Doce mensajes sobre la FE

Doce mensajes sobre #LaFe para que mejor agradezcas la fe que tienes y más anheles la que te hace falta!

  1. Llegar a la fe es tocar ya la eternidad.
  2. Pero la eternidad no tiene ningún atractivo para el ateo: sólo puede verla como duración ilimitada y puro aburrimiento.
  3. Sin el horizonte de lo definitivo, lo transitorio se disuelve en frivolidad e insignificancia. Sin fe, eso solo es la vida humana.
  4. Y así el ateo no puede amar ni la fugacidad de lo transitorio ni el tedio de lo eterno. Así ponga cara dura, ¿comprendes su drama?
  5. Sin fe se puede sobrevivir un tiempo. Pero es que uno puede sobrevivir por años sin saber qué es o qué era la vida.
  6. Una cultura que objetivamente entrega menos fe a la nueva generación comete una injustica grave contra ella.
  7. La paradoja más hermosa es que tantos ateos se digan felices sin Dios mientras Dios pareciera necesitar de ellos para ser feliz.
  8. El diablo sabe que se siente gran dolor al perder la fe; por eso disfraza la tragedia como cambio a una nueva fe o “espiritualidad.”
  9. Para empezar a creer, algunos primero necesitaban descubrir que sólo creían que creían.
  10. Hay quien se convierte y cree que con ello adquiere el derecho de convertir a los demás.
  11. Parte de la fe puede entenderse como la completa seguridad de que uno, visto en sí mismo, no es de fiar.
  12. Y parte de la fe es descubrir que lo mejor de uno no viene de uno mismo ni es sólo para uno mismo.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 05 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

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Tema 5 de 12: De camino por el desierto, entre Egipto y Canaán

* ¿En qué consistía el “clamor” de los israelitas en Egipto? Dadas las condiciones de la época, ¿era particularmente mala su situación? Hay señales de que no era así. Evidencia arqueológica muestra que los constructores de las pirámides no llevaban una vida que pudiera considerarse miserable. Además, en la Biblia misma se deja ver que los egipcios proporcionaban a los israelitas la materia prima para la elaboración de los adobes, con lo cual queda claro que éstos no eran el último peldaño en la escala social. Su situación no era de abyecta esclavitud y por consiguiente no debe leerse la epopeya del Éxodo simplemente como una historia de recuperación de la dignidad humana. El problema era otro.

* Por un lado, el faraón era presentado ante todos como un ser de estirpe divina, al punto de no poder engendrar descendencia de alguien que no fuera de su familia (incesto obligatorio). Por otra parte, esa mitología de divinización llegaba al punto de pretender disponer de vidas humanas. En concreto, el faraón intenta suprimir toda una generación de bebés varones para forzar, en un futuro cercano, el mestizaje. A esas pretensiones vienen a contestar las “plagas” con las que Dios le está diciendo finalmente: “Tú no eres dios, faraón.”

* La condición de los israelitas no era entonces propiamente miserable. Más que sus cuerpos era la fe de Abraham, de Isaac y de Jacob la que estaba en riesgo. De hecho, faraón, con gran inteligencia práctica, mantenía a los israelitas relativamente contentos, y esto lo sabemos por la nostalgia que tendrán muchas veces en el desierto, recordando cómo en Egipto tenían comida sabrosa y abundante. Puede decirse que faraón los había degradado a la categoría de “esclavos felices” que gustan de besar sus cadenas.

* Así siguen haciendo los faraones de nuestro tiempo. Es cosa muy importante para nuestros gobiernos que todos, y especialmente los más jóvenes, estén aturdidos en un torrente de placeres e intereses bajos y egoístas, de modo que su mente intoxicada no sepa ni pueda descubrir lo que se trama con ellos ni cómo se les usa miserablemente. Su mirada está muerta, su alegría está ausente pero no tolerarían que les quitaran los placeres inmediatos a que los ha acostumbrado el sistema. Y sin embargo, vacíos interiormente, llevan un gemido profundo, un lamento de frustración e impotencia. Algo así fue el “clamor” al que aludió Dios cuando le habló a Moisés desde la zarza.

* Todo eso significa que el pueblo sale de Egipto sin celebrar por cuenta propia su liberación, que es liberación ante todo de la esclavitud a los varios ídolos y a la figura misma del faraón. El corazón israelita sigue secuestrado en la vida predecible y cómoda junto a las grandes olla de carne y cebolla.

* Canaán, por su parte, les ofrece la perspectiva de satisfacer grandes anhelos humanos: seguridad, prosperidad y fecundidad, pero a través de un culto idolátrico. En concreto, a través de ceremonias que tratan al sexo y a la muerte como realidades mágicas, al modo de pactos que aseguran ese futuro anhelado.

* El camino del desierto será por consiguiente como una gigantesca catarsis que por una parte quiere dejar atrás, en el olvido, las oscuras estrategias del faraón, y y que por otra parte quiere presentar ante esos anhelos del corazón humano la certeza única de una respuesta en el Dios de la alianza. No es tarea fácil, y en buena parte tendrá que estrellarse con la “dura cerviz” del pueblo elegido.

La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 03 de 12

[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa FranciscoRetiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]

Tema 3 de 12: Fundamento primero de la relación entre fe y pobreza

* Se necesitan mutuamente la fe y la pobreza evangélica:

(1) Faltando el espíritu de pobreza se impone la avidez. Llegan pronto la codicia, el afán de placeres, la comodidad, el egoísmo, la necesidad continua de exaltar y mimar el yo. Es ambiente que hace improbable e inoperante la fe.

(2) Faltando la fe, la pobreza se ve como simple carencia y sólo queda la ley del socialismo (sembrar odio para nivelar por la fuerza a la sociedad bajo el mando despótico de unos auto-denominados representantes del pueblo), o la ley del capitalismo salvaje (todo tiene precio, empezando por la vida humana misma).

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* Puentes de principal interés entre fe y pobreza:

(1) La confianza. Es propia de la pobreza evangélica porque “pobre” de verdad es aquel que ha puesto su esperanza en Dios y no en las fuerzas o recursos de este mundo. Es además tan propia de la fe que prácticamente la define, en cuanto actitud existencial.

(2) La verdad. En cuanto a la pobreza el despojo de lo que nos sobra nos conduce a la autenticidad y nos educa en dirección a lo esencial. La acumulación, en cambio, nos hace vanos, caprichosos, esclavos del momento y la apariencia. En cuanto a la fe, sólo la aspiración consecuente a la verdad nos abre al misterio fundante de toda realidad, que no es otro sino Dios mismo.

(3) El seguimiento de Cristo. Pedro se define a sí mismo y a los demás llamados por el Señor como aquellos que “lo han dejado todo” (pobreza evangélica). A la vez, el “sígueme” de Cristo es un acto supremo de confianza total en él, y por tanto, una verdadera obra de fe.

* La dinámica, pues, de nuestro retiro queda así configurada: desprenderse (pobreza) para prenderse de Cristo (fe).

Firmes en la Fe, 1 de 3

[Predicación a los Misioneros de Jesús,en Guatemala. Abril de 2013.]

* Cuando Cristo dice que la verdad nos hará libres está haciendo una promesa de liberación. Mas no debemos entender la liberación sólo para los casos de opresión o posesión diabólica. Si el pecado o el engaño aún tienen poder en nuestra vida quiere decir que en esa misma media necesitamos ser liberados.

* A menudo nuestros engaños tienen que ver con la medida incorrecta.

* Por ejemplo: es tentación frecuente en los hombres sentir que su trabajo es rutinario y carente de significado. Su autoestima es baja y se consideran como basura. De ese extremo pasamos al contrario: con un lenguaje agresivo, dominante e intransigente, ese mismo hombre se impone con arrogancia a su esposa o a sus hijos. Ese juego de extremos es estrategia muy usada por el demonio para debilitarnos y finalmente vencernos.

* Algo parecido, otro juego de extremos, acecha con frecuencia a las mujeres, cuando pasan de la idea de que no pueden gustar a nadie a la sensación embriagante de atraer la atención y el deseo, sobre todo cuando exhiben su cuerpo. Pero después de exhibirse es inevitable descubrir que esos ojos miran con desprecio, compasión o lujuria. Saber eso hunde en un nuevo ciclo de soledad, de vuelta al primer extremo.

* Hay un tercer “juego de extremos” que nos ataca a todos, y que quizás es el más perverso: vivir en la inconsciencia para luego mirar en la desesperación. Dice Santa Catalina de Siena que el demonio quiere mantenernos vendados en vida para arrancamos la vendrá justo a la hora de la muerte, de modo que pasemos de vivir como si no existiera la justicia de Dios a morir como si no existiera la misericordia de Dios.

* De todos esos y muchos otros engaños hemos de ser liberados, y para eso ha venido Cristo como nuestra única y preciosa verdad.

ESCUCHA, Nacer y renacer en la fe

[Predicación en la parroquia de San Pedro y San Pablo, de San José Villanueva, Guatemala, en Abril de 2013.]

* Para responder a la pregunta, siempre importante: ¿Cómo crecer en la fe?, a veces es provechoso preguntarse qué clase de cosas hacen que perdamos o disminuyamos la fe. La historia de algo que sucedió en una antigua población de Asia sirve de buena ilustración.

* Una terrible hambruna llegó a la ciudad de Samarcanda, y aunque el líder de la región, el príncipe Ismael, envió algo de alimento, la gente en el pueblo sintió que era demasiado poco para el número de necesitados. El alcalde Mustafá dispuso además que un contingente de soldados bien armados debían mantener a la multitud hambrienta a suficiente distancia de los alimentos, y también ordenó que fueron provistos en primer lugar las familias relacionadas con el gobierno de la ciudad, es decir, la gente más rica y poderosa. Todos estos hechos y decisiones llevaron a la gente a una sensación de desolación y desprotección: su fe y su esperanza se apagaban rápidamente.

* De ese relato es posible extraer las cosas que apagan la fe: (1) Sentir que nuestros problemas son demasiado grandes, y que ya no hay solución. (2) Pensar que lo que Dios o la oración puedan hacer será muy poco, o que ya es demasiado tarde, o que en realidad uno no merece que le llegue nada. (3) Tener la idea de que si Dios al fin sí da algo valioso y oportuno, será sólo para otras personas, por ejemplo: la gente buena, con instrucción en la fe, o que siempre ha estado cercana a la Iglesia. (4) Tener suspicacia de los planes o la manera como Dios da las cosas, y optar por excluirse uno mismo por no hacerse ilusiones.

* Pero la manera como Cristo habla, y sobre todo actúa, lleva una lógica distinta. Su estilo queda bien plasmado en las Bienaventuranzas (Mateo 5). Cristo es el Dios cercano que derriba nuestros prejuicios, que no se deja detener por el asco, la simple costumbre, la conveniencia, o el pasado que haya tenido una persona. Su actitud es refrescante y liberadora y despierta la alegría que sólo se siente ante una auténtica sorpresa de amor. Así se cumple que en el renace nuestra fe.

Josue y su familia, 1 de 3, El Dios Verdadero

[Predicación para la comunidad hispana de la Parroquia de Santa Margarita de Escocia, en Morristown, NJ, Marzo de 2013.]

* Muchos hebreos salieron de Egipto hacia el desierto; y muchos hebreos llegaron del desierto a la tierra de Canaán, la tierra prometida. Pero los que salieron no fueron los mismos que llegaron. Ni siquiera Moisés pudo completar el camino. Sólo hubo un hombre que tuvo ese privilegio: conoció la esclavitud de Egipto, la dureza del desierto y las seducciones y engaños de Canaán.

* Josué tiene entonces una posición de privilegio para distinguir al Dios verdadero, el de la Alianza, de los muchos dioses falsos. Cuando Josué dice: “Yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24,15), ¡él sabe de qué está hablando!

* En hebreo Josué y Jesús se escriben de la misma manera. Su nombre significa: “El Señor salva.” Por eso resulta natural comparar lo que hizo Josué, llevando al pueblo a la tierra prometida, y lo que hizo Jesús, conduciéndonos a la gloria del Cielo.