Doce mensajes sobre la FE

Doce mensajes sobre #LaFe para que mejor agradezcas la fe que tienes y más anheles la que te hace falta!

  1. Llegar a la fe es tocar ya la eternidad.
  2. Pero la eternidad no tiene ningún atractivo para el ateo: sólo puede verla como duración ilimitada y puro aburrimiento.
  3. Sin el horizonte de lo definitivo, lo transitorio se disuelve en frivolidad e insignificancia. Sin fe, eso solo es la vida humana.
  4. Y así el ateo no puede amar ni la fugacidad de lo transitorio ni el tedio de lo eterno. Así ponga cara dura, ¿comprendes su drama?
  5. Sin fe se puede sobrevivir un tiempo. Pero es que uno puede sobrevivir por años sin saber qué es o qué era la vida.
  6. Una cultura que objetivamente entrega menos fe a la nueva generación comete una injustica grave contra ella.
  7. La paradoja más hermosa es que tantos ateos se digan felices sin Dios mientras Dios pareciera necesitar de ellos para ser feliz.
  8. El diablo sabe que se siente gran dolor al perder la fe; por eso disfraza la tragedia como cambio a una nueva fe o “espiritualidad.”
  9. Para empezar a creer, algunos primero necesitaban descubrir que sólo creían que creían.
  10. Hay quien se convierte y cree que con ello adquiere el derecho de convertir a los demás.
  11. Parte de la fe puede entenderse como la completa seguridad de que uno, visto en sí mismo, no es de fiar.
  12. Y parte de la fe es descubrir que lo mejor de uno no viene de uno mismo ni es sólo para uno mismo.

Derecho y deber de la Iglesia

69 Con su doctrina social la Iglesia « se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación »[Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 860] : se trata de su fin primordial y único. No existen otras finalidades que intenten arrogarse o invadir competencias ajenas, descuidando las propias, o perseguir objetivos extraños a su misión. Esta misión configura el derecho y el deber de la Iglesia a elaborar una doctrina social propia y a renovar con ella la sociedad y sus estructuras, mediante las responsabilidades y las tareas que esta doctrina suscita.

70 La Iglesia tiene el derecho de ser para el hombre maestra de la verdad de fe; no sólo de la verdad del dogma, sino también de la verdad moral que brota de la misma naturaleza humana y del Evangelio.[Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 14: AAS 58 (1966) 940; Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 27. 64. 110: AAS 85 (1993) 1154-1155. 1183-1184. 1219-1220] El anuncio del Evangelio, en efecto, no es sólo para escucharlo, sino también para ponerlo en práctica (cf. Mt 7,24; Lc 6,46-47; Jn 14,21.23-24; St 1,22): la coherencia del comportamiento manifiesta la adhesión del creyente y no se circunscribe al ámbito estrictamente eclesial y espiritual, puesto que abarca al hombre en toda su vida y según todas sus responsabilidades. Aunque sean seculares, éstas tienen como sujeto al hombre, es decir, a aquel que Dios llama, mediante la Iglesia, a participar de su don salvífico.

Al don de la salvación, el hombre debe corresponder no sólo con una adhesión parcial, abstracta o de palabra, sino con toda su vida, según todas las relaciones que la connotan, en modo de no abandonar nada a un ámbito profano y mundano, irrelevante o extraño a la salvación. Por esto la doctrina social no es para la Iglesia un privilegio, una digresión, una ventaja o una injerencia: es su derecho a evangelizar el ámbito social, es decir, a hacer resonar la palabra liberadora del Evangelio en el complejo mundo de la producción, del trabajo, de la empresa, de la finanza, del comercio, de la política, de la jurisprudencia, de la cultura, de las comunicaciones sociales, en el que el hombre vive.

71 Este derecho es al mismo tiempo un deber, porque la Iglesia no puede renunciar a él sin negarse a sí misma y su fidelidad a Cristo: « ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! » (1 Co 9,16). La amonestación que San Pablo se dirige a sí mismo resuena en la conciencia de la Iglesia como un llamado a recorrer todas las vías de la evangelización; no sólo aquellas que atañen a las conciencias individuales, sino también aquellas que se refieren a las instituciones públicas: por un lado no se debe « reducir erróneamente el hecho religioso a la esfera meramente privada »,[Juan Pablo II, Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión del XXX Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (2 de diciembre de 1978): L’Osservatore Romano, edición española, 24 de diciembre de 1978, p. 13] por otro lado no se puede orientar el mensaje cristiano hacia una salvación puramente ultraterrena, incapaz de iluminar su presencia en la tierra.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 5: AAS 83 (1991) 799]

Por la relevancia pública del Evangelio y de la fe y por los efectos perversos de la injusticia, es decir del pecado, la Iglesia no puede permanecer indiferente ante las vicisitudes sociales [Cf. Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 34: AAS 68 (1976) 28] : « es tarea de la Iglesia anunciar siempre y en todas partes los principios morales acerca del orden social, así como pronunciar un juicio sobre cualquier realidad humana, en cuanto lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas ».[CIC. canon 747, § 2]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Doctrina social, evangelización y promoción humana

66 La doctrina social es parte integrante del ministerio de evangelización de la Iglesia. Todo lo que atañe a la comunidad de los hombres —situaciones y problemas relacionados con la justicia, la liberación, el desarrollo, las relaciones entre los pueblos, la paz—, no es ajeno a la evangelización; ésta no sería completa si no tuviese en cuenta la mutua conexión que se presenta constantemente entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre.[Cf. Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 29: AAS 68 (1976) 25] Entre evangelización y promoción humana existen vínculos profundos: « Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos. Lazos de orden teológico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención, que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a la que hay que combatir, y de justicia, que hay que restaurar. Vínculos de orden eminentemente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre? ».[Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 31: AAS 68 (1976) 26]

67 La doctrina social « tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización » [Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54; AAS 83 (1991) 860] y se desarrolla en el encuentro siempre renovado entre el mensaje evangélico y la historia humana. Por eso, esta doctrina es un camino peculiar para el ejercicio del ministerio de la Palabra y de la función profética de la Iglesia.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572] « En efecto, para la Iglesia enseñar y difundir la doctrina social pertenece a su misión evangelizadora y forma parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio a Cristo Salvador ».[Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 5: AAS 83 (1991) 799] No estamos en presencia de un interés o de una acción marginal, que se añade a la misión de la Iglesia, sino en el corazón mismo de su ministerialidad: con la doctrina social, la Iglesia « anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo ».[Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 860] Es éste un ministerio que procede, no sólo del anuncio, sino también del testimonio.

68 La Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad bajo todos sus aspectos, sino con su competencia propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor: [Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2420] « La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42: AAS 58 (1966) 1060] Esto quiere decir que la Iglesia, con su doctrina social, no entra en cuestiones técnicas y no instituye ni propone sistemas o modelos de organización social: [Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572] ello no corresponde a la misión que Cristo le ha confiado. La Iglesia tiene la competencia que le viene del Evangelio: del mensaje de liberación del hombre anunciado y testimoniado por el Hijo de Dios hecho hombre.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Predicar sobre el infierno es un acto de amor

“No podemos justificar nuestro silencio sobre este tema tan importante diciendo que es una verdad por todos aceptada o recurriendo a lo absurdo: «el infierno espanta a la gente, por eso, es mejor no hablar de él». No podemos separar la misericordia de Dios de su inexorable justicia, porque sería engañarle al pueblo que nos fuera confiado por Nuestro Señor…”

predicar sobre el infierno

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La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 12 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 12 de 12: La Iglesia, comunidad de frontera

* Debemos particularmente al dominico Felicísimo Martínez la convicción de que la evangelización, y en realidad, la Iglesia entera está llamada a estar presente sobre todo en las fronteras. por ejemplo: la frontera entre la vida y la muerte; entre la creencia y la increencia; entre una vida miserable y una vida digna; en la pertenencia o no a la fe católica.

* En la misma línea, algunos filósofos y teólogos de la liberación acertaron sin duda al subrayar el riesgo de complicidad con el mundo en que incurre la Iglesia cuando se aficiona al “centro,” al poder, a tenerlo todo a punto, a mano y a placer. Una Iglesia “instalada” es a menudo una Iglesia traidora de su propia vocación e incapaz de realizar con verdad y eficacia su misión.

* Los dominicos sabemos algo de esto por un evento que está grabado en nuestros orígenes: aquellos monjes que con aparatosa caravana querían argumentar con los herejes lograron poco y nada. La “agilidad” del obispo Diego, y de Domingo; su “flexibilidad” para aprender de sus propios adversarios; su “libertad” para apegarse a lo esencial y desprenderse de lo demás, los hicieron instrumentos idóneos para el Evangelio, y para la implantación misma de la Iglesia en regiones que ya estaban prácticamente perdidas.

* Si volvemos a los textos mismos del Evangelio, ¿qué encontramos? A Cristo rodeado de lo más despreciado del mundo. Cristo es el “Dios-con-nosotros” pero los primeros que pueden decir eso, y que lo dicen con el alma colmada de gozo, son los pobres. El mismo Señor lo dijo: “los pobres son evangelizados,” citando a Isaías 61.

* Una anotación parecida hace Pablo a la comunidad de Corinto: “Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, para que, tal como está escrito: EL QUE SE GLORIA, QUE SE GLORIE EN EL SEÑOR.” (1 Corintios 1,26-31). Y también Santiago, especialmente en 1,9-11; 2,1-7.

* Queda claro entonces el camino de la Iglesia, a partir de la sobriedad, el servicio, la generosidad, el usar las cosas sin dejarnos poseer por ellas, y el buscar en todo cómo se da gloria a Dios y cómo se expresa mejor su amor inconmensurable en favor de los pequeños.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 11 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 11 de 12: El anonadamiento de Cristo en la Cruz

* El gran himno al anonadamiento de Cristo está en Filipenses 2,5-11.

* Esta vez queremos reflexionar brevemente sobre la expresión que usa San Pablo en el versículo 6: Cristo “no hizo alarde de su categoría de Dios,” dice una traducción; “no retuvo ávidamente el ser igual a Dios,” dice otra. La expresión griega es: “ux harpagmón hegésato” que literalmente significa: “no consideró botín de robo” el ser igual a Dios.

* Dos ideas hay en esa expresión: el que se aferra a lo que tiene y el que exhibe lo que ha conseguido. Es la presunción unida al egoísmo. Es la ostentación unida al cinismo. Es la dureza para con el prójimo unida a la soberbia y el disfrute ilícito. Y todo eso es lo que caracteriza al hombre pecador.

* El “rico,” es decir, el que no entiende ni quiere entender la espiritualidad de los pobres y del Pequeño Resto, es aquel que se apoya en lo que tiene con un corazón repleto de ostentación y egoísmo.

* Pero el que se apoya sobre sí mismo, el que golpea su pecho, como un gorila, para hacer valer su ser, se pierde en realidad de descubrir cuánto vale su ser ante Dios. El que pasa la vida justificándose se pierde de la justificación que Dios le concede.

* El anonadamiento de Cristo es entonces el sello de su unión perpetua con la causa de los Pobres de Yahveh. Él es su expresión más pura, su súplica más perfecta; y a la vez es la respuesta de amor de Dios a su clamor.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 10 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 10 de 12: La Virgen de Nazareth

* Los llamados “evangelios de la infancia” (Mateo, capítulos 1 y 2; Lucas capítulos 1 y 2) presentan la transición que va del “Pequeño Resto” al “Pueblo de las Bienaventuranzas.” Los personajes que allí aparecen, como Zacarías, Isabel, Simeón, Ana, y por supuesto: José y María, hacen todos parte de esa espiritualidad que es propia de los que son germen santo, pequeño resto, pobres de Yahveh, supervivientes de Israel. Es necesario leer la vida de la Virgen a partir de ese contexto que fue en el que ella vivió.

* En ese sentido resulta contradictorio rodear de pompa, lujo y circunstancia la devoción a María porque no debe presumirse que las riquezas de esta tierra son la mejor manera de representar la abundancia de dones del Espíritu.

* De hecho, observando con atención uno pronto descubre una hermosa “complicidad” y cercanía entre la Santa Señora y los pobres y sencillos de esta tierra. Hablan un mismo lenguaje. Un lugar, entre muchos, donde ello se percibe muy vivamente es el Santuario de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá.

* El modo como maría se ve a sí misma, es decir, como “esclava” del Señor, es en realidad un grito de libertad. En la línea de los Pobres de Yahveh, ella sabe a quién pertenece y a qué voz hace caso. Su palabra habla del escepticismo y distancia frente a los poderes y poderosos de esta tierra.

* Y precisamente por tener esa mirada hacia lo alto, ella muestra la magnanimidad propia del Dios Santo. Junto a la Cruz descubre toda la incapacidad y la traición de los discípulos; pero pronto está junto a ellos implorando el auxilio del Espíritu Santo para todos. De tal modo está su alma elevada a los intereses del Evangelio que sin aspaviento ni resignación forzada perdona y sigue adelante. testimonio sublime para nuestra vida consagrada que a menudo se resfría en su amor por cosas sin importancia.

La Iglesia y su liturgia

¡Qué alegría, poder decir con todas las veras de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia santa!

¡Qué bondad la de Cristo al dejar a su Iglesia los Sacramentos! -Son remedio para cada necesidad. -Venéralos y queda, al Señor y a su Iglesia, muy agradecido.

Ten veneración y respeto por la Santa Liturgia de la Iglesia y por sus ceremonias particulares. -Cúmplelas fielmente. -¿No ves que los pobrecitos hombres necesitamos que hasta lo más grande y noble entre por los sentidos?

Canta la Iglesia -se ha dicho- porque hablar no sería bastante para su plegaria. -Tú, cristiano -y cristiano escogido-, debes aprender a cantar litúrgicamente.

¡Hay que romper a cantar!, decía un alma enamorada, después de ver las maravillas que el Señor obraba por su ministerio. -Y yo te repito el consejo: ¡canta! Que se desborde en armonías tu agradecido entusiasmo por tu Dios.

Más pensamientos de San Josemaría.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 09 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 9 de 12: Cómo leer las bienaventuranzas

* Es fácil leer mal las bienaventuranzas. Por ejemplo, tomar la palabra “pobre” de Mateo 5,3 e interpretarla como un dato económico que anuncia un cambio social cercano (Marx). O ver al pobre como un apocado que en su debilidad se siente cobarde para ir por lo suyo (Nietzsche). O verlo como uno que nada debe pretender en esta tierra porque su única recompensa vendrá en el más allá (religión alienante).

* Creemos que la mejor manera de leer la Escritura es acercarnos, en cuanto a es posible, al sentido que los autores sagrados quisieron darle a sus palabras, y para esto la clave es buscar qué podían entender ellos por esos términos. Por ejemplo: “Reino de Dios” tenía que aludir a lo que vivieron en tiempos del rey David, cuando hubo seguridad, prosperidad y fecundidad de la mano de Dios y en amistad con Él.

* En esa misma línea, entendemos que los “pobres” a los que se refiere Cristo en el Evangelio no son distintos de los anawim, es decir, es básicamente el mismo grupo de personas, hombres y mujeres, a los que llamamos el Pequeño Resto. Esta lectura nos permite comprender mejor por qué son llamados “bienaventurados.”

* Son bienaventurados, en efecto, porque son supervivientes; porque han sido elegidos para dar comienzo a algo nuevo y definitivo; porque han aprendido a no creer a los prepotentes de esta tierra; porque se han adherido de corazón a Dios y Dios no les ha de fallar.

* Son los mismos que tienen hambre y sed de justicia, porque primero han llorado al ver que la historia humana, si Dios no se hace presente, se limita a reciclar crueldades y arrogancias sin límite.

* Y son bienaventurados también porque no creen en la fuerza de la violencia, que es el arma preferida para la perpetuación de los ciclos de venganza y codicia. Lo de ellos es la paz, la confianza en Dios, la distancia crítica también de todas las presunciones humanas y mundanas. De ellos es el Reino de los Cielos.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 08 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 8 de 12: El Pequeño Resto

* Jeremías lo vio con bastante claridad: el juego irresponsable de creer que puede pecar y luego contentar a Dios con sacrificios no podía continuar indefinidamente.

* Vio también este profeta que es puro engaño creer que la razón por la que el Reino del Norte (Israel) se extinguió es solamente porque no tenían un verdadero templo ni verdadero culto. El problema no es el culto. El problema ya viene denunciado desde la época de Isaías: Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí (Isaías 29,13).

* Como Dios ha empeñado su palabra, es claro que el pueblo elegido no desaparecerá; pero como el pueblo se ha obstinado en sus caminos torcidos, es claro que no podrá seguir como va. Surge así la convicción de que vendrá una gran purificación. El pueblo tiene que ser purificado, limpiado, diezmado. Y de lo que quede surgirá algo nuevo.

* Esta es la idea del “germen santo” que aparece en Isaías 4,2-3. Es el “pequeño resto” de que habla Sofonías 3,12-13. Esos sobrevivientes, llamados santos, pequeños en número pero colmados del verdadero conocimiento de Dios, son la esperanza de una alianza vivida de corazón, en fidelidad y amor.

* También nuestra época parece necesitar de ese tipo de purificación. El cristiano del presente y a+un más el del próximo futuro sólo podrá sobrevivir en coherencia con su fe bajo estas cuatro consignas:

(1) Una experiencia fuerte y transformante del Dios vivo.

(2) Pertenencia a una “pequeña comunidad” donde se le conozca por el nombre y donde pueda ser guiado y corregido.

(3) Una convicción profunda y práctica real de la oración personal.

(4) Urgencia interior y ejercicio exterior del testimonio y la evangelización a otros.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 07 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Rey David

Tema 7 de 12: David, despreciado de los hombres y elegido de Dios

* Uno de los aspectos menos reconocidos de la historia del rey David es la manera traumática como se se dan sus relaciones con su propia familia de origen. Lo que resalta desde el principio es que ha sido descartado por su familia: le han dejado para el servil oficio de cuidar ovejas, de modo que Jesé, el papá, ya de avanzada edad, ni siquiera piensa en David como un hijo más.

* Los hermanos de David, en especial los tres mayores, buscan gloria en la vida militar. Desprecian a David, aun ya ungido por el profeta Samuel, de modo que cuando David, cumpliendo un encargo del papá, va a visitarlos al frente de batalla, es tratado con sorna, como si fuera apenas un espectador incapaz de pelear.

* Pero es David el que vence al gigante filisteo Goliat, para humillación no sólo de sus hermanos de sangre sino para sus hermanos de raza, incluyendo al líder natural, o sea, el mismo rey Saúl.

* La razón de la fortaleza de David no hay que buscarla en un entrenamiento especial o en dones que él hubiera cultivado en secreto. Precisamente por despreciado y asilado, David ha aprendido que en los peligros más duros sólo vale apoyarse en el Señor. Su despojo lo ha hecho fuerte en la fe.

* Y en la soledad ha encontrado su primer amor, que es Dios mismo. Enamorado de Dios, se ve a sí mismo en primer lugar como un amado y protegido del Señor (véase Salmo 18).

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 06 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 6 de 12: El desierto, lugar de la verdad

* El pueblo que salió de Israel no entró inmediatamente en la tierra prometida. Su largo peregrinar por el desierto fue una verdadera purificación; una escuela de fe; una renovación profunda de su ser entero ante Dios.

* Lo que ellos descubren en un primer momento son las necesidades básicas: hambre, sed, refugio, vestido. Se descubren a sí mismos como creaturas; perciben su radical indigencia y dependencia: todo es recibido.

* Se muestran después con toda su fuerza los apetitos del YO. No sólo quieren alimento sino alimento “a su gusto.” Son rebeldes; un pueblo “de dura cerviz.” Cada uno busca su provecho y la codcia y la desobediencia se extienden como plaga en el campamento.

* Surgen después las dificultades comunitarias: envidias, conflictos de poder, intolerancia, suspicacia de unos con otros. En todo esto el desierto es como el gran lugar de diagnóstico del corazón humano.

* Pero al final se ve que hay también un apetito o necesidad muy profunda en el corazón humano, que queda expresada en la voz de Moisés: “Déjame ver tu rostro,” le dice él al Señor. La verdad última del corazón humano no es la capacidad de pecar sino la necesidad de conocer y amar a su Creador.