¿Qué es realmente la sinodalidad? Ha estado siempre en la esencia de la Iglesia. Sínodo significa “caminar juntos”. El cristianismo fue definido como “Camino” en los Hechos de los Apóstoles; los cristianos eran “seguidores del Camino”. La palabra griega para “camino” es hódos.
La palabra hódos significa camino en sentido literal: el medio por el que se avanza hacia una meta. ¿Cuál es la meta? Cristo. Él es el Camino hacia sí mismo como meta, que es la Verdad y la Vida (s. Agustín). Sínodo es caminar juntos hacia Cristo, que es la Verdad.
Hódos significa también “modo de vivir” en sentido moral. Los cristianos eran seguidores del Camino porque seguían las enseñanzas morales del Evangelio. Iban por el “buen camino”, por la senda estrecha que lleva a la salvación: la Ley de Dios, la ley del amor.
Sínodo entonces significa vivir juntos la moral evangélica, ayudándonos a cumplirla, sin rebajarla o acomodarla. La senda es estrecha, y por ello debemos ayudarnos a ir por ella, y llevar a otros a esa senda, para que no se pierdan.
¿Y a dónde lleva esa senda? A la Verdad y a la Vida. Sínodo es caminar juntos guiados por la verdad, que es Cristo. La verdad no es opinable ni mudable, el Evangelio no cambia, y la ley moral, que se desprende del amor, es inmutable.
Solo caminando juntos conforme a la Verdad, tendremos la Vida, ya que “la verdad os hará libres”. Sínodo es caminar juntos por Cristo, el Camino, viviendo conforme a la Verdad para tener Vida.
Y a ese Camino invitamos a los no creyentes, para que abandonen la senda de la perdición y se conviertan a la verdad. Juntos, como Iglesia, damos testimonio de la verdad a los que andan descarriados para que la reconozcan y cambien de vida y así sean felices. Esto es sinodalidad
Entonces, sinodalidad no es escuchar a los que andan por otros caminos para llegar a un acuerdo; es escucharles para después dialogar y tratar de persuadirles para que abandonen los caminos que no llevan a la vida y abracen la fe en Cristo, único camino al Padre.
Sinodalidad no es aceptar una moral contra la del Evangelio o la enseñanza de la Iglesia por el mero hecho de que la defiendan algunos cristianos. El Camino, la moral cristiana, es la que es. Caminar juntos implica vivir juntos esta moral, no pretender cambiarla.
Sinodalidad no es admitir una pluralidad de verdades, sino aceptar que solo hay una Verdad y solo hay un Camino para llegar a ella, e invitar a los no creyentes a que abracen está verdad única y así tengan Vida eterna.
Sinodalidad no es decirle al mundo que lo que hace está bien y que no pasa nada; es iluminar desde la verdad lo errado de los caminos que llevan lejos de Dios y de la Verdad, para que los extraviados puedan volver al buen Camino.
Sinodalidad no es votar democráticamente lo que la Iglesia debe hacer o enseñar, sino acercarse a cada ser humano en sus circunstancias y su lenguaje para mostrarle la única Verdad, que no está al arbitrio de las modas de los tiempos.
Sinodalidad no es acercarse a la gente sin que nos importe su modo de vida, sino sabiendo que el único modo de vida que lleva a la salvación es la moral evangélica, el seguimiento de Cristo, la aceptación de la Verdad por la fe; y anunciándolo así a todos.
Así pues, aprovechemos el Sínodo sobre la sinodalidad para lo que es: redescubrir a Cristo como único Camino, su palabra como única Verdad, y su moral como única Vida, y ofrecérselo así a los hombres de nuestro tiempo para que caminen junto con nosotros al cielo.
P. Jesús Silva, en su cuenta de Twitter (@elpadrejesus_)