Ejercicios sobre el perdón: Práctica No. 4

Cuando mi corazón está amargado

InconformeRespiro profundamente, despacio. Ojalá viendo entrar y salir el aire de mis pulmones: el que sale es oscuro, el que entra es claro.

Siento mi corazón amargado y como endurecido. Lo siento frío, mudo, inaccesible. Siento la presencia de Jesús a mi lado.

Expongo mi corazón a las caricias del sol, que es Jesús. Voy recibiendo su ternura, su suavidad como el agua cadenciosa.

Caliento mi corazón con la presencia cálida de Jesús, manso y humilde de corazón.

Alabo a Jesús y veo su rostro manso, misericordioso, veo la humildad de su corazón.

Bendigo y felicito a Jesús por ser bondadoso, humilde y siento que su calor, su dulzura, su humildad, como el sol, me va penetrando, me va llenando de su suavidad y mansedumbre.

Mi corazón se abre todavía tímidamente, vacilante, a Jesús.

Ejercicios sobre el perdón, 17

La Envidia
(Lucas 15, 25-32; 18,9-14; Mateo 20,1-16; Hechos 13,44-45; Génesis 37,1-36)

SuspicaciaLes invito a reflexionar sobre uno de los sentimientos más comunes entre hombres y mujeres, la envidia. Nos ayudaremos del evangelista Lucas, en su extraordinaria parábola del “hijo pródigo”, que tiene dos partes bien diferenciadas. Examinemos la segunda parte, a partir del v. 25, donde se nos muestra la relación del hermano mayor con el menor y con su padre. El hermano mayor al ver la alegría de su padre por el regreso del hermano, se enfureció. Un poder oscuro salió a luz desde las profundidades de su endurecido corazón: brotó la envidia. De repente apareció la persona resentida, orgullosa, severa y egoísta, que estaba escondida dentro de él, y con los años se había hecho todavía más fuerte y poderosa.

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Ejercicios sobre el perdón, 16

La Venganza

VenganzaTenemos hoy, para nuestra reflexión, un sentimiento nada gratificante, que muchas personas han escogido como la solución de su vida: la venganza. Las personas envidiosas no se dan cuenta que este sentimiento, en ves de ser una solución gratificante nos conduce a la muerte pues, como dice un proverbio chino: “El hombre que opta por la venganza debe cavar dos tumbas”. La venganza es la respuesta más fácil e inmediata a una agresión recibida, ella busca siempre el ajuste cuentas y el rencor; sin embargo, intentar compensar el propio sufrimiento atormentando al agresor, a nadie ha hecho feliz. La obsesión del revanchismo en nada contribuye a sanar las heridas del ofendido, al contrario las agrava. Limpiar esos sentimientos es el primer paso, importante y decisivo, para emprender el camino del equilibrio y punto de partida del verdadero perdón.

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Ejercicios sobre el perdón, 15

El Resentimiento

Niño dolidoVamos a reflexionar sobre otro sentimiento negativo que nos hace padecer mucho. Muchas personas sufren porque viven en permanente resentimiento: siente y sienten y vuelven a sentir, a resucitar el sentimiento negativo, la experiencia negativa que han tenido. Es el caso de muchos divorciados. Viven presos del pasado y esto hace que la vide se les estanque experimentando situaciones de ánimo invivibles. Vivir resentidos, aunque sea inconscientemente, exige mucho gasto de energía que mantiene a la persona en un estrés constante. El estrés causado por el resentimiento ataca eventualmente el sistema inmunológico, dando lugar a enfermedades tales como artritis, arteriosclerosis, enfermedades cardiovasculares, diabetes, etc. Por eso, entre las mejores estrategias de defensa contra los efectos del resentimiento se recomienda la práctica diaria del perdón.

Los sentimientos no deben gobernarnos, sino nosotros a ellos. Nuestros sentimientos positivos deben ser alimentados y desarrollados y los negativos deben ser vigilados y controlados para la construcción integral de una personalidad bien formada. Siempre existirá alguien o algo que te hará daño. Darte cuenta de que vas por la vía del resentimiento es una oportunidad para preguntarte ¿cuánto tiempo quiero seguir por este camino?, pues el amor no puede ser limpio y puro cuando el corazón esta lleno de rocas que cansan el alma. El resentimiento provoca en ti cansancio, pues nunca llegas a ningún lado, te quedas atrapado dentro del laberinto. Busca la puerta: amor o resentimiento. Debes elegir una sola salida. Víctor Emil Frankl, fundador de la Logoterapia, lo decía así: el ser humano es el que “elige”, es el que conforma su existencia… el ser humano es responsable de lo que hace, de lo que ama y de lo que sufre”.

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Ejercicios sobre el perdón, 14

El Rencor
(Mt 5, 38-39)

Rostro del rencorLes invito a reflexionar en un sentimiento muy perjudicial en nuestras relaciones, el rencor, que nos hace incapaces de perdonar. Ciertos sentimientos los Tenemos reprimidos o escondidos ciertos sentimientos desde la infancia o juventud hasta hoy. En muchas oportunidades esos sentimientos se somatizan y pueden manifestarse en forma de dolores de cabeza crónicos, problemas estomacales, dolores de espaldas, etc. Una persona decía que todos los días, a cierta hora, sentía dolor de cabeza. Se le dijo que recordara desde qué edad empezó a sufrir ese dolor y qué le aconteció en esa ocasión. Recordó que a los 7 años su padre lo había castigado injustamente. Él había mantenido desde entonces un rencor contra su padre. Ahora reconocía el posible motivo del castigo, perdonó a su padre y el dolor de cabeza desapareció, porque se liberó del rencor.

Con el avance de la tecnología el mundo ha sufrido cambios significativos, teniendo que pagar un alto precio por el desarrollo. Hemos descuidado nuestras relaciones, que se han deteriorado de tal manera que hoy ya no interesa el amor, el perdón, sino el placer, el pasarla bien, dando lugar a un crecimiento desmesurado de la indiferencia, de la violencia. Hoy estamos viviendo las consecuencias de ese desarrollo. Los cambios poco a poco han ido desmembrando la sociedad. La puesta en boga de la cultura del bienestar y la mentalidad capitalista son ejemplo de la perdida creciente de valores que hemos venido sufriendo.

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Ejercicios sobre el perdón: Práctica No. 3

PerdonándoseDe corazón a corazón

Respira suavemente. Mira el aire saliendo de ti. Mira el aire entrando en ti. Ábrete a él. Continúa respirando sin prisa. Tómate ahora un minuto para escuchar cómo suenan los latidos de tu corazón. Siéntelos bien… Ahora piensa en una persona contra la cual sientes cierto prejuicio u hostilidad… Durante un minuto trata de ver la cara real de esa persona. Imagínate cómo suenan los latidos del corazón de esa persona.

Ahora, imagínate que estás con esa persona en un lugar donde te sientes a salvo… Mírala a los ojos… Los dos se miran a los ojos… Respira profundamente, despacio… Imagina que durante al menos unos minutos los dos están dispuestos a mirarse mutuamente más allá de las apariencias… Escucha lo que esa persona te dice de sus temores… Imagínate que realmente deseas comprender y comprenderla… Dile qué temes de él y en qué es en lo que te ha ofendido. Una vez más escucha cómo suenan los latidos de tu corazón e imagina el sonido del latido de tu compañero. Respira profundamente y con serenidad.

Ejercicios sobre el perdón, 13

Listo para matar.El Odio
(1 Juan 3,15)

Continuemos nuestra reflexión sobre algunos sentimientos nocivos, pues cuando alguno de ellos está vivo en nosotros, somos incapaces de perdonar. Les propongo que reflexionemos sobre unos de esos sentimientos. Necesitamos descubrirlos en nosotros y aprender a eliminarlos de nuestra vida. Pero, necesitamos ser honestos con ellos, es decir, reconocerlos, declarar sobre ellos la verdad, sin disculparnos, sin defendernos, sin fingir. Esto nos exige manifestarlos, lanzarlos fuera de nosotros. El gran problema es que esos sentimientos y emociones, muchas veces, los mantenemos ocultos, no dejamos que se curan, perjudicando así nuestro equilibrio y nuestra capacidad de ser felices, de tener relaciones satisfactorias. Iniciaremos nuestra reflexión sobre el sentimiento más nocivo, el rey de los malos sentimientos, el odio, que si se enquista en nosotros, destruye y nos destruye, pues “quien odia a su hermanos es un asesino” (1 Jn 3,15). Anestesiar el odio, por ejemplo, el dolor o la rabia que él produce con drogas, alcohol, trabajo, etc, en vez de descargarnos y aligerarnos de él nos va destruyendo poco a poco.

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Ejercicios sobre el perdón, 12

Tablas de la LeySentimientos Negativos

Después de haber reflexionado sobre algunos sentimientos positivos, sobre la afectividad que se nos da para amar, vamos a reflexionar sobre otros sentimientos o actitudes negativas que nos impiden vivir una vida de amor, de equilibrio; que nos impiden amar a los demás y entregarles, en cambio, desamor, rechazo, resistencia. El hombre fue creado para el amor, palabra que designa cosas diferentes, carnales o espirituales, pasionales o pensadas, graves o ligeras, que construyen o que destruyen. Amamos a los padres, a los hijos, al esposo/a, a un amigo, a un compañero, a un animal, a una cosa agradable. La Biblia es testigo de de sentimientos de toda clase. Se mezclan en ellos la rectitud, el pecado. Por eso los LXX escogieron, entre tantas palabras que designan el amor, el verbo “ahab”; en griego “agapán”; que en el Nuevo Testamento vendrá a ser una palabra exclusivamente religiosa. El hombre bíblico sabe del valor de la afectividad, palabra cargada de una experiencia humana densa y concreta, aunque no ignora sus riesgos.

Dios, que es amor, ha tomado la iniciativa para entablar con el hombre un diálogo de amor y para enseñar a amar unos a otros. Dios inicia el diálogo amoroso ofreciéndole una libre adhesión a su voluntad, a través de un precepto. Adán desobedeció, pecó. Después de pecar, se escondió. Dios, como un padre lleno de amor y no sin ansiedad, lo busca: “¿Dónde estás? El hombre contestó: Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí” (Gn 3,9s). Es desconcertante y es común el miedo. En el miedo se condensan una cantidad de sentimientos negativos. Este es el primer sentimiento negativo que aparece en la Biblia.

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Ejercicios sobre el perdón, 11

Jesús acogeLa Misericordia
(Ex 32, 7-11. 13-14; Lc 10, 29-37; 1Tim 1,12-17; Lc 15,1-32)

Les invito a una reflexión sobre el corazón misericordioso del Padre. En tres maravillosas parábolas Jesús nos regala una extraordinaria descripción del corazón del Padre celestial, al tiempo que nos muestra también su propio corazón. La misericordia es la característica primordial del Señor. El tercer evangelista, escritor de una sensibilidad exquisita, nos ofrece tres retratos extraordinarios realizados por Jesús describiéndonos el modo de ser del Padre celestial. Son de tanta finura esas narraciones que Ernesto Renán llamó al evangelio de san Lucas: “El libro más bello que se ha escrito en toda la historia de la humanidad”. A través de este Evangelio y de toda la Escritura se escucha permanentemente como música de fondo la misericordia de Dios para con el hombre, para con su pueblo. En el NT sentimos una cierta conmoción al escuchar el testimonio de la misericordia de Jesucristo con los pecadores. Son preciosas y tiernas esas parábolas que nos pintan la misericordia de nuestro Dios y Señor. Entre otras, además de las tres del capítulo 15 de Lucas, las parábolas del Buen Samaritano, de la adúltera, la pecadora perdonada, Zaqueo.

Los rostros de la misericordia: Los capítulos 15 a 19 de Lucas son como el corazón del tercer evangelio. El 15 inicia con una introducción donde Jesús, invitando a los escribas y fariseos a entender su manera de ser al acoger a los pecadores y comer con ellos, nos entrega vibrante la más extraordinaria pintura del Padre y nos pone en contacto con ese corazón desbordante de ternura y misericordia. En un crescendo amoroso va comparando al Padre con una mujer (8-10), con un pastor (3-7), con un padre que nos quiere con entrañable ternura de madre (11-32). Este amor misericordioso del Padre es para todos sus hijos, especialmente los marginados, las gentes de conducta desviada, los rechazados por la sociedad, los desechables. Dios ama a sus hijos y no puede hacer otra cosa que mostrar su amor para con ellos, perdonando, comunicando amor. El retrato del Padre pintado por Jesucristo nos conmueve y nos infunde ánimos para vivir como hijos, aunque nos hayamos distanciado de nuestro Padre. En su misericordia casi es el quien nos pide perdón por no habernos dejado amar de Él.

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Ejercicios sobre el perdón, 10

PerdonarEl camino para el perdón: Les invito a iniciar esta reflexión sobre el camino del perdón, que nos lleva hasta el bienestar. Veremos cómo se crean los rencores, los odios, cómo se destruyen con el perdón y cómo podemos construir una vida de tranquilidad y confianza en los demás. Son muchos los testimonios de personas cuya vida ha cambiado dando un perdón completo. Ojalá también usted pueda aprender a perdonar para siempre.

Entregar demasiado espacio: Para caminar mejor tratemos de imaginar nuestra cabeza como una casa con una cantidad de habitaciones y lugares disponibles. Usted es el dueño y tiene total autonomía para arrendar su casa y los lugares que quiere arrendar. En cierto momento llegan inquilinos a buscar lugar en ella, son sus heridas y rencores.

Les puedes arrendar la habitación principal y construirles, además, una tina de agua caliente. Podemos ofrecerle una tarifa reducida sin término de vencimiento; o solamente arrendarles por un día. Puedes permitirle colocar sus pertenencias en todas las habitaciones de la casa o limitarlos a la pequeña habitación que queda detrás de la casa. En otras palabras: ¿cuánto tiempo gastamos pensando en nuestras aflicciones o decepciones? ¿Con qué intensidad?

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Ejercicios sobre el perdón: Práctica No. 2

ReconciliaciónAfectividad

Colócate en una posición cómoda, cierra los ojos, respira profundamente y con suavidad. Ahora imagina que estás en un lugar agradable, cómodo y seguro, advierte la paz que sientes allí. Estás muy a gusto, en calma y en completa relajación. Inspira, y siente cómo te invade una tranquila fuerza.

Ahora piensa en una persona que te provoque algún resentimiento, puede ser del pasado o alguien a quien ves cada día. Forma su imagen en tu mente. Inspira y siente tu fuerza interior. Al dejar salir el aire, salen con él el temor y la inquietud. Ahora invita a esa persona a que venga a ese lugar seguro en el que estás. Inspira y siente la integridad que hay dentro de tu ser, permítete mirar a esa persona.

Comienza a comunicarte con esa persona, a manifestarle los pensamientos y sentimientos que hasta ahora has tenido callados. Con valor y buena disposición, cuéntale la verdad de tu experiencia. Ahora escucha lo que esa persona te dice. Centra toda tu atención en atender a sus palabras y a los sentimientos que tal vez hay detrás de ellas. Sin prejuicios y con paciencia, escucha. Escucha todo lo que tenga que decir, pon atención a la verdad que se esconde detrás de sus palabras. Deja de lado toda acusación, toda crítica, deja de lado el orgullo que se aferra al resentimiento. Inspira hondo y siente la integridad que llevas dentro de tu ser.

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Ejercicios sobre el perdón, 9

Mujer en dudaDos Sentimientos Opuestos

La afectividad, fundamento y eje central de toda vida psíquica, alimenta de energía a las demás facultades humanas. Somos afectivos y respondemos afectivamente en todo el contexto de nuestra existencia. El hombre y la mujer necesitamos amar y ser amados. Durante las veinticuatro horas del día vivimos la afectividad, clave para las relaciones con las demás personas y con el mundo circundante, a través de sentimientos de gozo, de experiencias fundantes de Dios; de rechazo, tristeza, agresividad, etc. En la práctica cada uno de nosotros vive lo afectivo como algo que provoca una sensación agradable o desagradable, buena o mala; desde movimientos de amor, satisfacción, alegría, odio, rabia, cólera. Con base en estos sentimientos, decide qué actitud tomar. Es ella el elemento decisivo para el desarrollo y maduración de la persona. Del feliz desempeño de nuestra afectividad depende, en buena medida, la realización vital y la felicidad personal. Procurar un clima de equilibrio afectivo promueve la madurez de la persona.

Manifestamos nuestra afectividad con diferentes vivencias emotivas: amor y odio, deseo y miedo, simpatía y antipatía, alegría y tristeza. Estos movimientos surgen espontáneamente, sin que los controlemos, a partir de un estímulo o de la propuesta de un bien o de un mal concreto, de algo positivo o negativo. El bien o el mal actúan como motor y suscitan continuamente en el hombre atracción o repulsión, con sus variedades extremas y con sus consecuencias, que son breves o duraderas.

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Unicidad

Bebé y florCuando se piensa en aquello que nos hace únicos desde el punto de vista biológico quizás la primera idea que viene a la mente son las huellas digitales. Los microsurcos de la punta de nuestros dedos no se repiten de una persona a otra y por ello pueden usarse como un medio de identificación. El iris, con sus líneas, trazos, puntos y colores parece ser único también, lo mismo que la dentadura, y seguramente hay otras partes del cuerpo, o proporciones entre partes del cuerpo, que pueden usarse para decidir si alguien es alguien.

Esta labor de identificación parece que puede automatizarse hasta niveles que interfieren con la deseada privacidad de los ciudadanos. Un sistema de cámaras de televisión no puede captar huellas digitales ni el iris de la gente pero nuevas tecnologías pueden, por ejemplo, analizar las proporciones de los rasgos de la cara: por decir algo, lo que va entre los ojos, la punta de la nariz y la barbilla. Un programa de computador puede encontrar caras en un video de circuito cerrado de TV y en ellas hacer el análisis de esa clase de proporciones. Cada vez que en una escena aparecen las proporciones conocidas de alguien–quizás un criminal, quizás un enemigo político–el programa guarda una foto de la escena y la hora en que esa persona estuvo allí. Sin duda el sistema requiere mejoras pero es algo que en principio puede hacerse.
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Ejercicios sobre el perdón, 8

Mujer reflexionandoLa Afectividad
(Sabiduría 1, 2-3; Lc 2,49)

Para poder hacernos una idea sobre lo que implica el perdón, necesitamos reflexionar sobre una serie de sentimientos, producto de nuestra afectividad como personas. En efecto, toda persona ama y odia, se alegra y se entristece, se entusiasma ante determinados trabajos, cosas o personas, aprecia el arte y lo que es bueno. Ante ciertas experiencias o acontecimientos todos podemos sentir indiferencia, miedo, desesperación, coraje, odio, tristeza. La afectividad, motor de nuestra vida, nos impulsa a entusiasmarnos o a desanimarnos con ciertas personas o actividades. Por ser afectivos, tenemos capacidad de experimentar sentimientos y emociones. Les invito, por tanto, a elegir unos sentimientos más sobresalientes e iniciar sobre ellos una reflexión, que ustedes pueden enriquecer.

Hasta hace muy poco tiempo había prejuicios contra todo lo que tuviera relación con las emociones y sentimientos, por ser algo subjetivo. Hoy, en psicología industrial se atiende no solo a la parte racional sino a la afectiva de las personas, y hasta se habla de “trabajar con el corazón”. Se hacen sesiones de entrenamiento sobre “competencia emocional” para poder lograr un equilibrio en la persona. A partir de los años 90, las empresas están explorando el campo de las emociones. Las destrezas técnicas e intelectuales representan, apenas, una parte de la fórmula para el éxito de sus empleados; la otra, depende de la habilidades para entender y manejar las propias emociones y sentimientos. De ahí la importancia de ser diestros en el manejo de nuestros sentimientos y emociones. En la compañía American Espress se realizó la siguiente prueba: eligieron una docena de personas, entrenándolas por doce horas en el manejo de sus emociones; a otras doce las eligieron como grupo de control y no les ofrecieron ningún entrenamiento. Al final del estudio, casi el 90% de quienes recibieron entrenamiento habían mejorado su desempeño en comparación con el grupo de control. Los resultados, a pesar de lo pequeño de la muestra, sugieren que un programa dirigido a mejorar destrezas emocionales puede representar un impacto importante en un balance final. Lo anterior nos habla de la importancia, en nuestra vida de relación con Dios y los hermanos, de atender mejor nuestra vida afectiva y no solo saber controlar sino manejar los sentimientos negativos que se han multiplicado hoy en nuestra vida.

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Ejercicios sobre el perdón, 7

HuracanRepresión de los Sentimientos

Les invito a emprender una reflexión sobre el fenómeno de la represión o no expresión de nuestros sentimientos, por el mal que esto significa para nuestra salud psicológica, espiritual y hasta biológica. Por el contrario cómo se vive bien de salud cuando se comparte toda la verdad acerca de sí mismo y de los propios sentimientos. No expresar los sentimientos enferma hasta orgánicamente a la persona. Ocultando o negando nuestros sentimientos y emociones estamos perjudicando nuestra capacidad de ser felices, de tener relaciones saludables y satisfactorias. Esto parece evidente, pero en la vida diaria no es tan fácil de realizar. Hay muchos sentimientos que no expresamos porque nos avergonzamos, porque las normas de educación no lo permiten, etc. Pero es muy importante que expresemos la verdad sobre nosotros mismos al menos a una sola persona, pero que nos expresemos. Nadie nos pide que pongamos nuestra vida de par en par a todo el mundo. Normalmente vamos enmascarando la verdad para ocultarnos a nosotros mismos y a los demás. Pero, cuando expresamos lo que sentimos estamos disolviendo la tensión emocional y enriqueciéndonos en nuestra relación con los demás.

El fenómeno de la represión: Cuando una persona no expresa la verdad de lo que siente, por temor, por vergüenza, por el motivo que sea, está reprimiendo sus sentimientos. La represión es un mecanismo de seguridad que se ha desarrollado a lo largo de los años. La persona que reprime sus sentimientos aprende a ocultarlos y confía en que acaben por desaparecer. Poco a poco y con el paso de los años, la persona que reprime sus sentimientos se va convirtiendo en una persona extraña para sí misma. La persona empieza a pasar todo lo que siente más por su cabeza que por su corazón. Pierde el equilibrio que tiene que tener la cabeza y el corazón. .

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Ejercicios sobre el perdón, 6

LágrimasExpresión de los Sentimientos

Les invito a continuar reflexionando sobre los sentimientos, tema fundamental en la vida del hombre. Los sentimientos forman la trama de nuestra vida como seres humanos. Pienso que fue muy fuerte la influencia de la filosofía que nos convenció que el hombre es un animal racional y como tal, es gobernado por la razón en todos sus actos. Pero se olvidó, y hoy las ciencias del hombre lo están recordando e insisten en, que el hombre es un ser relacional, lleno de sentimientos que no pueden ser ignorados, por el papel tan importante que desempeñan en nuestra vida y de manera especial en nuestras relaciones. Como cristianos debemos dejarnos mover por la compasión y llenarnos de ternura; debemos agitarnos de ira, batallar con la impaciencia y cultivar la alegría; debemos anhelar y desear, sentir dolor y llorar; debemos saber lo que es amar a Dios y al hermano. Reflexionaremos sobre una serie de sentimientos que nos llevan a crear relaciones difíciles con las demás personas, si no las superamos con el perdón.

Jesús y las emociones humanas

No podemos convertir a Jesús que conoció el sentimiento humano, en un salvador estoico. No debemos minimizar los relatos de sus expresiones emocionales buscando una excusa para nuestra evasión emocional. Los relatos sobre Jesús nos muestran que El tenía una capacidad de sentir profundamente y que podía expresar sus sentimientos con una libertad exenta de vergüenza y de turbación. Su encuentro con su amigo Lázaro, con la madre del hijo muerto y que resucitó, con los fariseos, a quienes llamó sepulcros blanqueados, con algunas mujeres, etc. Se puede sentir en sus palabras el anhelo y el ansia que mueve cada músculo de su cuerpo. Conoció el dolor y la desilusión del rechazo, la angustia de la tristeza, se estremeció hasta las lágrimas. Se dejó agitar de ira, luchó contra la impaciencia y cultivó momentos de alegría y emoción. Expresó compasión y su rostro se dulcificó con la ternura. Supo lo que es amar, lo que es la amistad y la traición. Los evangelios presentan a Jesús con un dominio absoluto sobre sus emociones y sentimientos, los cuales nunca fueron un obstáculo en su camino hacia el Padre y en la realización de su misión, sino una ayuda más preciosa para realizar su camino acá en la tierra.

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