Catorce consejos probados para hablar de Dios con desconocidos

“Dave Armstrong es un conocido apologeta católico, con presencia constante en la red: en 1998 ganó el premio a la mejor pagina católica del año y contribuye habitualmente con sus artículos y posts en numerosos blogs. Es autor de varios libros de apologética, y su testimonio de conversión figuró entre los once recogidos en el bestseller de Patrick Madrid Surprised by the Truth [Sorprendidos por la Verdad], que incluye, entre otros, el de Scott Hahn…”

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Cuando mataron a San Esteban, el protomártir…

La Sagrada Escritura nos dice que Esteban, que perteneció al primer grupo de diáconos de la Iglesia (Hechos 6,5) recibió de Dios tal sabiduría que sus adversarios “no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba” (Hechos 6,10). Cuando quedó cerrado el camino de las discusiones, porque vieron que así jamás podrían vencerlo, entonces utilizaron otros caminos: la calumnia, luego la gritería, y finalmente la tortura y muerte. Al momento de apedrearlo leemos esto: “ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo.”

Es la Historia de la Iglesia misma. En el terreno de la lógica y las razones, nadie puede vencer a la claridad de una encíclica como Evangelium vitae, sobre la dignidad de la vida humana en todas sus etapas; o como Veritatis splendor, sobre la relación entre verdad y libertad; o como Familiaris consortio, sobre la unidad e indisolubilidad del matrimonio. Como esos caminos de diálogo y discusión sólo reportan pérdidas para los enemigos de la fe, entonces usan otros: calumnias, sofismas, confusión, silencio de la doctrina clara.

No es de extrañar que, al final, como en la historia de Esteban, se presenten no pocos que sean perseguidos, maltratados o asesinados. Pero Dios seguirá siendo Dios, y a golpe de espada o de conversiones, o de ambas cosas, se abrirá un tiempo nuevo para la Iglesia.

Gastarse por Cristo

Ante los que reducen la religión a un cúmulo de negaciones, o se conforman con un catolicismo de media tinta; ante los que quieren poner al Señor de cara a la pared, o colocarle en un rincón del alma…: hemos de afirmar, con nuestras palabras y con nuestras obras, que aspiramos a hacer de Cristo un auténtico Rey de todos los corazones…, también de los suyos.

Cuando trabajes en serio por el Señor, tu mayor delicia consistirá en que muchos te hagan la competencia.

En esta hora de Dios, la de tu paso por este mundo, decídete de verdad a realizar algo que merece la pena: el tiempo urge, y ¡es tan noble, tan heroica, tan gloriosa la misión del hombre -de la mujer- sobre la tierra, cuando enciende en el fuego de Cristo los corazones mustios y podridos! -Vale la pena llevar a los demás la sé que aún me salen versos del alma, aunque en el papel no estén…. las letras, se plasman en mi piel, en el viento viajan como melodías, en forma de notas musicales, y rasgan el silencio… y se quedan conmigo sin saber que están, y se pierden sin saber que se han ido… y la felicidad de una recia y jubilosa cruzada.

Más pensamientos de San Josemaría.

Muere el restaurador de la Universidad Franciscana de Steubenville

“El P. Michael Scanlan, T.O.R., quien fuera el gestor de la transformación de la Universidad Franciscana de Steubenville en uno de los principales centros católicos de educación superior en Estados Unidos, falleció el pasado 07 de enero a la edad de 85 años. El P. Scanlan fue también uno de los primeros sacerdotes en colaborar en el canal de televisión católico EWTN, donde presentó el programa televisivo de la universidad durante 18 años…”

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Evangelizar con el arte

Creo que pocas series de predicación han tenido un efecto tan amplio y ágil como las cuatro charlas del VI Encuentro de Músicos y Teatro, realizado en Asunción, Paraguay. Si estás en el mundo de los ministerios de música, las corales, los grupos de teatro, o si simplemente amas la vida de la Iglesia, reserva unas cuatro horas en la próxima semana para ver esta serie.

Una Unión Europea cada vez más musulmana

“La población musulmana será el 4,09 por ciento en la Unión Europea en 2020. Y, en 2050, crecerá hasta el 8,12%. Mientras, los cristianos bajarán del 74,23% actual al 61,81% a mediados de siglo, según cálculos de ABC a partir de los datos del prestigioso instituto Pew Research Center. Las estimaciones obedecen principalmente a la menor edad media actual de los practicantes del Islam, su mayor ratio de fertilidad y la inmigración…”

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Evangelizar con la música y el arte, 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

Un evangelizador católico es aquel que puede decir que su fortaleza no son sus fortalezas.

La ley fundamental del predicador es: tu ministerio tendrá fuerza proporcional al impacto y presencia de Cristo en tu vida.

Cristo es fuerte en nuestra vida cuando estamos ávidos de sus enseñanzas, conscientes de nuestras fragilidades y en sincero combate con nuestros pecados.

Si a mí me preguntaran…

Si alguien me preguntara cuál es la pérdida más grande para un cristiano mi respuesta sería: perder su comunidad de fe. La idea de que se puede perseverar en los principios de la fe, en el ejercicio de la esperanza y en la práctica viva de la caridad sin la referencia y soporte de una comunidad es menos razonable que construir un criadero de peces sin agua.

Sin una comunidad donde uno escuche testimonios reales de personas reales, la fe se convierte en un recuerdo que pronto se disuelve en las brumas del olvido, o pasa a ser una rígida estructura de ideas, prontas a volverse ideología, simple teoría, arma defensiva y no evangelizadora, reto para la mente pero no luz para el camino.

Sin una comunidad donde uno vea el poder del Evangelio obrando, la esperanza se convierte en una obligación dolorosa, una hipótesis lejana, un “deber ser” que pronto se reduce a expresiones como: “¡Qué bonito sería…!” en las que sólo se siente la melancolía de nunca dar la medida.

Sin una comunidad donde el cariño se vuelve creíble en su naturalidad y limpieza de corazón, la caridad se convierte en simple filantropía, intento vano de justificar una burocracia agonizante o ya fosilizada, oportunidad de sostener una nómina de trabajadores desconectados de las motivaciones profundas del Evangelio.

Si me preguntaran qué es lo que más necesitamos, sabiendo que necesitamos tanto, mi respuesta sería: necesitamos comunidades vivas de oración, formación y evangelización, en plena y gozosa comunión con la Iglesia Católica, prontas a escuchar el mensaje de la conversión y la urgencia de la misión.

Llamado urgente a nuestros obispos y sacerdotes

Nuevos actos de profanación; esta vez, en Francia.

Recuerdo bien cuando empecé a predicar que venían tiempos de odio puro contra la fe. Me dijeron fanático.

Hermanos sacerdotes: no basta la sensatez; necesitamos la santa locura del amor que llegó hasta la Cruz.

¿Cuánto más estará Cristo abandonado de los que hemos dicho entregarle nuestras vidas? ¿Todavía no te duele, hermano sacerdote?

¿Es que vas a seguir diciendo que son “actos aislados” de “grupos extremistas” que padecen “trastornos patológicos o mentales”?

¿Todavía no has caído en cuenta de contra quién es esta lucha?

¿Cómo ha de ser entonces nuestra oración, nuestra vida, nuestra predicación, nuestra claridad en el mensaje para el rebaño que le costó su Sangre a Jesús?

¿Es que no ves, es que no vemos qué hora estamos viviendo?

Especie en vía de extinción

Con buena razón la gente se preocupa cuando se extingue una especie animal en algún exótico lugar del mundo.

De modo análogo, es lógico que muchos sientan dolor o indignación cuando se sabe que un idioma que fue hablado y que sirvió de vehículo de ricas tradiciones y de experiencias irrecuperables ha desaparecido de la faz de la tierra.

Hoy quiero referirme a otra especie en vía de extinción. Sólo que no estoy seguro de que la voy a echar de menos. Me refiero a los católicos que se imaginaban que podían permanecer católicos con algunas oraciones de algunos días, y con algunas misas de domingo. Si conoces católicos de esos que creen que su vida de fe se va a poder sostener con tan poquito alimento, tómales una foto para el museo. Muy pronto dejarán de existir.

Los católicos que no estén alimentándose, este año y todos los años, con una oración viva, a partir de un encuentro personal y gozoso con el señorío real y sin fronteras de Jesucristo, esos católicos muy pronto se sentirán tan abrumados por la presión exterior, tan ridiculizados por sus amigos y tan atacados por los enemigos de la fe, que apostatarán en un proceso rápido y sin mucho escándalo. La señal de su apostasía es que ya se sentirán incapaces de transmitir la fe a la próxima generación. Muchos ya no se casarán y muchos entre ellos considerarán que no se debe “imponer” el bautismo a los hijos que tengan.

¿Por qué digo que no me duele mucho la extinción de esa especie? Porque esa supuesta fe se parece a una fachada elegante… que no tenía ni tiene mucho detrás de sí. Por eso no pido duelo por esa desaparición.

Pido en cambio vigor y entusiasmo con la predicación y el testimonio, con la oración y la misión que engendren los nuevos católicos: los que saben que su vida será combate pero no tienen miedo porque ven el ejemplo de los santos, y saben que les aguarda la corona merecida.