Ejercicio de Alabanza, 1 de 5, La fe y la alabanza

[Predicación en el Tercer Congreso Internacional de la Renovación Carismática Católica, en Asunción, Paraguay.]

Tema 1 de 5: El cimiento de la fe y la raíz de la alabanza

* Todo en la vida cristiana tiene su fundamento en la fe porque la fe es la puerta que hace posible todo otro don que recibimos del Dios en quien creemos y confiamos.

* Esto implica que nada interesa tanto al enemigo malo como destruir nuestro cimiento atacando la fe. tres son los misiles que con mayor frecuencia dispara contra ese fundamento:

(1) La ignorancia: ante todo, el enemigo quiere que desconozcamos de quién somos hijos y a qué extremos de amor ha llegado por rescatarnos.

(2) La distracción, que nos mantiene incapaces de apreciar el valor del mensaje de salvación que se nos predica.

(3) La confusión, que quiere hacer naufragar la certeza en el ruido. Se da sobre todo por las sectas protestantes, la nueva era, la masonería y el cientificismo.

ESCUCHA, A los 50 años del Concilio Vaticano II, Parte 2 de 2

[Reflexiones en el Primer Congreso de Vida Consagrada de la Diócesis de Zipaquirá, en Agosto de 2013.]

Tema 2 de 2: Claves de interpretación del post-concilio

* No sólo las declaraciones oficiales de la Iglesia no fueron su única respuesta ante la muralla de desconfianza, insultos e incluso persecuciones. Hay que destacar el papel discreto pero enormemente eficaz de varias mujeres: Santa Teresa del Niño Jesús, y su humilde sabiduría; Santa Edith Stein, y la seriedad apasionada de su búsqueda de la verdad; Santa Faustina Kowalska, y el portentoso mensaje de la misericordia.

* Conviene recordar también, entre los varones santos al Padre Pío, y su sentido de la primacía de Dios; y a San Maximiliano Maria Kolbe, y su mensaje de la actualidad perenne del amor al prójimo.

* En Juan XXIII podemos decir que se dan cita tanto la claridad doctrinal de los Papas ya antes citados, y la sencilla y confiable caridad de estas santas y santos de los cien años anteriores a su pontificado. Sus declaraciones llevan el doble sello de una firmeza profunda en los principios y la doctrina, y una mano extendida con amor fraterno, en el deseo de llegar a todos.

* Dado que la actitud sabia y caritativa del “Papa Bueno” ha sido malinterpretada de tantas formas, conviene hacer claridad por lo menos en cuatro términos de los que se ha abusado en el post-concilio.

(1) Diálogo. Se suele entender hoy como una especie de construcción comunitaria de la verdad. Tal acepción no tiene que ver con la certeza que tiene Juan XXIII de que la Iglesia es “Madre y Maestra.” Una metáfora útil es la siguiente. Para evangelizar en Kazakistán tendré que aprender kazakistano pero ese aprendizaje no cambia el mensaje que yo quiero ofrecer sino que al dialogar para aprenderlo, aprendo cómo expresar el Evangelio apropiadamente.

(2) Ecumenismo. Algunos lo entienden como “ecumenismo de mínimos,” es decir, como un mencionar únicamente aquello que compartimos y posponer indefinidamente o sencillamente omitir lo que por ejemplo es más propio nuestro, como la fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía. La mano que Juan XXIII y el Concilio tienden a los “hermanos separados” es fruto del deseo de que ellos no se pierdan de lo que nosotros tenemos. La propuesta es un “ecumenismo de máximos.”

(3) Negociación. dada la ruptura entre Iglesia y Mundo, o entre las confesiones cristianas, es fácil volverse al lenguaje que propone el mundo: negociar. Ello implica, sin embargo, renunciar a la verdad para pasarse al juego de los intereses, las presiones, las mayorías, las intrigas, los “lobbies” y todo aquello que empobrece el nombre de la democracia y está ausente de la Biblia. El verbo negociar, en cuanto a la fe y la moral, es ajeno al pensamiento del Papa Bueno y no tiene un solo texto a su favor en los documentos del Vaticano II.

(4) Misericordia. Se quiere presentar a veces esta virtud, que de suyo es propia de Dios, como una excusa para dar carta de ciudadanía a diversos pecados y conductas pecaminosas. Según ello, sería “misericordia” permitir que un divorciado vuelto a casar comulgue; sería misericordia y “comprensión del Evangelio” que se aprobaran las relaciones homosexuales; sería más propio del Evangelio no insistir en lo doctrinal sino “sencillamente amar.” Tal lenguaje desconoce que, si bien la misericordia nos acoge como somos, no es para dejarnos así sino para llevarnos, a través de la conversión y el cultivo de la virtud, hacia una plenitud libre de pecado y sombra de pecado.

ESCUCHA, A los 50 años del Concilio Vaticano II, Parte 1 de 2

[Reflexiones en el Primer Congreso de Vida Consagrada de la Diócesis de Zipaquirá, en Agosto de 2013.]

Tema 1 de 2: Contexto histórico amplio

* Es importante ubicar la convocatoria y la celebración del Vaticano II en un contexto histórico amplio, porque es el que nos ayuda a entender la intención de Juan XXIII y el verdadero propósito de los documentos que produjo tan importante asamblea.

* Las dos palabras más importantes son Iglesia y Mundo. Se da una ruptura dolorosa que afecta el ser y la misión de los cristianos. Pero, ¿qué raíces tiene ese rompimiento?

* En la llamada “Edad Media” el énfasis de la predicación de la Iglesia es claro: la vida eterna y la santidad. Las realidades temporales aparecen únicamente como contingentes y fugaces.

* A partir de la consolidación del fenómeno urbano, con lo que implica de comercio, bienestar y cultivo del arte, brota un deseo muy grande de conectar con la época clásica del mundo griego y romano. Los líderes de esa avanzada le dieron un nombre a su propio tiempo: “renacimiento;” consideraban que con ellos “renacía” la cultura clásica y que lo que había estado entre la caída del Imperio Romano y esa época nueva de ellos era un largo y más bien oscuro intermedio; por eso le llamaron: Edad “Media.”

* El impulso renacentista lleva a una valoración intensa de lo natural y de lo humano. Casi que de repente, el “aquí” y el “ahora” ganan importancia y relieve, a menudo en detrimento de las preocupaciones por el “más allá” y la eternidad. El “humanismo,” entendido a la manera de un Erasmo de Roterdam, se convierte en la tendencia dominante en el pensamiento y en la cultura. El ideal de la santidad, sobre todo de la santidad monástica, queda desacreditado por vetusto, miope, incoherente, falto de lustre y atractivo.

* El avance en las artes, sobre todo la pintura y al escultura, cada vez es más valorado por sí mismo, y no simplemente como instrumento para una expresión catequética o litúrgica. Los comerciantes serán los grandes patrocinadores (mecenas) de este surgir artístico, convertido en señal de prestigio y de capacidad de influencia en la sociedad.

* La Iglesia es ambigua frente a estos hechos, y los Papas de corte más renacentista y con mayor inclinación a las artes suelen ser recordados por su poco talante pastoral. Julio II es un ejemplo claro de ello.

* La mirada hacia “lo natural” no es sólo artística. A partir de los avances de Copérnico, Galileo y Newton la naturaleza se revela apasionante; escrita con caracteres que quieren ser descifrados, y que, al parecer, pueden ser descifrados a través de la matemática. Pronto se afianza la idea de que el mundo, la historia y el cosmos deben ser estudiados con las herramientas de ese nuevo conocimiento, que es el que aporta la razón. Tales son las raíces de la Ilustración.

* Una nueva clase social lucha por abrirse paso: la de los “intelectuales.” Su obra principal y programática será la Enciclopedia, señal de una aspiración de abordar el mundo y la vida con ojos de investigación, hipótesis, matemáticas, análisis y síntesis. La Biblia es puesta a comparecer ante esos ojos críticos de la nueva ciencia y por supuesto, puesta en ese contexto, se la ve como insuficiente, arbitraria, y sobre todo, como instrumento de dominación de un grupo en la sociedad: el clero.

* Contra el clero y su capacidad de influir en la sociedad enfilan sus baterías aquellos “ilustrados,” entre los que destaca Voltaire, con su lema blasfemo e incendiario: “¡Destruid a la Infame!” [la Iglesia]. La entronización de la “diosa” razón es a la vez el grito de guerra contra la fe en una revelación y en una Iglesia.

* Durante breve tiempo creen aquellos “ilustrados” que se puede afirmar un “dios,” figura lejana, abstracta, cuyo único papel sería servir de fundamento último a la realidad que la ciencia escruta con autonomía y libertad. Pronto ese “dios” inútil es desechado por hombres arrogantes aunque muy brillantes intelectualmente, como Laplace. Pasamos así a una fase de ateísmo racionalista y excluyente, que ya no sólo niega a Dios sino que desea desterrar cualquier vestigio suyo en la sociedad.

* Es comprensible entonces que las primeras reacciones de la Iglesia, en el corazón del siglo XIX, sean fuertes y que tengan el tono de quien da una voz de alarma o hace sonar la trompeta. El “Syllabus” de Pío IX, publicado en Diciembre de 1864, corresponde a ese momento. El tono defensivo de los documentos del Concilio Vaticano I (1870) quiere dar una respuesta más articulada y no sólo enunciativa. El anhelo de restaurar los estudios escolásticos bajo la guía de Santo Tomás de Aquino, con la encíclica “Aeterni Patris” de León XIII (1879), y su interés por la “cuestión social,” con la encíclica “Rerum Novarum” de 1881, reflejan ese mismo interés. La culminación de estos documentos defensivos está, sin duda, en al encíclica “Pascendi” del papa San Pío X, que condensa con el nombre de “herejía modernista” décadas de rupturas, ataques y malos entendidos que ya no sólo vienen “de fuera” sino que se han instalado adentro mismo de la Iglesia, en sacerdotes, facultades de teología y seminarios.

* Así las cosas, puede afirmarse que a principios del siglo XX una larga serie de “ismos” se levanta contra la Iglesia y bloquea una verdadera posibilidad de transmisión de su mensaje: comunismo, modernismo, cientificismo, positivismo… La sensación es dura porque poco a poco la Iglesia va quedando recluida en la irrelevancia y el prejuicio, y al parecer su principal manera de responder ha sido sólo señalar errores y lanzar anatemas. Por justificado que ello pueda ser, es evidente, por lo menos en el corazón de Juan XXIII, que debe buscarse un camino diferente.

* En la mente y los escritos de Juan XXIII son claras dos cosas, al convocar al Concilio Vaticano II: (1) No se trata de estudiar o definir nuevas cuestiones doctrinales: el Papa siente que la enseñanza de la fe está y debe ser clara. (2) Pero sí hay que buscar cómo puede transmitirse mejor esa fe dada la historia de desencuentros entre la Iglesia y el Mundo. Por ello, él mismo define el Concilio como “pastoral.”

Los trinos del Paro Agrario en Colombia

  • Lo malo es que, a quienes no tienen ninguna idea con fundamento, todo les parece fundamentalismo.
  • Hay quien cree que la justicia llegará más pronto cuanto más odio haya en la protesta. Eso ya lo intentó Marx y todavía lo estamos pagando.
  • Es fácil “indignarse,” destruir y sumarse a una PROTESTA; lo difícil es acertar en el diagnóstico y luego ayudar a construir una PROPUESTA.
  • Veo ya un fruto positivo en las tensiones del #ParoAgrario: miles de jóvenes están descubriendo que existe otro mundo, además del virtual.
  • Está bien que suenen las cacerolas; pero mejor aún que luego prefiramos siempre llenarlas con productos de nuestros campesinos colombianos!
  • Los dolores propios no deben cerrar los ojos al padecer de otros. Va un abrazo y una oración por México, de luto por el accidente de tren.
  • Pregunta ANTES de ir a una marcha o protesta: 1) Quién convoca? 2) Qué lemas o mensaje se va a dar? 3) Cómo se controla a los infiltrados?
  • Por el momento, el lenguaje que se sigue escuchando en Colombia es el de la obstinación, la exasperación y la arrogancia. Kyrie, Eléyson!
  • A veces me parece reconocer una nostalgia monárquica-caudillista en eso de que en Colombia TODO tenga que resolverlo el Presidente…
  • En el día del martirio de Juan Bautista no olvidemos que la causa inmediata de su cárcel fue defender la dignidad y santidad del #matrimonio
  • Predicadores católicos: Miremos a Juan Bautista. La tarea no es sólo animar y sonreír. También hay que denunciar y poner la cara por Dios.
  • Católico: si no aprendes a indignarte ante el pecado, prepárate para que el pecado se ría de ti, de tu familia, y de todo lo que amas.
  • Menores de edad implicados en vandalismo: Entiendan que sus actos en NADA ayudan a la justa causa de los campesinos y transportadores.
  • Es importante que no se asocie el levantamiento de los bloqueos con el retorno a la normalidad porque la situación no era ni es “normal.”
  • Para que el sufrimiento de los campesinos y los pobres NO sea estéril hay que abstenerse de todo vandalismo y mantener la altura del debate.

ESCUCHA, Una lectura teológica del Paro Agrario 2013 en Colombia

[Intervención durante un coloquio con la comunidad del Convento de Santo Domingo, en Bogotá.]

1. Hay que saludar con gozo que se reanime la sensibilidad ante la realidad social.

2. No puede entrar la Iglesia en un esquema simplista de opresores contra víctimas; la Historia muestra que quienes usan ese lenguaje luego se proclaman representantes de los inocentes, y al final los usan para sus propias aspiraciones de poder.

3. No olvidemos el papel que ha tenido la Iglesia para inspirar formas positivas de construcción y reconstrucción del tejido social, por ejemplo, a través del movimiento cooperativista.

4. La Iglesia tiene también una tarea como memoria viva y como vocera de las verdades incómodas, pues es un hecho que en ambientes de protesta abundan las mentiras y medias verdades.

ESCUCHA, Palabras para el LX Aniversario del Convento de Santo Domingo de Bogotá

La vocación de un convento

Cronología

  • 4 de Agosto de 1953: Inauguración. (del 4 al 7 de Agosto de 1952 se tuvo el Primer Congreso de Familia Dominicana). Los estudios de filosofía y teología se trasladaron de Chiquinquirá a Bogotá. El primer prior fue el Padre Enrique Higuera, O.P.

El año 1953 fue particularmente fecundo en iniciativas y realizaciones:
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La Vocación, 16 de 16, Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 16 de 16: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

* Toda vocación cristiana apunta a una realidad que supera o trasciende al mundo presente. Lo más puro y vigoroso de nuestro impulso hacia Dios no puede ser frenado por la muerte. Ser cristiano no es simplemente una manera entre muchas de mejorar este mundo.

* Partícipes de la trascendencia misma de Dios, los cristianos hacen bien en atender la monición de san Pablo: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo (véase Colosenses 3). No es desinterés por las cosas del mundo. Tampoco es, como denunciaba Marx, que la predicación cristiana justifique las injusticias actuales con el magro consuelo de que el cielo será un banquete magnífico de alegría interminable.

* De lo que se trata es de obrar en las cosas de la tierra con motivaciones que van más allá de lo terreno. Hacemos un bien terrenal con una motivación celestial.

* ¿Y qué es buscar los bienes de arriba? Siguiendo el esquema antropológico de San Agustín y también de Santa Catalina, buscamos respuesta para las tres potencias del alma:

(1) La inteligencia ha de buscar la verdad y no limitarse a opiniones. Ayuda el ejercicio dialéctico de preguntarse en qué tienen razón nuestros adversarios.

(2) La voluntad ha de preferir el bien al simple gusto. Ayuda el ejercicio del dominio de sí, y una medida suficiente de austeridad y ascetismo.

(3) La memoria ha de orientarse de una manera pascual, es decir, no detenerse en los momentos oscuros o bajos sino ver qué bien surgió de allí.

La Vocación, 15 de 16, Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.

* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.

* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:

(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.

(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.

(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.

* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.

(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.

(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.

(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.

La Vocación, 14 de 16, Escucha profunda

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 14 de 16: Escucha profunda

* La profundidad de la escucha es directamente proporcional a la fidelidad en lo escuchado. Percibir la voz de Dios no es el final del camino porque siempre es necesaria una mayor sintonía. De hecho, pocas cosas tan peligrosas como una escucha a medias.

* Escuchamos “a medias” cuando nuestra formación es mediocre pero sobre todo cuando oímos sólo lo que queremos oír. Cada uno tiene sus pasajes bíblicos favoritos, y también su modo preferido de contemplar el misterio de Cristo.

* Es muy natural y muy común, pero muy pernicioso también, que uno empiece a concentrarse en algunos autores y algunas citas, a saber, las que confirman las ideas que uno ya tiene y de las que ya gusta. Si ese proceso no recibe un correctivo, uno termina afirmando no lo que Dios dice sino lo que uno ha aprendido a usar para defender lo que uno piensa y quiere. Si tal cosa sucede ya no estamos más escuchando a Dios sino sólo oyéndonos a nosotros mismos: es lo que suele suceder en las herejías y movimientos radicalizados o fanáticos.

* La escucha profunda requiere, entonces, que uno abra la mente y el corazón a toda la Escritura, a todo el Magisterio de la Iglesia, a todas las necesidades del Pueblo de Dios, con un deseo sincero de acoger y amar todo lo que Dios ha querido ofrecernos.

La Vocación, 13 de 16, Conocimiento de sí mismo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 13 de 16: Conocimiento de sí mismo

* Iniciamos la cuarta y última sección de nuestro retiro espiritualEs fácil asociar el llamado vocacional al primer momento consciente en que uno considera un cierto estilo de vida. Según ese modo de pensar, la vocación “empieza” en esa primera propuesta recibida, o deliberación realizada.

* La verdad es que la vocación no sucede por pura fascinación de una invitación exterior. Es más bien la coincidencia, aunque sea sólo parcial, entre la propuesta exterior y las disposiciones interiores, lo que hace saltar una chispa de alegría y un motivo de esperanza.

* Esto significa que una clave fundamental del camino vocacional es aquello que uno es. Dios empezó a llamarnos no cuando nos dimos cuenta sino cuando él pensó en nosotros, es decir, en cierto modo, desde siempre.

* Como lógica consecuencia, es preciso examinar la propia historia, y buscar el recto conocimiento de sí mismo en Dios, si uno desea definir su camino vocacional, y después avanzar en él con gratitud, alegría y provecho.

La Vocación, 12 de 16, Amor de caridad

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 12 de 16: Amor de caridad

* El Concilio Vaticano II apunta al corazón de la vida consagrada con el título que ha querido dar al Decreto sobre los institutos religiosos: Perfectae Caritatis. De lo que se trata es siempre, y en primer lugar, de amar.

* Toda forma de consagración dentro de la Iglesia es un llamado del amor y un servicio de amor. Puede decirse que, faltando el amor, se puede todavía empujar una vida de consagración, por lo menos por un trayecto, pero sólo como quien remolca un carro sin motor.

* Ahora bien, no todo amor corresponde al ejemplo y camino propuesto por Cristo. Para su funcionamiento, la sociedad requiere de “amor de transacción” en el cual es natural esperar una contraprestación. Pero Cristo anuncia e instaura el Reino desde el “amor de caridad,” aquel que apunta de modo directo al bien que se quiere propiciar, y no a los merecimientos previos ni a las utilidades futuras.

* Este amor de caridad, o amor de gracia, o amor de misericordia, es el que hace posible la vida de los pequeños, los débiles y los excluidos. Es el tipo de amor que puede verdaderamente volverse al prójimo porque no busca el agrado, ni tampoco juega con la imaginación, sino que se fundamenta en el dato teológico firme y fundamental de la imagen de Dios en el hermano; imagen quizás deformada, oscurecida o sepultada pero siempre presente.

* Lo que amamos en el hermano no es entonces lo que resulte amable de lo que ahora es, sino aquello que llegará a ser precisamente por la acción transformante del amor que Dios le ofrece, por ejemplo, a través nuestro.

La Vocación, 11 de 16, Los verbos de Jesús

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 11 de 16: Los verbos de Jesús

* Hechos 10,38 condensa la misión de Cristo en estas palabras: “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.” Ese dato es punto de referencia y mandato para todo cristiano.

* Los religiosos, sin embargo, deseamos acercarnos más a lo específico de la vida que él llevó. Sobresalen así siete verbos que podemos considerar descriptivos del ser y la misión de Cristo:

(1) Enseñar: lo vemos en su predicación y sus consejos.

(2) Sanar: desde su corazón compasivo, cada curación es expresión de la llegada del Dios que se abaja y se compadece.

(3) Liberar: lo dice expresamente Pedro en su discurso de Hechos 10; las heridas más hondas provienen de la maldad del enemigo del género humano, y sólo liberados de su nefasto poder podemos aspirar el aroma de libertad de los Hijos de Dios.

(4) Orar: Su descanso y la fuerza viva de su ministerio están en la unión con el Padre.

(5) Padecer: No es simplemente aguantar; es detener la cadena de irresponsabilidades y complicidades que transfieren a otros, más inocentes que nosotros, los males que nosotros sufrimos.

(6) Ocultarse: Ser “paisaje” es dar ocasión a otros para que sobresalgan, pero sobre todo para que se sientan acogidos.

(7) Acampar: Acompañar y dejarse acompañar es santificar con el hecho mismo de su existencia–su ser Encarnado–a quienes así pudieron “contemplar su gloria” (Juan 1,14).

La Vocación, 10 de 16, Jesucristo pasó haciendo el bien

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 10 de 16: Jesucristo pasó haciendo el bien

* Si la vida consagrada es “cercano seguimiento de Cristo,” es preciso acercarse a su misterio para descubrir cuál es su vida, para que sea nuestra.

* En su profunda simplicidad, el deseo de hacer el bien compendia lo mejor del corazón humano. Sirve de criterio para evaluar nuestra presencia en las comunidades o lugares donde estamos: al pasar por este mundo dejamos un rastro o aroma, y hemos de preguntarnos si es el buen olor de Cristo.

* Hemos sido ungidos con el crisma, aceite consagrado y perfumando, en el bautismo y en la confirmación. La vida religiosa es una plenitud de vida bautismal que, en unión con Cristo, hace presente el Reino.

* Pedro, muy cerca de Cristo, no habla de un Cristo “de visita” sino de la verdad de una bondad que brota del ser más íntimo del Señor.

* El Mesías no sólo es auténtico, en el sentido de mostrar exteriormente lo que es interiormente, sino que es verdadero, en el sentido de que su ser interior es conforme con el verdadero querer de Dios, en el cual está siempre nuestra plenitud. Tal ha de ser nuestro ideal.