LA GRACIA 2022/07/15 El futuro no es como una especie de destino imposible de cambiar

Para nosotros los cristianos no existe el destino porque hay algo que puede cambiar las cosas y es que Jesús cambie nuestros corazones y si Él los cambia, también nuestra vida se transforma.

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¿En qué momento es pecado preocuparse por el futuro?

Ninguna obra puede ser virtuosa si no va acompañada de las debidas circunstancias, una de las cuales es el tiempo adecuado, según estas palabras: Cada cosa tiene su tiempo y sazón (Eclo 8,6), y esto tiene aplicación no sólo a las obras externas, sino también a la solicitud interior. En efecto, todo tiempo tiene su propia solicitud; y así al verano corresponde la solicitud de la siega, y al otoño la de la vendimia. En consecuencia, quien en tiempo de siega se preocupara ya de la vendimia, sería vana solicitud por el futuro. Este tipo de solicitud lo reprueba el Señor diciendo: No os inquietéis, pues, del mañana (Mt 6,34). Y por eso añade: Porque el día de mañana ya se inquietará de sí mismo (Mt 6,34), es decir, traerá su propia preocupación suficiente para afligir nuestra alma, y termina diciendo: Bástale a cada día su afán (Mt 6,34), es decir, su penosa inquietud. (S. Th., II-II, q.55, a.7 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

No es posible ser prudente sin ser previsivo

Como hemos expuesto en otro lugar (q.47 a.1 ad 2; a.6 y 13), la prudencia trata propiamente de los medios, y es función suya principal ordenarlos de forma apropiada al fin. Si bien hay cosas necesarias para el fin que dependen de la providencia divina, de la prudencia humana, sin embargo, dependen solamente acciones contingentes que puede realizar el hombre en función del fin. Ahora bien, lo pasado se torna en cierto modo necesario, ya que es imposible la no existencia de lo que ha sucedido. De igual modo, lo presente, en cuanto tal, implica cierta necesidad, y así es necesario que Sócrates esté sentado mientras de hecho lo está. De ahí que los futuros contingentes pertenecen a la prudencia en cuanto ordenables por el hombre al fin último de la vida humana. Pero ambos elementos van implicados en la idea de previsión. En efecto, la providencia implica relación a algo distante hacia lo cual debe ordenarse cuanto suceda en el presente. Por eso la previsión es parte de la prudencia. (S. Th., II-II, q.49, a.6, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Una población envejecida, a falta de los hijos deseados

“Ahora que cualquier proyecto se presenta como reto, no podemos ignorar que si algún reto hay en España es el demográfico, porque lo condiciona todo. Actualmente, tenemos una población envejecida, con más muertes que nacimientos, y que solo se mantiene ya gracias a la inmigración, que además aporta uno de cada cinco nacidos. La natalidad sigue en horas bajas, la maternidad se retrasa y uno de cada cinco embarazos termina en aborto…”

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LA GRACIA del Viernes 26 de Agosto de 2016

¿Nos estamos preparando para el futuro?, ¿sabemos para dónde va nuestra vida, nuestra familia, la sociedad? ¡Obremos con sensatez! No nos quedemos en el momento presente.

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Un desarrollo integral y solidario

373 Una de las tareas fundamentales de los agentes de la economía internacional es la consecución de un desarrollo integral y solidario para la humanidad, es decir, « promover a todos los hombres y a todo el hombre ».764 Esta tarea requiere una concepción de la economía que garantice, a nivel internacional, la distribución equitativa de los recursos y responda a la conciencia de la interdependencia —económica, política y cultural— que ya une definitivamente a los pueblos entre sí y les hace sentirse vinculados a un único destino.765 Los problemas sociales adquieren, cada vez más, una dimensión planetaria. Ningún Estado puede por sí solo afrontarlos y resolverlos. Las actuales generaciones experimentan directamente la necesidad de la solidaridad y advierten concretamente la importancia de superar la cultura individualista.766 Se registra cada vez con mayor amplitud la exigencia de modelos de desarrollo que no prevean sólo « de elevar a todos los pueblos al nivel del que gozan hoy los países más ricos, sino de fundar sobre el trabajo solidario una vida más digna, hacer crecer efectivamente la dignidad y la creatividad de toda persona, su capacidad de responder a la propia vocación y, por tanto, a la llamada de Dios ».767

374 Un desarrollo más humano y solidario ayudará también a los mismos países ricos. Estos países « advierten a menudo una especie de extravío existencial, una incapacidad de vivir y de gozar rectamente el sentido de la vida, aun en medio de la abundancia de bienes materiales, una alienación y pérdida de la propia humanidad en muchas personas, que se sienten reducidas al papel de engranajes en el mecanismo de la producción y del consumo y no encuentran el modo de afirmar la propia dignidad de hombres, creados a imagen y semejanza de Dios ».768 Los países ricos han demostrado tener la capacidad de crear bienestar material, pero a menudo lo han hecho a costa del hombre y de las clases sociales más débiles: « No se puede ignorar que las fronteras de la riqueza y de la pobreza atraviesan en su interior las mismas sociedades tanto desarrolladas como en vías de desarrollo. Pues, al igual que existen desigualdades sociales hasta llegar a los niveles de miseria en los países ricos, también, de forma paralela, en los países menos desarrollados se ven a menudo manifestaciones de egoísmo y ostentación desconcertantes y escandalosas ».769

NOTAS para esta sección

764Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 14: AAS 59 (1967) 264.

765Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2437-2438.

766Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 13-14: AAS 92 (2000) 365-366.

767Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 29: AAS 83 (1991) 828-829; cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 40-42: AAS 59 (1967) 277-278.

768Juan Pablo II, Catequesis durante la Audiencia General del 1º de mayo de 1991, 2: L’Osservatore Romano, edición española, 3 de mayo de 1991, p. 3; cf. Id., Carta enc.Sollicitudo rei socialis, 9: AAS 80 (1988) 520-523.

769Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 14: AAS 80 (1988) 526-527.

 


Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

ESCUCHA, Construir Esperanza, 2 de 3, El cimiento

[Retiro de Adviento en la Parroquia de la Asunción, de Hackettstown, NJ.]

Tema 2 de 3: El cimiento

* Nuestra fe afirma ante todo que creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

* Cuando afirmamos que hay un solo Creador, afirmamos a la naturaleza como la casa que Dios nos ha dado. No adoramos la casa ni ignoramos al Dador. Cuidamos lo que nos ha dado sin confundirlo con el único que merece adoración y todo nuestro amor.

* Al reconocernos obra suya, encontramos la fuente primera y más firme de paz pues en la profunda aceptación de uno mismo, que finalmente es homenaje al Dios Creador, está el comienzo de toda aceptación de su plan en nuestras vidas.

* Este es el Dios que ha salido a nuestro encuentro en la Persona adorable de Jesucristo, su único Hijo, de modo que el amor del Hijo nos restaura, educa, sostiene e impulsa. nuestro futuro no es simplemente azar o resultado de fuerzas y planes humanos. Hay uno que es Señor.

* Así la fe se constituye en cimiento de la esperanza: quien reconoce a Dios como Señor suyo y Señor de la Historia sabe que, más allá de las crisis individualmente consideradas, y más allá incluso de la certeza de estar o no vivos en esta tierra, el futuro es suyo.

* Además, el amor de gratuidad que Cristo ha traído a la tierra, y que nosotros recibimos en el Don por excelencia, que es el Espíritu Santo, ese es el amor que SIEMPRE será necesario en esta tierra, más allá de los sistemas políticos, los avances tecnológicos o los planteamientos económicos. Radicados en ese amor, los cristianos nos constituimos en parte de la solución, en cualquier futuro que llegue a suceder.

Compromisos a largo plazo

“Tal y como lo explica Dan Coyle en su libro Las claves del talento, el profesor McPherson no encontró explicación para la diferencia en el progreso de aprendizaje en ninguno de los datos que había reunido. La clave no estaba ni en la sensibilidad auditiva, ni en el cociente intelectual, ni en el sentido del ritmo o la habilidad para las matemáticas, ni en el nivel de ingresos familiares… Eso le obligó a considerar un nuevo factor, una pregunta sencilla que había formulado a los niños al principio, la pregunta era ésta: ¿durante cuánto tiempo crees que tocarás tu nuevo instrumento?”

Compromisos

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Espiritualidad de la Vida Apostolica, 12 de 12

Espiritualidad de la Vida Apostólica. Retiro Espiritual con las Dominicas de la Inmaculada, en Cuenca (Ecuador).

Tema 12 de 12: Futuro.

* Son numerosas las INCERTIDUMBRES que plantea el futuro tanto inmediato como a largo plazo. Van en tres líneas: (1) Vocaciones; (2) Sostenibilidad de las obras; (3) Presiones externas (cambios en la población o en el gobierno).

* Además de las incertidumbres, hay PREGUNTAS que tensan y desestabilizan el corazón y el ambiente de comunidad. Destacan estas: (1) ¿Tiene sentido permanecer? (2) ¿Somos expresión de una vida acorde con el evangelio? (3) ¿Qué somos en comparación con el impulso y avance de los seglares/laicos?

* Estas preguntas nacen de FACTORES RECIENTES, relativamente hablando: (1) La ideología de mercado, que nos hace individualistas, materialistas, utilitarios; (2) La mentalidad de “desquite” que implica el amor al éxito y al progreso como lo presenta el mundo; (3) La llamada liberación femenina.

* Por eso hay PROPUESTAS que tienen cierta urgencia: (1) Una vida mucho más centrada en Jesucristo: pasamos demasiado tiempo pensándonos y mirándonos mutuamente; (2) Nuestro tesoro es una vida sabia, que sabe hablar de Cristo por experiencia cercana y profunda: eso no nos lo pueden quitar; (3) Necesitamos una “conversión de la mirada” para vencer la murmuración y el juzgamiento con la conciencia de que nuestros dones son distintos pero no opuestos; (4) Cada día hay que revisar nuestro interés por evangelizar a cada persona que esté en nuestro ambiente o en nuestras obras; (5) Hay que practicar el sano abandono, como personas y como comunidades, sabiendo que es el Señor el que da el querer y el obrar.

* Hay PROPUESTAS específicas para la promoción vocacional: (1) La tarea de motivar y acoger nuevas vocaciones no puede sencillamente delegarse en algunas: es labor de todas y cada una. (2) Los encuentro de promoción y el diálogo con las candidatas han de llevar muy abiertamente el sello de la cruz de amor, cruz bendita de Jesucristo: eso es darles un recurso y tesoro que no falla. (3) Es preciso invitarlas a apreciar la fecundidad de los tiempos de soledad, como encuentro con el Amado.

Deseos (02)

Para actuar bien no existe la frase “es fin de semana” – Josué Rodrigo C.

Me llena el corazón ver que tanta gente tiene entre sus objetivos ser mejor para el mundo. – Luisa L.

No seas víctima de las circunstancias; ¡crea tú mejores circunstancias, siempre! – Anónima

Lo que haces para ti, contigo muere; lo que haces por otros, es inmortal y perdurable. – Luis M. Huesca

Para enojarte necesitas una “razón”… Para sonreir solo necesitas cambiar la visión de esa “razón.” – Anónima.

Desafios para la educacion cristiana en el siglo XXI, 2 de 2

Jornada pedagógica en Guayaquil. Tema 2 de 2: Desafíos específicos para la educación cristiana.

Cinco principales retos:

(1) La postura de quienes ven la religión como un obstáculo, porque según ellos, es incompatible con la razón.

(2) La agresión de quienes ven la religión sólo como fuente de intolerancia, división, fanatismo y violencia.

(3) La persecución, abierta o soterrada de los totalitarismos, de derecha o de izquierda.

(4) La división entre los cristianos.

(5) La idea de que el cristianismo puede ser equivalente a un conjunto de “valores,” idea que roba el mensaje central del Evangelio.