LA GRACIA del Sábado 3 de Septiembre de 2016

Al igual que el rey David, Jesús fue despreciado por los suyos, creció y se hizo fuerte orando en la soledad, venció al demonio y es bello por la gracia divina floreciendo en Él.

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Si Jesús dice que sólo Dios es bueno, ¿está negando ser Dios?

En el pasaje del Evangelio de San Marcos cuando el hombre rico le dice al Señor “maestro bueno” y él le responde: ¿por qué me llamas bueno?, sólo Dios es bueno. ¿Jesús esta expresando que no es Dios, tal como afirman los testigos de Jehová?. Gracias por su gentil atención y quiera Dios que me responda. -G.

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La interpretación de los Testigos de Jehová es arbitraria. Bien está la aclaración que hace el Papa Juan Pablo II en el número 9 de su encíclica Veritatis Splendor, refiriéndose a este pasaje: Mateo 19,17.

En esencia lo que plantea el Papa es que Cristo está situando la pregunta que le hace este joven. El hombre le pregunta a Cristo por la bondad, y Cristo remite el problema fundamental de la bondad al ámbito de la relación con Dios. Es como si dijera: “Si quieres saber sobre lo bueno finalmente has de dirigirte al que es Fuente de toda bondad; tu pregunta no es sólo de comportamiento o ética sino que requiere que tu ser entero se abra a Dios.”

la réplica de Cristo, pues, no es una explicación sobre quién es Cristo–porque esa no fue la pregunta que le hicieron–sino una aclaración sobre el marco en que debe entenderse toda pregunta sobre la bondad: el que busque la bondad, que tenga claro que finalmente tendrá que preguntarse por Dios.

¿Por qué los primeros cristianos utilizaban el pez como símbolo?

“Los primeros cristianos, cuando querían representar simbólicamente a Jesús, nunca utilizaron el signo de la cruz. Para ellos, éste conservaba un significado siniestro y muy doloroso por el que no podía utilizarse para representar al Salvador del mundo. Sólo comenzó a usarse la cruz a partir del siglo IV cuando ya había perdido todo su significado como instrumento de tortura…”

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La juventud de Jesucristo

¿Por qué la Biblia no dice nada de Cristo cuando era joven?

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* El tipo de personas que asociamos con la juventud es una realidad social que tiene mucho menos tiempo de lo que usualmente creemos.

* Por supuesto, la gente pasaba por las edades que nosotros asociamos con ser “joven” pero pasaba de un modo diferente, y ello por dos razones principales:

(1) Porque la expectativa de vida era mucho más breve; en época de Cristo el promedio de edad al morir podía estar alrededor de los 40 años.

(2) Porque la producción de los bienes básicos requería una proporción inmensa de tiempo de todos en la sociedad, de modo que las nuevas generaciones pronto eran indispensables para seguir realizando aquellas actividades necesarias para el simple funcionamiento de la sociedad.

* El modo típico de crecimiento de una persona en época de Cristo era como sigue:

+ Hasta cerca de los doce años de edad, niños y niñas estaban en el hogar, bajo cuidado principal de la mamá, sin escuela y con algunas actividades ocasionales de ayuda en el trabajo del papá.

+ Cuando las niñas tenían su desarrollo, la preocupación principal era asegurar que se casaran y tuvieron pronto sus propios hijos. Recuérdese el límite de edad al morir, cercano a los 40 años de edad.

+ Los niños, los varones, por su parte, a partir de esa misma edad, aproximadamente, se convertían en aprendices más o menos permanentes de sus papás.

* Esto explica por qué la gente piensa que la Biblia no dice nada sobre la “juventud” de Cristo: en realidad, sí dice lo necesario: durante esos años era, como los demás niños hebreos de la época, un adulto pequeño, aprendiz del oficio de artesano, que tenía su padre en la tierra, San José.

LA GRACIA del Miércoles 8 de Junio de 2016

El bien, la bondad y la donación de Dios no son completas en la ley; sólo es plena en Jesucristo pues Él nos trae la fuerza para alcanzar el bien y vencer el mal y el pecado.

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Conocer el poder de Cristo

* Por desconocer el poder de Cristo muchos se muestran débiles frente al pecado, cobardes ante los poderes de este mundo o angustiados por las carencias de su pasado.

* Cristo mira el poder y habla de él de un modo muy diverso a como lo hace el mundo. Ya se trate de fuerza, astucia o manejo de información, el mundo centra el poder en el yo. Las dos consecuencias que esto trae son: una mentalidad homicida que quiere eliminar a los demás si no puede usarlos o someterlos; y una incapacidad para reconocer a Dios como Señor.

* Los discípulos mismos de Cristo, los de antes y los de hoy, fácilmente se sienten tentados por esa mentalidad mundana, que es una razón para la advertencia de 1 Juan 2,15: “No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.”

* Cuatro rasgos sobresalen entonces en la manera como Cristo se refiere al poder:

(1) Cristo se opone a la injusticia pero no es igualitarista. El igualitarismo es una trampa que ha mostrado su veneno en el comunismo: predica la igualdad entre todos pero los “administradores” de esa igualdad, típicamente: un único partido político, se aferran para siempre al poder y excluyen sistemáticamente a toda voz o postura que les contradiga. La igualdad que predica Cristo es que todos somos pecadores necesitados, y que todos hemos sido invitados a acoger la gracia de redención fruto de su amor y sacrificio.

(2) No es malo querer ser el primero. La mediocridad, la dejadez o la pereza no son homenajes al Dios Altísimo. El error no es la excelencia ni es el éxito sino la soberbia o la vanidad.

(3) Y desde las capacidades, talentos y dones recibidos, cada uno ha de practicar aquello que enseñaba San Ignacio de Loyola: Amar y servir.

(4) El reinado de Cristo es un reinado de amor. Sin amor, el solo poder va engendrando más enemigos cuantos más logros consigue. Decía Santa Catalina: “El alma, viéndose tan amada, no puede defenderse y excusarse de amar.”

LA GRACIA del Viernes 1 de Abril de 2016

VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Como cristianos anunciemos que Jesucristo es quien nos salva del naufragio del pecado, que en Él está la plenitud de nuestra salvación.

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Jesucristo prototipo y fundamento de la nueva humanidad

431 El Señor Jesús es el prototipo y el fundamento de la nueva humanidad. En Él, verdadera « imagen de Dios » (2 Co 4,4), encuentra su plenitud el hombre creado por Dios a su imagen. En el testimonio definitivo de amor que Dios ha manifestado en la Cruz de Cristo, todas las barreras de enemistad han sido derribadas (cf. Ef 2,12-18) y para cuantos viven la vida nueva en Cristo, las diferencias raciales y culturales no son ya motivo de división (cf. Rm 10,12; Ga 3,26-28; Col 3,11).

Gracias al Espíritu, la Iglesia conoce el designio divino que alcanza a todo el género humano (cf. Hch 17,26) y que está destinado a reunir, en el misterio de una salvación realizada bajo el señorío de Cristo (cf. Ef 1,8-10), toda la realidad creatural fragmentada y dispersa. Desde el día de Pentecostés, cuando la Resurrección es anunciada a los diversos pueblos y comprendida por cada uno en su propia lengua (cf. Hch 2,6), la Iglesia cumple la misión de restaurar y testimoniar la unidad perdida en Babel: gracias a este ministerio eclesial, la familia humana está llamada a redescubrir su unidad y a reconocer la riqueza de sus diferencias, para alcanzar en Cristo « la unidad completa ».873

NOTAS para esta sección

873Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 1: AAS 57 (1965) 5.


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