Una homilía para el Domingo No. 32 durante el Tiempo Ordinario, en el Ciclo B.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Una homilía para el Domingo No. 32 durante el Tiempo Ordinario, en el Ciclo B.
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Una homilía para el Jueves de la Semana No. 15, durante el tiempo ordinario, en los años impares.
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Una frase muy sencilla, que impactó mi mente, ya desde niño, contiene todo un programa de vida espiritual.
Una predicación para SANCTUS y para todos los que quieren tomar su fe en serio. Desde el paraíso del que salieron Adán y Eva hasta el paraíso al que fue invitado el ladrón arrepentido, junto a Cristo en la Cruz, hay un camino que es el camino de la fe, la conversión y la santidad.
A veces pensamos que la frontera de la fe consiste en si uno tiene estudios o no, o si uno es hombre o mujer, o si uno es joven o viejo. En realidad, la frontera está en una elección: ¿seguimos la mentalidad del paganismo sí o no? El paganismo queda aquí descrito como una absolutización del presente, por una mezcla de orgullo, ignorancia y miedo, que lleva a negar los errores del pasado y a llevar una vida que en el fondo carece de esperanza.
Resumen del curso: Una serie de predicaciones sobre el mensaje de la Sagrada Escritura aplicado a nuestro tiempo y nuestro mundo. Material acompañante aquí. Tema 5: Gracia, fe y misericordia
El Cristo glorificado es el Dador del Espíritu. A precio de la “gloria de Cristo” recibimos el Don del Espíritu (cf. Juan 7). Y Cristo es “levantado” cuando es llevado a la Cruz, cuando sale del sepulcro y cuando entra en los Cielos con nuestra Humanidad para siempre presente en su carne. El Espíritu Santo es regalo para nosotros: no nos cuesta a nosotros pero sí le costó a Cristo. Gracias a Cristo participamos ahora de la vida divina, ya desde esta tierra y para siempre en la eternidad.
La conversión de san Pablo no consistió en dejar unos vicios sino en dejar todo un proyecto de vida, típico del fariseísmo, que pretendía atraer el Reinado de Dios a través del esfuerzo de nuestra voluntad por ser buenos. Pablo descubre que sucede al revés: no nos hacemos buenos para recibir a Dios sino que al recibirlo Él con su bondad nos transforma. Dios que se dona, Dios que se da como “gracia”: tal es la comprensión primera del Espíritu Santo en los escritos del gran apóstol.
En el tiempo en que vivimos se presentan las religiones como equivalentes, o como si diera lo mismo creer o no creer porque se piensa que todo ello es un asunto “privado.” El centro de nuestra fe afirma que Cristo viene a resolver en realidad un problema fundamental: no es que uno ignore qué es lo bueno y lo malo, sino que carece de la fuerza interior para buscar y realizar el bien que conoce y desea.