La Obediencia de la Fe

La revelación hay que recibirla con fe

5. Cuando Dios revela hay que prestarle “la obediencia de la fe”, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad”, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por El. Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que proviene y ayuda, a los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad”. Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones.

Las verdades reveladas

6. Mediante la revelación divina quiso Dios manifestarse a Sí mismo y los eternos decretos de su voluntad acerca de la salvación de los hombres, “para comunicarles los bienes divinos, que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana”.

Confiesa el Santo Concilio “que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón humana, partiendo de las criaturas”; pero enseña que hay que atribuir a Su revelación “el que todo lo divino que por su naturaleza no sea inaccesible a la razón humana lo pueden conocer todos fácilmente, con certeza y sin error alguno, incluso en la condición presente del género humano.”

[Constitución Dei Verbum, nn. 5-6, del Concilio Vaticano II]

Renueva tu Fe, Renueva tu Amor (4 de 7)

Retiro de los frailes del Convento de Chiquinquirá, versión 2009: Un Dios Dialogal. Tema 4 de 7: ¿Nos cambiaron el Evangelio en Nicea?/em>: Respuesta a multitud de objeciones sobre el proceder y la vida de la Iglesia en aquel definitivo siglo IV.

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Mente pagana y mente cristiana en San Pablo

A veces pensamos que la frontera de la fe consiste en si uno tiene estudios o no, o si uno es hombre o mujer, o si uno es joven o viejo. En realidad, la frontera está en una elección: ¿seguimos la mentalidad del paganismo sí o no? El paganismo queda aquí descrito como una absolutización del presente, por una mezcla de orgullo, ignorancia y miedo, que lleva a negar los errores del pasado y a llevar una vida que en el fondo carece de esperanza.

Accion del Espiritu Santo en Aquel que Cree

El Cristo glorificado es el Dador del Espíritu. A precio de la “gloria de Cristo” recibimos el Don del Espíritu (cf. Juan 7). Y Cristo es “levantado” cuando es llevado a la Cruz, cuando sale del sepulcro y cuando entra en los Cielos con nuestra Humanidad para siempre presente en su carne. El Espíritu Santo es regalo para nosotros: no nos cuesta a nosotros pero sí le costó a Cristo. Gracias a Cristo participamos ahora de la vida divina, ya desde esta tierra y para siempre en la eternidad.