La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 08 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

tunas

Tema 8 de 12: El Pequeño Resto

* Jeremías lo vio con bastante claridad: el juego irresponsable de creer que puede pecar y luego contentar a Dios con sacrificios no podía continuar indefinidamente.

* Vio también este profeta que es puro engaño creer que la razón por la que el Reino del Norte (Israel) se extinguió es solamente porque no tenían un verdadero templo ni verdadero culto. El problema no es el culto. El problema ya viene denunciado desde la época de Isaías: Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí (Isaías 29,13).

* Como Dios ha empeñado su palabra, es claro que el pueblo elegido no desaparecerá; pero como el pueblo se ha obstinado en sus caminos torcidos, es claro que no podrá seguir como va. Surge así la convicción de que vendrá una gran purificación. El pueblo tiene que ser purificado, limpiado, diezmado. Y de lo que quede surgirá algo nuevo.

* Esta es la idea del “germen santo” que aparece en Isaías 4,2-3. Es el “pequeño resto” de que habla Sofonías 3,12-13. Esos sobrevivientes, llamados santos, pequeños en número pero colmados del verdadero conocimiento de Dios, son la esperanza de una alianza vivida de corazón, en fidelidad y amor.

* También nuestra época parece necesitar de ese tipo de purificación. El cristiano del presente y a+un más el del próximo futuro sólo podrá sobrevivir en coherencia con su fe bajo estas cuatro consignas:

(1) Una experiencia fuerte y transformante del Dios vivo.

(2) Pertenencia a una “pequeña comunidad” donde se le conozca por el nombre y donde pueda ser guiado y corregido.

(3) Una convicción profunda y práctica real de la oración personal.

(4) Urgencia interior y ejercicio exterior del testimonio y la evangelización a otros.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 07 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Rey David

Tema 7 de 12: David, despreciado de los hombres y elegido de Dios

* Uno de los aspectos menos reconocidos de la historia del rey David es la manera traumática como se se dan sus relaciones con su propia familia de origen. Lo que resalta desde el principio es que ha sido descartado por su familia: le han dejado para el servil oficio de cuidar ovejas, de modo que Jesé, el papá, ya de avanzada edad, ni siquiera piensa en David como un hijo más.

* Los hermanos de David, en especial los tres mayores, buscan gloria en la vida militar. Desprecian a David, aun ya ungido por el profeta Samuel, de modo que cuando David, cumpliendo un encargo del papá, va a visitarlos al frente de batalla, es tratado con sorna, como si fuera apenas un espectador incapaz de pelear.

* Pero es David el que vence al gigante filisteo Goliat, para humillación no sólo de sus hermanos de sangre sino para sus hermanos de raza, incluyendo al líder natural, o sea, el mismo rey Saúl.

* La razón de la fortaleza de David no hay que buscarla en un entrenamiento especial o en dones que él hubiera cultivado en secreto. Precisamente por despreciado y asilado, David ha aprendido que en los peligros más duros sólo vale apoyarse en el Señor. Su despojo lo ha hecho fuerte en la fe.

* Y en la soledad ha encontrado su primer amor, que es Dios mismo. Enamorado de Dios, se ve a sí mismo en primer lugar como un amado y protegido del Señor (véase Salmo 18).

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 06 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

wilderness

Tema 6 de 12: El desierto, lugar de la verdad

* El pueblo que salió de Israel no entró inmediatamente en la tierra prometida. Su largo peregrinar por el desierto fue una verdadera purificación; una escuela de fe; una renovación profunda de su ser entero ante Dios.

* Lo que ellos descubren en un primer momento son las necesidades básicas: hambre, sed, refugio, vestido. Se descubren a sí mismos como creaturas; perciben su radical indigencia y dependencia: todo es recibido.

* Se muestran después con toda su fuerza los apetitos del YO. No sólo quieren alimento sino alimento “a su gusto.” Son rebeldes; un pueblo “de dura cerviz.” Cada uno busca su provecho y la codcia y la desobediencia se extienden como plaga en el campamento.

* Surgen después las dificultades comunitarias: envidias, conflictos de poder, intolerancia, suspicacia de unos con otros. En todo esto el desierto es como el gran lugar de diagnóstico del corazón humano.

* Pero al final se ve que hay también un apetito o necesidad muy profunda en el corazón humano, que queda expresada en la voz de Moisés: “Déjame ver tu rostro,” le dice él al Señor. La verdad última del corazón humano no es la capacidad de pecar sino la necesidad de conocer y amar a su Creador.

Fecundar y fermentar la sociedad con el Evangelio

62 Con su enseñanza social, la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red de las relaciones sociales. No se trata simplemente de alcanzar al hombre en la sociedad —el hombre como destinatario del anuncio evangélico—, sino de fecundar y fermentar la sociedad misma con el Evangelio.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 40: AAS 58 (1966) 1057-1059] Cuidar del hombre significa, por tanto, para la Iglesia, velar también por la sociedad en su solicitud misionera y salvífica. La convivencia social a menudo determina la calidad de vida y por ello las condiciones en las que cada hombre y cada mujer se comprenden a sí mismos y deciden acerca de sí mismos y de su propia vocación. Por esta razón, la Iglesia no es indiferente a todo lo que en la sociedad se decide, se produce y se vive, a la calidad moral, es decir, auténticamente humana y humanizadora, de la vida social. La sociedad y con ella la política, la economía, el trabajo, el derecho, la cultura no constituyen un ámbito meramente secular y mundano, y por ello marginal y extraño al mensaje y a la economía de la salvación. La sociedad, en efecto, con todo lo que en ella se realiza, atañe al hombre. Es esa la sociedad de los hombres, que son « el camino primero y fundamental de la Iglesia ».[Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 14: AAS 71 (1979) 284]

63 Con su doctrina social, la Iglesia se hace cargo del anuncio que el Señor le ha confiado. Actualiza en los acontecimientos históricos el mensaje de liberación y redención de Cristo, el Evangelio del Reino. La Iglesia, anunciando el Evangelio, « enseña al hombre, en nombre de Cristo, su dignidad propia y su vocación a la comunión de las personas; y le descubre las exigencias de la justicia y de la paz, conformes a la sabiduría divina ».[Catecismo de la Iglesia Católica, 2419]

En cuanto Evangelio que resuena mediante la Iglesia en el hoy del hombre,[Cf. Juan Pablo II, Homilía en la misa de Pentecostés en el 1er. Centenario de la « Rerum novarum » (19 de mayo de 1991): AAS 84 (1992) 282] la doctrina social es palabra que libera. Esto significa que posee la eficacia de verdad y de gracia del Espíritu de Dios, que penetra los corazones, disponiéndolos a cultivar pensamientos y proyectos de amor, de justicia, de libertad y de paz. Evangelizar el ámbito social significa infundir en el corazón de los hombres la carga de significado y de liberación del Evangelio, para promover así una sociedad a medida del hombre en cuanto que es a medida de Cristo: es construir una ciudad del hombre más humana porque es más conforme al Reino de Dios.

64 La Iglesia, con su doctrina social, no sólo no se aleja de la propia misión, sino que es estrictamente fiel a ella. La redención realizada por Cristo y confiada a la misión salvífica de la Iglesia es ciertamente de orden sobrenatural. Esta dimensión no es expresión limitativa, sino integral de la salvación.[Cf. Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 9. 30: AAS 68 (1976) 10-11. 25-26; Juan Pablo II, Discurso a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979), III/4-7: AAS 71 (1979) 199-204; Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 63-64. 80: AAS 79 (1987) 581-582. 590-591] Lo sobrenatural no debe ser concebido como una entidad o un espacio que comienza donde termina lo natural, sino como la elevación de éste, de tal manera que nada del orden de la creación y de lo humano es extraño o queda excluido del orden sobrenatural y teologal de la fe y de la gracia, sino más bien es en él reconocido, asumido y elevado. « En Jesucristo, el mundo visible, creado por Dios para el hombre (cf. Gn 1,26-30) —el mundo que, entrando el pecado, está sujeto a la vanidad (Rm 8,20; cf. ibíd., 8,19-22)—, adquiere nuevamente el vínculo original con la misma fuente divina de la Sabiduría y del Amor. En efecto, “tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo (Jn 3,16)”. Así como en el hombre-Adán este vínculo quedó roto, así en el Hombre-Cristo ha quedado unido de nuevo (cf. Rm 5,12-21) ».[Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 8: AAS 71 (1979) 270]

65 La Redención comienza con la Encarnación, con la que el Hijo de Dios asume todo lo humano, excepto el pecado, según la solidaridad instituida por la divina Sabiduría creadora, y todo lo alcanza en su don de Amor redentor. El hombre recibe este Amor en la totalidad de su ser: corporal y espiritual, en relación solidaria con los demás. Todo el hombre —no un alma separada o un ser cerrado en su individualidad, sino la persona y la sociedad de las personas— está implicado en la economía salvífica del Evangelio. Portadora del mensaje de Encarnación y de Redención del Evangelio, la Iglesia no puede recorrer otra vía: con su doctrina social y con la acción eficaz que de ella deriva, no sólo no diluye su rostro y su misión, sino que es fiel a Cristo y se revela a los hombres como « sacramento universal de salvación ».[Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 48: AAS 57 (1966) 53] Lo cual es particularmente cierto en una época como la nuestra, caracterizada por una creciente interdependencia y por una mundialización de las cuestiones sociales.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 05 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

sandalias-en-la-arena

Tema 5 de 12: De camino por el desierto, entre Egipto y Canaán

* ¿En qué consistía el “clamor” de los israelitas en Egipto? Dadas las condiciones de la época, ¿era particularmente mala su situación? Hay señales de que no era así. Evidencia arqueológica muestra que los constructores de las pirámides no llevaban una vida que pudiera considerarse miserable. Además, en la Biblia misma se deja ver que los egipcios proporcionaban a los israelitas la materia prima para la elaboración de los adobes, con lo cual queda claro que éstos no eran el último peldaño en la escala social. Su situación no era de abyecta esclavitud y por consiguiente no debe leerse la epopeya del Éxodo simplemente como una historia de recuperación de la dignidad humana. El problema era otro.

* Por un lado, el faraón era presentado ante todos como un ser de estirpe divina, al punto de no poder engendrar descendencia de alguien que no fuera de su familia (incesto obligatorio). Por otra parte, esa mitología de divinización llegaba al punto de pretender disponer de vidas humanas. En concreto, el faraón intenta suprimir toda una generación de bebés varones para forzar, en un futuro cercano, el mestizaje. A esas pretensiones vienen a contestar las “plagas” con las que Dios le está diciendo finalmente: “Tú no eres dios, faraón.”

* La condición de los israelitas no era entonces propiamente miserable. Más que sus cuerpos era la fe de Abraham, de Isaac y de Jacob la que estaba en riesgo. De hecho, faraón, con gran inteligencia práctica, mantenía a los israelitas relativamente contentos, y esto lo sabemos por la nostalgia que tendrán muchas veces en el desierto, recordando cómo en Egipto tenían comida sabrosa y abundante. Puede decirse que faraón los había degradado a la categoría de “esclavos felices” que gustan de besar sus cadenas.

* Así siguen haciendo los faraones de nuestro tiempo. Es cosa muy importante para nuestros gobiernos que todos, y especialmente los más jóvenes, estén aturdidos en un torrente de placeres e intereses bajos y egoístas, de modo que su mente intoxicada no sepa ni pueda descubrir lo que se trama con ellos ni cómo se les usa miserablemente. Su mirada está muerta, su alegría está ausente pero no tolerarían que les quitaran los placeres inmediatos a que los ha acostumbrado el sistema. Y sin embargo, vacíos interiormente, llevan un gemido profundo, un lamento de frustración e impotencia. Algo así fue el “clamor” al que aludió Dios cuando le habló a Moisés desde la zarza.

* Todo eso significa que el pueblo sale de Egipto sin celebrar por cuenta propia su liberación, que es liberación ante todo de la esclavitud a los varios ídolos y a la figura misma del faraón. El corazón israelita sigue secuestrado en la vida predecible y cómoda junto a las grandes olla de carne y cebolla.

* Canaán, por su parte, les ofrece la perspectiva de satisfacer grandes anhelos humanos: seguridad, prosperidad y fecundidad, pero a través de un culto idolátrico. En concreto, a través de ceremonias que tratan al sexo y a la muerte como realidades mágicas, al modo de pactos que aseguran ese futuro anhelado.

* El camino del desierto será por consiguiente como una gigantesca catarsis que por una parte quiere dejar atrás, en el olvido, las oscuras estrategias del faraón, y y que por otra parte quiere presentar ante esos anhelos del corazón humano la certeza única de una respuesta en el Dios de la alianza. No es tarea fácil, y en buena parte tendrá que estrellarse con la “dura cerviz” del pueblo elegido.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 04 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 4 de 12: Peregrinos

* Hay una serie de temas bíblicos que se ubican muy bien en la intersección entre la fe y la espiritualidad de la pobreza evangélica, siguiendo la línea marcada por el papa Benedicto y el Papa Francisco. Esta vez nos detenemos en la imagen del PEREGRINO, empezando con la figura de Abraham.

* Primero Abraham sale de Ur de los caldeos, con su familia de origen, bajo guía de su padre Téraj, hacia Arán (o Jarán). Muerto Téraj, Dios le habla a Abraham, como tomando el lugar de su padre, y lo llama a ponerse en camino. Su fe no es un conjunto de ideas y una serie larga de frases: es un dinamismo que lo pone en marcha.

* Y lo importante no es tanto el lugar adonde lleguen sino la transformación interior que tienen. Más que llegar distante se trata de llegar distinto. No importa menos el camino, sino más.

* El camino es imagen misma de la vida. Y caminar nos recuerda nuestra radical contingencia: no tenemos el pasado, pues somos impotentes para cambiarlo; no tenemos el futuro pues somos ignorantes de lo que traerá; apenas tenemos la fugacidad del presente, que con sólo nombrarlo ya se nos escapa.

* Por eso una santa como Catalina de Siena llega a estas conclusiones saludables: “Soy nada con pecado encima.” Y también, como ella le decía a Jesús: “Tú eres el que es; yo soy la que no soy.”

LKF-174194

* Estos descubrimientos muestran el aspecto positivo de nuestra radical pobreza, nuestra indigencia existencial: puesto que no tenemos que ser, nuestro ser sólo puede ser gratuidad, milagro sostenido, señal de amor que permanece.

* El pasado no es sólo impotencia: es el registro de una historia de amor. El futuro no es sólo incertidumbre: es promesa de una bondad que nos rebasará ciertamente; el presente no es sólo contingencia: es oportunidad, hora de gracia, “kairós.”

¿Podemos considerar a Marciano Vidal un moralista Católico?

“Marciano Vidal es un profesor de moral español, religioso redentorista. Ha escrito numerosas obras, de las cuales, la más conocida es su “Moral de actitudes”, cuya primera edición (si no me equivoco) es de 1974; muy pronto fue traducida a otras lenguas, al punto tal que en 1994 en Italia se traducía la 8ª edición española. Desde la década del ’70 y más aún en las del 80 y 90 ha sido un libro muy usado en institutos superiores de teología, seminarios y universidades católicas. Sin embargo esta obra, como muchas que la siguieron, están plagadas de enseñanzas contrarias a la doctrina moral católica. Durante años la Congregación para la Doctrina de la Fe examinó sus escritos y entabló un diálogo con su autor para que clarificara sus posiciones y el sentido de sus doctrinas. Finalmente, el 15 de mayo de 2001, la Congregación para la Doctrina de la Fe comunicó en una Notificación que esa obra y otras dos más “no pueden ser utilizadas para la formación teológica”…”

Marciano Vidal

Click!

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 03 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 3 de 12: Fundamento primero de la relación entre fe y pobreza

* Se necesitan mutuamente la fe y la pobreza evangélica:

(1) Faltando el espíritu de pobreza se impone la avidez. Llegan pronto la codicia, el afán de placeres, la comodidad, el egoísmo, la necesidad continua de exaltar y mimar el yo. Es ambiente que hace improbable e inoperante la fe.

(2) Faltando la fe, la pobreza se ve como simple carencia y sólo queda la ley del socialismo (sembrar odio para nivelar por la fuerza a la sociedad bajo el mando despótico de unos auto-denominados representantes del pueblo), o la ley del capitalismo salvaje (todo tiene precio, empezando por la vida humana misma).

LKF-174194

* Puentes de principal interés entre fe y pobreza:

(1) La confianza. Es propia de la pobreza evangélica porque “pobre” de verdad es aquel que ha puesto su esperanza en Dios y no en las fuerzas o recursos de este mundo. Es además tan propia de la fe que prácticamente la define, en cuanto actitud existencial.

(2) La verdad. En cuanto a la pobreza el despojo de lo que nos sobra nos conduce a la autenticidad y nos educa en dirección a lo esencial. La acumulación, en cambio, nos hace vanos, caprichosos, esclavos del momento y la apariencia. En cuanto a la fe, sólo la aspiración consecuente a la verdad nos abre al misterio fundante de toda realidad, que no es otro sino Dios mismo.

(3) El seguimiento de Cristo. Pedro se define a sí mismo y a los demás llamados por el Señor como aquellos que “lo han dejado todo” (pobreza evangélica). A la vez, el “sígueme” de Cristo es un acto supremo de confianza total en él, y por tanto, una verdadera obra de fe.

* La dinámica, pues, de nuestro retiro queda así configurada: desprenderse (pobreza) para prenderse de Cristo (fe).

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 02 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 2 de 12: El itinerario espiritual y de fe de Jorge Mario Bergoglio

* Contexto latinoamericano:

(1) A la luz del Concilio Vaticano II, los obispos de Latinoamérica, reunidos en Medellín (1968) leen con particular atención la relación entre Iglesia y mundo. Salta a la vista una realidad escandalosa: la injusticia social.

(2) En 1971 Gustavo Gutiérrez, entonces sacerdote diocesano del Perú, publica su obra “Teología de la Liberación” privilegiando de modo casi unilateral la categoría “Pueblo de Dios” y la descripción de la obra de Dios como un “éxodo.”

(3) En la década de los 70s muchos quieren leer el Concilio en clave de una serie de contraposiciones que harán mucho daño: sacramentalizar vs. evangelizar; religiosidad popular vs. comunidad formada; clero vs. pueblo de Dios; y sobre todo ortodoxia vs. ortopraxis.

(4) Al final los ánimos se van exacerbando y se planteará descaradamente la incompatibilidad entre una Iglesia llamada “verticalista” (la cual se quiere hacer coincidir con todo lo anterior al Vaticano II) y una Iglesia “horizontal” o “de comunión” (que sería la propia del Vaticano II). Surge de aquí una mirada de desconfianza, desprecio o confrontación hacia el magisterio de la Iglesia.

(5) La escogencia de unos mismos textos bíblicos, usados hasta el hastío, toma las características de un “canon dentro del canon” : parece importar sólo lo que apoye una determinada línea de pensamiento y acción, a la espera de que el resto de la Biblia sea “releído” como simple apéndice o preparación para los textos considerados centrales, que son,por supuesto, los que van en la línea de un cambio en las condiciones de vida de los pobres.

(6) Y como se quiere definir a la Iglesia por un único aspecto, a saber, la elevación de la dignidad humana, entonces se buscan los medios más eficaces para generar cambios en al sociedad. Es aquí donde se comete el peor error: adoptar el análisis marxista de la realidad social, aun en contra de tantas evidencias de la Sagrada Escritura.

(7) La caída del comunismo soviético y las vigorosas intervenciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida en ese momento por el cardenal Joseph Ratzinger, producen un cambio de interés y de dirección, que llevará poco a poco a la teología de la liberación hacia un declive cada vez más profundo.

bergoglio

* Jorge Mario Bergoglio, S.J., testigo de excepción de este itinerario, define su perfil de cara a la realidad que ha conocido, amado y servido desde su juventud. Surgen así cuatro claves de su pensamiento y acción:

(1) La injusticia en la comunidad humana es una herida en el corazón de Dios.

(2) Ninguna ideología, y en ningún caso el marxismo, da verdadera respuesta a los pobres, a quienes sencillamente usa para sus propósitos.

(3) Debe entonces uno empezar por sí mismo: por la sobriedad, la sencillez y sobre todo el servicio.

(4) No se trata sólo de ver a Cristo en los pobres sino de aprender de los pobres cómo ver a Cristo.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 01 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 1: El itinerario que llevó al Papa Benedicto a declarar un Año de la Fe

* El Espíritu Santo nos ha concedido, para la cátedra de Pedro, hombres grandes en su unión con Dios y su docilidad al Espíritu, cada uno con su don particular. En Benedicto vemos a un maestro de la fe; en Francisco a un profeta de la pobreza evangélica.

* ¿De dónde nace en Benedicto XVI la idea de un “Año de la Fe”? Guiándonos por sus propias palabras encontramos motivaciones “ad extra” y “ad intra” de la Iglesia.

* Ad extra:

(1) La tiranía del relativismo, que mira con escepticismo y descalifica de entrada todo empeño serio de llegar a la verdad;

(2) Las erupciones de fundamentalismo: reacciones obnubiladas al relativismo, que tampoco se ponen en marcha hacia la verdad porque se consideran en completa posesión suya;

(3) La ideología del secularismo, que no se plantea la verdad religiosa sino que por principio quiere excluirla del debate público.

Benedict-Francis

* Ad intra:

(1) La primacía, entre los teólogos, de una mentalidad de gremio, con lo cual no se consideran en primer lugar a servir a la verdad del Evangelio sino a protegerse mutuamente;

(2) La mentalidad de funcionario que penetra amplios sectores del sacerdocio ministerial, con graves consecuencias: doble vida, consideración externalista de las funciones del ministerio, etc.

(3) Empuje de una hermenéutica de la ruptura con respecto al Concilio Vaticano II, con lo cual se ve a Dios como presente únicamente hasta, o únicamente desde el mismo Concilio.

La nueva evangelización desde la Palabra de Dios

“Inspirados en el relato del evangelista san Lucas, disponemos algunas iniciativas que pretendemos impulsar en los próximos años en favor de la Nueva Evangelización, ordenadas en cuatro apartados. En el primero, repasaremos las recientes visitas del Santo Padre a España para escuchar en sus enseñanzas la voz del Señor (Jesús dijo a Simón: Lc 5, 4) y proponer acciones que ayuden a su aplicación. En el segundo, aludiremos a las dificultades que hoy parecen frenar la nueva evangelización entre nosotros tanto desde fuera de la vida eclesial (relativismo y laicismo) como desde dentro (desaliento y secularización interna), considerando estas dificultades como nuevas oportunidades para escuchar la voz del Señor, aunque a veces predomine el desánimo (Hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada: Lc 5, 5a). En el tercero, agruparemos las iniciativas destinadas a descubrir y potenciar el protagonismo de la Palabra de Dios escuchada, celebrada y testimoniada en la transmisión de la fe (Pero, por tu Palabra: Lc 5, 5b). En el cuarto, presentamos otras iniciativas que, teniendo muy en cuenta el peculiar contexto actual, contribuyan a reavivar la caridad y la esperanza en la misión evangelizadora (Echaré las redes: Lc 5, 5c), subrayando la necesidad de formar “nuevos evangelizadores”. En cada una de estas partes proponemos una acción pastoral prioritaria, directamente relacionada con los acontecimientos señalados: la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011 (JMJ); el quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús; la publicación de la Sagrada Escritura, en la versión oficial de la CEE; y, la proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia universal. Cerraremos el período que abarca el presente Plan Pastoral con la celebración de un Congreso que conmemore el cincuenta aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II…”

Nueva Evangelización

Click!

La Iglesia, morada de Dios con los hombres

60 La Iglesia, partícipe de los gozos y de las esperanzas, de las angustias y de las tristezas de los hombres, es solidaria con cada hombre y cada mujer, de cualquier lugar y tiempo, y les lleva la alegre noticia del Reino de Dios, que con Jesucristo ha venido y viene en medio de ellos.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 1: AAS 58 (1966) 1025- 1026] En la humanidad y en el mundo, la Iglesia es el sacramento del amor de Dios y, por ello, de la esperanza más grande, que activa y sostiene todo proyecto y empeño de auténtica liberación y promoción humana. La Iglesia es entre los hombres la tienda del encuentro con Dios —« la morada de Dios con los hombres » (Ap 21,3)—, de modo que el hombre no está solo, perdido o temeroso en su esfuerzo por humanizar el mundo, sino que encuentra apoyo en el amor redentor de Cristo. La Iglesia es servidora de la salvación no en abstracto o en sentido meramente espiritual, sino en el contexto de la historia y del mundo en que el hombre vive,[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 40: AAS 58 (1966) 1057-1059; Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 53-54: AAS 83 (1991) 859-860; Id., Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 1: AAS 80 (1988) 513-514] donde lo encuentra el amor de Dios y la vocación de corresponder al proyecto divino.

61 Único e irrepetible en su individualidad, todo hombre es un ser abierto a la relación con los demás en la sociedad. El con-vivir en la red de nexos que aúna entre sí individuos, familias y grupos intermedios, en relaciones de encuentro, de comunicación y de intercambio, asegura una mejor calidad de vida. El bien común, que los hombres buscan y consiguen formando la comunidad social, es garantía del bien personal, familiar y asociativo.[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 32: AAS 58 (1966) 1051] Por estas razones se origina y se configura la sociedad, con sus ordenaciones estructurales, es decir, políticas, económicas, jurídicas y culturales. Al hombre « insertado en la compleja trama de relaciones de la sociedad moderna »,[Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54; AAS 83 (1991) 859] la Iglesia se dirige con su doctrina social. « Con la experiencia que tiene de la humanidad »,[Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 13; AAS 59 (1967) 263] la Iglesia puede comprenderlo en su vocación y en sus aspiraciones, en sus limites y en sus dificultades, en sus derechos y en sus tareas, y tiene para él una palabra de vida que resuena en las vicisitudes históricas y sociales de la existencia humana.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

ESCUCHA la flor de la libertad solo brota en el jardín de la verdad

Escuela de Vida Interior, Tema 24: La verdad y la libertad

* La proclamación de Jesús como Señor encuentra dos graves dificultades en nuestro tiempo, como dos lentes oscuros que dificultan percibir la fuerza y la belleza de esa proclamación de fe.

(1) La idea de que el ser humano individual está llamado a la autonomía, y por consiguiente sólo es libre aquel que no reconoce ningún Señor.

(2) La idea de que la única manera de hacer posible la vida en sociedad, tratándose de individuos autónomos, es lograr acuerdos convencionales, de modo que la discusión sobre lo bueno y lo malo se confunde y reduce a la constatación de qué es lo legalmente aprobado. Por supuesto, si no hay un orden moral propiamente dicho, sino que todo se reduce a lo legal, entonces no hay espacio para ninguna instancia y ningún Señor aparte de lo puramente simbólico. El señorío de Cristo queda así reducido a un recuerdo cultural, neutro e inocuo.

* Esa idea de autonomía se apoya en un concepto de libertad que circula como moneda corriente, a saber, que la libertad consiste en hacer lo que a uno le parece o “le da la gana.” Tal definición tiene que ser superada y para ello en realidad basta la pregunta: ¿Es que en realidad la voluntad humana opera en el vacío? Ello equivale a preguntar: ¿Y de dónde sale lo que a ti se te da la gana? ¿No hay acaso influencias reales, guiadas por intenciones buenas o perversas, que son capaces de inducir lo que luego la persona experimenta como su “gana”? ¿No demuestra la experiencia que la seducción y la manipulación existen, y que la retórica y la moda, entre otras muchas realidades, son capaces de generar el deseo que luego la persona hace suyo y convierte en su prioridad?

* La única consecuencia válida es que la libertad sólo existe realmente cuando se sitúa en el ámbito de la verdad. Es lo mismo que sucede en toda elección, incluyendo las elecciones llamadas “democráticas”: sólo se elige con libertad cuando se elige con una amplia base de información de parte del votante, y de transparencia de parte del candidato. Ese principio, enunciado ya por Thomas Jefferson, ¿qupe está diciendo? Solamente que para ser libre hay que declararse esclavo irrestricto de la verdad, a la que hay que buscar con integridad, constancia y generosidad interior.

* Por este camino se descubre también el engaño que implica la falsa oposición entre la razón y la fe. Tal oposición fue completamente extraña a los sabios y científicos hasta el siglo XVII. Fue el siglo siguiente, de la llamada “Ilustración” el que extendió la idea de que para pensar hay que dejar de creer y para creer hay que dejar de pensar. Los emergentes burgueses y los llamados “intelectuales” del XVIII necesitaban desacreditar a la Iglesia para abrirse un espacio en su deseo de poder, y por ello plantearon ese falso dilema, que pareciera declarar incompatibles la verdad racional y la verdad de fe. Superado ese engaño uno se da cuenta que el poder pensar y el poder creer son en realidad dones del único Dios.

* Sobre la base de la convicción de que la libertad existe sólo en dependencia a la verdad, y que esta verdad no está fracturada sino que goza de unidad en su fuente y término, que es Dios mismo, quedamos preparados para reconocer la verdad que Cristo trae a nuestra vida, y admitir así su reinado que nos hace más libres cuanto más nos une a su luz admirable.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

is.gd/vida_interior_03

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

Cuando la Iglesia Catolica cayó en grave ingenuidad

Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Cor ad Cor de Luis Fernando Pérez..


Esta frase de réplica resume el drama, y el por qué del intento fallido del Cardenal Tarancón: “¿Acaso la condición de peregrina de la Iglesia es incompatible con su condición de defensora de la fe?”

Ciertamente eran otros tiempos. Y si me preguntáis qué los hacía tan distintos, parte de la respuesta es: una colosal ingenuidad.

Era la época en que se creía que si la Iglesia dejaba sus privilegios el mundo dejaría su incredulidad. Al final resultó que la Iglesia dejó su capacidad de interpelar y el mundo no dejó su dureza, aunque por momentos pareció volverse más cortés.

El tiempo mostró que la secularización de los sacerdotes y el empobrecimiento de la liturgia eran ofertas de una sola vía, es decir, que la supuesta generosidad de una Iglesia que estaba dispuesta a negociar hasta sus dogmas (horror de horrores) no iba a recibir más generosidad que el cinismo de los que nunca se sacian: “Queremos un Cristo sin milagros; y además, sin exigencias morales; y además, sin lugar en la vida pública; y además, sin verdad histórica; y además, y además…”

El engaño está terminando. Al sainete le queda poca vida porque en muchos lugares ya no hay nada más que destruir, habiendo acabado con las ruinas de las ruinas.

Y terminado el sainete, la Iglesia renacerá. No sabe ni puede hacer otra cosa. Y una vez renacida, vigorosa, hermosa con la hermosura que le da su Esposo, la Iglesia habrá aprendido a ser un poco menos ingenua y un mucho más fiel a su propia naturaleza y ser.