Las Catequesis de la Misericordia, 3 de 6, Misericordia día a día

[Predicación en el Cuarto Congreso de la Divina Misericordia, de la Arquidiócesis de Chicago.]

Tema 3 de 6: Misericordia día a día

* A veces se cree que los destinatarios de la misericordia son solamente los que pasan por circunstancias particularmente duras, como son los accidentes, las catástrofes, la pobreza extrema o el pecado más tenebroso.

* La verdad es que, a poco de examinar nuestra propia vida en su cotidiana realidad, encontramos que el lenguaje que Dios ha usado y usa con nosotros todo el tiempo es siempre don, siempre misericordia.

* Esto supone un cambio en nuestra manera de tratar a las demás personas. Por ejemplo, cada persona ha de llegar a este mundo con la certeza de ser un regalo, y no de ser objeto de un derecho, producto de un diseño o solución de un problema de alguien más.

Tal vez el mundo es Corinto, 10 de 10, Cruz y Resurrección

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 10 de 10: Cruz y Resurrección

* Como ya quedó patente cuando Pablo predicó en Atenas (Hechos 17), el pensamiento griego veía la resurrección como algo imposible, e incluso, ridículo. No es extraño entonces que incluso ya siendo cristianos, algunos corintios llevaran ese peso de incredulidad pagana, hasta el punto de negar que se pudiera resucitar. Quizás veían su nueva fe cristiana como un modo suficientemente racional y suficientemente grato de llevar esta vida y preferían no acariciar esperanzas más allá del sepulcro.

* ¿Por qué Pablo insistió tanto en la cruz y ahora insiste en la resurrección? La causa profunda está en el amor, en la calidad de amor que nos ha redimido y que es el sello de nuestro vivir como cristianos. En efecto, a la cruz llegó Cristo como expresión máxima de un amor que supera el amor puramente natural.

* Entendemos por amor “puramente natural” aquel que se basa en la transacción: yo trato bien a los que me tratan bien, y trato mal a los que así son conmigo. El amor de transacción parece razonable mientras uno tiene qué aportar, o sea: algo deseable o necesario para otros. Pero eso implica que en los momentos de mayor necesidad uno no tendrá nada ni a nadie porque en la mayor necesidad es cuando uno no tiene qué dar para poder recibir.

* Por eso el amor de Cristo, el del Evangelio, el que brilló con esplendor de cielo en la noche de la Cruz, es el amor de gracia, el amor de gratuidad. Este amor de gracia es el que puede salir al encuentro del ser humano en su indigencia ontológica y sobre todo, el único amor que puede hacer algo por el pecador. Sólo quien ha experimentado ese amor de gracia puede también amar así, y ese amor, que no es indiferencia estoica sino caridad que todo lo rebasa, es ya manifestación de la resurrección.

AVE MARIA, Un retiro en el Espiritu, 2 de 6

[Retiro ofrecido a un grupo de laicos de la Renovación Carismática en Lima, Perú, para el Pentecostés 2013.]

* La verdadera sanación de la voluntad herida por el pecado es el remedio que se llama la GRACIA.

* Cuando se tiene la ley pero no se tiene la gracia se queda en una condición de como una estaba, porque es entonces cuando se cae en uno de estos tres abismos: (1) El cinismo; (2) La desesperación; (3) La bipolaridad, entendida de modo informal (no clínico) como el capricho subjetivista.

* En el Pueblo de Dios, fue el destierro la época señalada en el designio de Dios para crear el “Pequeño Resto,” es decir, para conducir a los suyos, a través de la humillación y el despojo, a lo esencial, lo verdadero, lo más importante. Ese destierro vino a ser así un camino pedagógico e incluso liberador, como también ha pasado a aquellas parejas que de sus crisis salen fortalecidas y mucho más unidas.

* El Antiguo Testamento es claramente una obra incompleta, o mejor: una obra que pide ser completada, porque el Pueblo pobre y humillado, que ahora sólo tiene su esperanza en Dios necesita recibir de Él una voz de misericordia, una fuerza que los restaure.

* De hecho, hay una continuidad entre las decepciones por las que pasa el Pequeño Resto y el texto cumbre de las bienaventuranzas.

* La espiritualidad de las bienaventuranzas, que es como el alma del Evangelio entero, es al mismo tiempo desilusión de todo y firmísima confianza en Dios. Es el espíritu que vemos en los personajes de los Evangelios de la Infancia (capítulos 1 y 2 de Mateo y capítulos 1 y 2 de Lucas). Nombres como Simeón, Ana, Zacarías, Isabel, y sobre todo: José y María, representan esa continuidad notable entre el pueblo salido del destierro y la noticia maravillosamente nueva del Evangelio.

Lectura creyente de la Biblia, 10 de 10, Claves de lectura de San Pablo

[Curso ofrecido a las Dominicas de la Inmaculada Concepción, en el Perú, febrero de 2013.]

Tema 10 de 10: Claves de lectura de San Pablo.

* El ser humano encuentra razonable un bien pero luego no lo practica. Su bien “moral,” o sea, el cómo vive, está separado de su bien “lógico” es decir, del deber ser que su conciencia le descubre. Este desgarramiento es obra del pecado, y no hay solución posible en términos de la sola Ley, como quería el fariseísmo, porque la Ley lo que hace es subrayar más y más el bien lógico sin fuerzas para producir el bien moral. Al final, la sola Ley termina siendo un dedo acusador que reclama nuestra condena, y que nos precipita por las cuestas de la hipocresía o el cinismo.

* El ser humano, enseña Pablo, no puede salir de esa condición. Las “Escrituras,” o sea, lo que nosotros llamamos el Antiguo testamento, testifica bien que nuestros solos esfuerzos no dan para restituir la condición de paz y amistad con el Dios justo y santo.

* Por eso es regalo infinito ver que de modo libérrimo Dios envía a su Hijo y lo entrega a la muerte por nosotros. Ese regalo, o GRACIA, ha de ser aceptado, agradecido, acogido con fe. esa fe es la que abre los oídos a la predicación exterior, que viene de los apóstoles, y sobre todo, a la voz interior, que viene del Espíritu Santo de Dios.

La fe del sacerdote, 3 de 7, Kerigma

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 3 de 7: Kerigma. Texto base: Romanos 3,21-22.

* Una palabra clave en la teología sobre la fe en San Pablo es la “justificación.” Mientras que en el lenguaje común “justificarse” es dar excusas, en el mundo semita la justificación es el camino para alcanzar la justicia, es decir, para estar a paz y salvo con el Dios justo.

* Los fariseos veían la justificación como un asunto de interpretaciones humanas de la Ley, y luego, de fuerzas humanas para alcanzar una supuesta perfección en la práctica de la misma Ley. Pero Pablo enseña que la justicia de Dios “se ha manifestado” o “ha aparecido” independientemente de la Ley, es decir: las fuerzas humanas no bastan para alcanzar esa comunión y obediencia gozosa y enraizada en el amor.

* Anunciar que uno no se salva a sí mismo sino que es salvado por puro regalo de amor que nos ha dado a su Hijo: ese es el Kerigma.

La fe del sacerdote, 2 de 7, Gracia y Fe

[Retiro para el clero de la Arquidiócesis de Bucaramanga, basado en la enseñanza del apóstol San Pablo, para el Año de la Fe.]

Tema 2 de 7: Gracia y fe. Texto base: Efesios 2,8.

* Es relativamente sencilla la teología de Pablo sobre la fe: Dios nos ha dado el don de su amor en el sacrificio redentor de Cristo en la Cruz; es pura gracia. Nosotros lo recibimos por la fe.

* Pregunta: ¿Y si es tan sencillo, ¿por qué muchos no lo reciben? Respuesta: porque hay dificultades objetivas y subjetivas. Las objetivas tienen que ver con la verdad de los hechos sucedidos, incluyendo la verdad de la existencia histórica de Cristo y de su amor oblativo. Las dificultades subjetivas tienen que ver con lo que expone el mismo apóstol Pablo al comienzo de Efesios 2: el reconocimiento del pecado es lo que le hace a uno sensible al don de la gracia.

* El fariseo que cree que se le debe una paga, y el cínico que piensa que nada debe no pueden ser sensibles a la gracia. Al fariseísmo se llega por la “lógica de la transacción,” que mira sólo el propio esfuerzo. Al cinismo se llega por justificarse en lo que otros hacen, o por acumular resentimientos y esperar desquites, o por pensar que los gustos y apetitos de uno son derechos adquiridos.

* Pero el amor de Dios triunfa, y cuando triunfa hablamos de conversión. Sus caminos son múltiples pero su gracia es una y la misma.