancias que nos alejaron de Dios han sido vencidas en la persona y el ministerio de Cristo Jesús.

(1) Nos sana de la vergüenza al tratarnos con gran providencia: interiormente nos hace sentir disgusto de lo que somos; nos deja ver nuestras necesidades y nos hace buscar al médico; exteriormente, nos envía al médico, que no es otro que su propio Hijo.

(2) Nos salva de la idolatría al mostrarnos que todo ídolo cobra una enorme cuota de amor, dolor y sangre; de modo que podamos detestar aquello que así nos explota.

(3) “Vengan a mí,” dice Cristo, ofreciendo descanso, perdón, e incluso su propio Corazón; así nos sana de todo temor enfermizo. Ante el Crucificado, el único que debe temer es Satanás.

(4) Cristo nos salva del “dios cómplice,” ese falso dios que piensa de manera idéntica a nosotros. Donde mejor se ve esta salvación de Cristo es en el Sermón de la Montaña, en donde Cristo sube los estándares, hasta llamarnos a ser perfectos como el Padre es perfecto. Cristo es misericordioso, para abajarse hasta nosotros, y exigente, para llevarnos hasta donde Dios está.

(5) Contra la falsa saciedad Cristo usa una especie de duro taladro que denuncia la hipocresía. Pero esa dureza es siempre fruto de su amor, que no tolera ver que nos perdemos. En ocasiones, Dios tiene que remover las certezas, hasta las que parecían más firmes.