Mente pagana y mente cristiana en San Pablo

A veces pensamos que la frontera de la fe consiste en si uno tiene estudios o no, o si uno es hombre o mujer, o si uno es joven o viejo. En realidad, la frontera está en una elección: ¿seguimos la mentalidad del paganismo sí o no? El paganismo queda aquí descrito como una absolutización del presente, por una mezcla de orgullo, ignorancia y miedo, que lleva a negar los errores del pasado y a llevar una vida que en el fondo carece de esperanza.

Accion del Espiritu Santo en Aquel que Cree

El Cristo glorificado es el Dador del Espíritu. A precio de la “gloria de Cristo” recibimos el Don del Espíritu (cf. Juan 7). Y Cristo es “levantado” cuando es llevado a la Cruz, cuando sale del sepulcro y cuando entra en los Cielos con nuestra Humanidad para siempre presente en su carne. El Espíritu Santo es regalo para nosotros: no nos cuesta a nosotros pero sí le costó a Cristo. Gracias a Cristo participamos ahora de la vida divina, ya desde esta tierra y para siempre en la eternidad.

Preparando Pentecostes en la Escuela de San Pablo

La conversión de san Pablo no consistió en dejar unos vicios sino en dejar todo un proyecto de vida, típico del fariseísmo, que pretendía atraer el Reinado de Dios a través del esfuerzo de nuestra voluntad por ser buenos. Pablo descubre que sucede al revés: no nos hacemos buenos para recibir a Dios sino que al recibirlo Él con su bondad nos transforma. Dios que se dona, Dios que se da como “gracia”: tal es la comprensión primera del Espíritu Santo en los escritos del gran apóstol.

¿Qué trae Jesús, que nadie más trae?

En el tiempo en que vivimos se presentan las religiones como equivalentes, o como si diera lo mismo creer o no creer porque se piensa que todo ello es un asunto “privado.” El centro de nuestra fe afirma que Cristo viene a resolver en realidad un problema fundamental: no es que uno ignore qué es lo bueno y lo malo, sino que carece de la fuerza interior para buscar y realizar el bien que conoce y desea.