Cuidar la unidad, contra viento y marea

“Ha pasado por Madrid el cardenal Robert Sarah para presentar la nueva edición del Congreso Católicos y Vida Pública, dedicado a los desafíos de la educación, y para presentar su reciente libro Se hace tarde y anoche (Palabra), una inmersión apasionada en la crisis espiritual de Occidente y en la propia crisis interna de la Iglesia, que se encargó de introducir, con una vibrante y profunda intervención, el Secretario de la CEE, monseñor Luis Argüello…”

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El tipo de gente que necesitamos con urgencia ahora

Quiero expresar aquí mi admiración profunda por un gran obispo de finales del siglo XVI: San Carlos Borromeo. Fue uno de los principales impulsores de las sabias medidas del Concilio de Trento. Prudente, celoso, sabio, con gran sentido de lo humano y lo divino, San Carlos sobresale como ejemplo de buen pastor.

Yo le pido a Dios que nos dé abundancia de santos pastores, que puedan hacer algo parecido sobre la base del Concilio Vaticano II. porque no son los textos por sí solos; ni los códigos de derecho ni los catecismos por sí solos, los que van a hacer la obra en la Iglesia. Son hombres y mujeres llenos de santidad.

¡Los necesitamos!

Mini-Diccionario del Nuevo Orden Mundial

Como parte de la Guerra Semántica en que nos encontramos inmersos, hay numerosos términos a los que los partidarios del Nuevo Orden Mundial les dan un sentido propio, que es bueno conocer. Es el propósito del siguiente “diccionario”:

AMOR: Sentimiento, deseo o pasión que hace que una persona prefiera estar con otra u otras, según su propio y único criterio. Puede incluir todo tipo de expresiones físicas o de lenguaje, incluyendo por supuesto las propias de la sexualidad.

DERECHA: Nombre general de los grupos, partidos políticos o tendencias religiosas que argumentan a partir de la verdad, la tradición o la lógica, lo cual los hace resistentes a los cambios que quiere el Nuevo Orden Mundial.

DERECHOS REPRODUCTIVOS: Autorización social y legal para que la mujer ejercite y disfrute su sexualidad omitiendo cualquier responsabilidad posterior, incluso si eso implica matar a otra mujer (su bebita) o a un varón (su bebito).

DIÁLOGO: Instrumento para cuestionar todo lo que ya ha sido definido o decidido anteriormente, de modo que nada tenga rango de “verdad” sino solo lo que conviene al lenguaje y los criterios del Nuevo Orden Mundial.

DOCTRINA: Conjunto de frases y teorías antiguas, como fósiles de un pasado superado, que en todo caso deben ceder el puesto frente a lo que hoy quiere la gente: amor, libertad, felicidad y progreso.

ÉLITES: Centros detestables deL poder (cuando se trata de grupos tradicionales de Derecha); si no se trata de la Derecha, a los centros de poder no se les llama “élites” sino comités, secretariados, u otro nombre que no revele inmediatamente que en todo caso son ellos los que toman las decisiones y las imponen.

FEMINISMO: Rama del neomarxismo que repite, con las mujeres, lo que el marxismo clásico quería lograr del proletariado: exacerbar el odio, producir fuerzas de choque y generar cambios profundos en la sociedad.

IDENTIDAD: Lo que le hacemos creer a cada uno que es, para que luego pelee por eso que cree que es, y sea útil a nuestros intereses. Vale especialmente para sectores sensibles de la población: niños, jóvenes, mujeres, homosexuales, y otros.

IGLESIA CATÓLICA: Enemiga tradicional de todos los avances que quiere el Nuevo Orden Mundial. Puede ser derrotada, sin embargo, a través de infiltración, confusión y difamación.

INTERRUPCIÓN DEL EMBARAZO: Expresión engañosa, pero por ello mismo, de muy fácil circulación: se trata simplemente del aborto. En realidad, por supuesto, el embarazo no se “interrumpe” sino que termina violentamente por vía de asesinato de la creatura que estaba en gestación.

INTOLERANCIA: Acusación útil para frenar–calificando de torpes, miopes (o cualquier otro insulto)–a los que tratan de oponerse a los cambios del Nuevo Orden Mundial.

HOMÓFOBO: Persona que no comparte la imposición de la ideología de género y tiene el valor de expresarlo. Se suspenderá esta acusación insultante solo cuando esa persona esté de acuerdo en todo lo que se le diga, o aprenda a guardar silencio.

LIBERTAD: Dejar que cada uno defina su identidad (o mejor: crea que la estáfeniendo), y además cambie esa identidad, la exprese, o la desarrolle según sus propios deseos y decisiones.

MATRIMONIO: Acuerdo contractual de voluntades (y algo de tiempo y patrimonio) de dos personas, o a veces más, que incluye disfrute sexual y alguna forma de convivencia, mientras los implicados estén de acuerdo.

MEDITACIÓN: Reemplazo de lo que antes se llamaba “oración” pero que ahora no se dirige a ninguna divinidad sino solo a las posibilidades y energias del propio yo, después de llevarlo al silencio propio de la nada.

NUEVO ORDEN MUNDIAL: Utopía de un paraíso en la tierra, en el que se podrán vivir el amor, la libertad y el progreso, en una especie de fraternidad universal basada solamente en el ser humano. Para que se haga realidad, es preciso quitar del camino a todo otro poder, sea político o religioso.

PATRIARCADO: Expresión útil para condenar, de modo general, todo lo que quiera oponerse a la agenda feminista. Es palabra que se supone que debe terminar toda discusión, y el acusado debe guardar silencio y poner rostro de vergüenza y arrepentimiento.

PODER: Enfermedad perniciosa que solo afecta a los grupos, partidos y tendencias de Derechas; si algún otro grupo, que no sea de la Derecha, se aferra por décadas al poder, entonces se llama: servicio heroico y continuado.

PROGRESO: Afirmación de un acto de fe humana, que sostiene que los bienes que creamos los humanos se van acumulando mientras que los males se van resolviendo. Es una creencia que va en contra a las experiencias cíclicas y contradictorias que conocemos en todas partes pero, como palabra atractiva y de combate, sirve mucho.

REACCIONARIO / RETRÓGRADO: Persona que se ha dado cuenta que no todo lo nuevo es mejor.

SEXO: Fuente casi inagotable de entretenimiento y adicción, que resulta útil para que la gente crea que su libertad y felicidad empiezan ya en su propio cuerpo.

TOLERANCIA: Cualidad de los que aceptan sin mayor crítica o protesta todos los cambios que trae el Nuevo Orden Mundial.

TRADICIÓN: Conjunto de enseñanzas y experiencias que muestran el valor de lo ya pasado y ya vivido, y que por ello son un riesgo cuando uno quiere imponer la ideología del progreso.

VERDAD: Cuando usan esta palabra los adversarios del Nuevo Orden Mundial, denota sus pretextos, prejuicios y calumnias, expresadas en forma oral o escrita; cuando la misma palabra la utilizan los que apoyan al Nuevo Orden Mundial, indica lo que nadie puede discutir de lo que ellos digan, en forma oral o escrita.

Ante la situación de la Iglesia

¿No son estos tiempos muy difíciles en nuestra Iglesia Católica?
– Así es.
¿Y no es verdad que hay confusión, divisiones y cosas imposibles de explicar?
– Así es.
¿No justifica eso irse de la Iglesia?
– ¿Adónde? ¿Al paganismo, al ateísmo, a la herejía, al cisma?
No se trata de eso…
– ¿Entonces de qué se trata?
Pues, no sé…
– Yo sí sé: es el camino de los santos: sufrir, orar, trabajar… y sobre todo, amar, con amor de Cristo.
¿Y el Papa, y los obispos alemanes, y los progresistas?
– Sufrir, orar, trabajar… y sobre todo, amar, con amor de Cristo.
Y del otro lado: ¿tradicionalistas, sede-vacantistas, hiper-críticos…?
– Sufrir, orar, trabajar… y sobre todo, amar, con amor de Cristo.
¿Siempre es lo mismo?
– Sufrir, orar, trabajar… y sobre todo, amar, con amor de Cristo. El camino de los santos.

¿Por qué muchos católicos están tan preocupados por los sínodos?

Varias personas nos han preguntado por los sínodos actuales: el sínodo en Alemania y el sínodo de la Amazonía (que es en alguna parte también otro sínodo alemán). ¿Hay motivos reales de preocupación? Un laico católico, muy bien formado, Bruno Moreno, escribe al respecto.

* * *

Como ya sabrán los lectores, el Cardenal Burke y Mons. Schneider han pedido a los fieles que oren y ayunen para evitar que en el sínodo de la Amazonia se aprueben medidas y afirmaciones contrarias a la fe católica. Sin duda, se trata de una iniciativa encomiable, buena y, si Dios quiere, fructífera. No puedo, sin embargo, evitar la sensación de que el daño esencial que puede hacer este sínodo ya está hecho.

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Laicos admirables

Muchas cosas buenas están sucediendo en la Iglesia Católica gracias a que un mayor número de laicos toman en serio su bautismo.

Me impacta, por ejemplo, ver el nivel de compromiso de los amigos de 40 Días por la Vida: gente que soporta inclemencias, insultos, presiones legales, incluso ataques físicos, con tal de defender a los no-nacidos.

Hay gente haciendo ayuno y oración cuando ve en peligro y bajo amenaza bienes preciosos de la Iglesia, como su liturgia o su doctrina (caso del próximo Sínodo sobre la Amazonía)

Hay familias del camino neocatecumenal que, con el apoyo de otros laicos, buscan llevar un testimonio misionero de tremenda sencilez e impacto a países y culturas distintos.

Hay jóvenes misioneros que hacen experiencias de uno o más años en regiones apartadas, sin otra ganancia que transmitir su alegría y su amor a Jesucristo.

Hay muchos laicos haciendo presencia valiente, con argumentos y aguantando insultos, por defender la verdad de Cristo en redes sociales.

Hay muchos hombres y mujeres admirables. Bendito sea Dios.

Cómo llegó San Pedro Claver al sacerdocio en la Compañía de Jesús

Padre Alonso de Sandoval (1576-1652)

La Providencia divina fue guiando la vida del padre Claver, y le acercó en cada momento la persona que necesitaba. Pues bien, lo que fue para él en Mallorca el hermano Alonso Rodríguez, como formador de su vida espiritual, eso fue el padre Alonso de Sandoval, para la orientación de su ministerio apostólico con los esclavos negros. En 1603 la Compañía de Jesús, con la ayuda de su buen amigo dominico Juan de Ladrada, Obispo de Cartagena, había iniciado en aquel puerto su presencia y servicio. Y el gran impulsor y organizador del apostolado con los esclavos negros fue el padre Alonso de Sandoval.

Su padre, contador de la Real Hacienda en Lima, tuvo doce hijos, de los que seis fueron religiosos. Alonso, nacido en Sevilla en 1576, ingresó en la Compañía de Jesús en Lima. Aunque muy inteligente, no obtuvo calificaciones demasiado altas, y a causa de su carácter algo fuerte y desabrido, y de la audacia de sus acciones apostólicas, se le negó siempre la profesión perpetua, aunque llegó a rector del Colegio de Cartagena en 1623.

Desde que el padre Sandoval fue asignado en 1605 a la joven fundación de Cartagena, hasta su muerte en 1652, casi toda su vida transcurre en este puerto, entregado en cuerpo y alma al servicio de los esclavos negros recién llegados o bozales, con una caridad y abnegación indecibles.

Alonso de Sandoval visitaba la cargazón de negros cuando llegaban los galeones, prestaba los primeros auxilios, averiguaba la lengua y procedencia de aquellos esclavos atemorizados, hacía unas catequesis de urgencia, bautizaba a los moribundos. Atendía después a los negros en las armazones, donde se formaba una verdadera Babel de lenguas diversas: angolas, congos, jolofos, biafaras, biojos, enau, carabali, etc. Sandoval llegó a distinguir más de setenta lenguas, y habló varios de los dialectos.

La Compañía, en esta situación, se vio obligada a comprar negros intérpretes, hasta dieciocho, algunos de los cuales, como el llamado Calepino, hablaba once lenguas diversas. El celo apostólico de Sandoval, su experiencia tan prolongada, su inteligencia y sentido práctico, quedaron expresados en una obra asombrosa, Naturaleza, policía sagrada i profana, costumbres i ritos, disciplina i catecismo evangélico de todos los etíopes, publicada en Sevilla en 1627, y conocida por el título De instauranda Aethiopum salute. Éste fue el maestro apostólico del padre Claver.

La Compañía de Jesús, que tan numerosos esclavos negros tuvo en América, mostró por ellos al mismo tiempo una muy especial solicitud. Con razón, pues, pudo el padre Sandoval, en el libro cuarto de la obra citada, tratar ampliamente De la gran estima que nuestra sagrada religión de la Compañía de Jesús siempre ha tenido, y caso que ha hecho del bien espiritual de los morenos, y de sus gloriosos empleos en la conversión de estas almas. Por lo demás, a nombres tan gloriosos como el de Sandoval o Claver, es preciso añadir el de otros jesuitas, como el del segoviano Diego de Avendaño (1594-1688), que pasó casi toda su larga vida en el Perú, desde 1610. Allí escribió la obra Thesaurus Indicus (1668), en defensa de los indios e impugnando con gran fuerza la esclavización de los negros (+Losada, 1-18).

Pedro Claver, sacerdote

El influjo de Sandoval sobre Claver fue, como el del Hermano Alonso, decisivo, para siempre. Y él fue también quien influyó para que Claver se ordenara, por fin, en 1616 sacerdote.

Pedro Claver, por otra parte, a la hora de su incorporación definitiva a la Compañía con la formulación de los cuatro votos, solicitó, por humildad, permanecer sin grado fijo. Pero no le aceptaron su petición, y en 1622, con mano firme, escribió la fórmula de su entrega personal, poniendo como introducción: «Amor, Jesús, María, José, Ignacio, Pedro, Alonso mío, Tomé, Lorenzo, Bartolomé [apóstoles de la raza negra], santos míos, patronos míos, maestros y abogados míos y de mis queridos negros, oídme». Seguía después la fórmula, y al final la firma: «Petrus Claver, ethiopum semper servus» (esclavo de los negros para siempre). Cuarenta años mantuvo la veracidad de esta firma.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Hablemos del sínodo y la sinodalidad

Hace poco ofrecí una conferencia sobre sínodo y sinodalidad en la Arquidiócesis de Chihuahua (México). Estas fueron las conclusiones:

+ Nosotros queremos el reinado de Jesucristo sobre toda realidad creada: privada o pública, personal o social, inspirada o institucional.

+ El problema no es el poder como tal! La condena generalizada contra el poder es demagogía.

+ Nuestra insurrección es contra el pecado no contra la autoridad “per se” Hay un sello de obediencia, paciencia y alegría que ha caracterizado siempre a las obras de los santos.

+ Es necesario ESCUCHARNOS pero ante todo ESCUCHAR al Señor, que implica: purificar nuestras intenciones, abrazar el misterio de la Cruz, saber sembrar para largo plazo.

+ La verdad no está en venta por acciones. Es preciso vencer la tentación de la simple negociación política entre tendencias eclesiales. El criterio es la gloria de Dios expresada en vida colmada de su gracia en los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Puedes escuchar la conferencia aquí.

Ambas noticias deben preocuparnos

La destrucción de centenares de kilómetros cuadrados de selva virgen en la zona de la Amazonía ha producido, con toda razón grave preocupación y numerosas intervenciones, incluyendo las de muchos hermanos en el sacerdocio. Sin duda es una noticia que debe preocuparnos.

Lo que yo no veo con la suficiente frecuencia es ese mismo nivel de preocupación cuando se trata de otros bienes, menos tangibles pero no menos necesarios. Hablo de la fe, del amor a los sacramentos, de la conciencia del valor de las sanas tradiciones, como es por ejemplo, el celibato en la Iglesia latina en comunión con el Papa. Se habla de esas realidades como si se pudieran usar y tirar; como si no importaran.

Es decir: la riqueza ecológica importa y escandaliza perderla; los bienes espirituales, muchas veces teñidos de sangre de santos y mártires, se tratan como cuestionables o desechables. No caeremos en el error de decir que no importa la naturaleza o el medio ambiente pero sí afirmaremos que hay orden y prioridades.

Dile no al culto a la personalidad dentro de la Iglesia

“Aunque nada de malo hay en admirar a alguien que hace una buena labor, o tiene cualidades dignas de imitar, cuando esa admiración llega a niveles desordenados, puede convertirse en una especie de pseudo-idolatría que hace al admirador reaccionar de manera agresiva ante cualquiera que haga una crítica, aunque sea constructiva de la persona admirada. La persona que hizo la crítica es demonizada como alguien que “ataca” al líder y se abalanzan al linchamiento…”

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Los malos servidores

“Cuando sus supuestos amigos hablan de la “Iglesia de Francisco”, ¿son conscientes del daño que le hacen al Papa, el mismo que hubieran hecho a sus predecesores sus simpatizantes si hubieran hablado de la “Iglesia de Juan Pablo” o de la “Iglesia de Benedicto”? Sólo hay y puede haber una Iglesia, la de Cristo, y atribuir a una persona la paternidad de la Iglesia implica, aunque sea de modo implícito, poner a esa persona en un nivel superior que el de Nuestro Señor, con todo lo que eso significa…”

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El Sínodo de la Amazonía

Varios lectores nos han preguntado de manera equivalente: ¿Por qué hay tanta desconfianza o resistencia frente al próximo Sínodo de la Amazonía, en algunos sectores de la Iglesia?

* * *

Ante todo: este no es un tema de “sectores” ni de conveniencias o tendencias políticas. Una reiente entrevista con el Cardenal Müller ayuda a entender qué está sucediendo y por qué hay razones de preocupación.

1. Sobre el método del Instrumentum Laboris (IL)

Nadie puede cuestionar la buena voluntad de quienes están involucrados en la preparación y aplicación del sínodo (panamazónico) y su deseo de hacer lo mejor posible para animar la fe católica entre los habitantes de esta extensa región de paisaje fascinante.

La región amazónica representa para la Iglesia y para el mundo «un pars pro toto, un paradigma, una esperanza para el mundo» (IL 37). Ya esta asignación de su tarea demuestra la idea de un desarrollo «integral» de todos los hombres en la única casa que es la Tierra, de la que la Iglesia se declara ser responsable. Esta idea la encontramos repetidamente en el Instrumentum Laboris (IL). El propio texto está dividido en tres partes: 1) La voz de la Amazonía; 2) Ecología integral: el clamor de la tierra y de los pobres; 3) Iglesia profética en la Amazonía: desafíos y esperanzas. Estas tres partes están construidas según el esquema que también utiliza la Teología de la Liberación: ver la situación – juzgar a la luz de los Evangelios – actuar para establecer mejores condiciones de vida.

2. Ambigüedad en la definición de los términos y los objetivos

Como suele suceder con textos que han sido escritos por un grupo de trabajo, siempre hay equipos de personas que tienen un modo de pensar similar, en los que cada uno trabaja una porción, lo que da como resultado algunas redundancias tediosas. Si se eliminaran todas las repeticiones, el texto quedaría fácilmente reducido a la mitad, incluso menos.

Sin embargo, el problema principal no es la extrema longitud del texto, sino el hecho de que no se aclara el significado de los términos clave, que son utilizados de manera ambigua: ¿qué es un camino sinodal, qué es desarrollo integral, qué significa una Iglesia samaritana, sinodal y abierta, o una Iglesia de apertura, la Iglesia de los pobres, la Iglesia del Amazonas, etc.? ¿Es esta Iglesia distinta al Pueblo de Dios, o hay que considerarla meramente como la jerarquía del papa y los obispos, o es parte de ella, o está en el lado opuesto al pueblo? ¿Es el Pueblo de Dios un término sociológico o teológico? ¿O no es, más bien, la comunidad de los fieles que, junto a sus pastores, están en peregrinación hacia la vida eterna? ¿Son los obispos los que tiene que oír el clamor del pueblo, o es Dios el que, tal como hizo con Moisés durante la esclavitud de Israel en Egipto, les dice ahora a los sucesores de los apóstoles que guíen a los fieles fuera del pecado y de la maldad del naturalismo e inmanentismo secular hacia la Palabra de Dios y los Sacramentos de la Iglesia?

3. Cambio en la hermenéutica

¿Ha sido entregada la Iglesia de Cristo por su Fundador, como si se tratara de una materia prima, en las manos de los obispos y los papas para que estos, iluminados ahora por el Espíritu Santo, la reconstruyan haciendo de ella un instrumento actualizado con fines más bien seculares?

La estructura del texto presenta un giro radical en la hermenéutica de la teología católica. La relación entre Sagrada Escritura y Tradición Apostólica por un lado, y el Magisterio de la Iglesia por otro, ha sido determinado clásicamente de tal modo que la Revelación está plenamente contenida en la Sagrada Escritura y la Tradición, mientras que es tarea del Magisterio -unido al sentido de la fe de todo el pueblo de Dios- interpretarla de manera auténtica e infalible. Así, la Sagrada Escritura y la Tradición son los principios constitutivos del conocimiento para la profesión católica de fe y su reflejo teológico-académico. El Magisterio, por su parte, es meramente activo de una manera interpretativa y reguladora (Dei Verbum 8-10; 24).

En el caso del IL, sin embargo, la visión es exactamente la opuesta. Toda la línea de pensamiento se vuelve autorreferencial y circula en torno a los últimos documentos del Magisterio del papa Francisco, con algunas pocas referencias a Juan Pablo II y Benedicto XVI. Se cita muy poco la Sagrada Escritura y casi nada a los Padres de la Iglesia, sólo de manera ilustrativa y con el fin de apoyar convicciones ya preexistentes por otras razones. Tal vez se quiere así mostrar una especial lealtad al papa, o tal vez se cree que es posible evitar los desafíos del trabajo teológico cuando se hacen constantes referencias a palabras clave muy conocidas, y a menudo repetidas, que los autores llaman, de una manera bastante vulgar, «el mantra de Francisco» (IL 25). Este elogio es llevado a un extremo cuando los autores añaden, después de afirmar que «el sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas» (IL 122), esta extraña formulación, a saber: «Como ha afirmado el papa Francisco ‘la gracia supone la cultura’». Como si hubiera sido él quien ha descubierto este principio, que es en realidad un principio fundamental de la propia Iglesia católica. En el original, la Gracia supone la Naturaleza, del mismo modo que la Fe supone la Razón (cfr. santo Tomás de Aquino, S. Th. I q.1 a.8).

Además de confundir los roles del Magisterio por un lado, y de la Sagrada Escritura por el otro, el IL llega al punto de afirmar que hay nuevas fuentes de la Revelación. El IL 19 afirma: «Además, podemos decir que la Amazonía -u otro espacio territorial indígena o comunitario- no es solo un ubi (un espacio geográfico), sino que también es un quid, es decir, un lugar de sentido para la fe o la experiencia de Dios en la historia. El territorio es un lugar teológico desde donde se vive la fe, es también una fuente peculiar de revelación de Dios. Esos espacios son lugares epifánicos en donde se manifiesta la reserva de vida y de sabiduría para el planeta, una vida y sabiduría que hablan de Dios». Si aquí se declara que un cierto territorio es «una fuente secular de revelación de Dios», entonces tenemos que afirmar que es una enseñanza falsa, puesto que durante dos mil años la Iglesia católica ha enseñado de manera infalible que la Sagrada Escritura y la Tradición Apostólica son las únicas fuentes de la Revelación y que no se puede añadir ninguna otra Revelación a lo largo de la historia. Como afirma Dei Verbum, «no hay que esperar ya ninguna revelación pública» (4). La Sagrada Escritura y la Tradición son las únicas fuentes de la Revelación, tal como explica Dei Verbum en el n. 7: «Por consiguiente, esta sagrada tradición y la Sagrada Escritura de ambos Testamentos son como un espejo en que la Iglesia peregrina en la tierra contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que le sea concedido el verbo cara a cara». «La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia» (Dei Verbum 10).

Además de estas desconcertantes afirmaciones y referencias, la organización Red Eclesial Panamazónica (REPAM) -a la que se le encargó la preparación del IL, para la cual fue fundada en 2014-, así como los autores de la llamada Teologia india, normalmente se citan mutuamente.

Es una sociedad cerrada de personas con el mismo punto de vista sobre el mundo, tal como se puede observar fácilmente en la lista de nombres de los encuentros pre-sinodales que tuvieron lugar en Washington y en Roma, que contiene un número desproporcionadamente alto de europeos de habla alemana.

Ellos son inmunes a objeciones serias porque éstas pueden estar basadas sólo en un doctrinarismo y dogmatismo monolítico, o en un ritualismo (IL 38; 110; 138), así como en un clericalismo que es incapaz de dialogar (IL 110), y en el rígido modo de pensar de los fariseos y en el orgullo de la razón de los escribas. Razonar con estas personas sería una pérdida de tiempo y un esfuerzo vano.

No todos ellos tiene experiencia con Sudamérica y están presentes sólo porque siguen la línea oficial y controlan los temas del proceso sinodal que han emprendido la Conferencia Episcopal alemana y el Comité Central de los católicos alemanes (abolición del celibato, acceso de las mujeres al sacerdocio y a posiciones cruciales contra el clericalismo y fundamentalismo, adaptar la moral sexual revelada a la ideología de género y aceptación de las prácticas homosexuales).

Yo he estado sirviendo en el campo pastoral y teológico en Perú y otros países durante quince años consecutivos, cada 2 a 3 meses. Estaba principalmente en parroquias y seminarios sudamericanos, por lo que mi juicio no tiene una mera perspectiva eurocéntrica, tal como algunos quisieran reprocharme.

Todos los católicos estarán de acuerdo con una importante intención del IL, a saber: que los pueblos de la Amazonía no sigan siendo objeto del colonialismo y el neocolonialismo, sujetos a fuerzas que sólo piensan en el provecho y el poder, a costa de la felicidad y la dignidad de los demás. Está claro para la Iglesia, la sociedad y el Estado que la gente que vive allí -sobre todo nuestros hermanos y hermanas católicos-, son iguales y libres en sus vidas y trabajos, su fe y su moral, y esta es nuestra responsabilidad común ante Dios. Pero, ¿cómo se puede lograr?

4. El punto de partida es la Revelación de Dios en Jesucristo

Sin duda, la proclamación del Evangelio es un diálogo, que corresponde a la Palabra (Logos) de Dios dirigida a nosotros y nuestra respuesta en el don libre de la obediencia a la fe (Dei Verbum 5). Porque la misión viene de Cristo, el Dios-Hombre y porque Él pasó Su Misión desde el Padre a Sus Apóstoles, las alternativas del enfoque dogmático «desde arriba» hacia el enfoque pedagógico-pastoral «desde abajo» no tienen sentido, salvo que se rechace el «principio divino-humano del caso pastoral» (Franz Xaver Arnold).

Pero el hombre es el destinatario del mandato misionero universal de Jesús (Mateo 28, 19), «el mediador universal y único de la salvación entre Dios y toda la humanidad» (Juan 14, 6; Hechos 4, 12; 1 Tim 2, 4 ss.) y el hombre puede reflexionar, con la ayuda de la razón, sobre el sentido de la vida entre el nacimiento y la muerte, y su vida está golpeada por las crisis existenciales de la existencia humana, y pone su esperanza en la vida y en la muerte, en Dios, el origen y la meta de todo ser.

Una cosmovisión con sus mitos y el mágico ritual de la Madre «Naturaleza», o de sus sacrificios a los «dioses» y espíritus que nos causan un gran temor, o que nos seducen con falsas promesas, no pueden ser un enfoque adecuado para la venida del Dios Trino en Su Palabra y en Su Espíritu Santo. Mucho menos puede ser un enfoque basado en un punto de vista científico-positivista de una burguesía progresista que acepta el cristianismo como una cómoda reliquia de valores morales y ritos civiles-religiosos.

Seamos serios, ¿Acaso en la formación de los futuros pastores y teólogos debe sustituirse el conocimiento de la filosofía clásica y moderna, de los Padres de la Iglesia, de la teología moderna y de los concilios por la cosmovisión amazónica y la sabiduría de los antepasados con sus mitos y rituales?

Si la expresión «cosmovisión» significa sólo que todas las cosas creadas son interdependientes, es un tema. Debido a la sustancial unión del cuerpo y el alma, el hombre está en el crucero del entramado del espíritu y la materia. Pero la contemplación del cosmos es sólo la ocasión para glorificar a Dios y su grandioso trabajo en la naturaleza y la historia. El cosmos, sin embargo, no tiene que ser adorado como Dios; sólo el Creador debe serlo. No nos arrodillamos ante el enorme poder de la naturaleza y ante «los reinos del mundo y su gloria» (Mateo 4, 8), sino sólo ante Dios: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto» (Mateo 4, 10). Es así como Dios rechazó al seductor diabólico en el desierto.

5. La diferencia entre la Encarnación de la Palabra y la inculturación como vía de evangelización

La «teología indígena y la ecoteología» (IL 98) son una invención de los románticos sociales. La teología es el entendimiento (intellectus fidei) de la Revelación de Dios en Su Palabra en la Profesión de Fe de la Iglesia, y no una nueva y continua mezcla de sentimientos del mundo y de puntos de vista del mundo o de constelaciones religioso-morales del sentimiento cósmico panteísta, la mezcla de los sentimientos del propio yo con los del mundo (hen kai pan). Nuestro mundo natural es la creación de un Dios Personal. La fe en el sentido cristiano es, por tanto, el reconocimiento de Dios en Su Palabra Eterna que se hizo Carne: es la iluminación del Espíritu Santo para que reconozcamos a Dios en Cristo. Con la fe, se nos comunican las virtudes sobrenaturales de la esperanza y la caridad. Esta es la manera como nos comprendemos a nosotros mismos como hijos de Dios, quien, a través de Cristo, llama a Dios en el Espíritu Santo, Abba, Padre (Rom 8, 15). Ponemos nuestra confianza en Él, y Él nos convierte en sus hijos, libres del miedo a las fuerzas elementales del mundo y a las apariciones demoníacas, dioses y espíritus, que con malicia nos esperan en el carácter impredecible de las fuerzas materiales del mundo.

La Encarnación es un hecho único en la historia que Dios determinó libremente con Su deseo universal de salvación. No es una inculturación, y la inculturación de la Iglesia no es una encarnación (IL 7;19;29;108). No fue Ireneo de Lyon, en su V libro sobre Adversus haereses (IL 113), sino Gregorio Nacianceno el que formuló el principio: «quod non est assumptum non est sanatum – lo que no es asumido no es redimido» (Ep. 101, 32). Lo que significa la plenitud de la naturaleza humana contra lo afirmado por Apolinario de Laodicea (315-390), que pensaba que el Logos en la Encarnación sólo asumía una naturaleza, sin alma humana. Por esta razón la siguiente frase es totalmente incomprensible: «La diversidad cultural reclama una encarnación más real para asumir diversos modos de vida y culturas». (IL 113)

La Encarnación no es el principio de una adaptación cultural de segundo orden, sino el principio principal de la salvación concreta en la «Iglesia como sacramento de salvación del mundo en Cristo» (Lumen Gentium 1, 48), en la profesión de fe de la Iglesia, en sus siete sacramentos y en su episcopado con el papa a la cabeza, en sucesión apostólica.

Los ritos secundarios de las tradiciones de los pueblos pueden ayudar a insertar la cultura de los sacramentos, que son los medios de salvación establecidos por Cristo. Sin embargo, no pueden ser independientes porque, por ejemplo, de pronto costumbres matrimoniales pueden convertirse en más importantes que el “Sí”, constitutivo del Sacramento del matrimonio. Los signos sacramentales, instituidos por Cristo y los apóstoles (símbolos verbales y materiales) no pueden cambiarse a cualquier precio. El bautismo es administrado de manera válida sólo si es en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y con agua natural. Y en la Eucaristía no se puede reemplazar con comida local el pan hecho de trigo y el vino hecho con uva. Hacerlo no sería inculturación, sino una inadmisible interferencia con el deseo de Jesús como fundamento y también sería destruir la unidad de la Iglesia en su nodo sacramental.

Cuando la inculturación se refiere a la celebración externa secundaria del culto divino y no a los sacramentos -que son ex opere operato, a través de la presencia viva de Cristo, el fundamento y el verdadero dador de Gracia en estos signos sacramentales-, entonces la siguiente frase es escandalosa, o como mínimo, irrespetuosa: «Sin esta inculturación la liturgia puede reducirse a una ‘pieza de museo’ o ‘una posesión de pocos’». (IL 124)

Dios no sólo está en todas partes y presente de igual manera en todas las religiones, como si la Encarnación fuera meramente un fenómeno típico del Mediterráneo. De hecho, Dios como Creador del mundo está presente como un todo y en cada corazón humano individualmente (Hechos 17, 27 y sig.), incluso si los ojos del hombre están frecuentemente cegados por el pecado, y sus oídos están sordos al Amor de Dios. Pero Él viene por medio de la Revelación de sí mismo en la historia de Su pueblo elegido, Israel, y viene a nosotros en su Palabra Encarnada y en el Espíritu que infundió en nuestros corazones. Esta comunicación de sí mismo que hace Dios como gracia y vida de cada hombre se expande en el mundo mediante la proclamación de la Iglesia de su vida y su celebración, es decir, mediante la misión en el mundo según el mandato universal que recibió de Cristo.

Sin embargo, Él se anticipa y trabaja con la ayuda de la Gracia en los corazones de los hombres que aún no le conocen expresamente y por Su nombre, por lo que, cuando oyen hablar de Él en la proclamación apostólica, pueden identificarle como el Señor Jesús, en el Espíritu Santo (1 Cor 12, 3).

6. El criterio de discernimiento: la comunicación histórica de Dios en Jesucristo

Ausente en el IL es un testimonio claro de la comunicación de Dios en el verbum incarnatum, de la sacramentalidad de la Iglesia, de los sacramentos como medio objetivo de la Gracia en lugar de simples símbolos autorreferenciales, del carácter sobrenatural de la Gracia, por lo que la integridad del hombre no consiste sólo en la unidad con una bio-naturaleza, sino en la Filiación Divina y en la comunión llena de gracia con el Espíritu Santo y, por lo tanto, en el hecho de que la vida eterna es el premio por la conversión a Dios, la reconciliación con Él, y no sólo con el medio ambiente y el mundo que compartimos.

No se puede reducir el desarrollo integral sólo a proveer recursos materiales. Porque el hombre recibe su nueva integridad sólo mediante la perfección en la Gracia; en el Bautismo, por el que nos convertimos en nuevas criaturas y en hijos de Dios, y un día en la Visión Beatífica en la comunidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y en comunión con Sus santos (1 Juan 1, 3; 3, 1 y sig.).

En lugar de presentar un enfoque ambiguo con una religiosidad vaga y un intento inútil de convertir al cristianismo en una ciencia de la salvación al convertir en sagrados al cosmos y la biodiversidad de la naturaleza y la ecología, tenemos que mirar al centro y origen de nuestra fe: «Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina» (Dei Verbum 2).

(Traducción de ACI Prensa)