Dile no al culto a la personalidad dentro de la Iglesia

“Aunque nada de malo hay en admirar a alguien que hace una buena labor, o tiene cualidades dignas de imitar, cuando esa admiración llega a niveles desordenados, puede convertirse en una especie de pseudo-idolatría que hace al admirador reaccionar de manera agresiva ante cualquiera que haga una crítica, aunque sea constructiva de la persona admirada. La persona que hizo la crítica es demonizada como alguien que “ataca” al líder y se abalanzan al linchamiento…”

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